EN EL
2016, ESPERANZA O DESESPERANZA
Gracia y
Paz para todos mis hermanos en la obra de Dios Padre y de su Hijo Jesucristo,
el Cordero inmolado que hoy se encuentra sentado a la diestra del Todopoderoso.
Y que al
sonar de la séptima trompeta vendrá a Juzgar a este mundo y toda su mentira.
Una de las muchas cosas que
le sucede a un gran número de creyentes es que pierden la esperanza en Dios.
Esto es algo que sucede
porque a través de nuestra vida suceden o surgen situaciones que en ocasiones
nos hacen sentir desanimados e incluso derrotados.
Son muchas las personas que
sienten como que Dios los ha abandonado.
Este supuesto abandono ocasiona las causas donde las
personas comienzan a buscar la solución o las respuestas a sus problemas e
inquietudes en lugares indebidos.
En otras palabras, Al sentirnos
como que Dios nos ha abandonado buscamos, y en muchas ocasiones depositamos
nuestra esperanza en prácticas y rituales que solo sirven para establecer o
edificar una barrera entre nosotros y Dios.
Es por esa razón que en el
día de hoy deseo que examinemos la palabra de Dios, lo cual nos revelara lo que
tenemos que hacer para evitar que esto suceda en nuestra vida, ya que la
realidad del caso es que Dios no abandona al creyente, sino que el creyente es quien
abandona a Dios con sus actitudes y hechos.
La pregunta es: ¿Quién no ha perdido
alguna vez la esperanza?
Por
desgracia estamos viviendo una época en la que es fácil perder la esperanza.
La crisis económica, la
crisis financiera y los anhelos de nuestro corazón nos están golpeando sin
misericordia alguna, y a veces por muy fuertes que nos sintamos cristianos, la
desesperanza se adueña de nosotros.
Existen otros factores que influyen también como la
enfermedad que nos ataca y le pedimos a Dios salud y su aparente silencio
muchas veces nos sumerge en la desesperanza.
Pero a
pesar de todo ello cuando entendemos lo que la desesperanza significa
reconocemos que no hay causa justificada para la presencia de ella en la vida
cristiana.
Desesperanza significa
literalmente estar sin salida; estar completamente
perdido y sin recursos.
En otras palabras: Se refiere a estar en un estado mental donde la persona
pierde la fe, ya que esta cree que no hay esperanza alguna para su situación.
Los que
están desesperanzados en última instancia significa que han perdido la fe, la
cual sabemos que es esencial para la vida cristiana.
Los que
han caído en desesperanza ponen su mirada en los recursos del mundo, en lugar
de confiar en la capacidad de Dios.
A pesar de las terribles
consecuencias que ocasiona la desesperanza, esta no es algo desconocida para
los cristianos.
La
desesperanza no te deja ver la bendición que Dios tiene preparada para tu vida.
Muchas son las personas que mantienen una relación
negativa, y esta relación negativa evita que podamos ser o recibir lo que Dios
ya nos ha dado por herencia.
Por eso es importante, mantener una actitud positiva.
Cuando
usted mantiene una actitud positiva en su vida, esta reactiva todos nuestros
órganos, para que estos cumplan la función que Dios le ha otorgado a cada uno.
En otras
palabras, estamos sacando de nuestro cuerpo, todo lo negativo y damos paso a lo
positivo, lo cual viene con la esperanza y la fe que hemos depositado en Jesús,
el Hijo de Dios.
Esta es la razón por la que
Cristo nos insta a todos a “orar siempre, y no desmayar”.
El profeta Habacuc también confesó ser sensible a la
desesperanza:
Habacuc
1:2 ¿Hasta cuándo debo pedir ayuda, oh SEÑOR? ¡Pero tú no escuchas! «¡Hay
violencia por todas partes!», clamo, pero tú no vienes a salvar. (3) ¿Tendré
siempre que ver estas maldades? ¿Por qué debo mirar tanta miseria? Dondequiera
que mire, veo destrucción y violencia. Estoy rodeado de gente que le encanta
discutir y pelear. (4) La ley se ha estancado y no hay justicia en los
tribunales. Los perversos suman más que los justos, de manera que la justicia
se ha corrompido.
En estos versículos se dice
del profeta que incluso “suplicaba a Dios”.
¡Habacuc deseaba literalmente pegar gritos!
Él había
estado durante mucho tiempo protestando por las injusticias que veía a su
alrededor y nada hacía parecer que Dios las tuviera en cuenta.
Es más el versículo que
hemos leído parece incluso deducirse que ni siquiera el gritar a Dios valía
para algo. En
otras palabras podemos decir que la Desesperanza se había apoderado de él.
Al igual que este desconcertado profeta nosotros también
forcejeamos con problemas.
Oramos a Dios insistentemente pidiéndole ayuda
pero solo obtenemos silencio sin entender que a veces también el silencio es
una respuesta de Dios y caemos en la desesperanza.
Pero tenga usted muy en
cuenta que este sentimiento es muy peligroso y traicionero, porque sin darnos
cuenta la desesperanza destruye varias cosas en nuestra vida y nos da una
visión negativa de la soberanía de Dios.
Dicho
todo esto, entonces ¿QUE PROVOCA LA
DESESPERANZA?
1) PRIMERAMENTE
DESTRUYE NUESTRA FE EN DIOS.
Habacuc se dirigió a Dios como “Jehová”, Señor, literalmente
le dijo que Él era “el Dios de Pactos con Israel” y por tanto se esperaba de Él
que sustentará y protegiera a aquellos con quien Él había firmado el pacto.
Habacuc estaba INSINUANDO
que Dios estaba descuidando a Su pueblo, ya que no estaba cumpliendo el pacto
que habían establecido, Es decir que el
cuidado prometido estaba faltando.
La acusación de Habacuc
suena casi blasfema.
Pero antes de juzgarle debemos pensar como
reaccionamos nosotros cuando estamos en circunstancias difíciles.
Escuche esto porque es muy importante y fundamental para nuestra
vida.
Nuestra fe puede que sea lo primero que muere cuando
la desesperanza nos ataca.
Cuando nos vemos rodeados de
problemas, y nuestro tiempo es limitado, tendemos a olvidar las promesas y el
poder de Dios y nos parecemos al salmista diciendo:
Salmo 22: 1-2
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? ¿Por qué estás tan lejos cuando
gimo por ayuda? (2) Cada día clamo a ti, mi Dios, pero no respondes; cada noche
oyes mi voz, pero no encuentro alivio.
Habacuc estaba cerca de esta misma derrota cuando grito las
palabras que hemos leído en 1:2-4.
Al igual que Habacuc
sentimos la tentación de gritar a Dios para llamar y lograr Su atención.
Muchas veces no entendemos el aparente éxito de
los malos y el fracaso de los buenos.
Así mismo pretendemos recibir bendición de Dios,
sin someternos a su voluntad.
Cuando los problemas de este mundo se agolpan
sobre nuestras vidas, nosotros los cristianos debemos más que nunca fortalecer
nuestra fe en la Soberanía permanente y perpetua de Dios.
Cuando permitimos que la desesperanza destruya
nuestra fe en Dios, entonces es cuando nosotros perdemos toda esperanza.
2) LA DESESPERANZA
EMPEORA NUESTRA SITUACION.
Cuando los que están
atrapados en la desesperanza, confían en su propia sabiduría, para resolver sus
problemas, la situación sencillamente empeora.
Los que pasan por alto la Palabra de Dios, se distinguen por estar
siempre preparados para culpar a otros por sus problemas.
Llegan a ser expertos en
criticar y guardan rencor a todos los que no están de acuerdo con la
“sabiduría” de ellos.
Habacuc
1:3 ¿Tendré siempre que ver estas maldades? ¿Por qué debo mirar tanta miseria?
Dondequiera que mire, veo destrucción y violencia. Estoy rodeado de gente que
le encanta discutir y pelear.
El profeta no veía salida,
sólo veía más conflictos: “destrucción, violencia, pleito y contienda”.
La pérdida de la fe por la
desesperanza le hacía sentirse amargado.
3) LA
DESESPERANZA MUESTRA LA VICTORIA COMO UNA DERROTA.
La desesperanza nos conduce a rendirnos a Satanás.
El verlo todo negro nos hace
perder la visión; creemos que no podemos ganar.
El libro de Proverbios nos advierte acerca de esto con
estas palabras:
Pro
24:10
Si fallas bajo presión, tu fuerza es limitada.
Los que se rinden a la
desesperanza no pueden disfrutar la victoria que viene por confiar en Dios.
Dios, jamás ha dejado en
vergüenza a sus hijos fieles y honestos.
Como
cristianos que somos debemos tomar la decisión de que confiaremos en el poder
de Dios cualquiera que sea la situación que pasemos y por muy insostenible que
parezca.
Debemos tener una confianza absoluta en lo que Dios puede hacer
y hará en tu vida.
Desde hoy prepárate para que
la esperanza que Dios ha puesto en
tu vida, por medio de Jesús, el Hijo de Dios, sea quien destruya la desesperanza que satanás te ha hecho
creer.
Romanos 8:31
¿Qué podemos decir acerca de cosas tan maravillosas como éstas? Si Dios está a
favor de nosotros, ¿quién podrá ponerse en nuestra contra?
Romanos 8:35
¿Acaso hay algo que pueda separarnos del amor de Cristo? ¿Será que él ya no nos
ama si tenemos problemas o aflicciones, si somos perseguidos o pasamos hambre o
estamos en la miseria o en peligro o bajo amenaza de muerte?
Romanos 8:37-39
Claro que no, a pesar de todas estas cosas, nuestra victoria es absoluta por
medio de Cristo, quien nos amó. (38) Y estoy convencido de que nada podrá jamás
separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios,*
ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera
los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. (39) Ningún poder
en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación
podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús
nuestro Señor.
4) LA
DESESPERANZA NOS HACE CULPAR A DIOS DE TODO.
Habacuc estaba enfadado porque creía que Dios le estaba
obligando a presenciar el mal que habitaba por todas partes sin ser castigado.
Su respuesta muestra como la
desesperanza a menudo distorsiona nuestro entendimiento de cómo actúa Dios: “¿Hasta cuándo,
oh Jehová, clamaré, y no oirás?”.
A menudo culpamos a Dios por los problemas y circunstancia de
nuestra vida desordenada.
Y olvidamos que toda buena
dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto.
Santiago 1:13
Y, cuando sean tentados, acuérdense de no decir: «Dios me está tentando». Dios
nunca es tentado a hacer el mal y jamás tienta a nadie.
Santiago 1:17
Todo lo que es bueno y perfecto desciende a nosotros de parte de Dios nuestro
Padre, quien creó todas las luces de los cielos.* Él nunca cambia ni varía como
una sombra en movimiento.*
Habacuc no podía ver esto porque la
desesperanza le había distorsionado el ojo de la fe.
Tenga usted mucho cuidado de no caer en esa misma trampa.
5) LA
DESESPERANZA TE HACE VER SIEMPRE LO
NEGATIVO.
Habacuc miraba a su alrededor, lo único que veía era
como todo se había echado a perder.
Estaba
tan cegado por la desesperanza que era incapaz de ver nada positivo en lo que
Dios estaba haciendo. Sus palabras describen una situación terrible.
Para Habacuc la Palabra de Dios había llegado a ser
ineficaz.
Habacuc afirmaba que la justicia no se veía, ya que no
había resultados “según la verdad”.
Para Habacuc la justicia era según él injusticia.
Habacuc afirmaba que aquellos que defendían la justicia eran
tratados con hostilidad, con amenazas y traición; y así dice que la justicia
salía “torcida”.
Todo lo que se relacionaba con la verdad, era maltratado, y
parecía que no había nadie, ni siquiera Dios que corrigiera el asunto.
Este negativismo de Habacuc se ve a menudo en cristianos atrapados por la
desesperanza.
Pero todo
hijo de Dios sabe que Él en su silencio está trabajando, con justicia y poder.
Debemos
seguir el ejemplo de Cristo para evitar el peligro de la desesperanza.
Él se vio incomprendido por
los suyos, los apóstoles le abandonaron, uno de ellos le traiciono y otro le
negó, pero Él
tenía claro que todo túnel tiene un final, que siempre hay una luz y Él siguió
a pesar de todo haciendo la obra que tenía que hacer.
Esto es precisamente lo que
estamos haciendo nosotros, a pesar de que nos calumnien e injurien debemos seguir
haciendo la obra de Dios, que tenemos por delante.
No permitiendo que la desesperanza centre nuestra atención en lo
negativo.
Busquemos aún en la
oscuridad, la luz, que también se encuentra dentro del túnel.
6) LA
DESESPERANZA QUIERE LA SOLUCIÓN TODO DE INMEDIATO.
Está claro que Habacuc había
estado orando acerca de los males que le rodeaban durante mucho tiempo.
De hecho
había empezado a perder la esperanza de que se le diera respuesta alguna.
Debido a que creía que Dios
no estaba escuchando y que no respondería.
Esta usted esperando una respuesta de parte de Dios.
Hoy Dios te dará la respuesta que usted busca.
Recordemos que el tono de Habacuc llego a ser exigente.
Quería que Dios respondiera
de inmediato, esto revela otro sutil comportamiento de la desesperanza. Hace
que nos volvamos impacientes.
Es cierto que muchos damos
muestras de esta impaciencia, sin embargo pocos estamos dispuestos a
reconocerla.
Es difícil esperar en Dios cuando estamos rodeados
de injusticias.
Debemos animarnos por la fidelidad de Dios.
Debemos
esforzarnos por cultivar la fe, ya que por ella Dios actuara a favor nuestro.
Los cristianos debemos entender que la esperanza para
el futuro desaparece cuando la desesperanza vence nuestra fe en el presente.
Si usted
rechaza la voluntad de Dios, toda esperanza se perdería.
Eso implicaría que tendrás
tu vida como algo que guinda delante de ti.
También estarás temeroso de
noche y de día, y no tendrás seguridad de tu vida.
Tus anhelos se verán estancados si no sacas la
desesperanza de tu vida.
Todo lo
que es negativo para tu vida, debes desecharlo.
La esperanza del cristiano es segura y firme ancla
del alma.
Se sustenta en una fe que confía
en que Dios tiene el poder y el deseo de darnos un glorioso futuro a todos Sus
seguidores.
Hebreos 6:18
Así que Dios ha hecho ambas cosas: la promesa y el juramento. Estas dos cosas
no pueden cambiar, porque es imposible que Dios mienta. Por lo tanto, los que
hemos acudido a él en busca de refugio podemos estar bien confiados
aferrándonos a la esperanza que está delante de nosotros. (19) Esta esperanza
es un ancla firme y confiable para el alma; nos conduce a través de la cortina
al santuario interior de Dios.
Dios ve el final de tu vida desde el comienzo, nosotros sólo
vemos el comienzo, pero como cristianos que somos, hemos recibido una
“esperanza” eterna que es segura y firme.
Esta “esperanza” nos debe permitir confiar en
Dios, aunque no podamos ver el final, ni entender los “motivos”.
Dios sabe cuál es tu final, y si nos mantenemos
fieles a sus promesas, el final que nos espera será conforme a la voluntad de
Dios, y de muchas bendiciones.
En este 2016 que entra todo hijo(a) de Dios, debe y
dará frutos.
Porque
Dios hace que toda tierra produzca frutos si es bien regada.
Una tierra infértil, es aquella que está reseca por manos que no
desean ver frutos.
Usted es una semilla llena de la gloria de Dios. Usted dará frutos.
Y sus
frutos darán frutos, porque estamos en la tierra abundante. ¡Créelo en el nombre de Jesús!
Jesús, el Hijo de Dios, nos riega con amor y nos protege en la
intemperie.
De ti
depende el seguir adelante y dar buenos frutos o quedarte estancado(a) y morir.
El
enemigo ya mostro su plan, Dios te ha mostrado el de Él. Depende de ti escoger ahora.
Gracia y Paz.
Pastor y Administrador, Rogers Infante.
Bendiciones a mis hermanos en la fe.
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