¿SOY ESCLAVO O SOY
LIBRE?
"Señor, soy verdaderamente libre gracias
a ti, a tu sangre derramada en la cruz del calvario. Hoy Señor lléname de tu
Espíritu para comprender y vivir en la verdadera libertad que me has
dado."
Busquemos
en la palabra de Dios:
Gálatas 5:1-6 Por lo tanto, Cristo en
verdad nos ha liberado. Ahora asegúrense de permanecer libres y no se
esclavicen de nuevo a la ley.
¡Presten atención! Yo, Pablo, les
digo lo siguiente: si dependen de la circuncisión para hacerse justos ante
Dios, entonces Cristo no les servirá de nada. Lo
repito: si pretenden lograr el favor de Dios mediante la circuncisión, entonces están obligados
a obedecer cada una de las ordenanzas de la ley de Moisés. Pues, si ustedes pretenden hacerse justos ante Dios
por cumplir la ley, ¡han quedado separados de Cristo! Han caído de la gracia de Dios. Pero los que vivimos por el Espíritu esperamos con anhelo
recibir por la fe la justicia que Dios nos ha prometido. Pues, una vez que depositamos nuestra fe en Cristo
Jesús, de
nada sirve estar o no circuncidado. Lo importante es la fe que se expresa por
medio del amor.
La esclavitud es estar encerrado en mis
propios deseos, que ellos decidan mi vida y mi futuro; es estar dependiente de
la tendencia, modas y comportamientos que el mundo nos ofrece, llevándonos a
ser considerados como mercancía para llevar una vida superficial y vacía; es
estar encadenado por las mentiras de Satanás o el maligno, que solo llevan a
robar, matar y destruir mi vida y la de mi familia.
La libertad no consiste en
hacer lo que a mi manera piense que está mejor, sino en ser obediente a Dios.
¿Parece duro cierto?
Si vivo sin Dios y sin sus principios puedo
vivir haciendo lo que me parezca, pero seré esclavo de mis propios deseos, que
cada vez querrán más alimento.
Si estamos exageradamente en fiestas y licor, cada vez
desearemos más, y nada llenará el vacío de buscar en goces temporales, la paz y
la llenura que solo produce la presencia de Dios.
En otras palabras terminaremos agotados, el
cuerpo en algún momento nos pasará la cuenta de cobro por vivir en excesos, y
otras consecuencias aún peores.
Sin embargo, tomar
la libertad que cristo nos dio por medio de la cruz nos permite vivir
verdaderamente libres, para hacer lo que es bueno, justo, santo.
Es decir: Tendremos
paz y seguridad a pesar de las aflicciones de la vida de las cuales nadie está
exento.
Tendremos éxito en todo lo que
emprendamos, y nos gozaremos deleitándonos en Dios y las bendiciones que Él nos
da.
Si vivimos esclavos de la carne por ejemplo,
nos dejaremos llevar por la fornicación; las consecuencias son enfermedades,
embarazos no deseados, tener una relación basada en el egoísmo, las peleas,
infidelidad y otras cosas peores.
Pero si por el Espíritu de Dios
hacemos morir las obras de la carne, tendremos gozo, paz y toda virtud que nos
permitirá vivir constantes y tener éxito en todos nuestros asuntos.
Por esto y más, disfrutemos pues de la
libertad con que Cristo no liberó y no volvamos nuevamente a estar esclavos en
nuestros delitos.
Los deleites de este mundo conducen a las Tinieblas, pero la palabra de
Dios puesta en práctica nos conduce a la Luz.
Mateo 5:13-16 »Ustedes son la sal de la tierra. ¿Pero
para qué sirve la sal si ha perdido su sabor? ¿Pueden lograr que vuelva a ser
salada? La descartarán y la pisotearán como algo que no tiene ningún valor. »Ustedes
son la luz del mundo, como una ciudad en lo alto de una colina que no puede
esconderse. Nadie enciende
una lámpara y luego la pone debajo de una canasta. En cambio, la coloca en un
lugar alto donde ilumina a todos los que están en la casa. De la misma manera, dejen que sus buenas acciones brillen
a la vista de todos, para que todos alaben a su Padre celestial.
En un mundo sin esperanza, donde a lo bueno
le llaman malo y a lo malo bueno, donde se ha perdido el liderazgo, y las
personas visibles y famosas del mundo son aplaudidas por su mal comportamiento,
por su liderazgo en contra de los valores cristianos y bíblicos, se requiere
encender un foco de verdadera luz.
En otras palabras se requiere algo
que resplandezca en medio de la más densa oscuridad.
Esa fuente de luz es Jesucristo brillando en
el corazón de cada creyente verdadero y fiel.
Nosotros somos luz para nuestra
familia.
Somos luz para el prójimo.
Somos luz para el mundo.
Si andamos con Jesús en nuestra vida lo que
debemos hacer es encender el interruptor y que pase la luz admirable que habita
en nosotros.
Pero cuando apagamos ese interruptor de luz, entonces andamos
como anda el mundo.
Cuando apagamos ese interruptor, entonces el mundo nos
arrastra con sus costumbres, deleites y tradiciones.
Cuando callamos el evangelio de la luz y
cuando actuamos de manera diferente a los principios de la Biblia, nuestra vida
será un total desorden.
Debemos estar conscientes que
la luz de nuestra familia somos nosotros.
¿Dejaríamos a nuestra propia mamá
o nuestros hijos en oscuridad, en nuestro hogar?
Claro que no.
Entonces encendamos el fuego de su Espíritu
que habita en nosotros.
Actuando de forma diferente a como actúa el
mundo.
Es decir: Iniciando por nuestra
familia, que ellos puedan ver el amor de Cristo en nosotros.
Efesios 4:17-30 Con la
autoridad del Señor digo lo siguiente: ya no vivan como los
que no conocen a Dios,* porque ellos están irremediablemente confundidos. Tienen la mente llena de oscuridad; vagan lejos de la
vida que Dios ofrece, porque cerraron la mente y endurecieron el corazón hacia él. Han perdido la vergüenza. Viven para los placeres
sensuales y practican con gusto toda clase de impureza. Pero eso no es lo que ustedes aprendieron acerca de
Cristo. Ya que han oído sobre Jesús y han conocido la verdad
que procede de él, desháganse de su
vieja naturaleza pecaminosa y de su antigua manera de vivir, que está corrompida
por la sensualidad y el engaño. Y, en cambio,
dejen que el Espíritu les renueve los pensamientos y las
actitudes. Pónganse la
nueva naturaleza, creada para ser a la semejanza de Dios, quien es
verdaderamente justo y santo. Así que dejen de
decir mentiras. Digamos siempre la verdad a todos porque nosotros somos
miembros de un mismo cuerpo. Además, «no pequen
al dejar que el enojo los controle»*. No permitan que el sol se ponga mientras
siguen enojados, porque el
enojo da lugar al diablo. Si eres ladrón, deja de robar. En cambio, usa
tus manos en un buen trabajo digno y luego comparte generosamente con los que
tienen necesidad. No empleen un
lenguaje grosero ni ofensivo. Que todo lo que digan sea bueno y útil, a fin de
que sus palabras resulten de estímulo para quienes las oigan. No entristezcan al Espíritu Santo de Dios con la forma en
que viven. Recuerden que él los identificó como suyos,* y así les ha
garantizado que serán salvos el día de la redención.
Cuando andamos en oscuridad tenemos el entendimiento
entenebrecido.
Tenemos el entendimiento apagado.
La conciencia se nubla de tal manera que decimos
“yo hago lo que quiera, no pasa nada”,
En otras palabras: Se busca la vanidad de nuestros
sentidos, satisfacer placeres y adentrarnos al pecado.
Más si tomamos la enseñanza de Cristo, del
redentor, somos libres, podemos y debemos andar en luz, dejando atrás al viejo
hombre.
En otras palabras: No
volviendo a actuar como actuábamos en el pasado cuando no conocíamos su verdad.
Iglesia, para andar en esta luz cambiemos
nuestra forma de pensar.
Para andar en esta luz, quitémonos toda
mentira de nuestro corazón, mente lengua.
Dicho de otra manera, seamos íntegros y
honestos en todo lo que hacemos.
Cuidemos cada palabra que sale
de nuestra boca.
Pensemos y hablamos lo que es
puro y edificante para todos.
No es sólo un esfuerzo moral.
Si Él está en nosotros, por fe en su nombre, tenemos toda
la capacidad de actuar conforme su Espíritu nos guíe.
Él nos da una motivación eterna y constante
de siempre ir por el buen camino, y recordemos que ante toda tentación para
tomar un mal camino, él nos da la salida y la fuerza para resistir.
Gracia y Paz
Pastor y administrador Rogers
Infante
Que Dios derrame Bendiciones a mis
hermanos en la fe.
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