Pastor Rogers I
IGLESIA CRISTIANA PALABRA Y AMOR
Email. iglecristianapalabrayamor@hotmail.com
Gracia y Paz para todos mis hermanos en el amor en cristo.
Es lamentable que en estos días, sigamos permitiendo que el diablo siga destruyendo hogares, y es aun mas terrible al saber que mujeres y hombres que se hacen llamar cristianos, anden participando en la obras de satanás separando a muchos hogares, con el propósito enfermizo y carnal, que según estos, andan diciendo que su supuesto dios se los mostro.
Estos hijos del diablo que se hacen llamar “cristianos” se andan enamorando de personas casadas, o que están apunto de separarse, en otras palabras, aquellos que están débiles en su relación conyugal, y en vez de ayudarlos a fortalecerlos y mas aun, lograr que se vuelvan a unir, aunque se hayan separados, estos “cristianitos” lo que hacen es ver una oportunidad para enamorarse, y destruir por completo lo que Dios ha unido.
Aunque todos sabemos que estos no se debe hacer, estos cristianos no tienen una capacidad de enamorarse de un soltero o soltera como lo manda la sagrada biblia, sino que son discípulos del diablo, aunque estos no lo reconozcan, estos, mensajeros del mal, lo único que les importa es destruir lo que Dios ha unido, apoyando de esta manera el llamado Divorcio.
Pero hay de que los toquen a ellos!. Estos falsos cristianos, si pueden destruir los hogares que Dios a constituido, en lugar de fortalecerlos y ayudar a que estos se entiendan mas y que nunca jamás pase por su mente la palabra Separación.
Pero si usted interviene en su falsa vida conyugal, (digo falsa por que Dios no aprobó esta unión) estos se molestan, y hasta te pueden maldecir, sabiendo ellos que ya están malditos.
La palabra de Dios, dice que solamente uno se puede volver a casar, cuando en el matrimonio, muere uno de los dos, entonces el que quede, puede volverse a unir a otra persona, pero si esta persona es temerosa de Dios, y práctica la misma creencia. Ya que la biblia nos dice que no debemos unirnos en yugo desigual.
En otras palabras, si usted amada que hoy me lees, o usted amado, se casan con uno o una que se ha divorciado, entonces usted esta en pecado. Le guste o no, es asi.
Y si un líder de una iglesia practica el re-casamiento, este es un fornicario, y falso líder de esa iglesia. Ya que Dios nunca permitió el re-casamiento, cuando todavía el compañero o compañera de este, viva aun.
Asi que ese re-casamiento solo tiene validez ante los ojos de SATANAS. Y condenación ante los ojos de DIOS.
Asi que piense lo que esta haciendo o quiere hacer, si ya esta casado.
Mal 2:16 «¡Pues yo odio el divorcio! —dice el SEÑOR, Dios de Israel—. Divorciarte de tu esposa es abrumarla de crueldad* —dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales—. Por eso guarda tu corazón; y no le seas infiel a tu esposa»
El divorcio es un fracaso del matrimonio que tiene que ver con las dos personas y la deslealtad entre ellos respeto a sus votos. Siempre es de los dos. Unos culpan al otro, pero a fin de cuentas aceptaron en el principio de casarse uno con el otro, y la falta de discernimiento es una falla que siempre uno paga caro por ello. Si no es por provocar o causar el divorcio, entonces es por no escoger mejor, o por no insistir en una dedicación a Dios desde antes del matrimonio.
El divorcio es algo que Dios aborrece. Es pecado, y debemos aborrecerlo y evitarlo a todo costo, antes de escoger nuestra pareja, y durante de nuestro matrimonio. Debemos buscar la unión espiritual.
Mat 19:3-6 Unos fariseos se acercaron y trataron de tenderle una trampa con la siguiente pregunta: — ¿Se permite que un hombre se divorcie de su esposa por cualquier motivo? Jesús respondió: — ¿No han leído las Escrituras? Allí está escrito que, desde el principio, “Dios los hizo hombre y mujer”*. Y agregó: “Esto explica por qué el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su esposa, y los dos se convierten en uno solo”*. Como ya no son dos sino uno, que nadie separe lo que Dios ha unido.
El matrimonio no es un contrato entre el hombre y la mujer, sino es una institución espiritual y divina en que Dios establece un hogar. Aunque Dios permite que el hombre y la mujer escojan con quien se casa, una vez casados, Dios entra en la unión para confirmar y ratificar la relación entre ellos, y para hacer de ellos una sola carne.
Mal 2:14-15 Claman: « ¿Por qué el SEÑOR no acepta mi adoración?». ¡Les diré por qué! Porque el SEÑOR fue testigo de los votos que tú y tu esposa hicieron cuando eran jóvenes. Pero tú le has sido infiel, aunque ella siguió siendo tu compañera fiel, la esposa con la que hiciste tus votos matrimoniales.
¿No te hizo uno el SEÑOR con tu esposa? En cuerpo y espíritu ustedes son de él.* ¿Y qué es lo que él quiere? De esa unión quiere hijos que vivan para Dios. Por eso, guarda tu corazón y permanece fiel a la esposa de tu juventud.
Dios nos aclara que la función o propósito de un matrimonio es para establecer “una descendencia para Dios.” “Descendencia” es de tener hijos o una posteridad, la cual es el fruto de la unión de hombre y mujer. Una pareja unida es integral y muy importante en la formación de hijos cristianos y piadosos (descendencia para Dios), un hogar que no es fracturado y dividido. Para lograr los propósitos de Dios, tiene que ser un hombre quien es papá y esposo, y una mujer quien es mamá y esposa. El hijo va a imitar a su padre, y tratará a su futura esposa con el mismo respeto que ve hacia a su madre. Igualmente la muchacha. La idea es que el padre cristiano y la madre cristiana funcionando como pareja (y padres biológicos) son necesarios en el hogar para lograr los propósitos de Dios. La idea de un divorcio, o un divorcio y el casarse de nuevo simplemente es en contra de los propósitos que Dios nos ha dado para la familia. Una vez que destruyes tu hogar, o si por descuidado formas un hogar que no sale bien por la falta de fidelidad y carácter de tu pareja (que es en sí una falla en TU CARÁCTER), entonces es demasiado tarde. Dios hizo el matrimonio una institución divina, y Dios lo hizo santo.
Heb 13:4 Honren el matrimonio, y los casados manténganse fieles el uno al otro. Con toda seguridad, Dios juzgará a los que cometen inmoralidades sexuales y a los que cometen adulterio.
Pero muchos preguntan, “¿No permitió Dios el divorcio en el Antiguo Testamento?”
Mar 10:2-9 Unos fariseos se acercaron y trataron de tenderle una trampa con la siguiente pregunta: — ¿Está bien permitir que un hombre se divorcie de su esposa? Jesús les contestó con otra pregunta: — ¿Qué dijo Moisés en la ley sobre el divorcio? -Bueno, él lo permitió —contestaron —. Dijo que un hombre puede darle a su esposa un aviso de divorcio por escrito y despedirla.* Pero Jesús respondió: —Moisés escribió ese mandamiento sólo como una concesión ante la dureza del corazón de ustedes. Pero, desde el principio de la creación, “Dios los hizo hombre y mujer”.* Esto explica por qué “un hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su esposa,* y los dos se convierten en uno solo”*. Como ya no son dos sino uno, que nadie separe lo que Dios ha unido.
Jesús aclaró que era por la rebeldía y dureza de su corazón en obedecer a Dios que Moisés legisló el divorcio como asunto civil del gobierno de Israel. Moisés hizo reglas sobre unas prácticas en Deu. 24, y es muy discutido si Deu 24:1 habla del divorcio en cualquier tiempo después de la boda, o en el tiempo de noviazgo (el año antes de la boda) cuando se revela que la mujer que no es una virgen o ella es “indecente” (hebreo, “mancha”) que es una enfermedad sexual. En descubrir esto en “la luna de miel”, el hombre puede divorciarse de ella antes de consumir el matrimonio (“no le agradare” es no querer tener sexo con ella), y los dos son libres de casarse de nuevo. No habla de después de la consumación y después que viven juntos. (Deu 24:2-3 habla de una prohibición de regresar a casarse con un esposo previo.) Por todos modos Moisés no dio permiso sino impuso una ley sobre el regresó a marido previo. Es como la ley sobre el robo, que el ladrón tiene que restaurar lo que tomó. Esto no da permiso de robar, pero habiendo robado, la ley obliga el ladrón a algo. Pero Jesús enseñó que el divorcio no es, y nunca fue la voluntad de Dios. La voluntad de Dios es simplemente que el matrimonio es hasta la muerte. Solamente Dios puede separar una pareja con la muerte de uno de ellos.
Asi que amados hermanos, si usted esta en recazamiento, déjame decirte que, estas en serios problemas. Y si usted mujer sabe esto y lo ha ocultado, déjame decirte que ya eres maldita y tu condenación no se tarda en llegar.
Si no me crees, mira tu propia biblia. Y no esperes que un cristiano verdadero te apoye en tu sinvergüencería. Simplemente, estás mal, estás mal y estás mal.
Mar 10:11 Él les dijo: «El que se divorcia de su esposa y se casa con otra comete adulterio contra ella. 12 Y, si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio».
Jesús tuvo la posición que el divorcio es un pecado, porque se trata de “separar lo que Dios ha juntado” (Macros 10:9). Ahora en todos los versículos sobre el divorcio vemos que el casarse de nuevo después de divorciar es el pecado de adulterio, tan grave que en el A.T. tuvo la pena de muerte conectada con ella. Pablo nos aclara en 1Cor.7 lo que no fue muy claro en las palabras de Cristo (porque Cristo condenaba el divorcio con la idea de casarse de nuevo).
1Co 7:2 Pero, dado que hay tanta inmoralidad sexual, cada hombre debería tener su propia esposa, y cada mujer, su propio marido.
Pablo dice que es bueno ser casado para evitar las tentaciones sexuales (fornicación). Añade…
1Co 7:10 No obstante, para los que ya están casados, tengo un mandato que no proviene de mí sino del Señor.* La esposa no debe dejar a su marido. 11 Pero, si lo deja, que no se case de nuevo o bien que se reconcilie con él. Y el marido no debe dejar a su esposa.
12 Ahora, me dirigiré al resto de ustedes, aunque no tengo un mandato directo del Señor. Si un hombre cristiano* está casado con una mujer que no es creyente y ella está dispuesta a seguir viviendo con él, no debe abandonarla. 13 Y, si una mujer cristiana tiene un esposo que no es creyente y él está dispuesto a seguir viviendo con ella, no debe abandonarlo. 14 Pues la esposa cristiana da santidad a su matrimonio, y el esposo cristiano* da santidad al suyo. De otro modo, sus hijos no serían santos, pero ahora son santos.
El pecado entra en divorciarse, y si un inconverso se divorcia de un creyente (abandonándole), no es pecado para el creyente mientras que no lo causó y no se case de nuevo. El divorcio es algo totalmente en contra de la voluntad y propósito de Dios para la familia. No hay que limpiar el divorcio en cualquier manera, porque es un fracaso de la familia (de dos partes), y es pecado, y Dios lo aborrece. Desafortunadamente hay parejas quienes no obedecen a Dios, que no ponen Dios como quien que manda en sus vidas, y el desastre siempre es el producto de estas actitudes. Jesús calificó el hecho de divorciarse y casarse de nuevo como el pecado de adulterio.
Rom 7:2 Por ejemplo, cuando una mujer se casa, la ley la une a su marido mientras él viva. Pero, si él muere, las leyes del matrimonio ya no se aplican a ella.
Rom 7:3 Así que, mientras su marido viva, ella cometería adulterio si se casara con otro hombre. Pero, si el esposo muere, ella queda libre de esa ley y no comete adulterio cuando se casa de nuevo.
Debe quedarse claro, que para el cristiano, no hay posibilidad de casarse de nuevo después de un divorcio.
Pero algunos hacen caso omiso a este mandato, y le dan riendas sueltas a su enfermedad sexual.
Y lo peor buscan a otros que los apoyen en su depravación sexual, argumentando que su dios, permite eso, y que su dios, no quiere que estén solos. ¡¡¡Eso es pura patrañas!!!.
¿Cuál es la Solución?
Pablo aclara en 1Corintios 7 que siempre es el inconverso que debe abandonar la relación si uno lo hace, porque un cristiano ni causará ni provocará un divorcio o separación. Queda sin decir pero también es cierto que el cristiano nunca causará antagonismos que empujaría su relación hacia un divorcio (Gál.5:15). 1Cor.13:5 dice que el amor verdadero “no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor”. El divorcio es un fracaso del matrimonio donde uno abandona la relación y votos sagrados que uno tiene con su pareja. Tal vez el problema entró en no escoger bien con seriedad y con calma antes de casarse para buscar la mujer u hombre adecuado. Tal vez después no desarrolló bíblicamente o no ubicó su hogar sobre los fundamentos de la Palabra y los principios de Dios. Pero uno es responsable por lo que hace. Para resolver el conflicto, primero, debemos decir que el divorcio nunca es la solución a nada. Es lo malo que debes evitar.
Segundo tenemos que regresar nuestras vidas a la base de la Palabra de Dios. Divorcios y los problemas entre pareja, pasan porque las personas no son lo que Dios dice que debemos ser. Aun si tu pareja es “imposible” de vivir con ella, Dios es poderoso de cambiar su corazón y salvarle su alma, y hacerle un hombre o mujer de Dios. Pero el precio es que uno tiene que cambiarse uno mismo primero y pedir a Dios mucho. Tú eres la persona que Dios usará, pero nunca tendrás influencia si le divorcias.
Mateo 5:32 cualquiera que repudie a su mujer… 39 Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra… 43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. 44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45 para que seáis hijos de vuestro Padre… 46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? 47 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? 48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.
O sea, en el mismo pasaje que Jesús enseñó sobre divorcio, nos dio la actitud debida de un cristiano, siempre dale la otra mejilla, para que manifiestes el carácter de Dios hacia tu pareja inconversa. Cuando el cristiano queda en el mismo hogar con la pareja inconversa, siempre hay la posibilidad convertirle al Señor.
1Pe 3:1 De la misma manera, ustedes esposas, tienen que aceptar la autoridad de sus esposos. Entonces, aun cuando alguno de ellos se niegue a obedecer la Buena Noticia, la vida recta de ustedes les hablará sin palabras. Ellos serán ganados 2 al observar la vida pura y la conducta respetuosa de ustedes. 3 No se interesen tanto por la belleza externa: los peinados extravagantes, las joyas costosas o la ropa elegante. 4 En cambio, vístanse con la belleza interior, la que no se desvanece, la belleza de un espíritu tierno y sereno, que es tan precioso a los ojos de Dios.
Dios les bendiga.
Inclina tu cabeza y oremos….
Gracia y Paz.
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