QUE
HACER
Gracia y Paz para todos mis hermanos en la obra de
Dios Padre y de su Hijo Jesucristo el cordero inmolado que ahora está sentado a
la diestra del Todopoderoso.
Stg
1:2 Amados hermanos, cuando tengan que enfrentar problemas, considérenlo como
un tiempo para alegrarse mucho (3) porque ustedes saben que, siempre que se
pone a prueba la fe, la constancia tiene una oportunidad para desarrollarse.
(4) Así que dejen que crezca, pues una vez que su constancia se haya
desarrollado plenamente, serán perfectos y completos, y no les faltará nada.
(5) Si necesitan sabiduría, pídansela a nuestro generoso Dios, y él se la dará;
no los reprenderá por pedirla. (6) Pero, cuando se la pidan, asegúrense de que
su fe sea solamente en Dios. Y no duden, porque una persona que duda tiene la
lealtad dividida y es tan inestable como una ola del mar que el viento arrastra
y empuja de un lado a otro. (7) Esas personas no deberían esperar nada del
Señor; (8) su lealtad está dividida entre Dios y el mundo, y son inestables en
todo lo que hacen.
Como cristiano, ¿qué hacemos cuando no sabemos qué hacer?
E Apóstol Santiago en una de
sus cartas escribe para animar a sus hermanos en su fe durante los momentos
difíciles que estaban experimentando.
Él no dice si enfrentamos
las pruebas, sino CADA VEZ que las enfrentamos.
Él sabe que vamos a tener pruebas, y que es
posible aprender de ellas.
No se trata de pretender ser
feliz cuando enfrentamos el dolor, pero para tener una perspectiva positiva
dice la palabra de Dios que “alégrense mucho“, por lo que
las pruebas pueden producir en nuestras vidas.
El Apóstol Santiago nos dice
que debemos convertir nuestras dificultades en tiempos de aprendizaje.
Los tiempos difíciles nos
puede enseñar perseverancia, que también se llama paciencia y determinación.
Romanos 5:3-5
También nos alegramos al enfrentar pruebas y dificultades porque sabemos que
nos ayudan a desarrollar resistencia. (4) Y la resistencia desarrolla firmeza
de carácter, y el carácter fortalece nuestra esperanza segura de salvación. (5)
Y esa esperanza no acabará en desilusión. Pues sabemos con cuánta ternura nos
ama Dios, porque nos ha dado el Espíritu Santo para llenar nuestro corazón con su
amor.
2Co 6:3-7 Vivimos de tal manera que nadie tropezará a causa de nosotros,
y nadie encontrará ninguna falta en nuestro ministerio. (4) En todo lo que
hacemos, demostramos que somos verdaderos ministros de Dios. Con paciencia
soportamos dificultades y privaciones y calamidades de toda índole. (5) Fuimos
golpeados, encarcelados, enfrentamos a turbas enfurecidas, trabajamos hasta
quedar exhaustos, aguantamos noches sin dormir y pasamos hambre. (6) Probamos
lo que somos por nuestra pureza, nuestro entendimiento, nuestra paciencia,
nuestra bondad, por el Espíritu Santo que está dentro de nosotros* y por
nuestro amor sincero. (7) Con fidelidad predicamos la verdad. El poder de Dios
actúa en nosotros. Usamos las armas de la justicia con la mano derecha para
atacar y con la izquierda para defender.
2Pedro 1:2-9 Que Dios les dé cada vez más gracia y paz a medida que crecen
en el conocimiento de Dios y de Jesús nuestro Señor. (3) Mediante su divino
poder, Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para llevar una vida de
rectitud. Todo esto lo recibimos al llegar a conocer a aquel que nos llamó por
medio de su maravillosa gloria y excelencia. (4) Y, debido a su gloria y
excelencia, nos ha dado grandes y preciosas promesas. Estas promesas hacen
posible que ustedes participen de la naturaleza divina y escapen de la
corrupción del mundo, causada por los deseos humanos. (5) En vista de todo
esto, esfuércense al máximo por responder a las promesas de Dios complementando
su fe con una abundante provisión de excelencia moral; la excelencia moral, con
conocimiento; (6) el conocimiento, con control propio; el control propio, con
perseverancia; la perseverancia, con sumisión a Dios; (7) la sumisión a Dios,
con afecto fraternal, y el afecto fraternal, con amor por todos. (8) Cuanto más
crezcan de esta manera, más productivos y útiles serán en el conocimiento de
nuestro Señor Jesucristo. (9) Pero los que no llegan a desarrollarse de esta
forma son cortos de vista o ciegos y olvidan que fueron limpiados de sus
pecados pasados.
Ninguna persona puede
conocer la profundidad de su carácter, hasta que vea y analice cómo
reaccionamos bajo presión.
Mire es muy fácil ser amable
con los demás cuando todo va bien, pero ¿podemos seguir siendo amables cuando otros nos tratan
injustamente?
Dios quiere hacernos
perfectos y completos, y no nos guardará de todo dolor.
En lugar de quejarnos de nuestras luchas, debemos
verlos como oportunidades de crecimiento.
Dele gracias a Dios por su promesa de
estar con usted en los momentos difíciles.
Pídale que le ayude a
resolver sus problemas o para que le dé la fuerza para soportarlos.
En otras palabras debemos ser paciente y tener fe, porque Dios no te dejará solo con
tus problemas, Él está cerca y te ayudará a crecer.
En el versículo 5 cuando
el Apóstol Santiago habla acerca de la sabiduría, el no sólo está hablando de
conocimientos, sino de la capacidad para tomar decisiones acertadas en
circunstancias difíciles.
Cada vez que necesitamos sabiduría,
podemos orar a Dios, y Él generosamente proveerá lo que necesitamos.
Los cristianos no tienen que
andar a tientas en la oscuridad, con la esperanza de toparse con respuestas.
Como cristianos obedientes y fieles a la
palabra de Dios, Podemos pedir la sabiduría de Dios para guiar nuestras
decisiones.
Sabiduría significa
discernimiento práctico.
Se inicia en la obediencia y fidelidad ante Dios, ya que
cuando nos sometemos a su santa voluntad, pasamos a vivir una buena vida, y esto
nos resulta en una mayor capacidad para distinguir el bien del mal.
Dios está dispuesto a darnos la
sabiduría que necesitamos, pero no estaremos en condiciones de recibirla si no
le somos fiel y mucho menos si no hacemos su santa voluntad.
Cuando nuestros objetivos
son egoístas en lugar de centrados en Dios, la sabiduría no habitara en
nosotros.
Para conocer la voluntad de Dios tenemos
que leer su Palabra, someternos completamente, y disponernos voluntariamente a obedecer
y entonces debemos hacer lo que Él nos dice.
El disponernos
voluntariamente implica estar listo para someternos.
Este proceso depende únicamente de
usted.
Si usted está dispuesto a
cambiar verdaderamente ante un Dios justo, entonces usted tendrá que abrir su
corazón y permitir que Jesucristo, el Hijo de Dios haga su trabajo, pero
todo el proceso de sometimiento depende de usted.
Muchos dicen: “estoy esperando que Dios me
anime, para seguirle”.
Ese concepto es mentiras del diablo.
Porque si usted no está
listo para someterse voluntariamente a la presencia de Dios y someterse a su
santa voluntad, no espero que Dios lo haga.
Solo cuando conocemos verdaderamente la
palabra de Dios, es cuando empezamos a cambiar y mirar nuestra condición.
Por eso debemos dejar a un lado toda
excusa y someternos verdaderamente ante Dios.
De esa manera podemos ver
las bendiciones que Dios tiene para nuestra vida.
En otras palabras: los resultados empiezan aparecer favorablemente.
“Creer sin dudar” significa no sólo creer en la existencia de Dios, sino también creer en Su cuidado, afecto y amor por nosotros.
Esto incluye confiar en Dios
y esperar que Él escuche y responde cuando oramos.
Debemos desechar nuestra actitud crítica
cuando llegamos a Él.
Dios nunca concederá una petición
egoísta o desconsiderada, por eso debemos confiar en que Dios va a alinear
nuestros deseos con Sus propósitos.
Una mente que vacila, es una mente que “Crea la duda”
Es decir que esta persona no está completamente convencida de que el camino de Dios es el mejor.
En otras palabras esta
persona trata a la Palabra de Dios como cualquier consejo humano, y se reserva
la opción de desobedecer.
Cuando una persona actúa de esta manera,
oscila entre la lealtad al sentimiento personal, como también en las
ideas del mundo y los
mandamientos de Dios.
Si la fe es débil o estás luchando recuerda que puedes confiar en Dios y ser leales a Él.
Para estabilizar tu mente
vacilante o dudosa, comprométete
sin reservas a Dios.
En la Biblia encontramos la vida de un hombre
llamado Josafat.
Él fue un tataranieto del rey David y
en ese momento era el rey de Judá.
Durante el tiempo de su reinado su nación
enfrentó una invasión de un ejército aliado formado por tres naciones
importantes: los
Moabitas, Amonitas y Edomitas.
Las tres naciones mencionadas aquí eran
antiguos enemigos del pueblo de ISRAEL que vivían al otro lado del río Jordán.
Eran parientes de los israelitas, porque
descendían de los patriarcas (Lot y Esaú, respectivamente) Pero a pesar de que eran
parientes, siempre habían mostrado una actitud agresiva, como en esta ocasión.
Ante todo este asunto, es muy importante indicar que este hecho
ocurrió cuando Israel estaba en época de paz.
Y por consiguiente se Vivian tiempos de victoria
espiritual.
Todo esto ocurrió justo después de un periodo
de logros importantes en la visa de Josafat.
2Cr
19:4 Josafat vivía en Jerusalén pero solía salir a visitar a su gente, y
recorría el territorio desde Beerseba hasta la zona montañosa de Efraín, para
animar al pueblo a que volviera al SEÑOR, Dios de sus antepasados.
Ahora, ¿qué creen ustedes que hizo?
Josafat hizo la misma cosa que todos nosotros
debemos hacer cuando enfrentemos problemas, dificultades y todas las broncas de
esta vida.
Hizo todo lo que todo cristiano verdadero
debería hacer.
Decidió acudir a Dios en busca de ayuda,
antes cualquier otra cosa o decisión.
Ante todo esto
nos podemos preguntar:
¿Qué es lo que sabes que tienes que hacer y no lo estás haciendo?,
¿Qué es eso que Dios ha estado recordándote en los últimos días que tiene que hacer y simplemente te has hecho el de los
oídos sordos?
Cuando Dios nos está insistiendo sobre algo que
tenemos que hacer, ¡Debemos hacerlo!, porque Él no se cansara de
recordárnoslo por todos los medios.
Quizá
una alabanza hablara sobre lo que tienes que hacer.
Quizá
escucharas una predicación que te lo dice claramente.
Quizá
oíste o escuchaste alguna experiencia de alguien que te recuerda que es lo que
tienes que hacer.
Quizás
Dios te está enviando una señal por cualquier medio o tal vez un recordatorio, sin embargo, la
mayoría de las personas están tomando el papel de sordos y ciegos a sus
llamados de atención y a sus instrucciones, mandatos y obediencia, para no
obedecer.
Muchas veces pretendemos obedecer cuando vemos que
estamos contra la espada y la pared o hasta que ya estamos metidos en grandes
problemas.
Dios
no desea ni quiere que usted ese metido en problemas.
Dios
quiere de usted su fidelidad, obediencia y dedicación.
Hoy quiero invitarte a que hagas a un lado tu
voluntad, tus sentimientos, lo que quisieras humanamente hacer.
Y quiero que comiences a obedecer la voz de
Dios, su Palabra escrita y aunque en la práctica se te haga muy difícil, es de
hombre y mujeres de Dios intentarlo.
Nadie dijo que hacer lo bueno es fácil, pero tampoco
es imposible.
Por ello necesitamos valor, determinación y sobre todo
estar cerca de Dios para hacer su voluntad y no la nuestra.
¿Qué es lo que Dios te ha estado diciendo
que tienes que hacer?,
¿Qué estás esperando para hacerlo?,
¿Cuántas confirmaciones necesitas?,
¿Qué cosa tiene que pasar para que
comprendas que necesitas hacer lo su voluntad?
¡Ve y hazlo!
1Pe
2:21 Pues Dios los llamó a hacer lo bueno, aunque eso signifique que tengan que
sufrir, tal como Cristo sufrió* por ustedes. Él es su ejemplo, y deben seguir
sus pasos.
Si quiere dejar de ser
zarandeado por el enemigo, confíe en Dios.
Ponga de su voluntad para
que Dios pueda hacer una mejor persona de usted, mediante Jesús.
Recuerde que
si nosotros no ponemos de nuestra parte, Dios no podrá actuar en nosotros.
Confié en Dios, abra su
corazón, déjelo que el actué y pídale sabiduría.
Dios sabe lo que es mejor
para cada uno de nosotros.
Las respuestas serán positivas y sólidas.
Recuerde que cuando pedimos
con fe, el Señor es fiel para contestar.
Gracia y Paz.
Pastor y Administrador, Rogers Infante.
Bendiciones a mis hermanos en la fe.
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