Gracia y Paz para todos mis hermanos en la obra de
Dios Padre y de su Hijo Jesucristo, el cordero inmolado que hoy se encuentra
sentado a la diestra de su Padre, y que al sonar de la séptima trompeta vendrá
a juzgar a este mundo y su maldad.
En la palabra de Dios, encontramos un maravilloso
libro cuyo nombre significa Revelación.
Este maravilloso libro que conocemos como el
Apocalipsis, es un libro que todos los creyentes necesitamos conocer y estudiar
con mucha seriedad y con mucha reverencia.
Apocalipsis, nos llenará de bendiciones, solo a aquellas personas que lo pongan en
práctica.
Quisiera que en este momento incline su cabeza y
pídale en oración al Señor Todopoderoso sabiduría para que nos siga bendiciendo
y nos ayude grandemente en esta tarea propuesta.
Nosotros
como hijos de Dios no podemos vivir una vida llena de excusas.
Siempre que vayamos a realizar
cualquier función evangelistica, o llevarle una ofrenda o cualquier cosa a la
casa de Dios, lo debemos hacer con amor y gozo.
Porque una ofrenda presentada al
Señor, nuestro Dios, con excusa, es una ofrenda que no le agradará.
Debemos reconocer delante de Dios, lo insuficiente que somos y la necesidad
que tenemos de la iluminación de su Poder de lo
Alto, “su
Espíritu Santo”, para poder comprender la palabra INSPIRADA
y REVELADA para
nosotros, en beneficio de nuestro crecimiento espiritual.
Es decir, que todos aquellos que nos
proponemos al estudio de este libro, debemos hacerlo con nuestra mente, corazón
y voluntad para que el objetivo de Dios sea cumplido en nosotros.
Cuando empezamos a leer el primer
versículo observamos que el Apóstol Juan se preocupa por establecer el origen
de la revelación de que él ha sido objeto.
Así mismo nos declara la cadena de
transmisión que Dios usó para la misma.
Veamos
el texto para saber lo que quiere expresar:
Apocalipsis 1:3 Dios bendice al que lee a la
iglesia las palabras de esta profecía y bendice
a todos los que escuchan el mensaje y obedecen lo que dice, porque el tiempo
está cerca.
El Apóstol Juan va a ser el único
elemento humano que participará en descorrer el velo de aquello que hasta ese
momento, conocía solamente nuestro Padre Celestial Jehová, el Todopoderoso.
Está claro que el proceso de
transmisión comienza directamente con nuestro Dios Padre, el Todopoderoso, y luego
continúa con el esquema que presentamos a continuación:
-Dios Padre Jehová, (El Todopoderoso).
-Jesús (el Hijo de Dios.) (El cordero
inmolado).
- Su Ángel (Mensajeros)
- Juan – (El Profeta o Siervo
elegido).
-Nosotros. (Su remanente)
De esta manera vemos cómo podemos
asegurar que la revelación tiene origen Divino y que Juan ha sido el primer
testigo presencial de la misma.
PARTICIPANTES EN LA TRANSMISIÓN
Todos
sabemos que toda revelación proviene directamente de parte de Dios, El
Todopoderoso.
Pues tomando en cuenta la
definición teológica de lo que es revelación, podemos asegurar sin equivocación
que Dios es el origen de todo lo desconocido.
Deuteronomio 29:29 »El SEÑOR
nuestro Dios tiene secretos que nadie conoce. No se nos pedirá cuenta de ellos.
Sin embargo, nosotros y nuestros hijos somos responsables por siempre de todo
lo que se nos ha revelado, a fin de que obedezcamos todas las condiciones de estas
instrucciones.
Podemos definir la revelación como
el acto sobrenatural de Dios de comunicar al hombre, por su propia iniciativa y
operación, cosas que de otro modo el hombre no podría nunca saber.
Por otro lado, siguiendo el plan de
Dios Padre, tenemos que declarar que en segundo término hallamos a su Hijo
Jesús, quien en su humanidad no conocía las cosas que solo pertenece al Padre,
como el mismo Jesús lo dice en Marcos 13.
Marcos 13:30-33 Les digo la verdad,
no pasará esta generación* hasta que todas estas cosas sucedan. (31) El cielo y
la tierra desaparecerán, pero mis palabras no desaparecerán jamás. (32) »Sin
embargo, nadie sabe el día ni la hora en que sucederán esas cosas, ni siquiera
los ángeles en el cielo ni el propio Hijo. Sólo el Padre lo sabe. (33) Y, ya
que ustedes tampoco saben cuándo llegará ese tiempo, ¡manténganse en
guardia! ¡Estén alerta!*
Luego de que la revelación sale de
Dios, esta llega a Jesús (el Hijo de Dios) y luego es dada a un ángel consiervo
de Juan como vemos que dice Apocalipsis
22.
Apocalipsis 22:7-9 «Miren, ¡yo
vengo pronto! Benditos son los que obedecen las palabras de la profecía que
están escritas en este libro*». (8) Yo, Juan, soy el que vio y oyó todas
estas cosas. Cuando las oí y las vi, me postré para adorar a los pies del ángel
que me las mostró. (9) Pero él dijo: «No, no me adores a mí. Yo soy un
siervo de Dios tal como tú y tus hermanos los profetas, al igual que todos los
que obedecen lo que está escrito en este libro. ¡Adora sólo a Dios!».
Posiblemente este Ángel, pudo haber
sido Miguel,
Sariel, Rafael o Gabriel, quienes
durante toda la historia bíblica permanecen siendo mensajeros de Dios.
El libro de Enoc dice en Enoc 9:4-5
Enoc
9:4-5 Y
Rafael, Miguel, Sariel y Gabriel dijeron al Señor del mundo: "Tú eres
nuestro gran Señor, el Señor del mundo, el Dios de dioses, el Señor de señores
y el Rey de reyes; los cielos son el trono de tu gloria por todas las
generaciones que existen desde siempre; toda la tierra es el escabel ante ti
para siempre, y tu nombre es grande, santo y bendito por toda la eternidad. (5)
"Eres tú quien todo lo ha creado y en ti reside el poder sobre todas las
cosas; todo es descubierto en toda su desnudez ante ti; tú lo ves todo y nada
se te puede esconder.
Luego vemos que este mensaje
Divino, pasa de la mano del Ángel, a Juan, el Apóstol amado, el instrumento
humano que hará llegar o que mostrará este mensaje a los demás creyentes que
sirven a Dios verdaderamente.
Y
que además es una obligación de los siervos de Dios, mostrársela a la iglesia.
Iglesia
que no profundice en este libro del Apocalipsis, es una iglesia MUERTA.
Como lo es en estos momentos la IBR
, ICR e IP.
Que no habla sobre el apocalipsis y
prohíbe a sus miembros profundizar en dicho libro, el cual es una revelación de
Dios y que al mismo tiempo destruye toda herejía satánica creada por el hombre
actual.
Como
podemos notar en este mismo versículo, Dios declara el contenido general de lo
que vamos a conocer de este libro.
Notemos
como dice el texto: “...Las cosas que deben suceder pronto”.
Así se plantea en 2Pedro 3:8-13;
Apocalipsis 1:3; 3:11; 22:6, 7, 10, 12, 20.
2Pedro
3:8-13 Sin
embargo, queridos amigos, hay algo que no deben olvidar: para el Señor, un día
es como mil años y mil años son como un día. (9) En realidad, no es que el
Señor sea lento para cumplir su promesa, como algunos piensan. Al contrario,
es paciente por amor a ustedes. No quiere que nadie sea destruido, quiere
que todos se arrepientan. (10) Pero el día del Señor llegará tan
inesperadamente como un ladrón. Entonces los cielos desaparecerán con un
terrible estruendo, y los mismos elementos se consumirán en el fuego, y la
tierra con todo lo que hay en ella quedará sometida a juicio.* (11) Dado
que todo lo que nos rodea será destruido de esta manera, ¡cómo no llevar una
vida santa y vivir en obediencia a Dios, (12) esperar con ansias el día de Dios
y apresurar que éste llegue! En aquel día, él prenderá fuego a los cielos, y
los elementos se derretirán en las llamas. (13) Pero nosotros esperamos con
entusiasmo los cielos nuevos y la tierra nueva que él prometió, un mundo lleno
de la justicia de Dios.
Esta expresión no está ligada más
bien, al tiempo del Apóstol Juan, sino que está relacionada al hecho de la
rapidez con que han de suceder las cosas aquí narradas luego de que se inicien.
Estas
cosas, que en este momento son conocidas como “...Las cosas
que deben suceder pronto”.
Serán también presentadas en (1:19) como:
“Las cosas que has visto” Las cuales están comprendidas en Apocalipsis 1:1-20.
“Las cosas que son” Las que están manifestadas en Apocalipsis 2:1 a 3:21.
“Las cosas que han de ser después de
estas” Las cuales
se narran en Apocalipsis
4:1 a 22:21.
Dentro
de esta clasificación se encuentran:
La bendición y
amonestación a la iglesia de aquellos días.
Los pecados
principales y el juicio a las iglesias.
Los
acontecimientos que preceden su segunda venida.
El señorío del
anticristo.
La revelación de Jesucristo en su
segunda venida y la batalla de Armagedón.
La destrucción de los reinos
terrenales y de los poderes satánicos.
El inicio del reino milenial.
El juicio final para el
incrédulo.
La manifestación del cielo nuevo y de la tierra nueva
para los creyentes.
Debemos recordar que estas cosas
que han de suceder pronto, están relacionadas con la segunda venida en gloria
de nuestro hermano y señor Jesús, acompañado con los acontecimientos que
precederán y seguirán a este hecho innegable y anhelado por el pueblo de Dios.
Como
podemos ver el apóstol Juan se declara como el siervo de Dios y en este versículo
también nos informa sobre la fuente que nutrió la transmisión de esta
revelación que él recibe, y nos declara que él mismo es el que dio testimonio
de la palabra de Dios, del testimonio de Jesucristo y de todo lo que vio a
través de esta revelación.
El apóstol Juan en (1:2) usa la expresión “…que ha dado
testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas
las cosas que ha visto.”
Esto nos indica que evidentemente,
él, por la inspiración del Espíritu Santo, es decir el Poder de lo Alto, escribió
fielmente todo lo que provino de la boca de Dios por medio de Jesucristo, quien
es el que da a conocer todo lo que es de Dios.
Tenemos que recordar que las
experiencias del apóstol Juan para recibir la revelación del libro del
Apocalipsis, tuvieron diferentes medios, sea por visiones, por sueños, señales
y por transmisión directa.
El
la recibió por la inspiración del Espíritu Santo lo que
había de escribir, él sabe y testifica que todo esto provenía de Dios, es “la palabra de Dios”, por esto
dio testimonio de ella.
El apóstol Juan también declara que
de igual manera testifica “del
testimonio de Jesucristo”. Recordemos que el apóstol Juan estaba
revestido del Poder de lo Alto, y al mismo tiempo estaba siendo inspirado por
él para transmitir esta revelación, dando cumplimiento a las palabras del mismo
Jesucristo dichas en Juan 15.
Juan 15:26 »Pero a ustedes yo les
enviaré al Abogado Defensor,* el
Espíritu de verdad. Él vendrá del Padre y dará testimonio acerca de mí.
(27) Y también ustedes deben dar testimonio de mí porque han estado conmigo
desde el principio de mi ministerio.
Es bueno recordar también en este
punto las palabras de Jesús en Juan 16:13-15,
Juan 16:13 Cuando venga el Espíritu de verdad, él los
guiará a toda la verdad. Él no hablará por su propia cuenta, sino que les dirá
lo que él ha oído y les contará lo que sucederá en el futuro. (14) Me
glorificará porque les contará todo lo que reciba de mí. (15) Todo lo que
pertenece al Padre es mío; por eso dije: “El Espíritu les dirá todo lo que
reciba de mí”.
Está claro entonces que si Jesús
mismo profetizó sobre la labor de los apóstoles, entonces está más que
consabido que esto tenía que ocurrir, además de que nuestro Señor es el objeto
principal de la profecía.
Apocalipsis 19:10 Entonces me
postré a sus pies para adorarlo, pero me dijo: «No, no me adores a mí. Yo soy
un siervo de Dios, como tú y tus hermanos que dan testimonio de su fe en Jesús.
Adora sólo a Dios, porque la esencia de la profecía es dar un claro testimonio de
Jesús*».
Sabemos que el apóstol Juan es
calificado como un “profeta”, ya que durante todos sus escritos declara que
tuvo visiones de profeta, como nos testifica en 1Juan
1:1-4 donde nos dice:
1Juan 1:1-4 Les anunciamos al que existe desde
el principio,* a quien hemos visto y oído. Lo vimos con nuestros propios ojos y
lo tocamos con nuestras propias manos. Él es la Palabra de vida. (2) Él,
quien es la vida misma, nos fue revelado, y nosotros lo vimos; y ahora
testificamos y anunciamos a ustedes que él es la vida eterna. Estaba con el
Padre, y luego nos fue revelado. (3) Les anunciamos lo que nosotros mismos
hemos visto y oído, para que ustedes tengan comunión con nosotros; y nuestra
comunión es con el Padre y con su Hijo, Jesucristo. (4) Escribimos estas
cosas, para que ustedes puedan participar plenamente de nuestra alegría.*
Además, el mismo apóstol Juan
declara su experiencia como algo que ha venido a él por el conocimiento que
tiene de Dios como vemos que lo testifica en Juan
21:24; 3Juan 1:12, declarando
de esta manera, que su testimonio es verdadero.
Si el Apóstol Juan no hubiese sido
transportado al Reino de los cielos, no tendría argumento para decir lo que
dice.
Podemos decir que el apóstol Juan
fue un hombre privilegiado en cuanto a las cosas que Dios le permitió vivir y
conocer; primeramente, cerca de nuestro Señor Jesucristo y luego, a través de
las diferentes visiones que tuvo para recibir por la inspiración del Espíritu
Santo y el contenido del libro de las revelaciones o el plan que Dios tiene
preparado para este mundo.
El texto ahora nos dice en: Apocalipsis 1:3 Dios bendice al que lee a la
iglesia las palabras de esta profecía y bendice a todos los que escuchan el
mensaje y obedecen lo que dice, porque el tiempo está cerca.
La palabra “bendice” que
quiere decir “dichoso”,
Dichoso según la Biblia, es aquel que
disfruta del favor de Dios y recibe bendiciones de lo Alto como nos dice Santiago 1:17: Todo lo que es bueno y perfecto desciende a nosotros de
parte de Dios nuestro Padre, quien creó todas las luces de los cielos.* Él
nunca cambia ni varía como una sombra en movimiento.*
Es penoso ver que el hombre del
mundo desea recibir el favor de Dios, pero no está dispuesto a someterse a lo
que él declara en su palabra y a lo cual debemos someternos para obtener el
favor que deseamos. De lo
contrario no podremos ser bendecidos.
Realmente esta no es la única bendición
que encontramos en el libro del Apocalipsis ya que podemos ver 7 de ellas a
través de toda la revelación dada al apóstol Juan.
Estas bendiciones vienen a ser como
una especie de aliento, de olor de perfume de rosas al lado de los sangrientos
hechos que han de conturbar la tierra y sus moradores, especialmente para
aquellos que durante todo el tiempo del estudio de esta revelación verán la
manifestación del juicio de Dios.
Las
siete bendiciones del libro son las siguientes:
Al que lee, oye y guarda
lo que se escribe en este libro (1:3).
A los que mueren en el
Señor (14:13).
Al que vela y guarda sus
ropas (santidad) (16:15).
A los invitados a las
bodas del Cordero (19:9).
A los que tienen parte
en la primera resurrección (20:6).
A los que guardan las
palabras de la profecía de este libro (22:7).
A los que lavan sus ropas, para tener derecho del árbol de la vida
(22:14).
Es maravilloso conocer todo el
incentivo que Dios da a sus hijos para que podamos actuar conforme a su
voluntad y la manera en que él nos motiva para que le obedezcamos.
Lo que nos dice que el libro del
Apocalipsis no solo nos narra promesas cruentas, sino que también nos enseña
motivaciones maravillosas a las cuales debemos atender los creyentes.
El libro del Apocalipsis es el único libro de la escritura que contiene una
promesa tan directa de bendición para aquellos que leen, oyen y guardan las
cosas que aquí se han escrito.
Por esto nosotros los creyentes
debemos cada día conocer más de esta profecía.
No con el propósito de llenar el
entendimiento, sino para poner por obra lo que aquí se dice y ser bendecidos.
Dios parece prever que muchos
descuidarían el estudio de este libro o que les daría lo mismo el ignorar su
revelación profética.
De hecho a través del tiempo el
libro del Apocalipsis se ha considerado como un libro complicado, del cual
tenemos que tener cuidado y al que debemos poner en un lugar apartado.
No obstante la actitud de los
hombres durante estos 2,015 años, el creyente fiel y deseoso de recibir la
bendición de Dios no debe cansarse de estudiarlo.
Las
razones por las cuales en el pueblo de Dios hay tantos creyentes que tomen al
descuido este maravilloso libro; se debe en gran parte:
A un ardid del diablo para que los creyentes no
sean felices y dichosos.
A la falta de un verdadero amor para permanecer
interesados en conocer todo lo que el esposo dice a la iglesia.
Al apego
constante de los creyentes a las cosas de este mundo, que le llevan a olvidar
dónde debe estar puesta su esperanza.
A la falta de
voluntad de someterse al único Dios verdadero y a su Hijo Jesús.
Al no
sometimiento de la palabra de Dios por parte de algunos miembros con el fin de
no obtener las bendiciones de Dios.
A la falta de
fe, que dicen de boca tener, pero que en realidad no lo demuestran.
Iglesia, creo
que es necesario que cuando actuamos con dejadez y con apatía las demandas de
Dios, de nosotros será la pérdida de las bendiciones prometidas, cuando no
estamos dispuestos a hacer lo que Dios demanda.
Estaremos dentro del grupo de los
que recibirán las maldiciones de Dios, si no obedecemos.
Pero
si estamos dentro del grupo de los que confiamos, obedecemos y hacemos
verdaderamente la voluntad de Dios, entonces y solo entonces estaremos dentro
del grupo de los que son bendecidos y felices.
Recordemos que el apóstol
Juan termina diciendo: “Porque el tiempo está
cerca”.
Por lo tanto, los burladores e incrédulos, no
creen estas cosas (2P.3:3-7 y Judas), pero
sepamos que la iglesia ha sido puesta para ser fiel.
Si realmente somos parte de la iglesia de Cristo, entonces obedezcamos y
esforcémonos a estudiar y a poner por obra la profecía de este libro haciendo
la voluntad de Dios dada en toda su palabra.
2Pedro
3:3 Sobre todo, quiero
recordarles que, en los últimos días, vendrán burladores que se reirán de la
verdad y seguirán sus propios deseos. (4) Dirán: «¿Qué pasó con la promesa de
que Jesús iba a volver? Desde tiempos antes de nuestros antepasados, el mundo sigue
igual que al principio de la creación». (5) Deliberadamente olvidan que Dios
hizo los cielos al ordenarlo con una sola palabra y sacó la tierra de las aguas
y la rodeó con agua. (6) Luego usó el agua para destruir el mundo antiguo con
un potente diluvio. (7) Y, por esa misma palabra, los cielos y la tierra que
ahora existen han sido reservados para el fuego. Están guardados para el día
del juicio, cuando será destruida la gente que vive sin Dios.
Y en el libro de
Judas encontramos:
Judas
1:17-21
Pero ustedes, mis queridos amigos, deben recordar lo que dijeron los apóstoles
de nuestro Señor Jesucristo. (18) Ellos les advirtieron que en los últimos
tiempos habría gente burlona cuyo objetivo en la vida es satisfacer sus malos
deseos. (19) Estos individuos son los que causan divisiones entre ustedes. Se
dejan llevar por sus instintos naturales porque no tienen al Espíritu de Dios
en ellos. (20) Pero ustedes, queridos amigos, deben edificarse unos a otros en
su más santísima fe, orar en el poder del Espíritu Santo* (21) y esperar la
misericordia de nuestro Señor Jesucristo, quien les dará vida eterna. De esta
manera, se mantendrán seguros en el amor de Dios.
Gracia y Paz.
Pastor y Administrador, Rogers
Infante.
Bendiciones a mis hermanos en la
fe.