LA EMERGENCIA
ESPIRITUAL
Ezequiel 3:16-21 Después de siete días, el SEÑOR me dio el siguiente mensaje: «Hijo de hombre,
te he puesto como Centinela para Israel. Cada vez que recibas un mensaje mío,
adviértele a la gente de inmediato. Si les aviso a los perversos: “Ustedes están bajo pena de muerte”, pero tú no les das la advertencia,
ellos morirán en sus pecados; y yo te haré responsable de su muerte. Si tú les adviertes, pero ellos se niegan a arrepentirse y siguen pecando,
morirán en sus pecados; pero tú te habrás salvado porque me obedeciste. »Si los
justos se desvían de su conducta recta y no hacen caso a los obstáculos que
pongo en su camino, morirán; y si tú no les adviertes, ellos morirán en sus
pecados. No se recordará ninguno de sus actos de justicia y te haré responsable
de la muerte de esas personas; pero si les adviertes a los justos que no pequen y te
hacen caso y no pecan, entonces vivirán, y tú
también te habrás salvado».
En muchas calamidades naturales se hubiera
podido evitar miles de muertos si las personas y autoridades del lugar hubieran
acatado las recomendaciones e incluso el llamado de emergencia para desalojar
el lugar, tal es el caso del desastre de esta pandemia mundial.
La Biblia es el único libro de
millones de textos de literatura, que predice claramente siglos antes, lo que
ha sucedido y va a suceder en la humanidad.
También es el único libro que nos enseña la
causa de nuestra condición actual, de los pleitos, dolor, guerras; esto es el
pecado.
Denunciar el pecado de la
humanidad no se trata de juzgar a los demás o de una falsa moral, sino de
permitir que Cristo more en nuestra vida y las vidas de los demás.
Ya que, siendo predicado y aceptado, Él es el único que puede borrar el pecado de nuestras vidas, y quitar su influencia sobre nosotros.
Su palabra nos enseña en 1Pedro 2:24
1Pedro 2:24 Él mismo cargó nuestros pecados sobre su cuerpo en la cruz, para que nosotros podamos estar muertos al pecado y vivir para lo que es recto. Por sus heridas, son sanados.
No hay otra manera de evitar que el pecado no
destruya mi vida, solamente existe una manera y es entregando mi confianza y mi
esperanza en Jesús.
Hoy clamemos a Él, para que tome el control de nuestra vida y la vida de las personas a quien podamos llevar este mensaje de salvación.
Es un llamado de emergencia que necesita la humanidad
urgentemente.
Es un llamado de vida o muerte.
Es el llamado que salva vidas para llevarlas una eternidad con Dios, a través de la palabra de Dios.
Tenemos por tanto la palabra de Dios que salva vidas:
Si vemos el desastre inminente de las familias, y del mundo, ¿nos quedaremos en silencio?
Mateo 25:31-41 »Pero, cuando el Hijo del Hombre* venga en su gloria acompañado por todos los ángeles, entonces se sentará sobre su trono glorioso. Todas las naciones* se reunirán en su presencia, y él separará a la gente como un pastor separa a las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. »Entonces el Rey dirá a los que estén a su derecha: “Vengan, ustedes, que son benditos de mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Pues tuve hambre, y me alimentaron. Tuve sed, y me dieron de beber. Fui extranjero, y me invitaron a su hogar. Estuve desnudo, y me dieron ropa. Estuve enfermo, y me cuidaron. Estuve en prisión, y me visitaron”. »Entonces esas personas justas responderán: “Señor, ¿en qué momento te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos algo de beber, o te vimos como extranjero y te brindamos hospitalidad, o te vimos desnudo y te dimos ropa, o te vimos enfermo o en prisión, y te visitamos?”. »Y el Rey dirá: “Les digo la verdad, cuando hicieron alguna de estas cosas al más insignificante de éstos, mis hermanos, ¡me lo hicieron a mí!”. »Luego el Rey se dirigirá a los de la izquierda y dirá: “¡Fuera de aquí, ustedes, los malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus demonios!*
Iglesia, el ser humano tiene una responsabilidad
"Porque el reino de los cielos es como un hombre que, yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes.
Como lo dice Mateo 25.
Mat 25:14-30 »También el reino del cielo puede ilustrarse mediante la historia de un hombre que tenía que emprender un largo viaje. Reunió a sus siervos y les confió su dinero mientras estuviera ausente. Lo dividió en proporción a las capacidades de cada uno. Al primero le dio cinco bolsas de plata;* al segundo, dos bolsas de plata; al último, una bolsa de plata. Luego se fue de viaje. »El siervo que recibió las cinco bolsas de plata comenzó a invertir el dinero y ganó cinco más. El que tenía las dos bolsas de plata también salió a trabajar y ganó dos más. Pero el siervo que recibió una sola bolsa de plata cavó un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su amo. »Después de mucho tiempo, el amo regresó de su viaje y los llamó para que rindieran cuentas de cómo habían usado su dinero. El siervo al cual le había confiado las cinco bolsas de plata se presentó con cinco más y dijo: “Amo, usted me dio cinco bolsas de plata para invertir, y he ganado cinco más”. »El amo lo llenó de elogios. “Bien hecho, mi buen siervo fiel. Has sido fiel en administrar esta pequeña cantidad, así que ahora te daré muchas más responsabilidades. ¡Ven a celebrar conmigo!”*. »Se presentó el siervo que había recibido las dos bolsas de plata y dijo: “Amo, usted me dio dos bolsas de plata para invertir, y he ganado dos más”. »El amo dijo: “Bien hecho, mi buen siervo fiel. Has sido fiel en administrar esta pequeña cantidad, así que ahora te daré muchas más responsabilidades. ¡Ven a celebrar conmigo!”. »Por último se presentó el siervo que tenía una sola bolsa de plata y dijo: “Amo, yo sabía que usted era un hombre severo, que cosecha lo que no sembró y recoge las cosechas que no cultivó. Tenía miedo de perder su dinero, así que lo escondí en la tierra. Mire, aquí está su dinero de vuelta”. »Pero el amo respondió: “¡Siervo perverso y perezoso! Si sabías que cosechaba lo que no sembré y recogía lo que no cultivé, ¿por qué no depositaste mi dinero en el banco? Al menos hubiera podido obtener algún interés de él”. »Entonces ordenó: “Quítenle el dinero a este siervo y dénselo al que tiene las diez bolsas de plata. A los que usan bien lo que se les da, se les dará aún más y tendrán en abundancia; pero a los que no hacen nada se les quitará aun lo poco que tienen. Ahora bien, arrojen a este siervo inútil a la oscuridad de afuera, donde habrá llanto y rechinar de dientes”.
Mucha gente pierde su oportunidad de ser
bendecido, porque piensan más en sus deleites mundanos y pecaminosos, que
invertir en la obra de Dios.
Hoy por la misericordia de Dios, los obreros que hemos obrado bien con los talentos, oportunidades, trabajos y dedicación que Dios nos dio, y que hemos invertido fielmente a la obra de Dios, hoy podemos decir gracias Señor por la abundancia que me estas dando aun, y que hasta hoy no me falta nada por mi obediencia y fidelidad ante ti.
¿Cuántas personas que deseaban
tener un ingreso, le pidieron a Dios un trabajo para un mejor vivir, y Dios se
los dio, y el resultado de esta bondad, fue darle la espalda a Dios, para
complacer al mundo, sus deleites y entregar sus cuerpos al pecado?
¿Qué creían estos inútiles?
¿Seguramente pensaron que Dios no se daría cuenta de sus atrocidades, y que podrían gritar a los cuatros vientos que lo que obtuvieron fue por sus propios esfuerzos? NO.
Estos inútiles, jamás pensaron que este
tiempo de escases, terror, muerte y desesperación, llegaría a esta generación.
Principio de dolor, te guste o no, llego a esta generación.
Y los tiempos siguientes no será ni rastro de estos tiempos.
Porque los tiempos, marcan un tiempo y medio tiempo, lo cual traerá como consecuencia el tiempo restante que será un tiempo donde la maldad se multiplicará y la angustia y muerte abundará.
El que tenga oído para oír y entendimiento para entender, que comprenda lo que el espíritu ha dicho hoy.
El hombre es un ser responsable moralmente.
En cada decisión que tomamos somos agentes morales libres de decidir, pero tenemos que tener presente las consecuencias futuras de nuestras decisiones.
Al creernos sabios en nuestra
propia opinión y no tomar la dirección de Dios, fallamos, no porque Dios nos
haya enviado un mal, sino porque no acatamos su advertencia que es para vida.
Dios no quiere que tomemos caminos de muerte, pero el hombre busca desenfrenadamente esos caminos de muerte al escoger al mundo antes que a Dios.
Doy gracias a Dios que todas mis decisiones y todos mis proyectos,
los he colocado en manos de Dios, para que Él también me dé la sabiduría de
administrar las bendiciones que en su misericordia y amor trae a mi vida.
En la parábola de los talentos, en Mateo 25,
el Señor entrega talentos de acuerdo a la capacidad de cada quien, y es allí
donde debemos ser agradecidos.
Usted no puede ser un gerente, sino se prepara para dicha función.
Usted no puede ser un Administrador, sino se prepara para dicha función.
Usted no puede ser un Economista, sino se prepara para dicha función.
Usted no puede ser un Líder, si no se prepara para dicha función.
Lo triste de todo es que muchos pretender ser, sin prepararse para ser.
Entonces como no son lo que desean ser, reniegan, maldicen, y buscan echarles la culpa a terceros, de todos sus fracasos en la vida, porque no son lo que son.
En la obra de Dios, tenemos que ser buenos
Administradores y fieles.
1Corintios 4:2 Ahora bien, alguien que recibe el cargo de administrador, debe ser fiel.
Ahora, es responsabilidad de cada uno de
nosotros, llevar el evangelio y saber administrar lo que Dios nos da.
Esto también se aplica a las personas que Dios nos ha puesto.
Ahora preguntemos nos:
¿Mientras Dios nos dio ese trabajo que tanto necesitábamos, nos mostramos como luz para el mundo, o tinieblas para otros?
¿Les enseñamos la Palabra de vida para que den fruto y tengan éxito, o nos arrastramos como ellos en el lodo?
La parábola no sólo se aplica a cosas
materiales, también a dones y talentos que Dios nos ha dado y que es nuestra
responsabilidad desarrollar y perfeccionar; pero también a las personas,
nuestra pareja, nuestra familia y amigos.
Es momento de mostrar que Cristo vive en nosotros, valorando a todas las personas que Dios coloca en nuestras vidas y brindándoles el verdadero amor derramado en nuestro corazón por medio de la fe en Jesús.
Tito 3:3-7 En otro tiempo
nosotros también éramos necios y
desobedientes. Fuimos engañados y nos convertimos en esclavos de toda clase de
pasiones y placeres. Nuestra vida estaba llena de maldad y envidia, y nos
odiábamos unos a otros. Pero: «Cuando
Dios nuestro Salvador dio a conocer su bondad y amor, él nos salvó, no por las
acciones justas que nosotros habíamos hecho, sino por su misericordia. Nos
lavó, quitando nuestros pecados, y nos dio un nuevo nacimiento y vida nueva por
medio del Espíritu Santo. * Él derramó su Espíritu sobre nosotros en abundancia
por medio de Jesucristo nuestro Salvador. Por su gracia él nos declaró justos y nos dio la seguridad de que vamos a heredar la
vida eterna».
Cada uno de nosotros somos responsables
moralmente por el pecado.
No podemos culpar a Dios y a los demás por las cosas que nos suceden pues son consecuencia de nuestras decisiones.
Debemos aceptar nuestros
pecados y arrepentirnos, acudiendo a la misericordia, que es nueva cada día.
Lamentaciones 3:22-28 ¡el fiel amor del SEÑOR nunca se acaba!* Sus misericordias jamás terminan. Grande es su fidelidad; sus misericordias son nuevas cada mañana. Me digo: «El SEÑOR es mi herencia, por lo tanto, ¡esperaré en él!». El SEÑOR es bueno con los que dependen de él, con aquellos que lo buscan. Por eso es bueno esperar en silencio la salvación que proviene del SEÑOR. Y es bueno que todos se sometan desde temprana edad al yugo de su disciplina: que se queden solos en silencio bajo las exigencias del SEÑOR.
En Génesis 3,
cuando el hombre desobedece a Dios, engañado por Satanás, no reconoce su estado
si no que se oculta, luego cuando es confrontado por Dios, se pasan la culpa de
uno a otro.
Si leemos detenidamente Génesis 3:12-13, “Y el hombre respondió: La mujer que me disté por compañera me dio del árbol, y yo comí. Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí.”,
Detengámonos a observar cómo se “auto
justifican”, culpándose el uno al otro y luego culpando a Dios con decir "La serpiente me engañó, y comí.”, es cierto que la serpiente utilizó mentiras, pero
¿acaso el hombre no pudo confiar en el mandato de Dios
frente a lo que Satanás les ofrecía?
Hoy en día, se repite esta condición, esta tendencia a cometer el mismo error; cuando Dios nos habla a través de la Biblia nos dice la verdad, nos escondemos de Dios, vemos lo que hemos hecho y nos remuerde la conciencia, tapándonos con religiones u ocultando nuestro estado con alcohol, drogas o sexo.
Culpamos a los demás por lo que hicimos, si
mentimos, si fornicamos o si cometemos cualquier pecado, inmediatamente viene a
nuestra mente el “fue que él o ella...”.
Tomemos en serio la
responsabilidad por lo que hacemos o decidimos.
Pero no podríamos sin la luz de Cristo.
Él en Mateo 4, cuando se enfrentó a Satanás, nos mostró el camino, no falló, sino que, mediante la palabra de Dios, ajustado y obedeciendo al mandato escrito, no permitió el engaño de Satanás ni en su mente, ni mucho menos en su corazón.
Él venció por nosotros, luego en la cruz
selló la victoria sobre el pecado.
Es decir que no es en nuestra humana condición o con esfuerzos morales que enfrentamos la responsabilidad de nuestros actos, sino que debemos acercarnos a la cruz, a Jesús, con un corazón arrepentido y pedirle un cambio radical en nuestro corazón, un nuevo nacimiento, un nuevo corazón que no se deje engañar y llevar al pecado, sino que dependa de su Palabra para vivir de ahora en adelante verdaderamente libre.
Escucha, límpiate, purifica tu cuerpo, recuerda que es templo de Dios.
Entra en su presencia como el te trajo y purifícate para su gloria.
Solo así te podrás identificar como su hijo o hija.
Romanos 6:2136 ¡Por supuesto que no! Nosotros hemos muerto al pecado, entonces, ¿cómo
es posible que sigamos viviendo en pecado? ¿O acaso olvidaron que, cuando
fuimos unidos a Cristo en el bautismo, nos unimos a él en su muerte? Pues hemos muerto y fuimos
sepultados con Cristo mediante el bautismo. Y, tal como Cristo fue levantado de
los muertos por el poder glorioso del Padre, ahora nosotros también podemos vivir una vida nueva. Dado que fuimos unidos a él en su muerte, también seremos resucitados como él. Sabemos que nuestro antiguo ser
pecaminoso fue crucificado con Cristo para que el pecado perdiera su poder en
nuestra vida. Ya no somos esclavos del pecado. Pues, cuando morimos con Cristo,
fuimos liberados del poder del pecado. Y, dado que morimos con Cristo, sabemos
que también viviremos con él. Estamos seguros de eso, porque
Cristo fue levantado de los muertos y nunca más volverá
a morir. La muerte ya no tiene ningún poder sobre él. Cuando él murió, murió una sola vez, a fin de quebrar el poder del pecado.
Pero, ahora que él vive, vive para la gloria de Dios. Así también ustedes deberían considerarse muertos al poder del pecado y
vivos para Dios por medio de Cristo Jesús. No permitan que el pecado controle la
manera en que viven; * no caigan ante los deseos pecaminosos. No dejen que
ninguna parte de su cuerpo se convierta en un instrumento del mal para servir
al pecado. En cambio, entréguense
completamente a Dios, porque antes estaban muertos pero ahora tienen una vida
nueva. Así que usen todo su cuerpo como un instrumento para hacer lo que es
correcto para la gloria de Dios.
Dios escoge a muchos para que le sirvan, pero
a pocos para ser purificados en su obra.
Muchos de los grandes problemas en la fe cristiana para que actuemos de acuerdo a lo que es nuestra nueva naturaleza en Cristo es que no sabemos ni quiénes somos, ni cuál es nuestra esencia verdadera.
Dios nos habla en nuestro corazón. ¿Qué te dice Dios en tu corazón?
Muchos vivimos en el pasado,
repitiendo los mismos errores porque no hemos comprendido quiénes somos, cuál
es nuestro llamado y cuáles son las innumerables bendiciones y beneficios que
tenemos como hijos de Dios.
El bautismo es un acto en que el Poder de
Dios, su Espíritu Santo, nos toma cuando hemos creído en Jesús, en el momento
de la salvación y nos hace uno con Cristo, nos coloca en una relación íntima y
viva con el hijo de Dios.
Y por lo tanto la identificación
consiste en aceptar esta verdad en nuestras vidas, conociendo que, si Cristo
murió por nuestros pecados, nosotros al ser bautizados en el nombre de Jesús,
hemos sido unidos a su muerte, y si Él murió, nosotros también hemos muerto al
pecado.
Así que siendo juntamente con él sepultados,
ya el pecado no tiene influencia sobre nosotros, por lo tanto, como Cristo
resucitó, juntamente, lo mismo que Él, también nosotros hemos sido levantados
para tener la capacidad de vivir una vida en su nombre.
Jesús ya hizo todo, estamos
unidos a Él en su muerte y en su resurrección, por lo tanto, estos días
vivámoslo como hijos de Dios y no del mundo.
Que Dios te bendiga de acuerdo a tu mente, habla y corazón.
Pastor y administrador Rogers Infante

Ya que, siendo predicado y aceptado, Él es el único que puede borrar el pecado de nuestras vidas, y quitar su influencia sobre nosotros.
1Pedro 2:24 Él mismo cargó nuestros pecados sobre su cuerpo en la cruz, para que nosotros podamos estar muertos al pecado y vivir para lo que es recto. Por sus heridas, son sanados.
Hoy clamemos a Él, para que tome el control de nuestra vida y la vida de las personas a quien podamos llevar este mensaje de salvación.
Es un llamado de vida o muerte.
Es el llamado que salva vidas para llevarlas una eternidad con Dios, a través de la palabra de Dios.
Tenemos por tanto la palabra de Dios que salva vidas:
Si vemos el desastre inminente de las familias, y del mundo, ¿nos quedaremos en silencio?
Mateo 25:31-41 »Pero, cuando el Hijo del Hombre* venga en su gloria acompañado por todos los ángeles, entonces se sentará sobre su trono glorioso. Todas las naciones* se reunirán en su presencia, y él separará a la gente como un pastor separa a las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. »Entonces el Rey dirá a los que estén a su derecha: “Vengan, ustedes, que son benditos de mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Pues tuve hambre, y me alimentaron. Tuve sed, y me dieron de beber. Fui extranjero, y me invitaron a su hogar. Estuve desnudo, y me dieron ropa. Estuve enfermo, y me cuidaron. Estuve en prisión, y me visitaron”. »Entonces esas personas justas responderán: “Señor, ¿en qué momento te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos algo de beber, o te vimos como extranjero y te brindamos hospitalidad, o te vimos desnudo y te dimos ropa, o te vimos enfermo o en prisión, y te visitamos?”. »Y el Rey dirá: “Les digo la verdad, cuando hicieron alguna de estas cosas al más insignificante de éstos, mis hermanos, ¡me lo hicieron a mí!”. »Luego el Rey se dirigirá a los de la izquierda y dirá: “¡Fuera de aquí, ustedes, los malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus demonios!*
"Porque el reino de los cielos es como un hombre que, yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes.
Como lo dice Mateo 25.
Mat 25:14-30 »También el reino del cielo puede ilustrarse mediante la historia de un hombre que tenía que emprender un largo viaje. Reunió a sus siervos y les confió su dinero mientras estuviera ausente. Lo dividió en proporción a las capacidades de cada uno. Al primero le dio cinco bolsas de plata;* al segundo, dos bolsas de plata; al último, una bolsa de plata. Luego se fue de viaje. »El siervo que recibió las cinco bolsas de plata comenzó a invertir el dinero y ganó cinco más. El que tenía las dos bolsas de plata también salió a trabajar y ganó dos más. Pero el siervo que recibió una sola bolsa de plata cavó un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su amo. »Después de mucho tiempo, el amo regresó de su viaje y los llamó para que rindieran cuentas de cómo habían usado su dinero. El siervo al cual le había confiado las cinco bolsas de plata se presentó con cinco más y dijo: “Amo, usted me dio cinco bolsas de plata para invertir, y he ganado cinco más”. »El amo lo llenó de elogios. “Bien hecho, mi buen siervo fiel. Has sido fiel en administrar esta pequeña cantidad, así que ahora te daré muchas más responsabilidades. ¡Ven a celebrar conmigo!”*. »Se presentó el siervo que había recibido las dos bolsas de plata y dijo: “Amo, usted me dio dos bolsas de plata para invertir, y he ganado dos más”. »El amo dijo: “Bien hecho, mi buen siervo fiel. Has sido fiel en administrar esta pequeña cantidad, así que ahora te daré muchas más responsabilidades. ¡Ven a celebrar conmigo!”. »Por último se presentó el siervo que tenía una sola bolsa de plata y dijo: “Amo, yo sabía que usted era un hombre severo, que cosecha lo que no sembró y recoge las cosechas que no cultivó. Tenía miedo de perder su dinero, así que lo escondí en la tierra. Mire, aquí está su dinero de vuelta”. »Pero el amo respondió: “¡Siervo perverso y perezoso! Si sabías que cosechaba lo que no sembré y recogía lo que no cultivé, ¿por qué no depositaste mi dinero en el banco? Al menos hubiera podido obtener algún interés de él”. »Entonces ordenó: “Quítenle el dinero a este siervo y dénselo al que tiene las diez bolsas de plata. A los que usan bien lo que se les da, se les dará aún más y tendrán en abundancia; pero a los que no hacen nada se les quitará aun lo poco que tienen. Ahora bien, arrojen a este siervo inútil a la oscuridad de afuera, donde habrá llanto y rechinar de dientes”.
Hoy por la misericordia de Dios, los obreros que hemos obrado bien con los talentos, oportunidades, trabajos y dedicación que Dios nos dio, y que hemos invertido fielmente a la obra de Dios, hoy podemos decir gracias Señor por la abundancia que me estas dando aun, y que hasta hoy no me falta nada por mi obediencia y fidelidad ante ti.
¿Seguramente pensaron que Dios no se daría cuenta de sus atrocidades, y que podrían gritar a los cuatros vientos que lo que obtuvieron fue por sus propios esfuerzos? NO.
Principio de dolor, te guste o no, llego a esta generación.
Y los tiempos siguientes no será ni rastro de estos tiempos.
Porque los tiempos, marcan un tiempo y medio tiempo, lo cual traerá como consecuencia el tiempo restante que será un tiempo donde la maldad se multiplicará y la angustia y muerte abundará.
El que tenga oído para oír y entendimiento para entender, que comprenda lo que el espíritu ha dicho hoy.
En cada decisión que tomamos somos agentes morales libres de decidir, pero tenemos que tener presente las consecuencias futuras de nuestras decisiones.
Dios no quiere que tomemos caminos de muerte, pero el hombre busca desenfrenadamente esos caminos de muerte al escoger al mundo antes que a Dios.
Usted no puede ser un gerente, sino se prepara para dicha función.
Usted no puede ser un Administrador, sino se prepara para dicha función.
Usted no puede ser un Economista, sino se prepara para dicha función.
Usted no puede ser un Líder, si no se prepara para dicha función.
Lo triste de todo es que muchos pretender ser, sin prepararse para ser.
Entonces como no son lo que desean ser, reniegan, maldicen, y buscan echarles la culpa a terceros, de todos sus fracasos en la vida, porque no son lo que son.
1Corintios 4:2 Ahora bien, alguien que recibe el cargo de administrador, debe ser fiel.
Esto también se aplica a las personas que Dios nos ha puesto.
Ahora preguntemos nos:
¿Mientras Dios nos dio ese trabajo que tanto necesitábamos, nos mostramos como luz para el mundo, o tinieblas para otros?
¿Les enseñamos la Palabra de vida para que den fruto y tengan éxito, o nos arrastramos como ellos en el lodo?
Es momento de mostrar que Cristo vive en nosotros, valorando a todas las personas que Dios coloca en nuestras vidas y brindándoles el verdadero amor derramado en nuestro corazón por medio de la fe en Jesús.
No podemos culpar a Dios y a los demás por las cosas que nos suceden pues son consecuencia de nuestras decisiones.
Lamentaciones 3:22-28 ¡el fiel amor del SEÑOR nunca se acaba!* Sus misericordias jamás terminan. Grande es su fidelidad; sus misericordias son nuevas cada mañana. Me digo: «El SEÑOR es mi herencia, por lo tanto, ¡esperaré en él!». El SEÑOR es bueno con los que dependen de él, con aquellos que lo buscan. Por eso es bueno esperar en silencio la salvación que proviene del SEÑOR. Y es bueno que todos se sometan desde temprana edad al yugo de su disciplina: que se queden solos en silencio bajo las exigencias del SEÑOR.
Si leemos detenidamente Génesis 3:12-13, “Y el hombre respondió: La mujer que me disté por compañera me dio del árbol, y yo comí. Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí.”,
Hoy en día, se repite esta condición, esta tendencia a cometer el mismo error; cuando Dios nos habla a través de la Biblia nos dice la verdad, nos escondemos de Dios, vemos lo que hemos hecho y nos remuerde la conciencia, tapándonos con religiones u ocultando nuestro estado con alcohol, drogas o sexo.
Pero no podríamos sin la luz de Cristo.
Él en Mateo 4, cuando se enfrentó a Satanás, nos mostró el camino, no falló, sino que, mediante la palabra de Dios, ajustado y obedeciendo al mandato escrito, no permitió el engaño de Satanás ni en su mente, ni mucho menos en su corazón.
Es decir que no es en nuestra humana condición o con esfuerzos morales que enfrentamos la responsabilidad de nuestros actos, sino que debemos acercarnos a la cruz, a Jesús, con un corazón arrepentido y pedirle un cambio radical en nuestro corazón, un nuevo nacimiento, un nuevo corazón que no se deje engañar y llevar al pecado, sino que dependa de su Palabra para vivir de ahora en adelante verdaderamente libre.
Escucha, límpiate, purifica tu cuerpo, recuerda que es templo de Dios.
Entra en su presencia como el te trajo y purifícate para su gloria.
Solo así te podrás identificar como su hijo o hija.
Muchos de los grandes problemas en la fe cristiana para que actuemos de acuerdo a lo que es nuestra nueva naturaleza en Cristo es que no sabemos ni quiénes somos, ni cuál es nuestra esencia verdadera.
Dios nos habla en nuestro corazón. ¿Qué te dice Dios en tu corazón?
Que Dios te bendiga de acuerdo a tu mente, habla y corazón.
Pastor y administrador Rogers Infante
Gracia y Paz
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