Como Escuchar la Voz de Dios y Permitir que su Poder de lo Alto
obre en cada uno de nosotros.
Gracia y paz para todos mis hermanos en la obra de Dios Padre y de
su Hijo Jesucristo, el cordero inmolado que hoy se encuentra sentado a la
diestra del Padre, el Todopoderoso, y que al sonar de la séptima trompeta
vendrá a juzgar a este mundo idolatra.
Antes de iniciar este mensaje me gustaría que usted declare
conmigo, para sí mismo lo siguiente.
“YO VINE, PARA ALABAR
AL REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.
YO NO HE VENIDO, A SER
UN ESPECTADOR, NI MUCHO MENOS A CRITICAR A MI HERMANO.
YO VINE HACER
PARTICIPE DE LO QUE DIOS ESTA HACIENDO, EN ESTE MOMENTO, EN MI VIDA.
YO VINE PARA ENTREGAR
MI CORAZON, MI MENTE Y MI BOCA, AL REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.
YO ESTOY AQUÍ, NO POR
CASUALIDAD.
YO ESTOY AQUÍ, PORQUE
DIOS TIENE UN PROPOSITO EN MI VIDA, Y LAS VENTANAS DE LOS CIELOS SE ABRIRAN EN
MI VIDA PARA QUE LA BENDICION SOBREABUNDE EN MI CASA.
YO VINE PORQUE SOY UN
HIJO DE DIOS. ALELUYA.”
Quiero iniciar este mensaje, refiriendo lo siguiente:
Una vez estaba tratando
de hablar con mi madre por teléfono, ya que ella vive en otra ciudad.
Y en el momento en que
estábamos hablando, nos dimos cuenta de que había algunas interferencias que
producían ruido, impidiendo así la comunicación.
Nos dispusimos a
identificar las interferencias y corregirlas, hasta que logramos escucharnos
perfectamente.
De esa manera pudimos
establecer una conversación amena y provechosa de madre a hijo.
Así también, la oración es una comunicación con Dios.
Por medio de la oración, podemos expresar nuestros pensamientos,
sentimientos y necesidades a nuestro Padre celestial.
De la misma manera también podemos escuchar su respuesta.
Pero hay actitudes que nos impiden la comunicación.
¿Qué acciones y
actitudes debemos cultivar para evitar que nuestras oraciones tengan
impedimento?
Veamos en esta primera parte 5 aspectos muy importantes
para el cristiano.
Para
Escuchar la voz de Dios debemos:
Disponernos para Orar con fe.
El mayor impedimento a la oración es el creer que Dios no nos
escucha.
Algunas personas piensan que Dios sólo escucha a las personas “religiosas”
o a los líderes.
Dios escucha a todo el que se acerca a Él con fe y camina en su
obediencia.
Si le falta fe, pídasela y Él se la concederá.
Stg
1:6 Pero,
cuando se la pidan, asegúrense de que su fe sea solamente en Dios. Y no duden,
porque una persona que duda tiene la lealtad dividida y es tan inestable como
una ola del mar que el viento arrastra y empuja de un lado a otro. En Hebreos 11 encontramos:
Heb
11:6 De
hecho, sin fe es imposible agradar a Dios. Todo el que desee acercarse a Dios
debe creer que él existe y que él recompensa a los que lo buscan con
sinceridad.
Para
Escuchar la voz de Dios debemos: Cultivar
la humildad.
El orgullo nos impide escuchar la voz de Dios.
Jesús narra la historia de dos personajes que fueron al templo a
orar.
El fariseo oraba diciendo:
“Dios, te doy gracias
porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros. . . ayuno
Dos veces a la semana,
doy diezmos de todo lo que gano”.
En cambio, el publicano “no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba
el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador”.
Dios escuchó y respondió la oración del publicano.
Jesús explicó que el que “se enaltece, será humillado; y el que se humilla será
enaltecido”
Esta
parábola la podemos encontrar en (Lucas 18:9–14).
Nosotros debemos acercarnos al Señor humildemente.
Él ve la sinceridad de nuestro corazón y dará la respuesta perfecta
a nuestra oración.
Para
Escuchar la voz de Dios debemos: Usar
palabras sencillas.
Algunos no se atreven a orar porque no pueden expresar las
palabras poéticas o hermosas que usan otras personas.
El Señor escucha y responde la oración que sale del corazón.
Si usted es un verdadero cristiano, exprésele sus pensamientos y
sentimientos honestamente.
La
palabra de Dios dice: “Clama a mí, y yo te responderé” (Jeremías 33:3).
Jeremías 33:3 pídeme y te daré a conocer
secretos sorprendentes que no conoces acerca de lo que está por venir. (NTV)
Para
Escuchar la voz de Dios debemos: Orar, no
importando el tiempo.
Una mentira del enemigo es que si no tenemos suficiente tiempo
para dedicarnos a la oración, no debemos orar.
Jesús, nuestro modelo de oración, en algunas ocasiones hizo
oraciones largas como la que aparece en Juan 17, y en otros versículos.
En otros momentos hizo oraciones cortas como:
Juan 11:41-42 Así que corrieron la
piedra a un lado. Entonces Jesús miró al cielo y dijo: «Padre, gracias por
haberme oído. (42) Tú siempre me oyes, pero lo dije en voz alta por el bien de
toda esta gente que está aquí, para que crean que tú me enviaste»
Pablo nos exhorta a orar sin cesar.
1Ts 5:17 Nunca dejen de orar.
O sea, que debemos aprovechar todo tiempo, corto o largo, para
orar.
En otras palabras es mantener una actitud constante de hablar y
escuchar al Padre Celestial.
Para
Escuchar la voz de Dios debemos: Disponernos
espiritualmente, asi escucharemos su voz.
Evitemos la costumbre de orar sólo para pedirle a Dios lo que necesitamos.
Si es verdad que tenemos necesidad, y eso Dios lo sabe.
Y debemos pedirle, pero no nos volvamos uno casete de repetición
constante.
La oración debe ser para adorar y agradecer al Señor sus
bendiciones.
También debemos confesarle nuestros pecados, de esa manera va generando
una comunión abierta que cada día nos acerca más a Él.
En esos momentos de adoración, nuestro espíritu se sensibiliza para escuchar la voz de Dios.
Dios siempre responde nuestras oraciones.
Algunas veces nos dice “sí”;
Otras veces dice “no”, Porque sabe que no nos
conviene;
Otras veces dice “espera”, hasta que estemos preparados para recibir la respuesta.
¿Qué es lo que le
impide a usted hablarle a Dios o escuchar su respuesta?
Dispóngase a quitar ese impedimento para que disfrute la maravillosa
bendición de comunicarse con su Señor.
Esos impedimentos pueden ser: odio, ira, rencor, celos, engaño,
mentiras, etc.
Esta clase de pecado impide que escuchemos la voz de Dios.
Como
segunda medida Permitamos que el Espíritu Santo obre en nosotros
Dice
la palabra de Dios:
Gálata
5:22
Pero la clase de fruto que el
Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia,
gentileza, bondad, fidelidad, (23) humildad y control propio. ¡No existen leyes
contra esas cosas!.
La obra natural del Espíritu Santo en
nosotros es concedernos el fruto del Espíritu.
Las cualidades de este fruto son rasgos del carácter de Cristo.
Cuando dejamos que el Señor nos controle, el Espíritu Santo obra
en nosotros como resultado de nuestra sumisión.
Este fruto sólo
se puede producir con la ayuda del Señor.
No por nuestra propia cuenta.
En Juan 15:4–5 Jesús dice: Juan
15:4 Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Pues una rama no puede
producir fruto si la cortan de la vid, y ustedes tampoco pueden ser fructíferos
a menos que permanezcan en mí. (5) »Ciertamente, yo soy la vid; ustedes son las
ramas. Los que permanecen en mí y yo en ellos producirán mucho fruto porque,
separados de mí, no pueden hacer nada.
No es cuestión de cuánto, del Espíritu Santo tenemos
nosotros,
Sino cuánto de nosotros tienen realmente al Espíritu Santo.
Permanecer en Cristo no sólo significa creer en Él, sino también
recibirlo como Salvador y Señor de nuestra vida.
Requiere una relación íntima y una entrega completa.
Ahora nos podemos hacernos esta pregunta:
¿Qué debemos hacer para permitir que el Espíritu reine más
poderosamente en nuestra vida?
Veamos tres aspectos muy importantes:
Primeramente
Vivir para Dios en obediencia.
Muchos creen en Dios, pero no creen a Dios.
Creer que Dios existe no es suficiente.
Debemos creer que Dios es capaz de
transformar nuestras vidas.
Necesitamos depositar en sus manos cada rincón de nuestra vida: Pensamientos, Emociones, Sinceridad, Responsabilidad,
Obediencia, Firmeza y Voluntad.
No permitamos que nada ni nadie nos controlen o nos distraigan.
¿Qué debemos hacer para permitir que el Espíritu reine más poderosamente
en nuestra vida?
Segundo
Vivir en Cristo y seguir sus enseñanzas.
Es colocar a Jesús en el centro de nuestro corazón.
El Apóstol Pablo dijo:
Gálatas 2:20 Mi antiguo yo ha sido
crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Así que vivo
en este cuerpo terrenal confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó
a sí mismo por mí.
Cuando nos entregamos a Cristo, Dios nos ve como si hubiéramos muerto
con Cristo, porque en realidad nuestros pecados murieron con Él.
Si Jesús es el centro de su vida, nadie más ocupa ese espacio.
¿Qué debemos hacer para permitir que el Espíritu reine más
poderosamente en nuestra vida?
Cumpliendo
el primer y segundo paso Debemos posteriormente Vivir por el Espíritu.
El fruto del Espíritu no se limita solamente a ganar
almas; también se refiere al fortalecimiento espiritual
Efesios 3:16-20 Pido en oración
que, de sus gloriosos e inagotables recursos, los fortalezca con poder en el
ser interior por medio de su Espíritu. (17) Entonces Cristo habitará en el
corazón de ustedes a medida que confíen en él. Echarán raíces profundas en el
amor de Dios, y ellas los mantendrán fuertes. (18) Espero que puedan
comprender, como corresponde a todo el pueblo de Dios, cuán ancho, cuán largo,
cuán alto y cuán profundo es su amor. (19) Es mi deseo que experimenten el amor
de Cristo, aun cuando es demasiado grande para comprenderlo todo. Entonces
serán completos con toda la plenitud de la vida y el poder que proviene de
Dios. (20) Y ahora, que toda la gloria sea para Dios, quien puede lograr mucho
más de lo que pudiéramos pedir o incluso imaginar mediante su gran poder, que
actúa en nosotros.
Tal como el amor de Dios es total y penetra hasta lo más profundo de
nuestro ser, nuestra entrega a Dios debe ser total.
Para estar llenos del Espíritu Santo, no debemos guardar absolutamente
nada en ningún rincón de nuestro ser, es decir no debemos tener ningún secreto
para Dios.
En otras palabras debemos arrepentirnos todos los días, por
nuestra forma de ser y los pensamientos que llegan a nuestra mente.
De esa forma, podemos dejar que Dios nos gobierne.
Escuche esta historia:
Una señora fue detenida por
pronunciar palabras ofensivas y amenazar al conductor de un auto que le
precedía. ---Unas horas más tarde el oficial que la detuvo le pidió excusas.
---Había notado que ella tenía en su carro varias calcomanías con versículos bíblicos
y un pequeño pez, Símbolo del cristianismo, pero al verla en tan mala actitud la
detuvo porque pensó que el carro era robado.
----Cuando usted planta un árbol de manzanas, no espera que
produzca peras.
Tampoco Dios espera que produzcamos otro fruto que no sean los rasgos del
carácter de Cristo.
Aunque no entendamos cómo obra Dios, sabemos que Él obra.
¿Quiere experimentar el poder
del Espíritu Santo?
Sométase, déjelo obrar en tu vida y se sorprenderá de los resultados.
Gracia y paz
Pastor y Administrador, Rogers Infante
Bendiciones a mis hermanos en la fe.
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