EL PODER DE LO ALTO
Mensaje del domingo 23 de Marzo
de 2014, en la iglesia Cristiana Palabra y amor.
Predicado por el pastor y Administrador, Rogers
Infante. Para la gloria de Dios.
Gracia y paz para todos mis
hermanos en la obra de Dios Padre y de su Hijo Jesucristo, el cordero inmolado
que en el día de hoy se encuentra sentado a la diestra de su Padre.
Y que
al sonar la séptima trompeta el vendrá a juzgar a este mundo
La palabra de Dios nos dice que los discípulos se
habían convertido a Cristo, y su fe había sido confirmada por su resurrección.
Ahora debemos tener muy claro que la conversión a
Cristo no se debe confundir con la gran obra de la conversión del mundo.
Ya que la
conversión del alma tiene que ver directamente y personalmente con Cristo.
Todo esto lo habían hecho claramente sus discípulos,
pero aún no había recibido ninguna comisión definitiva, y ninguna investidura
del PODER DE LO ALTO para cumplir la comisión, ya que Jesús no había partido.
Pero cuando Cristo había confirmado la fe de ellos,
les dio la gran comisión para ganar todas las naciones para Él.
El Hijo de Dios les advirtió que permanecieran en
Jerusalén hasta que fueran investidos con poder desde lo alto, el cual dijo que
recibirían dentro de poco.
Ahora obsérvese lo que hicieron.
Unánime se reunieron los hombres y las mujeres para
orar.
Todos aceptaron la comisión, y sin duda, entendieron
la naturaleza de la comisión, y la necesidad de una investidura espiritual la
cual Cristo había prometido.
Mientras continuaban día tras día en oración y
consulta, sin duda, vieron más y más las dificultades que tendrían, y sentirían
más y más la ineficacia para la tarea.
Juan 14:15-18 »Si me aman, obedezcan* mis mandamientos. (16) Y
yo le pediré al Padre, y él les dará otro Abogado Defensor,* quien estará con
ustedes para siempre. (17) Me refiero al Espíritu Santo, quien guía a toda la
verdad. El mundo no puede recibirlo
porque no lo busca ni lo reconoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque
ahora él vive con ustedes y después estará en ustedes.* (18) No los abandonaré
como a huérfanos; vendré a ustedes.
Una
vez que el hijo de Dios, Jesucristo, anunciara su partida al Cielo provoco en
el corazón de los discípulos gran tristeza y temor.
Posiblemente
ellos se preguntaron:
·
¿Cómo enfrentar un mundo en tinieblas y bajo el
dominio de Satanás?
·
¿Cómo enfrentar el reto mundial de evangelización?
·
¿Cómo enfrentar nuestras propias debilidades?
·
¿Cómo suplir tantas necesidades existentes en el
mundo?
·
¿Quién nos consolara?
Ante
todas estas cosas Jesús les exhorto a no turbarse en su corazón y además les
dio la promesa del Espíritu Santo.
Examinemos aquellas verdades que son vitales
entender en relación al Espíritu Santo:
Nosotros, como
cristianos, tenemos la misma comisión que cumplir.
Así como los
Apóstoles la necesitaron, nosotros también necesitamos una investidura de poder
desde lo alto.
Esto implica que
debemos esperar en Dios hasta que la recibamos.
Nosotros
tenemos la misma promesa que ellos tuvieron.
Es decir que
debemos tomar sustancialmente y en espíritu, el mismo rumbo que ellos tomaron.
Ellos eran
cristianos verdaderos, y tenían la medida del Espíritu para dirigirlos en
oración y consagración, Nosotros también tenemos esa medida.
Todo cristiano
posee una medida suficiente del Espíritu Santo (el Poder de Alto) para
dirigirnos a la verdadera consagración e inspirarnos con la fe que es esencial
para nuestra prevalencia en oración.
Entonces no la
aflijamos o resistamos, sino aceptemos la comisión, plenamente.
Consagrémonos
con todo lo que tenemos, para la salvación de las almas como nuestra mayor obra
de vida.
Vayamos al altar
con todo lo que tenemos y persistamos en oración hasta que recibamos la
investidura.
Ahora, obsérvese
que la conversión a Cristo no debe confundirse con la aceptación de su comisión
para convertir al mundo.
Lo
primero es una
transacción personal entre el alma y Cristo relacionada a su propia salvación.
Lo
segundo es la aceptación
del alma del Servicio en el que Cristo propone emplearla.
A quien se le da
la comisión, también se le da la orden y la promesa.
Si la comisión
es aceptada con gusto,
Si creemos en la
promesa, Y si la orden de esperar en el Señor hasta que nuestra fuerza sea
renovada es cumplida.
Entonces recibiremos la investidura.
Luego
de oír y creer la verdad, el Espíritu Santo viene a morar en cada uno de
nosotros, él entra en nuestro corazón para establecer el sello que garantiza nuestra
pertenencia a Dios.
Efesios 1:13-14 Y ahora ustedes, los gentiles,* también han oído
la verdad, la Buena Noticia de que Dios los salva. Además, cuando creyeron
en Cristo, Dios los identificó como suyos* al darles el Espíritu Santo, el
cual había prometido tiempo atrás. (14) El Espíritu es la garantía que
tenemos de parte de Dios de que nos dará la herencia que nos prometió y de que
nos ha comprado para que seamos su pueblo. Dios hizo todo esto para que
nosotros le diéramos gloria y alabanza.
El
Espíritu de Dios da testimonio a nuestro espíritu de que somos Hijos de Dios.
Romanos 8:16 Pues su Espíritu se une a nuestro espíritu para
confirmar que somos hijos de Dios.
Tenemos
que cuidar la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas.
Primeramente
porque si fallamos Él se entristece. (Efesios 4:30)
Efe 4:30 No entristezcan al
Espíritu Santo de Dios con la forma en que viven. Recuerden que él los
identificó como suyos,* y así les ha garantizado que serán salvos el día de la
redención.
Ahora
nos preguntamos ¿Qué cosas lo entristece o lo contristan?
Juan 14:26-29 Pero, cuando el
Padre envíe al Abogado Defensor como mi representante —es decir, al
Espíritu Santo—, él les enseñará todo y les recordará cada cosa que les he
dicho. (27) »Les dejo un regalo: paz en la mente y en el corazón. Y la paz
que yo doy es un regalo que el mundo no puede dar. Así que no se angustien ni
tengan miedo. (28) Recuerden lo que les dije: me voy, pero volveré a ustedes.
Si de veras me amaran, se alegrarían de que voy al Padre, quien es más
importante que yo. (29) Les he dicho estas cosas antes de que sucedan para
que, cuando sucedan, ustedes crean.
Juan 14:31 pero haré lo que
el Padre me manda, para que el mundo sepa que amo al Padre. Vamos, salgamos
de aquí.
El
Espíritu Santo no se va de nosotros, es nuestra actitud lo que lo puede apagar.
1Ts 5:16-24 Estén siempre
alegres. (17) Nunca dejen de orar. (18) Sean agradecidos en toda circunstancia,
pues ésta es la voluntad de Dios para
ustedes, los que pertenecen a Cristo Jesús. (19) No apaguen al Espíritu Santo. (20) No se burlen de las
profecías, (21) sino pongan a prueba
todo lo que se dice. Retengan lo que es bueno. (22) Aléjense de toda clase de
mal. (23) Ahora, que el Dios de paz los haga santos en todos los
aspectos, y que todo su espíritu, alma y cuerpo se mantenga sin culpa hasta que
nuestro Señor Jesucristo vuelva. (24) Dios hará que esto suceda, porque aquél
que los llama es fiel.
Dicho esto, nos volvemos a preguntar
¿Qué cosas avivan el fuego del Espíritu Santo? Lo aviva la verdad.
Juan 14:17 Me refiero
al Espíritu Santo, quien guía a toda la verdad. El mundo no puede
recibirlo porque no lo busca ni lo reconoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque
ahora él vive con ustedes y después estará en ustedes.
La
forma negativa de creer lo que Dios
puede hacer en tu vida, hace que el Espíritu Santo se aleje. Sal 51:10-13 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu
fiel dentro de mí. (11) No me expulses de tu presencia y no me quites tu Espíritu Santo.* (12)
Restaura en mí la alegría de tu salvación y haz que esté dispuesto a
obedecerte. (13) Entonces enseñaré a los rebeldes tus caminos, y ellos se
volverán a ti.
Ahora miremos y analicemos la obra del ESPÍRITU SANTO
Juan 16:5-15 »Pero ahora voy a aquel que me envió, y ninguno de
ustedes me pregunta adónde voy. (6) En cambio, se entristecen por lo que les he
dicho. (7Pero, en realidad, es mejor para ustedes que me vaya porque, si no me
fuera, el Abogado Defensor* no vendría. En cambio, si me voy, entonces se lo
enviaré a ustedes. (8) Y, cuando él
venga, convencerá al mundo de pecado y de la justicia de Dios y del juicio que
viene. (9) El pecado del mundo consiste en que el mundo se niega a
creer en mí. (10( La justicia está disponible, porque voy al Padre, y ustedes
no me verán más. (11( El juicio vendrá, porque quien gobierna este mundo ya ha
sido juzgado. (12) »Me queda aún mucho más que quisiera decirles, pero en este
momento no pueden soportarlo. (13) Cuando
venga el Espíritu de verdad, él los guiará a toda la verdad. Él no
hablará por su propia cuenta, sino que les dirá lo que él ha oído y les contará
lo que sucederá en el futuro. (14) Me glorificará porque les contará todo lo
que reciba de mí. (15) Todo lo que
pertenece al Padre es mío; por eso dije: “El Espíritu les dirá todo lo que
reciba de mí”.
Nunca
debemos pasar por alto, que el Espíritu Santo se entristece, se apaga y se
aleja, pero también fluye con libertad en nuestra vida cuando lo amamos,
obedecemos y respetamos.
Es importante
que todos los cristianos entendamos que esta comisión para convertir al mundo
es dada individualmente por Cristo.
Así como los
Apóstoles, nosotros también tenemos la gran responsabilidad de ganar para
Cristo tantas almas como sea posible.
Éste es el gran
privilegio y deber de todos los discípulos de Cristo, ya que el Espíritu Santo garantiza la presencia de Dios en nuestras vidas.
1Jn.3:24 Los que obedecen los
mandamientos de Dios permanecen en comunión con él, y él permanece en
comunión con ellos. Y sabemos que él vive en nosotros, porque el Espíritu
que nos dio vive en nosotros.
Cristo dijo: "El que cree en mí, como dice la Escritura,
de su interior correrán ríos de agua viva"
La gran carencia
de la Iglesia hoy es:
Primero, la convicción para darse cuenta de que
esta comisión para convertir al mundo es dada a cada uno de los discípulos de
Cristo como su obra de vida.
Juan 7:37-39 El último día del festival, el más importante,
Jesús se puso de pie y gritó a la multitud: «¡Todo el que tenga sed puede
venir a mí! (38) ¡Todo el que crea en mí puede venir y beber! Pues las
Escrituras declaran: “De su corazón, brotarán ríos de agua viva”»*. (39)
(Con la expresión «agua viva», se refería al Espíritu, el cual se le daría a
todo el que creyera en él. Pero el Espíritu aún no había sido dado,* porque
Jesús todavía no había entrado en su gloria).
La segunda gran carencia es darse cuenta de
la convicción de la necesidad de esta investidura de poder en cada alma.
Debemos entender que todos somos llamados a predicar
el evangelio, que toda la vida entera de cada cristiano es ser una proclamación
de la buenas nuevas.
Es asombroso y
triste presenciar que muchas son las Iglesias que han perdido la mira de la
necesidad de esta investidura del poder de lo alto.
Muchas iglesias
se hacen llamar espiritual, pero qué poco se dan cuenta de esta dependencia.
Muchos son los cristianos, e incluso ministros, que
van a la obra sin el Espíritu que los guie.
Lamento verme
obligado a decir que hay muchas familias, que aparentan tener al espíritu santo
pero que en realidad no la poseen.
¡Qué el Señor tenga misericordia de nosotros!
Este hecho
ilustra la debilidad alarmante que prevalece en cada rama de la Iglesia, tanto
en laicos como ministros.
¿Acaso no
somos débiles?
El hecho es que
hay algo tristemente defectivo en la educación de la Iglesia.
El ministerio se
torna débil, porque la Iglesia es débil.
La
misión del Espíritu Santo en la tierra es reafirmar lo que Jesús, el Hijo de
Dios, vino hacer lo cual es, darnos a conocer a su Padre celestial y caminar en
obediencia.
Toda
aquello que no glorifica a Jesús sino que exalta al hombre no es respaldado por
Dios.
Hechos 1:8 Pero recibirán poder
cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes. Y serán mis testigos, y le
hablarán a la gente acerca de mí en todas partes: en Jerusalén, por toda Judea,
en Samaria y hasta los lugares más lejanos de la tierra.
Finalmente podemos decir que
como cristianos es de vital urgencia mantener una única y por siempre amistad,
con El Espíritu Santo de Dios.
Esta amistad tiene apertura
cuando le damos nuestra vida a Cristo Jesús.
Hoy te invito, a disfruta de
la permanente presencia y de la obra maravillosa del Espíritu Santo.
Si una vez, recibiste a
Jesús y caíste, hoy te invito a que reafirmes tu compromiso con Dios, por medio
de su Poder de lo alto.
Tú puedes hoy recibir
la presencia del Espíritu Santo, ese maravilloso Poder de lo Alto, si permites
que Jesús entre en tu corazón por única y última vez, y para siempre.
Lucas 24:49 »Y ahora enviaré al Espíritu Santo, tal como
prometió mi Padre. Pero quédense aquí en la ciudad hasta que el Espíritu Santo
venga y los llene con poder del cielo».
Y si usted ya recibió ese
maravilloso Poder de lo Alto y camina bajo obediencia,
Hoy te digo con toda
seguridad, que usted puede hacer grandes cosas en tu vida y en tu entorno.
El tener al Espíritu Santo
de Dios, en nuestra vida, nos permite caminar en obediencia, porque cristo
murió por nosotros y nosotros le hemos abierto nuestro corazón, para que él nos
guie a la presencia del Padre.
Gracia y Paz
Pastor y administrador,
Rogers Infante.
Bendiciones a mis hermanos
en la fe.
Amen.
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