LA CONFIANZA EN DIOS TRAE
PAZ Y BENDICIÓN.
Isa 26:1 En aquel día, todos en la tierra
de Judá cantarán esta canción: ¡Nuestra ciudad es fuerte! Estamos rodeados por
las murallas de la salvación de Dios. (2) Abran las puertas a todos los que son
justos; dejen entrar a los fieles. (3) ¡Tú guardarás en perfecta paz a todos
los que confían en ti; a todos los que concentran en ti sus pensamientos! (4)
Confíen siempre en el SEÑOR, porque el SEÑOR DIOS es la Roca eterna. (5) Él
humilla a los orgullosos y derriba a la ciudad arrogante; él la echa al polvo.
(6) Los pobres y los oprimidos la pisotean, y los necesitados caminan sobre
ella.
Gracia y
Paz para todos mis hermanos en la obra de Dios Padre y de su Hijo Jesucristo,
el cordero inmolado que ahora se encuentra sentado a la derecha de su Padre y
que al sonar la séptima trompeta Jehová permitirá que su Hijo se levante para
juzgar a este mundo.
Iglesia,
muchas veces nos creamos ideas erróneas e inconfusas de lo que es Dios, y por
esta razón empezamos a echar a perder las buenas cosas que Dios tiene para cada
uno de nosotros.
En este
2014 Dios ha prometido bendiciones para sus hijos.
El mundo
cree que confiar en Dios es dejar a un lado cualquier recurso humano o
cualquier obligación.
Nosotros
como hijos verdaderos de Dios, debemos tener un carácter firme que nos lleve a
su presencia, porque solo así no caeremos en los deseos del mundo.
Si
analizamos bien este pasaje de Isaías, podemos encontrar dos factores que Dios propone y nos entrega, y lo que él
quiere de nosotros.
1) el
desea que seamos salvos. (vv.1,2)
Isa
26:1
En aquel día, todos en la tierra de Judá cantarán esta canción: ¡Nuestra ciudad
es fuerte! Estamos rodeados por las murallas de la salvación de Dios.
Dígale
a su hermano: Dios ha interpuesto una salvación para mí.
Cuando
hablamos de salvación no solo es del más allá.
Sino que
mirándolo desde el ámbito espiritual podemos ver que se incluye mucho más que
eso.
Y la
razón es que esa salvación comenzamos a disfrutarla desde que nos entregamos a
Dios, por medio de su Hijo Jesucristo.
Esta
salvación quiere estar con nosotros para bendecirnos.
La salvación son
los actos de Dios para llevarnos a un bienestar.
Cuando la
biblia habla de la salvación de Dios, está hablando de las
intervenciones que Dios realiza para hacernos plenos.
En esa plenitud divina, radica que debemos abrir
completamente nuestro corazón, para que él pueda hacer la obra en nosotros.
Esta es
su promesa, donde podemos ver que desde ya nos está ofreciendo intervenir a
nuestra vida queriéndonos dar la plenitud de la vida en la persona de
Jesucristo.
A lo
largo de nuestra vida vamos experimentando esos hechos de salvación de parte de
él.
El intervendrá para apartar todas aquellas cosas, que nos apartan
de su salvación, todo aquello que no le agrada.
Pero también el interviene para darnos la provisión, nos abre
caminos y nos hace salvos de cualquier limitación.
Cuando hablamos de salvación es de las intervenciones de Dios en
todos los aspectos de nuestra vida.
Esta es
la vida del cristiano, un proceso de crecimiento en donde Dios va interviniendo
en cada área de nuestra vida hasta que vayamos alcanzando la
plenitud.
El plan de
Dios es un plan de perfeccionamiento, esta es la idea que se tiene en el Nuevo Testamento.
A veces llegamos golpeados y sin nada a él, pero él nos va salvando.
Es decir: interviniendo en nosotros para ser mejores y superar la situación
en que llegamos.
La salvación se parece o es paralela a la historia
de Israel en la conquista de Canaán.
Ellos
iban conquistando tierra por tierra e iban con el poder de Dios.
Pero tuvieron
un problema que cuando conquistaron la primera tierra
se querían establecer y acomodar.
Hay creyentes
que creen, que porque Dios le dio una victoria, o una bendición en algún área de
su vida, estos creen que con eso es suficiente para vivir toda la vida
cristiana.
Pero:
Que Dios nos haya bendecido en un área de nuestra
vida no significa que ya hemos cumplido todo el propósito de Dios en
nuestra vida.
Que Dios nos haya bendecido en el área financiera
no significa que ya hayamos conquistado la bendición en
nuestro carácter.
Una bendición no es la totalidad, porque
la bendición debe de cubrir toda nuestra vida y nada debe quedar
fuera de ella.
La plenitud será
cuando veamos la mano de Dios en todas las áreas de nuestra vida.
Muchos se
conforman con solo una parte de la bendición, pero él no nos ha llamado para
vivir solo una parte de su bendición sino para llenarnos con todas
las cosas.
Dios
quiere hacerte una obra perfecta, pero aquí entra el reto de la vida cristiana.
Todo esto no es cuestión de un momento sino de
esperar y luchar.
2) él
desea darnos su paz. (vv.3)
(3)
¡Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti; a todos los que
concentran en ti sus pensamientos!
El profeta Isaías habla acerca
de la paz que nace de la confianza en alguien que nunca falla.
Menciona la perseverancia como
condición para recibir esa paz.
Él Dice: “Tú guardarás en completa paz a
aquel cuyo pensamiento en ti persevera”. (RV60)
Perseverar, en el original
hebreo, es camak, que literalmente significa “descansar la mente en algo”.
Yo sé que es difícil descansar
cuando el mar a tu alrededor está agitado.
Cuando no hay dinero para
atender las necesidades de la familia;
Cuando la enfermedad toca a la
puerta o la muerte te merodea.
Sin embargo, el consejo del profeta no falla.
En los momentos más difíciles, el
profeta nos dice que coloquemos nuestra mente en Dios y el hará que descansemos
en él.
Aunque aparentemente nada
ocurra, aunque te parezca infantil, No desistas, no decaigas, no te desanimes,
porque eso es lo que satanás desea que tú hagas,
Desanimarte.
Escuche esto por favor:
Lo
primero que Dios hará en tu vida es colocar paz en tu corazón, y después,
curado de tus ansiedades, él te usará a ti mismo como el instrumento poderoso
para hacer maravillas.
Por eso hoy, aunque solo veas sombras en tu
entorno, Dios te dice que sigas luchando y no fallezcas en la batalla, recordando
siempre que Dios “guardará en perfecta paz
a los que en Él perseveran y hacemos su voluntad”.
(3)
¡Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti; a todos los que
concentran en ti sus pensamientos!
Esta oración es tan
poderosa; y por esta razón debemos difundir esta oración y pasarla a
todos nuestros familiares y amigos.
Las bendiciones llegarán a ti, en cualquier momento o circunstancia de tu
vida.
Estas bendiciones pueden
ser en forma de ánimo, trabajo, curación, salud,
alegría o finanzas.
No dudes, no hagas preguntas, solamente confía en Dios y el obrara en ti.
La paz de
Dios nos llena, nos cubre, y nos rodea completamente de su amor, en aquellos
que somos sus hijos obedientes.
Y cuando
Dios hace eso con nosotros es glorioso porque es todo lo divino tocando
lo efímero y humano, es incomprensible, pero glorioso.
Eso es lo que Dios desea para nosotros y nuestra familia.
El no busca solo ausencia de conflicto.
Filipenses
4:6-7
No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que
necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. (7) Así experimentarán
la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará
su corazón y su mente
mientras vivan en Cristo Jesús.
Hoy en
día hace falta tanto la paz en algunas personas, muchos andan desesperados y
son llevadas por el viento, solo rodeados de congoja, no comen, no ríen ni
hacen nada. Viven vidas ocultas y llenas de mentiras.
Pero
el Apóstol nos dice que a pesar de que existen factores que nos
afligen, en todo tiempo debemos de presentar nuestros ruegos a Dios.
Muchas
veces las personas enloquecen porque
reciben malas noticias y su situación económica no es la mejor, y esto los
lleva a perder la paz que Dios trata de darnos, ya que no tienen la paz para saber lo
que deben de hacer.
Si hemos puesto nuestra vida en Dios, entonces
debemos comprender y saber que no tenemos que enloquecernos ya que la paz de
Dios nos sobrepasará.
La gente siempre dice cosas y quieren hace que
nosotros nos disparemos.
Algunos oyen cosas y se angustian hasta por cosas
que no pasaran.
Pero
cuando alguien está gobernado por la paz de Dios, esa persona sabe esperar y no
se dispara,
Sabe que
su Dios vela por él y que Dios está pendiente de él.
Que los
pensamientos de Dios nos gobiernen, debemos de saber que él es fiel y que no
nos abandona.
En la
cruz jamás vimos a Jesús desesperado por lo que le hacían.
A él jamás
entro en la locura, ni se volvió preso de sus sentimientos.
Recordemos
que este ser celestial, Menor que su Padre, pero con la Autoridad del Padre, se
hizo humano como nosotros en ese momento, pero lo más importante de todo esto,
es que él tenía la paz de su Padre Celestial quien es nuestro Dios.
Jesús
sabía que al final de todo su Padre Celestial, Jehová de los Ejércitos, le
daría la victoria y no le abandonaría, ni mucho menos lo dejaría tirado.
¿Cuantos de nosotros queremos entonces esta
salvación de Dios?
Si la
queremos, la palabra nos muestra dos aspectos necesarios que Dios quiere que
cumplamos.
1) Debemos
tener una plena concentración en Dios. (v.3)
(3)
¡Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti; a todos los que
concentran en ti sus pensamientos!
Lo
primero que él quiere de nosotros es que perseveremos.
Muchos
perseveran en un corto momento y luego echan a perder lo que Dios les tenía
preparado.
2Cronicas 14:8-15 El rey Asa tenía un ejército de trescientos mil guerreros de la
tribu de Judá, armados con grandes escudos y lanzas. También tenía un ejército
de doscientos ochenta mil
guerreros de la tribu de Benjamín, armados con arcos y escudos pequeños. Ambos
ejércitos estaban constituidos por hombres de guerra bien entrenados. (9)
Cierta vez un etíope* llamado Zera
atacó a Judá con un ejército de un millón de soldados* y trescientos carros
de guerra. Avanzaron hacia la ciudad de Maresa, (10) por eso Asa desplegó
sus ejércitos para la batalla en el valle al norte de Maresa.* (11) Entonces Asa clamó al SEÑOR su Dios: «¡Oh
SEÑOR, nadie sino tú puede ayudar al débil contra el poderoso! Ayúdanos, oh
SEÑOR nuestro Dios, porque sólo en ti confiamos. Es en tu nombre que hemos
salido contra esta inmensa multitud. ¡Oh SEÑOR, tú eres nuestro Dios; no dejes
que simples hombres prevalezcan contra ti!». (12) Entonces el SEÑOR derrotó
a los etíopes* en presencia de Asa y del ejército de Judá, y el enemigo huyó. (13)
Asa y su ejército los persiguieron hasta Gerar, y cayeron tantos etíopes que no
pudieron reagruparse. El SEÑOR y su ejército los destruyeron; y el ejército de
Judá se llevó un enorme botín. (14) Mientras estaban en Gerar, atacaron todas
las ciudades de la región, y un terror de parte del SEÑOR se apoderó de la
gente. Como resultado, también se llevaron un enorme botín de esas ciudades. (15)
Además, atacaron los campamentos de los pastores y capturaron muchas ovejas,
cabras y camellos antes de regresar a Jerusalén.
En términos humanos
Asa y su ejército estaban perdidos, su enemigo estaba con todos los recursos
humanos para derrotarlo, pero Asa clamo al Señor y terminaron siendo vencedores
y bendecidos.
2Cronicas 16:1-9 En el año treinta y seis del
reinado de Asa, Baasa, rey de Israel, invadió Judá y fortificó Ramá para que
nadie pudiera entrar ni salir del territorio del rey Asa en Judá. (2) En
respuesta, Asa retiró la plata y el oro de los tesoros del templo del SEÑOR
y del palacio real. Los envió al rey Ben-adad
de Aram, quien gobernaba en Damasco, junto con el siguiente mensaje: (3)
«Hagamos un tratado,* tú y yo, como hicieron tu padre y mi padre. Mira, te
envío plata y oro. Rompe el tratado con el rey
Baasa de Israel, para que me deje en paz». (4) Ben-adad aceptó la propuesta del rey Asa y envió a los comandantes
de su ejército a atacar las ciudades de Israel. Ellos conquistaron las ciudades
de Ijón, Dan y
Abel-bet-maaca* y todas las ciudades de almacenamiento de Neftalí. (5) Apenas Baasa de Israel se enteró de lo que
ocurría, abandonó el proyecto de fortificar Ramá y detuvo todo el trabajo. (6)
Entonces el rey Asa convocó a todos los hombres de Judá para que transportaran
las piedras de construcción y la madera que Baasa había estado usando para
fortificar Ramá. Asa empleó esos mismos materiales para fortificar las ciudades
de Geba y Mizpa. (7) En ese tiempo, Hananí
el vidente fue a ver al rey Asa y le dijo: «Por cuanto pusiste tu
confianza en el rey de Aram en lugar de confiar en el SEÑOR tu Dios, perdiste la
oportunidad de destruir al ejército del rey de Aram. (8) ¿No recuerdas lo que
les pasó a los etíopes* y a los libios y a su enorme ejército, junto con todos
sus carros de guerra y los conductores?* En ese tiempo, confiaste en el SEÑOR,
y él los entregó en tus manos. (9) Los ojos del SEÑOR recorren toda la tierra
para fortalecer a los que tienen el corazón totalmente comprometido con él.
¡Qué necio has sido! ¡De ahora en adelante estarás en guerra!».
Dios
ayuda solo aquellos que perseveran y que no aparecen en temporadas sino que
todo el tiempo le invocan.
Dios pide
que seamos perseverantes en pensar que solo él nos da la victoria.
El problema de Asa fue su inconstancia porque
confío en el Señor al principio pero luego lo abandono.
La inconstancia es el mayor riesgo en el que
podemos caer y de esta manera cortar la bendición que Dios quiere
para nosotros.
El enemigo
siempre querrá apartarnos del camino que hemos establecido con Dios.
El rey Asa confío en lo que ya tenía.
A veces
nosotros confiamos en que ya tenemos cosas y a partir de esas cosas queremos
enfrentar nuestras luchas.
Dios es la fuente de todas nuestras bendiciones, por lo tanto debemos de
estar siempre en él.
Pase lo que pase debemos seguir adelante, Hagan lo
que nos hagan, blasfemen lo que blasfemen, veamos lo que veamos, Digan lo que
nos digan, Sigamos adelante porque los ojos de Dios recorren la tierra para
ayudar a los que le son fieles.
Dios recompensará en el momento que más lo necesiten a aquellos que le son
fieles.
La paz de
Dios viene para aquellos que se esfuerzan por estar cerca de él todos los días
de su vida.
2)
debemos confiar en el Señor para siempre (v.4)
(4)
Confíen siempre en el SEÑOR, porque el SEÑOR DIOS es la Roca eterna.
El que
nos sacó una vez de la oscuridad, lo volverá a hacer, nunca dejemos de confiar
en él.
2Cronica
26:3-16
Uzías tenía dieciséis años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén cincuenta
y dos años. Su madre se llamaba Jecolías y era de Jerusalén. (4) El rey hizo lo
que era agradable a los ojos del SEÑOR, así como su padre Amasías. (5) Uzías
buscó a Dios en el tiempo de Zacarías, quien le enseñó a temer a Dios;* y
mientras el rey buscó la dirección del SEÑOR, Dios le dio éxito. (6) Uzías
declaró la guerra a los filisteos y derribó las murallas de Gat, Jabnia y
Asdod. Luego construyó nuevas ciudades en la región de Asdod y en otras partes
de Filistea. (7) Dios lo ayudó en las guerras contra los filisteos, en sus
batallas contra los árabes de Gur* y en sus guerras contra los meunitas. (8)
Los meunitas* le pagaban un tributo anual, y la fama del rey se extendió
incluso hasta Egipto, porque había llegado a ser muy poderoso. (9) Uzías
construyó torres fortificadas en Jerusalén en la Puerta de la Esquina, en la
Puerta del Valle y en el ángulo de la muralla. (10) También construyó fuertes
en el desierto y cavó muchas cisternas de agua, porque tenía grandes manadas de
animales en las colinas de Judá* y en las llanuras. También era un hombre que
amaba la tierra. Tenía muchos trabajadores que cuidaban de sus granjas y de sus
viñedos, tanto en las laderas como en los valles fértiles. (11) Uzías tenía un
ejército de guerreros bien entrenados, listos para marchar a la batalla, unidad
por unidad. Este ejército había sido reunido y organizado por Jeiel, el
secretario del ejército, y por su ayudante Maaseías. Estaban bajo el mando de
Hananías, uno de los funcionarios del rey. (12) Estos regimientos de poderosos
guerreros eran comandados por dos mil seiscientos jefes de clanes. (13) El
ejército estaba formado por trescientos siete mil quinientos hombres, todos
soldados selectos. Estaban preparados para ayudar al rey contra cualquier
enemigo. (14) Uzías proveyó a todo el ejército de escudos, lanzas, cascos,
cotas de malla, arcos y piedras para hondas. (15) También edificó estructuras
sobre las murallas de Jerusalén, diseñadas por expertos para proteger a los que
disparaban flechas y lanzaban grandes piedras* desde las torres y las esquinas
de la muralla. Su fama se extendió por todas partes porque el SEÑOR le dio
maravillosa ayuda, y llegó a ser muy poderoso. (16) Pero cuando llegó a ser
poderoso, Uzías también se volvió orgulloso, lo cual resultó en su ruina. Pecó
contra el SEÑOR su Dios cuando entró al santuario del templo del SEÑOR y
personalmente quemó incienso sobre el altar del incienso.
¿Qué le
paso a Uzías?
La
confianza en Dios no significa limitarme o privarme de algunas cosas
en la vida.
No
significa que no debemos tomar medicamentos para las enfermedades.
Dejamos de confiar en Dios cuando a partir de
las bendiciones queremos ganar las batallas.
Dejamos de confiar en Dios cuando pensamos o
imaginamos que lo que Dios nos ha dado es suficiente para vivir de
manera independiente de él.
Dejamos de confiar en Dios Cuando comenzamos a
darnos permisos y empezamos a creer que
la bendición de Dios nos exime de orar y de leer la
palabra.
Dejamos de confiar en Dios Cuando creemos que
somos alguien tan bendecido que no debemos de doblar las rodillas.
Dejamos de confiar en Dios Cuando creemos que
porque Dios nos ha dado grandes cosas no debemos de hacer lo
que hacíamos cuando no éramos nada.
Dejar de
confiar en Dios es dejar de respetar a Dios, es pensar que la posición que
tengo me da seguridad y soy inamovible, y pensamos que por la seguridad
material que tenemos podemos hacer lo que queramos.
Es decir: empezamos a hacer nuestra propia
voluntad y nos mofamos de la voluntad de Dios.
Hay
muchos casos en los que Dios los ha exaltado y piensan que ya nadie los puede
quitar de ese lugar.
Jeremías
7:2-11
«Vete a la entrada del templo del SEÑOR y dale el siguiente mensaje al pueblo:
“Oh Judá, ¡escucha este mensaje del SEÑOR! ¡Escúchenlo, todos ustedes que aquí
adoran al SEÑOR! (3) Esto dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, Dios de
Israel: »“Incluso ahora, si abandonan sus malos caminos les permitiré quedarse
en su propia tierra; (4) pero no se dejen engañar por los que les prometen
seguridad simplemente porque aquí está el templo del SEÑOR. Ellos repiten: ‘¡El
templo del SEÑOR está aquí! ¡El templo del SEÑOR está aquí!’. (5) Pero seré
misericordioso únicamente si abandonan sus malos pensamientos y sus malas
acciones, y comienzan a tratarse el uno al otro con justicia; (6) si dejan de
explotar a los extranjeros, a los huérfanos y a las viudas; si dejan de
asesinar; y si dejan de dañarse ustedes mismos al rendir culto a los ídolos. (7)
Entonces, les permitiré quedarse en esta tierra que les di a sus antepasados
para siempre. (8) »”No se dejen engañar ni crean que nunca tendrán que sufrir
porque el templo está aquí. ¡Es una mentira! (9) ¿De verdad piensan que pueden
robar, matar, cometer adulterio, mentir y quemar incienso a Baal y a los otros
nuevos dioses que tienen, (10) y luego venir y presentarse delante de mí en mi
templo a repetir: ‘¡Estamos a salvo!’, sólo para irse a cometer nuevamente
todas las mismas maldades? (11) ¿No reconocen ustedes mismos que este templo,
que lleva mi nombre, se ha convertido en una cueva de ladrones? Les aseguro que
veo todo el mal que ocurre allí. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!
Israel tenía
el templo y ellos decían aquí está la casa de Dios y el
no permitirá que esta casa sea destruida y pueden venir los que
quieran y nada pasará, pero Dios les dice: NO es así.
Es que nosotros llegamos a crear ideas engañosas
en nosotros, y nos aseguramos con personas y cosas y que por esto ya no
necesitamos estar buscando a Dios, sentimos que por la ayuda que nos puede dar
algún humano ya nos podemos dar un descanso en la búsqueda de Dios.
Cuando
confiamos en esas cosas que aparentemente nos salvarán, pero eso solo crea una
paz ficticia en nosotros que nos hace hacer cosas que no están bien.
Cuando tenemos bendiciones es cuando más debemos
de confiar en Dios, porque a veces son estas las que nos hacen apartarnos de la
búsqueda de él.
Dios siempre tiene cien veces más de lo que hasta
ahora nos ha dado, él ha preparado muchísimo más para nosotros, por
tanto en la abundancia y en la bendición es cuando más debemos de
buscarlo.
Confiar en Dios significa que siempre andemos
preocupados por agradarle.
Demostremos
a Dios, compromiso y fidelidad en lo poco que tenemos y ya veremos como él nos
bendice muchísimo más.
Debemos de decirle a Dios
que aquí estamos y que no queremos olvidar lo que él ha dicho a
nosotros. En ese acto de quererle agradarle Dios nos
promete en su palabra que sus intervenciones favorables nos van a colmar
de muchísimas cosas en todas las áreas de nuestra
vida.
Para que el Dios del cielo nos bañe en los
aspectos más débiles de nuestra vida debemos de renovar nuestra
confianza en él.
Nada de
lo que tenemos en la tierra es nuestra seguridad, solo Dios es nuestra
seguridad, y solo en él podemos confiar, por medio de su Hijo Jesucristo.
El
cordero inmolado que hoy se encuentra sentado a la diestra de su Padre
celestial y que al sonar de la séptima trompeta, vendrá a juzgar a este mundo.
Dios no está
con nosotros en épocas sino que siempre estará con nosotros.
Tú guardarás en completa paz a
aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Isaías 26:3.
1. El profeta confía en
Dios, mientras que los malos lo rechazan- 26:7-11
2. La esperanza del
profeta está en la paz del Señor y en la
restauración de su nación- 26:12-15
3. La confianza del
profeta es que todos los que confían en el Señor Sera resucitados de entre los
muertos- 26:16-19
4. El ruego del profeta
para su pueblo es que con calma esperen
En el Señor- 26:20-21
Gracia y Paz
Pastor y Administrado:
Rogers Infante
Bendiciones a mis
hermanos en la fe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario