Pastor Rogers Infante
Gracia y paz en cristo Jesús para todos mis hermanos en la obra de
Dios Padre y de su Hijo Jesucristo, el Cordero inmolado que ahora está sentado
a la Diestra del Todopoderoso.
Iglesia, nosotros, como ovejas de su rebaño, deseamos que cuando
el pastor nos llama por nuestro nombre para llevarnos a lugares de delicados
pastos, Este se encuentre lo más cercano posible, pues no nos agrada andar
mucho para llegar allí.
Lamentablemente
no es así,
Sino que el pastor llama a cada una por su nombre, las saca y comienza
con ellas el viaje hacia esos lugares de delicados pastos.
Al comienzo de ese viaje el camino está polvoriento.
Imagínate todo el polvo que se levanta hasta que salen todas las
ovejas del aprisco.
Incluso, es posible que al comenzar a salir ellas pisen también
algo del propio estiércol,
Pero eso también forma parte del viaje.
La cuestión es que, ese
prado de pastos delicados no se encuentra de repente delante de la puerta de
salida.
Imagínate que al atardecer, cuando cantidades de ovejas entran en
el aprisco para pasar la noche, levantan mucho polvo.
Alrededor del aprisco no se encuentra ese maravilloso lugar de donde
ellas pueden pasar la “gran vida”, sino
que tienen que llegar hasta allí.
Primero
deben caminar sobre polvo, Luego viene una loma la cual deben ascender.
Todo eso forma parte del camino y, según el lugar donde el pastor
las desea llevar, este puede durar más o menos un tiempo.
El pastor, que va delante, sabe que los pastos de la próxima pradera
ya están roídos, gastados, así que debe seguir más adelante donde son más
tiernos y altos. Pero eso costara un tiempo más de camino.
Así es que siguen caminando cuesta arriba y cuesta abajo, Por senderos pedregosos
y polvorientos.
Allí encontraran un pequeño
descanso sobre
el llano, para luego avanzar cuesta abajo donde
todas tienen que ir frenado para no colisionar entre sí.
Luego viene un sendero
bastante plano.
Luego atraviesan el bosque donde tienen que pasar sobre obstáculos
como raíces o árboles caídos, pero su pastor las animara a seguir.
Algunas ovejas,
aunque hayan escuchado la voz de su pastor, querrán regresar atrás.
Y lo harán con el propósito de no fatigarse, pero estarán a merced
del enemigo.
Pero las ovejas que continúen, tendrán que ir nuevamente a una
cuesta arriba, y luego cuesta abajo.
Y así sucesivamente, hasta que van vislumbrando que más adelante
está esa verde pradera pero, todavía les falta un trecho para llegar.
Aunque las ovejas
vislumbran la verde pradera, todavía no se echan sobre ella, ni comen, ni rumian, porque todavía deben llegar hasta allí.
Ellas deben seguir caminando hasta que el pastor llegue a la meta
y se detenga allí donde las quiere llevar a pastar.
La mayoría de los
creyentes desean salir del aprisco e inmediatamente, a la vuelta de la esquina, encontrar los pastos delicados donde
descansar.
Lamentablemente las cosas
no funcionan tan fáciles.
Primero deberán hacer
un camino, donde tendrán sed, cansancio y hambre, y posiblemente algunas se
fatigaran.
Hasta llegar allí donde
el pastor las quiere llevar.
Muchos cristianos no se
dan cuenta de eso y se quejan,
Lo cierto es que algunos
siendo creyentes por algunos años se encuentran todavía en el desierto.
La solución es que sigan al pastor, y él los va a llevar a ese
lugar de delicados pastos.
En el aprisco hay
ovejas que se creen muy listas, como para tomar un atajo y llegar antes.
A esas ovejas yo las denomino: ovejas tipo Aliens, como aquella película donde los alíens les encanta cortar
caminos para llegar primero, y al final lo que encuentran es su propia
destrucción.
Estos alíens les
encantan luchar solos, actuando siempre como solitarios.
Ese tipo de creyentes no tienen interés de ir con el resto del
rebaño siguiendo al pastor.
A este tipo de creyentes, les encanta tomar atajos por su cuenta,
creyendo que van a llegar antes a su destino.
Seguramente esas ovejas piensan: “¿Por qué tengo
que estar yo mezclado con esas otras ovejas en el aprisco donde hay olor
desagradable?
¿No puedo hacerme acaso
mi propio aprisco?”
Ellas piensan que son tan listas, que conocen todos los atajos.
Lamentablemente no son pocos los creyentes que piensan así.
Están
también las otras ovejas que van con las demás, Pero después de un tiempo
se apartan del rebaño.
Si hubieran seguido juntas hubiesen sabido que la meta estaba
cerca,
Pero al alejarse se pierden de vista y no pueden retomar el
camino.
Lo peor es que no desean siguen a su líder, quien fue destinado
por el buen pastor.
El rebaño es guiado hacia lugares de delicados pastos y aguas de
reposo.
Pero el camino para llegar allí no es siempre el más fácil.
La manera de llegar allí es siguiendo al pastor, y él nos lleva a
la meta.
¿Cuántos saben que por más cerca que estemos de esa pradera,
podemos tomar la salida equivocada y desviarnos de la meta? Eso sucede más a menudo de lo que creemos.
Si todos
nosotros, como ovejas de su rebaño, siguiéramos fielmente al pastor. El mundo sería diferente.
Pero, lamentablemente hay bastantes creyentes que se creen que se
la saben mejor y que conocen todos los atajos.
¡Pensar así es un grave error!
Todos
nosotros somos ovejas de su prado y sabemos hacia donde somos guiados.
Porque conocemos el destino, permanecemos fieles en el camino siguiendo
al pastor que va delante, aunque a veces haya cuestas que subir u obstáculos
que sortear.
El pastor desea que le
sigamos, el camino está por delante y no podemos evitarlo.
Por otra parte,
mientras estamos de camino aprendemos muchas cosas. Por ejemplo:
Habrá momentos en que el pastor nos dirá que nos mantengamos muy
cerca de Él,
Porque el lugar por donde estamos pasando es bastante peligroso.
Él sabe que allí hay
lobos feroces que las pueden atacar.
En otros momentos, el pastor sabe que detrás de aquella colina se esconden
los leones,
Por eso Él sortea el camino y escoge llevarnos por uno más seguro.
El pastor,
quien va delante, sabe perfectamente donde están los peligros,
Él sabe dónde se esconden los enemigos de las ovejas, por esa
razón es bueno seguirle a Él consecuentemente.
Pero, hay muchas ovejas que ponen en duda lo que dice el pastor y
quieren probar por sí mismas si allí realmente se esconden los leones. Entonces
se arriesgan para ver, hasta el extremo de caer en sus garras.
En el aspecto
espiritual, sucede que dichas ovejas son literalmente despedazadas por los
leones.
Lo más
importante es que el Señor llama a sus ovejas por su propio nombre.
Y estas le siguen porque conocen su voz.
Si deseamos seguir a nuestro buen pastor, debemos saber cómo es
el sonido de su voz.
Porque si Él te dice que vayas hacia la izquierda tú debes
escuchar precisamente eso, para no equivocarte.
Lo mismo sucedería si Él te dice que sigas marchando y tú te
detienes porque no distinguiste la indicación que te dio.
Por esa razón,
para poder hacer lo que Él nos dice, debemos conocer su voz.
Cuanto mejor conozcamos el sonido de su voz, tanto más fácil será
poder obedecerla.
Por esa razón, es que la semana pasada definimos lo que es el hombre:
Vimos que el ser humano es un ser espiritual, y es de esa forma
como el oye la voz de Dios es su interior.
De la misma manera podemos llegar a entrenar nuestro oído
espiritual para distinguir cuando es Dios quien nos habla y cuando no.
En lo natural
tenemos 5 sentidos por medio de los cuales percibimos el mundo exterior,
Pero a la vez tenemos un sexto sentido el cual es nuestro espíritu
y que debe ser entrenado para poder percibir las cosas espirituales.
Cada uno de nosotros podemos entrenar nuestro oído espiritual para
reconocer el sonido de su voz, y distinguir la diferencia entre las muchas
otras voces que hay en el mundo.
Pablo nos dice en 1Corintios.14:10 que hay muchas voces en el mundo.
Debemos entender que en nuestro medio hay voces espirituales y hay voces físicas.
Los ángeles tienen voz, el diablo tiene una voz, tu espíritu tiene
una voz y Dios también tiene la suya.
De ahí que tenemos que distinguir quien está hablando.
1). Vamos a
ir al libro de 1Reyes:19.
Allí encontramos la historia de Elías cuando huye de Jezabel y Acab porque estos procuran matarle.
Elías, llega
al monte Horeb y completamente desanimado se esconde en una cueva deseando
morirse.
1Re
19:9-10 Allí llegó a una cueva, donde pasó
la noche. Entonces el SEÑOR le dijo a Elías: —¿Qué haces aquí, Elías? (10) —He servido con gran celo al SEÑOR
Dios Todopoderoso —respondió Elías—; pero el pueblo de Israel ha roto su pacto
contigo, derribó tus altares y mató a cada uno de tus profetas. Yo soy el único
que queda con vida, y ahora me buscan para matarme a mí también.
Elías se equivoca cuando piensa que está solo, porque Dios todavía
tiene varios miles de su lado.
La diferencia es que Elías, ignoro eso.
Dios sabe que él necesita
un toque divino para ser fortalecido.
¿Cuántos saben que un toque divino puede salvar nuestras vidas
de la muerte y cambiar completamente una situación?
1Re 19:11 El
SEÑOR le dijo: —Sal y ponte de pie delante de mí, en la montaña. Mientras Elías
estaba de pie allí, el SEÑOR pasó, y un viento fuerte e impetuoso azotó la
montaña. La ráfaga fue tan tremenda que las rocas se aflojaron, pero el SEÑOR
no estaba en el viento. Después del viento hubo un terremoto, pero el SEÑOR no
estaba en el terremoto.
Un viento poderoso es algo atemorizante del cual nos tenemos que
proteger.
Todos sabemos que el viento y la tormenta se ven y se sienten las
cosas que vuelan a nuestro alrededor.
Y tras el viento un
terremoto; pero el Señor no estaba en el terremoto.
Un terremoto es algo que también vemos y sentimos por los efectos
que deja a su paso son desastrosos.
1Re 19:12-13
Pasado el terremoto hubo un incendio, pero el SEÑOR no estaba en el incendio. Y
después del incendio hubo un suave susurro. (13) Cuando Elías lo oyó, se cubrió la cara con su capa, salió y se
paró a la entrada de la cueva. Entonces una voz le dijo: —¿Qué haces aquí,
Elías?
Antes
que él oyera ese suave susurro y apacible, hubo todo tipo de manifestación
ruidosa y espectacular.
Elías supo que en ese
sonido suave estaba la voz de Dios que le comenzaba a mostrar que él no estaba
solo.
Este toque divino salva su vida de la muerte.
Dios no estaba en el
viento, ni en el terremoto, ni en el fuego.
A menudo deseamos que Dios nos hable en forma espectacular.
Cuando se trata de oír su voz, no lo vamos a encontrar en esas
manifestaciones.
Él nos habla de manera suave y apacible a nuestro espíritu.
2). Vamos a
ver otra historia. 1Samuel 3
Aquí podemos afirmar, sin equivocarnos que la voz de Dios suena
completamente normal.
En tu ser interior no vas a experimentar truenos, ni tormentas, ni
palpitaciones sino que va a ser algo suave y apacible.
Samuel, siendo niño, está en el templo bajo el cuidado de Elí.
Leemos: 1Sam.3:1
Mientras tanto, el niño Samuel servía al SEÑOR ayudando a Elí. Ahora bien, en
esos días los mensajes del SEÑOR eran muy escasos y las visiones eran poco
comunes.
En realidad no debería ser lo normal que la palabra del Señor
escaseara y que no hubiera revelación,
El motivo era porque los hijos de Elí vivían en pecado.
1Sa
3:2 Una noche, Elí, que para entonces estaba casi ciego, ya se había acostado. (3) La lámpara de Dios aún no se había
apagado, y Samuel estaba dormido en el tabernáculo* cerca del arca de Dios. (4) De pronto el SEÑOR llamó: —¡Samuel!
—Sí —respondió Samuel—. ¿Qué quiere? (5)
Se levantó y corrió hasta donde estaba Elí. —Aquí estoy. ¿Me llamó usted? —Yo
no te llamé —dijo Elí—. Vuelve a la cama. Entonces, Samuel se volvió a acostar.
(6) Luego, el SEÑOR volvió a llamar:
—¡Samuel! Nuevamente Samuel se levantó y fue a donde estaba Elí. —Aquí estoy.
¿Me llamó usted? —Yo no te llamé, hijo mío —respondió Elí—. Vuelve a la cama. (7) Samuel todavía no conocía al SEÑOR,
porque nunca antes había recibido un mensaje de él.
¿Por qué es que Samuel
va cada vez a Elí pensando que es él quien lo llama?
Porque la voz de Dios suena normal, humana, y comprensible.
Samuel pensaba que era su líder quien lo llamaba.
La voz de Dios es fácil de comprender, suena completamente
normal.
Él no nos habla en lenguas extrañas, ni supuestas lenguas angelicales,
como pretender hacernos creer los herejes.
Sino en el idioma y la forma que tú puedes comprender.
1Sam.3:8-9
Así que el SEÑOR llamó por tercera vez, y una vez más Samuel se levantó y fue a
donde estaba Elí. —Aquí estoy. ¿Me llamó usted? En ese momento Elí se dio
cuenta de que era el SEÑOR quien llamaba al niño. (9) Entonces le dijo a Samuel: —Ve y acuéstate de nuevo y, si
alguien vuelve a llamarte, di: “Habla, SEÑOR, que tu siervo escucha”. Así que
Samuel volvió a su cama.
Aquí su maestro, Elí le enseña a su discípulo como tenía que hacer
cuando escuchara la voz de Dios.
Elí reconoce que es Dios quien está llamando a Samuel.
1Sa 3:10 Y
el SEÑOR vino y llamó igual que antes: —¡Samuel! ¡Samuel! Y Samuel respondió:
—Habla, que tu siervo escucha. --Ahora Dios puede
mostrarle a Samuel lo que Él desea.
¿Cómo suena
la voz de Dios? ¿Por qué es que Samuel la escucha aun estando dormido?
¡Cuántos saben que mientras dormimos bajamos el nivel de nuestros
“propios altavoces”?
Justamente aquí vemos lo que mencioné antes,
La voz de Dios es suave y delicada y en la noche, cuando
descansamos, es tal vez el momento más propicio para oírla.
3). Vamos a ir ahora al libro de Job 4:12 lo
Job 4:12
»En secreto recibí esta verdad, como si me la hubieran susurrado al oído.
En la traducción DHH está expresado de la siguiente manera: “Calladamente me llegó
un mensaje, tan suave que apenas escuché un murmullo”.
Lo que trato de expresar es que Dios, nos llama con una voz
suave y apacible, como lo hizo con Samuel en medio de
sus sueños cuando todo estaba en silencio.
Lo que vamos
a leer es como lo interpretó la gente en aquel momento.
Ellos lo describen en sus palabras de la siguiente manera:
Job 4:13-17
Me llegó en una inquietante visión durante la noche, cuando la gente duerme
profundamente. (14) El miedo se
apoderó de mí, y mis huesos temblaron. (15)
Un espíritu* pasó frente a mi cara, y se me pusieron los pelos de punta.* (16) El espíritu se detuvo, pero no
pude ver su forma; había una silueta delante de mis ojos. En el silencio, oí
una voz que dijo: (17) “¿Puede un
mortal ser inocente ante Dios? ¿Puede alguien ser puro ante el Creador?”.
Estas fueron las palabras que él oyó y suenan muy bíblicas.
¿Será que
Dios nos habla por sonidos extraños? --¡No!, sino que es una voz suave y delicada.
Esa es la manera en que Dios nos habla.
Así que olvídese de las lenguas “Ramatanga sintanga layanga, rababababa”. Eso es satánico.
En la Biblia nadie hablo así. Acepto los brujos y los
endemoniados.
Tenemos 4
testigos: Elías, Job,
Samuel siendo aún un
niño, y lo que menciona 1Pedro sobre ese espíritu, o ser interior afable y apacible.
Cuando Dios nos habla, su voz llega a nosotros como un
suave susurro desde nuestro interior.
Para poder oír mejor la voz de Dios, debemos mantenernos sensibles a
su Espíritu.
Sin embargo, hay un
pasaje en la Biblia, cuando Dios el Padre le habla a su Hijo Jesús y los que
están alrededor escuchan el sonido de un trueno, mientras que Jesús mismo
percibe solo la voz del Padre.
Esto lo encontramos en Juan.12:27.
Juan 12:27-30
»Ahora mi alma está muy entristecida. ¿Acaso debería orar: “Padre, sálvame de
esta hora”? ¡Pero esa es precisamente la razón por la que vine! (28) Padre,
glorifica tu nombre». Entonces habló una voz del cielo: «Ya he glorificado mi
nombre y lo haré otra vez». (29) Al oír
la voz, algunos de la multitud pensaron que era un trueno, mientras que otros
decían que un ángel le había hablado. (30) Entonces Jesús les dijo: «La voz fue
para beneficio de ustedes, no mío.
¿Por qué
razón es que ellos no perciben un susurro en el interior, sino el sonido de un
trueno?
En aquél tiempo, ellos no eran renacidos,
Estaban muertos espiritualmente y por lo tanto no tenían una
relación personal con Dios.
Ellos nunca hubiesen podido percibir la voz de Dios como un susurro
interior dado a que no eran nuevas criaturas en Cristo.
Lo mismo sucede hoy en día con la sectas de los pentecostales,
estos no pueden percibir la voz de Dios, porque están muertos espiritualmente,
y como están muertos espiritualmente, solo pueden escuchar la voz de satanás
con sonidos endemoniados que los llevas a hacer movimientos de personas
poseídas por demonios.
Dios no les podía hablar de otra manera más que por medio de un
sonido como el de un trueno.
Bajo el antiguo pacto, la gente era
guiada por elementos externos.
Bajo el nuevo pacto somos guiados desde el
interior.
Bajo el antiguo pacto, Dios
hablaba a su pueblo y les guiaba por medio de profetas, sacerdotes y reyes.
Nadie podía oír la voz de Dios en su interior.
Bajo el nuevo pacto, Dios nos promete que
cada uno de nosotros, podemos escuchar su voz y eso desde nuestro interior.
Por esa razón, bajo el nuevo pacto Dios no nos guía por factores externos sino desde nuestro interior.
En Romanos.8:14-16 leemos:
Rom.8:14-16
Pues todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. (15)
Y ustedes no han recibido un espíritu que los esclavice al miedo. En cambio,
recibieron el Espíritu de Dios cuando él los adoptó como sus propios hijos.*
Ahora lo llamamos «Abba, Padre»*. (16) Pues su Espíritu se une a nuestro
espíritu para confirmar que somos hijos de Dios.
El Espíritu santo de Dios le da testimonio a nuestro espíritu
humano de que somos hijos de Dios.
Así es como Dios guía a sus hijos.
Ese testimonio interior no es ni un trueno, ni un rayo sino algo suave y delicado.
Una de las cosas más importantes para ejercitar esa comunión con
Dios es el bautismo.
Él nos ayuda a oír e interpretar correctamente la voz de Dios, por
medio de su Espíritu Santo.
La mejor manera como Dios puede comunicarse contigo, es hablándole
a tu espíritu con esa voz que tú puedes comprender, dicho de otra manera: “cara a cara”.
Gracia y Paz
Pastor Rogers Infante.
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