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viernes, 1 de mayo de 2020

CUANDO NUESTRA FE SE CONVIERTE EN UNA SEMILLA

CUANDO NUESTRA FE SE CONVIERTE EN UNA SEMILLA,

TODOS LOS DÍAS SUCEDEN MILAGROS.


Mateo 17:14-20 Al pie del monte, les esperaba una gran multitud. Un hombre vino y se arrodilló delante de Jesús y le dijo: «Señor, ten misericordia de mi hijo. Le dan ataques y sufre terriblemente. A menudo cae al fuego o al agua. Así que lo llevé a tus discípulos, pero no pudieron sanarlo». Jesús dijo: «¡Gente corrupta y sin fe! ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganme aquí al muchacho». Entonces Jesús reprendió al demonio, y el demonio salió del joven. A partir de ese momento, el muchacho estuvo bien. Más tarde, los discípulos le preguntaron a Jesús en privado: —¿Por qué nosotros no pudimos expulsar el demonio? —Ustedes no tienen la fe suficiente —les dijo Jesús —. Les digo la verdad, si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a esta montaña: “Muévete de aquí hasta allá”, y la montaña se movería. Nada sería imposible.*

Dios tiene una manera de resolver nuestros problemas y todo depende de cómo nuestra fe se convierte en una semilla.

En esta analogía cuando sembramos una semilla, Dios cambia su naturaleza, de modo que llega a ser una planta, el poder de la vida surge en esa tierna y joven matica, de manera que una gruesa capa de tierra no impide que brote y crezca.

Jesús dice que nuestra fe en Dios es como una semilla.
Cuando ponemos nuestra fe en acción, es cuando depositamos en el Señor toda nuestra confianza.

Es decir: Nuestra situación toma una naturaleza totalmente nueva y se convierte en un milagro en potencia.
Ahora nos preguntamos:
¿Cuál es el monte que debemos remover en nuestra vida?
¿La soledad, pérdida de un trabajo, una enfermedad, una relación rota, dificultades en el hogar o alguna otra cosa?

Romanos 12:3 nos dice que todos poseemos una medida de fe y no importa que tan pequeña pueda ser, debemos usarla.
Romanos 12:3 Basado en el privilegio y la autoridad* que Dios me ha dado, le advierto a cada uno de ustedes lo siguiente: ninguno se crea mejor de lo que realmente es. Sean realistas al evaluarse a ustedes mismos, háganlo según la medida de fe que Dios les haya dado. *

Tenga muy presente que esta fe cobra vida al oír la Palabra de Dios.
La fe crecerá en la medida que nos alimentemos de su Palabra, y sólo así el Espíritu Santo transformará radicalmente nuestra manera de pensar y comenzaremos a declarar las promesas de Dios.

Poner nuestra fe en acción es apropiarnos de sus promesas, hablándole a ese obstáculo o monte para que se quite del medio y poder observar cómo actúa Dios.

Lo que humanamente se nos vuelve imposible de manejar, sólo Dios lo puede resolver y lo hará con el creyente que se deleite en su Palabra, que conoce cuál es la potestad, poder, voluntad, propósito y provisión de Dios para su vida y que ora de acuerdo a la voluntad de Dios en obediencia y fidelidad.

Mateo 10:1 Jesús reunió a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus malignos* y para sanar toda clase de enfermedades y dolencias.

Orar por un milagro constituye una invitación al Espíritu Santo para que se manifieste al utilizar y declarar las promesas de Dios sobre nuestras vidas.
Si usted lo hace, tenga la plena seguridad que los milagros llegaran a su vida.

 

Porque dicho está en la palabra de Dios, que todos los días suceden milagros.

Marcos 16:14-20 Incluso más tarde, se apareció a los once discípulos mientras comían juntos. Los reprendió por su obstinada incredulidad, porque se habían negado a creer a los que lo habían visto después de que resucitó. *  Y entonces les dijo: «Vayan por todo el mundo y prediquen la Buena Noticia a todos. El que crea y sea bautizado será salvo. Pero el que se niegue a creer, será condenado. Estas señales milagrosas acompañarán a los que creen: expulsarán demonios en mi nombre y hablarán nuevos idiomas. *  Podrán tomar serpientes en las manos sin que nada les pase y, si beben algo venenoso, no les hará daño. Pondrán sus manos sobre los enfermos, y ellos sanarán». Cuando el Señor Jesús terminó de hablar con ellos, fue levantado al cielo y se sentó en el lugar de honor, a la derecha de Dios. Y los discípulos fueron por todas partes y predicaron, y el Señor actuaba por medio de ellos confirmando con muchas señales milagrosas lo que decían.

 

Muchas veces nos hemos preguntado
¿por qué ahora no se ven tantos milagros como los que se dieron dentro de la iglesia primitiva en el siglo primero?

Bien, les quiero decir que el Señor prometió respaldar el ministerio evangelístico con señales, milagros y prodigios y no ha dejado de cumplir sus promesas.

La verdad, es que todos los días suceden milagros.
Nosotros somos los que hemos dejado de verlos al no creer y estar rodeados de tanta frivolidad y escepticismo.
En otras palabras, desean ver lo que el mundo les ofrece, y por eso no ven lo que Dios les muestra.

Todos los días el Señor saca a personas de las tinieblas a su luz admirable.
Todos los días el señor libera almas encadenadas al vicio y de los demonios que los oprimen.
Todos los días el Señor restaura hogares y relaciones rotas.
Todos los días el Señor hace sanidades de cáncer y de infinidad de enfermedades, pero la mayoría de las veces no se le da el crédito a Dios.

Marcos muestra con claridad los deberes de la iglesia, eso quiere decir, los deberes de todo cristiano, que son:
La tarea de la predicación del evangelio a toda criatura.
La tarea sanadora intercediendo por la sanidad del alma y cuerpo de las personas.
La tarea de enseñar e instruir a otros con la verdad de la Palabra de Dios.

La iglesia también tiene una fuente de poder para enfrentar la vida desde la perspectiva divina.
Es ese Poder de lo Alto que llamamos Espíritu santo, y proviene única y exclusivamente de Dios.
Ese Poder llega a nosotros para usarnos como instrumentos de fe para cambiar las circunstancias.

Hechos 1:6-11 Así que, mientras los apóstoles estaban con Jesús, le preguntaron con insistencia: —Señor, ¿ha llegado ya el tiempo de que liberes a Israel y restaures nuestro reino? Él les contestó: —Sólo el Padre tiene la autoridad para fijar esas fechas y tiempos, y a ustedes no les corresponde saberlo. Pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes. Y serán mis testigos, y le hablarán a la gente acerca de mí en todas partes: en Jerusalén, por toda Judea, en Samaria y hasta los lugares más lejanos de la tierra. Después de decir esto, Jesús fue levantado en una nube mientras ellos observaban, y hasta que ya no pudieron verlo. Y mientras se esforzaban por verlo ascender al cielo, dos hombres vestidos con túnicas blancas de repente se pusieron en medio de ellos. «Hombres de Galilea —les dijeron—, ¿por qué están aquí parados, mirando al cielo? Jesús fue tomado de entre ustedes y llevado al cielo, ¡pero un día volverá del cielo de la misma manera en que lo vieron irse!».

Jesús, a través de su Padre el Todopoderoso, es el Señor de la iglesia y sigue obrando en ella y a través de ella.
Por eso tenga muy presente que la vida cristiana se debe vivir en la presencia y el poder del Cristo Vivo, que continúa trayendo vida a los que están muertos en sus delitos y pecados, transformándolos para mostrar su poder y su gloria.

Por eso pidamos que nos quite toda duda e incredulidad de nuestros corazones para seguir viendo sus manifestaciones poderosas y de esa manera lleguen los milagros y bendiciones a nuestra vida.
Gracia y Paz.
Pastor y Administrador, Rogers Infante.
Que Dios te bendiga.

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