LA VERDADERA
FE NOS DA EL TRIUNFO DE LA VIDA
Señor Jesucristo, gracias
por morir por mí en la cruz, me arrepiento de mis pecados, te entrego mi vida,
mi corazón y anhelo obedecerte, dirige mis pasos como sólo tú lo puedes hacer.
Amén.
Romanos 10:17 Así que la fe
viene por oír, es decir, por oír la Buena Noticia acerca de Cristo.
La fe cristiana no es fe
ciega.
Es una fe
confirmada, comprobada y manifestada por medio de Cristo.
Por se nos enseña en la
Biblia a tener confianza en lo que no vemos.
Hebreos 11:1 La fe es la confianza de que en
verdad sucederá lo que esperamos; es lo que nos da la
certeza de las cosas que no podemos ver.
Eso que no vemos son las
promesas de Dios, en las cuales confiaron los antiguos hombres de Dios y por
causa de ellas fueron capaces de hacer grandes cosas.
Así mismo, al
confiar y obedecer a Dios en todo, antes que a los hombres, estas promesas se
cumplirán indefectiblemente también en nuestras vidas.
Es una certeza que lo que
Dios dice que hará, aunque no lo veamos por un lapso de tiempo, tendrá su
cumplimiento en los que obedecen su palabra.
Números 23:19 Dios no es un
hombre, por lo tanto no miente. Él no es humano, por lo tanto no cambia de
parecer. ¿Acaso alguna vez habló sin actuar? ¿Alguna vez prometió sin cumplir?
Tengamos
presente que la gran evidencia de nuestra fe es la muerte y resurrección de
Cristo.
Es un hecho
comprobado no sólo por los evangelios, sino también por historiadores de la
época y por miles de creyentes alrededor del mundo, por eso su fundamento es
una profunda confianza en las Palabras de Cristo.
Porque como dice la
escritura:
Hechos 17:31 Pues él ha fijado
un día para juzgar al mundo con justicia por el hombre que él ha designado, y
les demostró a todos quién es ese hombre al levantarlo de los muertos».
Ahora, si sabemos que Cristo
resucitó, por este hecho nuestra fe no es vana, ni nuestro anuncio de la verdad.
1Corintios
15:14-17 Y, si Cristo no ha resucitado, entonces toda nuestra
predicación es inútil, y la fe de ustedes también es
inútil. Y nosotros,
los apóstoles, estaríamos todos mintiendo acerca de Dios, porque hemos dicho que
Dios levantó a Cristo de la tumba. Pero eso no puede ser cierto si no hay
resurrección de los muertos. Y, si no hay
resurrección de los muertos, entonces Cristo no ha
resucitado. Y, si Cristo
no ha resucitado, entonces la fe de ustedes es inútil, y
todavía son culpables de sus pecados.
Hermanos, nuestra fe no es
producto de una superstición, ni de una hipótesis, es un hecho que Cristo
resucitó y que ahora vive en el corazón de cada creyente, de todo aquel que le
recibe, que confía en Él como su Señor y Salvador.
Romanos
10:8-10 En realidad, dice: «El mensaje está muy cerca de ti,
está en tus labios y en tu corazón»*. Y ese mensaje es el mismo mensaje que
nosotros predicamos acerca de la fe: Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu
corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo. Pues es por creer en tu corazón que eres
declarado justo a los ojos de Dios y es por confesarlo con tu boca que eres
salvo.
Si no tienes a Cristo, estás
invitado a comprobar este hecho, y ser testigo de esta certeza que nos acompaña
a muchos, prestando atención a la Palabra de Dios e invitando a Cristo a morar
en tu corazón.
Por el lado de
tener triunfo en nuestra vida.
1Juan 5:5 ¿Y quién puede ganar esta batalla contra el
mundo? Únicamente los que creen que Jesús es el Hijo de Dios.
Romanos 8:37 Claro que no,
a pesar de todas estas cosas, nuestra victoria es absoluta por medio de Cristo,
quien nos amó.
¿Cuál es el
momento de nuestra vida donde conseguimos un gran triunfo o una gran hazaña?
Tenemos muchas cosas en
nuestra vida por las cuales luchar y en las cuales queremos triunfar.
Por supuesto, no queremos
fracasar, pero si lo que anhelamos tiene verdadero sentido, profundidad y
propósito, es preciso que esté mi vida alineada con la voluntad de Dios.
Si
triunfamos en la vida, pero fracasamos con Dios, no es en verdad un triunfo.
Así que lo
primero y más importante, es creer en Jesús, para que nos dé el entendimiento y
podamos conocer al Dios verdadero.
Además de tener una comunión
diaria, viva y real con Él.
1Juan 5:20 Y sabemos que
el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento, para que podamos conocer
al Dios verdadero.* Y ahora vivimos en comunión con el Dios verdadero porque
vivimos en comunión con su Hijo, Jesucristo. Él es el único Dios verdadero y él
es la vida eterna.
Qué satisfactorio
es el triunfo teniendo en cuenta a Dios en nuestro camino, porque al llegar a
la cima sentiremos la plenitud de su respaldo y la paz de su compañía.
Como Pablo cuando declaró:
2Timoteo 4:7 He peleado la buena batalla, he terminado la
carrera y he permanecido fiel.
Por eso, él
esperaba del Altísimo la recompensa.
Cuando hacemos las cosas sin
obediencia ante Dios, el triunfo tiene un sin sabor porque no es sólido, no es
construido sobre la roca.
Mateo 7:24-27 »Todo el que escucha mi enseñanza y la
sigue es sabio, como la persona que construye su casa sobre una roca sólida. Aunque llueva a cántaros y suban las aguas de la
inundación y los vientos golpeen contra esa casa, no se vendrá abajo porque
está construida sobre un lecho de roca. Pero el que oye mi enseñanza y no la obedece es un necio, como la
persona que construye su casa sobre la arena. Cuando vengan las lluvias y lleguen las inundaciones y los vientos golpeen
contra esa casa, se derrumbará con un gran estruendo».
En otras palabras: Es perecedero, a punto de derrumbarse y al final causa “vértigo”.
Dicho de otra manera: El
hombre se llena de orgullo al estar en la altura sin Dios.
Proverbios 16:18-20 El orgullo va delante de la destrucción, y la
arrogancia antes de la caída. Es mejor vivir
humildemente con los pobres, que compartir el botín con los
orgullosos. Los que están atentos a
la instrucción prosperarán; los que confían en el SEÑOR se llenarán de gozo.
Por eso todo se derrumba.
Proverbios 18:12 La arrogancia va delante de la destrucción; la
humildad precede al honor.
Entonces, dicho todo esto, que
nuestro mayor triunfo sea conocer a Cristo y andar en su camino.
Que nuestro mayor logro sea
nuestra obediencia y fidelidad a Dios, en cumplimiento de su palabra.
Termino con esto:
DIOS EDIFICA Y BENDICE nuestra
casa si andamos siempre en su presencia.
El Dios Todopoderoso y
Eterno, transformara tu vida de tal manera que la utilizara para que su nombre
siga resplandeciendo y como recompensa, tu vida será llena de bendiciones.
Iglesia, Dejamos atrás todo
aquello que hasta ahora conocíamos y considerábamos de valor pues reconocemos
que sólo Dios, tienes el poder para salvar y bendecir.
Cuando andamos en obediencia
y fidelidad, en nuestra casa habitara tu presencia.
De esa manera todas las
familias que en verdad te han buscado en obediencia y en fidelidad sean
edificadas conforme a tu voluntad. En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén."
Salmos 127:1-5 Si el SEÑOR no
construye la casa, el trabajo de los constructores es una pérdida de tiempo. Si
el SEÑOR no protege la ciudad, protegerla con guardias no sirve para nada. Es inútil que te esfuerces tanto, desde la
mañana temprano hasta tarde en la noche, y te preocupes por conseguir alimento;
porque Dios da descanso a sus amados. Los hijos son un regalo del SEÑOR; son una recompensa de su
parte. Los hijos que le nacen a un hombre
joven son como flechas en manos de un guerrero. ¡Qué feliz es el hombre que tiene
su aljaba llena de ellos! No pasará vergüenza cuando enfrente a sus acusadores
en las puertas de la ciudad.
El hecho de convertirse en
papá y mamá es algo que aparentemente es muy sencillo y natural, pero es
necesario mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta que no podemos seguir
educando nuestros hijos bajo los parámetros modernos de lo que es un hogar.
Como creyentes verdaderos y que en nuestro corazón
reposa el Hijo de Dios; debemos añadirle ese toque tan importante que nuestro
Padre Dios quiere que agreguemos a las costumbres familiares y es que nuestros
corazones deben dejar de ser estériles y alimentarnos de la Palabra de Dios
para dar fruto y fruto en abundancia.
Todo comienza con el
conocimiento y la obediencia a la Palabra de Dios y no toda la responsabilidad
debe girar en torno a los hijos, sino además alrededor de los padres, quienes
deben darle un buen ejemplo al hijo.
Dios desafía a
los padres de todo el mundo a reconsiderar el modelo “moderno” de familia, para
integrar su Palabra al hogar como eje de un nuevo escenario familiar y social.
Entonces surge la pregunta:
¿qué tipo de padres debemos ser para que Jehová edifique nuestra casa?
Y la respuesta
es: el modelo que Dios pone ante nuestros ojos es el de ser padres consagrados
a Dios en obediencia a su Palabra.
Pues esos padres son
instrumento a través de los cuales Dios edificará a la nueva generación que
llevará libertad espiritual y transformará al mundo.
Dios edificará
nuestra casa si nosotros ponemos nuestra buena disposición para ser el medio
con el que Él transforme a nuestra familia.
Gracia y Paz.
Pastor y
Administrador, Rogers Infante.
Que Dios te
bendiga.