Por el Pastor y Administrador,
Rogers Infante H
Gracia y Paz para todos mis hermanos en la obra de
Dios Padre y de su Hijo Jesucristo, el cordero inmolado que hoy se encuentra
sentado a la diestra de su Padre, y que al sonar de la séptima trompeta vendrá
a juzgar a este mundo y su maldad.
Esta es la
pregunta que muchas personas nos hacemos.
Si te
preguntan ¿Te gustaría ir al Reino de Dios? ¿Qué responderías?
Estoy
completamente seguro que tu respuesta seria un SÍ, contundente.
Pero el
asunto no es querer ir por medio de una pregunta.
El asunto es ¿Qué debo hacer para poder llegar al Reino de Dios que
está en el cielo?
Son muchos
los creyentes que no saben cómo hacer para ir a ese lugar santísimo donde se
encuentran estos dos seres celestiales, El Padre, Todopoderoso y su Hijo Jesús,
el cordero inmolado.
Algunos
piensan que con tan solo leer la biblia ya es suficiente.
Otros
piensan que con orar únicamente lo es.
Pero déjame
decirte, que Dios nos dejó un maravilloso plan perfecto para que nosotros
obtengamos la salvación que Dios quiere darnos.
Si
analizamos bien la poderosa palabra de Dios, podemos ver que en el principio de
la creación, vemos al ser humano en una relación directa y buena con Dios.
Dios
le dio al hombre todo lo necesario para que viviera de la mejor manera, tanto
física como espiritualmente.
Esta
relación que tenía el hombre con Dios, se rompió cuando Satanás indujo al
hombre a la desobediencia a Dios.
Génesis 2:8-18 Después, el SEÑOR
Dios plantó un huerto en Edén, en el oriente, y allí puso al hombre que había
formado. (9) El SEÑOR Dios hizo que crecieran del suelo toda clase de árboles:
árboles hermosos y que daban frutos deliciosos. En medio del huerto puso el
árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal. (10) Un río
salía de la tierra del Edén que regaba el huerto y después se dividía en cuatro
ramales. (11) El primero, llamado Pisón, rodeaba toda la tierra de Havila, donde
hay oro. (12) El oro de esa tierra es excepcionalmente puro; también se
encuentran allí resinas aromáticas y piedras de ónice. (13) El segundo, llamado
Gihón, rodeaba toda la tierra de Cus. (14) El tercero, llamado Tigris, corría
al oriente de la tierra de Asiria. El cuarto se llama Éufrates. (15) El SEÑOR
Dios puso al hombre en el jardín de Edén para que se ocupara de él y lo
custodiara; (16) pero el SEÑOR Dios le advirtió: «Puedes comer libremente del
fruto de cualquier árbol del huerto, (17) excepto del árbol del conocimiento
del bien y del mal. Si comes de su fruto, sin duda morirás». (18) Después, el
SEÑOR Dios dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Haré una ayuda ideal
para él».
Cuando el
ser humano desobedeció a Dios, fue allí cuando entro el pecado en el mundo.
Este pecado
logro causar una ruptura en la relación entre el hombre y Dios.
Génesis
3:1-17 La serpiente era el más astuto de todos los animales
salvajes que el SEÑOR Dios había hecho. Cierto día le preguntó a la mujer: —¿De
veras Dios les dijo que no deben comer del fruto de ninguno de los árboles del
huerto? (2) —Claro que podemos comer del
fruto de los árboles del huerto —contestó la mujer—. (3) Es sólo del fruto del
árbol que está en medio del huerto del que no se nos permite comer. Dios dijo:
“No deben comerlo, ni siquiera tocarlo; si lo hacen, morirán”. (4) —¡No
morirán! —Respondió la serpiente a la mujer—. (5) Dios sabe que, en cuanto
coman del fruto, se les abrirán los ojos y serán como Dios, con el conocimiento
del bien y del mal. (6) La mujer quedó convencida. Vio que el árbol era hermoso
y su fruto parecía delicioso, y quiso la sabiduría que le daría. Así que tomó
del fruto y lo comió. Después le dio un poco a su esposo que estaba con ella, y
él también comió. (7) En ese momento, se les abrieron los ojos, y de pronto
sintieron vergüenza por su desnudez. Entonces cosieron hojas de higuera para
cubrirse. (8) Cuando soplaba la brisa fresca de la tarde, el hombre* y su
esposa oyeron al SEÑOR Dios caminando por el huerto. Así que se escondieron del
SEÑOR Dios entre los árboles. (9) Entonces el SEÑOR Dios llamó al hombre:
—¿Dónde estás? (10) El hombre contestó: —Te oí caminando por el huerto, así que
me escondí. Tuve miedo porque estaba desnudo. (11) —¿Quién te dijo que estabas
desnudo? —le preguntó el SEÑOR Dios—. ¿Acaso has comido del fruto del árbol que
te ordené que no comieras? (12) El hombre contestó: —La mujer que tú me diste
fue quien me dio del fruto, y yo lo comí. (13) Entonces el SEÑOR Dios le
preguntó a la mujer: —¿Qué has hecho? —La serpiente me engañó —contestó ella—.
Por eso comí. (14) Entonces el SEÑOR Dios dijo a la serpiente: «Por lo que has
hecho, eres maldita más que todos los animales, tanto domésticos como salvajes.
Andarás sobre tu vientre, arrastrándote por el polvo durante toda tu vida. (15)
Y pondré hostilidad entre tú y la mujer, y entre tu descendencia y la
descendencia de ella. Su descendiente te golpeará* la cabeza, y tú le golpearás
el talón». (16) Luego le dijo a la mujer: «Haré más agudo el dolor de tu
embarazo, y con dolor darás a luz. Y desearás controlar a tu marido, pero él
gobernará sobre ti».* (17) Y al hombre le dijo: «Dado que hiciste caso a tu
esposa y comiste del fruto del árbol del que te ordené que no comieras, la
tierra es maldita por tu culpa. Toda tu vida lucharás para poder vivir de ella.
¿Cree usted que ha pecado
alguna vez?
Muy
probablemente SI; Porque así lo declara la
escritura.
Entonces ¿Qué pasa con nuestra relación con Dios, cuando estamos en
pecado?
¿Será
que estando en pecados tenemos buena relación con él?
Usted puede
decir en su ignorancia que sí tenemos una buena relación.
Pero la
respuesta es un contundente NO. ---Vamos al libro de los Romanos.
Romanos 6:23 Pues la paga que deja
el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna por medio
de Cristo Jesús nuestro Señor.
La palabra
de Dios dice que la recompensa del pecado, es la muerte espiritual.
En
otras palabras: Cuando vivimos
en pecado estamos muertos delante de la presencia de Dios.
¿Pero quiénes son los que están
muertos delante de la presencia de Dios?
1Corintios 6:9-10 ¿No se dan cuenta de
que los que hacen lo malo no heredarán el reino de Dios? No se engañen a sí mismos. Los que se entregan al pecado sexual o rinden culto a ídolos o
cometen adulterio o son prostitutos o practican la homosexualidad (10) o son ladrones o avaros o
borrachos o insultan o estafan a la gente: ninguno de ésos heredará
el reino de Dios.
Gálatas 5:19-21 Cuando ustedes siguen
los deseos de la naturaleza pecaminosa, los resultados son más que claros: inmoralidad sexual, impureza, pasiones
sensuales, (20) idolatría, hechicería, hostilidad, peleas, celos, arrebatos de
furia, ambición egoísta, discordias, divisiones, (21) envidia, borracheras,
fiestas desenfrenadas y otros pecados parecidos. Permítanme repetirles
lo que les dije antes: cualquiera que lleve esa clase de vida no heredará el
reino de Dios.
Apocalipsis 21:7-8 Los que salgan
vencedores heredarán todas esas bendiciones, y yo seré su Dios, y ellos serán
mis hijos. (8) »Pero los cobardes,
los incrédulos, los corruptos, los asesinos, los que cometen inmoralidades
sexuales, los que practican la brujería, los que rinden culto a ídolos y todos
los mentirosos, tendrán su destino en el lago de fuego que arde con azufre.
Ésta es la segunda muerte».
1Corintios 6:12-14 Ustedes dicen: «Se me
permite hacer cualquier cosa», pero no todo les conviene. Y, aunque: «Se me
permite hacer cualquier cosa», no debo volverme esclavo de nada. (13) Ustedes
dicen: «La comida se hizo para el estómago, y el estómago, para la comida».
(Eso es cierto, aunque un día Dios acabará con ambas cosas). Pero
ustedes no pueden decir que nuestro cuerpo fue creado para la inmoralidad sexual. Fue creado
para el Señor, y al Señor le importa nuestro cuerpo. (14) Y Dios nos levantará
de los muertos con su poder, tal como levantó de los muertos a nuestro Señor.
Santiago 1:21-24 Así que quiten de su
vida todo lo malo y lo sucio, y acepten con humildad la palabra que Dios les ha
sembrado en el corazón, porque tiene el
poder para salvar su alma. (22) Pero
no sólo escuchen la palabra de Dios, tienen que ponerla en práctica. De lo
contrario, solamente se engañan a sí mismos. (23) Pues, si escuchas la palabra
pero no la obedeces, sería como ver tu cara en un espejo. (24) Te ves a ti
mismo, luego te alejas y te olvidas cómo eres.
El problema
es que existe el pecado en nuestra vida, el cual provoca una pared invisible
entre Dios y el pecador.
Dicho de
otra manera podemos decir que el pecado es una enfermedad peor que el CÁNCER, peor que el VIH, peor que el HERPES, peor que el EBOLA,
peor que las PANDEMIAS actuales.
Y son
peores ya que el pecado no solamente mata el cuerpo, SINO QUE TAMBIÉN MATA EL ALMA.
Dios en su
infinito amor, nos ha dado una cura para esta enfermedad del pecado y esta cura
tiene nombre propio. JESUCRISTO.
Veamos
ahora cuatro pasos para que podamos entrar al Reino de Dios.
1. Como cristiano verdadero
debo primeramente CREER en su PALABRA.
La palabra
de Dios dice que para poder ser salvo, debo creer.
¿Creer
en qué?
Creer
que Jesucristo, es el Hijo de Dios, y por nosotros dio su vida en una cruz.
Que
sufrió el castigo que nosotros deberíamos recibir.
Que
guardo silencio a pesar de tener toda la autoridad y potestad sobre todo ser
humano.
Que
su Padre eterno, lo levanto de entre los muertos, y que ahora está sentado en
el lugar de honor, a la diestra de su Padre el Todopoderoso.
Allí aboga
por nosotros, su remanente, para que también tengamos un lugar en el Reino de
Dios.
Por eso debemos creer en el evangelio de Jesús.
Que murió
en la cruz, que fue sepultado y que al tercer día Dios lo levanto de entre los
muertos.
1Corintios 15:1-4 Ahora, amados hermanos, permítanme
recordarles la Buena Noticia que ya les prediqué. En ese entonces, la
recibieron con gusto y todavía permanecen firmes en ella. (2) Esa es la Buena
Noticia que los salva si ustedes siguen creyendo el mensaje que les prediqué, a
menos que hayan creído algo que a principio de cuentas nunca fue cierto.* (3)
Yo les transmití a ustedes lo más importante y lo que se me había transmitido a
mí también. Cristo murió por nuestros pecados tal como dicen las Escrituras. (4)
Fue enterrado y, al tercer día, fue levantado de los muertos, tal como dicen
las Escrituras.
Romanos
3:25
Pues Dios ofreció a Jesús como el sacrificio por el pecado. Las personas son
declaradas justas a los ojos de Dios cuando creen que Jesús sacrificó su vida
al derramar su sangre. Ese sacrificio muestra que Dios actuó con justicia
cuando se contuvo y no castigó a los que pecaron en el pasado,
Mar
16:16 El
que crea y sea bautizado será salvo. Pero el que se niegue a creer, será
condenado.
Que vemos acá.
Lo que
analizamos aquí, es que si CREEMOS seremos salvos, pero si no creemos
entonces seremos condenados.
¿Cree usted que Jesucristo es
el hijo de Dios? ¿Cree usted que él es
el que intercede por nosotros?
Juan 3:16 declara que Jesucristo, el Hijo de Dios, vino a mostrarnos la
voluntad del Padre y a morir por amor a nosotros, y para que todos los que
crean verdaderamente en él, sean salvos.
Entonces
dicho esto, debemos creer para poder tener acceso a la salvación.
Pero no es un creer de boca.
El creer debe ser una entrega total en obediencia.
Son
muchísimos los creyentes que dicen creer.
Pero que
con su actitud, demuestran que Dios no está en ellos.
Romanos 10:9-11 Si confiesas con tu
boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo. (10) Pues es
por creer en tu corazón que eres declarado justo a los ojos de Dios y es por
confesarlo con tu boca que eres salvo. (11) Como nos dicen las Escrituras:
«Todo el que confíe en él jamás será deshonrado»*.
Es en el
corazón donde está la obediencia.
2. Como cristiano verdadero
debo seguidamente ARREPENTIRME.
La palabra
arrepentimiento significa sin duda alguna, cambiar mi corazón, cambiar mi
actitud.
El creyente
que desea ser salvo, debe arrepentirse de los pecados que ha cometido.
Todos
pecamos sin excepción, y es el pecado mismo el que nos estorba en la relación
que tenemos con Dios. Romanos 3:23-24 Pues todos hemos pecado; nadie
puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios. (24) Sin embargo, con una
bondad que no merecemos, Dios nos declara justos por medio de Cristo Jesús, quien nos liberó del castigo de nuestros
pecados.
Arrepentirse
de los pecados es dar un grito declarando que nuestra vida cambie para bien.
Ese grito
de cambio significa que ya no queremos seguir practicando las cosas que a Dios
no le agradan.
Veamos: Si eres alcohólico, Si eres un
drogadicto, Si eres un mentiroso, Si eres un adultero o fornicario, Si eres un
idolatra, etc. Ya no debes serlo.
Podría
mencionar una gran cantidad de pecados, pero la idea es que tenemos que dejar
de practicar el pecado.
Vamos al libro de los Hechos.
Hechos 2:36 »Por lo tanto, que
todos en Israel sepan sin lugar a dudas, que a este Jesús, a quien ustedes
crucificaron, ¡Dios lo ha hecho tanto Señor como Mesías!». (37) Las palabras de
Pedro traspasaron el corazón de ellos, quienes le dijeron a él y a los demás
apóstoles: —Hermanos, ¿qué debemos hacer? (38) Pedro contestó: —Cada uno de
ustedes debe arrepentirse de sus pecados y volver a Dios, y ser bautizado en el nombre de Jesucristo para el perdón de sus
pecados. Entonces recibirán el regalo del Espíritu Santo. (39) Esta
promesa es para ustedes, para sus hijos e incluso para los gentiles,* es decir,
para todos los que han sido llamados por el Señor nuestro Dios.
Aquí vemos
al Apóstol Pedro predicando el evangelio.
La
escritura dice que cuando los Judíos oyeron y se dieron cuenta de que Jesús era
el Hijo de Dios, estos Judíos se sintieron mal y el Apóstol Pedro les dijo: ARREPIENTANSE….
El
arrepentimiento es ese maravilloso deseo ferviente de cambiar todo lo malo por
lo bueno.
Es
de tener, una mejor vida.
Es
de ser, mejores padres, mejores esposos, mejores hijos, mejores hermanos, una
mejor persona, etc.
En otras palabras es reconocer delante de Dios, que hemos
pecado y pedirle perdón.
Hechos 17:30-31 »En la antigüedad
Dios pasó por alto la ignorancia de la gente acerca de estas cosas, pero ahora
él manda que todo el mundo en todas partes se arrepienta de sus pecados y
vuelva a él. (31) Pues él ha fijado un día para juzgar al mundo con
justicia por el hombre que él ha designado, y les demostró a todos quién es ese
hombre al levantarlo de los muertos».
3. Como cristiano verdadero
debo de inmediato BAUTIZARME.
¿Por
qué es tan importante Bautizarse?
Muchas
veces nos han dicho que el bautismo no es necesario para ser salvos.
Pero ¿Qué dice Jesús acerca de esto?
En una
ocasión, Jesús tuvo una conversación con un hombre que se llamaba Nicodemo,
quien deseaba en su corazón saber qué era lo que debía hacer para ser salvo, y
Jesús le dijo dos
veces lo siguiente:
Juan 3:3-5 Jesús le respondió: —Te digo la verdad, a menos que nazcas
de nuevo,* no puedes ver el reino de
Dios. (4) —¿Qué quieres decir? —exclamó Nicodemo —. ¿Cómo puede un
hombre mayor volver al vientre de su madre y nacer de nuevo? (5) Jesús le contestó: —Te digo la
verdad, nadie puede entrar en el
reino de Dios si no nace de agua y del Espíritu.*
¿Te gustaría entrar al Reino de
Dios?
Hay que
Bautizarse.
Creer, Arrepentirse y
Bautizarse van de la mano.
No se puede
separar una de la otra.
El Bautismo debe ser única y exclusivamente,
en el nombre de JESUS.
NO en una
falsa trinidad. Eso no existe en la palabra de Dios. Veamos:
Hechos 2:38 Pedro contestó: —Cada uno de
ustedes debe arrepentirse de sus pecados y volver a Dios, y ser bautizado en el nombre de Jesucristo
para el perdón de sus pecados. Entonces recibirán el regalo del Espíritu Santo.
Hechos 8:16 El Espíritu Santo
todavía no había venido sobre ninguno de ellos porque sólo habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús.
Hechos 10:48 Por lo tanto, dio
órdenes de que fueran bautizados en
el nombre de Jesucristo. Después Cornelio le pidió que se quedara
varios días con ellos.
Hechos 19:5 En cuanto oyeron esto, fueron
bautizados en el nombre del Señor Jesús.
Hechos 22:16 ¿Qué esperas?
Levántate y bautízate. Queda limpio de tus pecados al invocar el nombre del Señor”. Y hay más versículos que sobre esto.
Dicho esto
podemos decir y asegurar al mismo tiempo, que al Bautizarnos en el nombre de Jesús,
es para el perdón de mis pecados.
¿Qué pecados? Estamos hablando de los pecados que nosotros cometemos cuando
tenemos uso y razón de nuestras acciones y de nuestros pensamientos.
Debemos
entender que aunque nacemos en pecado, el hombre es por naturaleza bueno al
momento de nacer, es la sociedad y las tradiciones del mundo lo que lo hace un
potencial pecador.
En otras palabras nacemos sin
malicias, y es el sistema del mundo quien nos las enseña.
Cuando nos
arrepentimos y caminamos bajo la voluntad de Dios, es cuando le podemos enseñar
a nuestros hijos los valores morales, éticos y espirituales, que los conducirán
a un mejor vivir, en la presencia de Dios y sin malicia.
El
Bautismo NO
es para pertenecer a una iglesia o cierta denominación humana.
El
Bautismo ES
para el perdón de los pecados de todos aquellos que hemos pecados
deliberadamente.
Yo voy a
responder por mis propios pecados si no me arrepiento verdaderamente y no
vuelvo a caer en ellos.
La palabra
de Dios, dice que cada uno deberá y responder por sus pecados y que el hijo no
podrá llevar el pecado del padre.
Ezequiel
18:20
La persona que peque es la que morirá. El hijo no será castigado por los
pecados del padre ni el padre será castigado por los pecados del hijo. Los
justos serán recompensados por su propia conducta recta y las personas
perversas serán castigadas por su propia perversidad.
Y en segunda de
corintios dice:
2Cointios
5:10
Pues todos tendremos que estar delante de Cristo para ser juzgados. Cada uno de
nosotros recibirá lo que merezca por lo bueno o lo malo que haya hecho mientras
estaba en este cuerpo terrenal.
Quieres un
consejo, CREE, ARREPIENTETE y BAUTIZATE en el Nombre de JESUS.
Usted
seguramente dirá: Pastor es que ya me bautizaron cuando era bebe bajo la trinidad.
Pero cuando usted era bebe, no tenía conciencia de lo que le estaban
haciendo.
Ahora que la tiene, Bautícese en el nombre de JESUS.
Como cristiano verdadero debo
finalmente PERSEVERAR.
Este punto
es muy importante ya que una vez que nos bautizamos, en el nombre de Jesús, no
quiere decir que ya todo ha terminado, Sino que algo
nuevo ha comenzado.
Ahora
comenzamos una nueva vida con nuevas Bendiciones, mejores promesas y también
hemos comenzado una carrera.
Los
deportistas tienen metas, su objetivo es llegar a la meta y ser lo mejor.
Nosotros
cuando nos Bautizamos en el nombre de Jesús, nos estamos enlistando en una
carrera espiritual. Nuestro objetivo es llegar al Reino de Dios.
Pero para
eso no debemos dejar de correr, ya que si lo hacemos seriamos perdedores.
Cuando
tomamos estas cuatros decisiones que acabamos de ver, entonces debo ahora vivir
como cristiano verdadero, congregarme para alimentarme de la palabra de Dios,
orar constantemente y hacer todo aquello cuanto se requiera para permanecer
fiel al Señor.
Mat 24:13 Pero el que se
mantenga firme hasta el fin será salvo.
Filipenses 3:12-14 No quiero decir que
ya haya logrado estas cosas ni que ya haya alcanzado la perfección. Pero sigo
adelante a fin de hacer mía esa perfección para la cual Cristo Jesús
primeramente me hizo suyo. (13) No, amados hermanos, no lo he logrado,* pero me
concentro sólo en esto: olvido el pasado y fijo la mirada en lo que tengo por
delante, y así (14) avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el
premio celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo Jesús.
Iglesia,
tenemos que seguir adelante si en verdad queremos llegar a nuestra meta, la
cual está en el Reino de Dios.
Solo perseverando ante
cualquier adversidad, llegaremos.
Recordemos
que no estamos solos y que al tener a Jesucristo en nuestro corazón y mente,
llegaremos con más seguridad.
El Apóstol
Pablo dijo a los hermanos de Filipo que el mismo no pretende haberlo alcanzado
ya, pero reconociendo esto el Apóstol Pablo prosiguió a la meta.
Nosotros debemos imitarlo, para
recibir el supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
Gracia y
Paz
Pastor y
administrador, Rogers Infante H.
Bendiciones
a mis hermanos en la fe.