BIENVENIDOS

Gracia y Paz en Cristo Jesús, Amados, soy el Pr. Rogers Infante. Discípulo de la obra de Dios, Promotor y fundador de la Iglesia Cristiana Palabra y Amor. Doy gracias a Dios por la posibilidad que nos da, de poder llevar su evangelio por medio de la palabra escrita a todos sus hogares y sitio de trabajo. Con la intención de poder compartirlos con todos ustedes ya que está en evidencia la gran necesidad de contar con material netamente de evangelización, que sirviera para llegarles en forma de mensajes. Muchas almas han encontrado a Cristo, por este medio, cuyo fin, es que la "palabra de Dios corra y sea glorificada" (2 Ts 3:1). Amados, la venida de Nuestro Señor Jesucristo a buscar a su iglesia, esta cerca. Por tal motivo el enemigo de las almas, Satanás, aprovechará en este último tiempo para engañar a cuantos pueda en este mundo; lo cual la Biblia nos advierte que no ignoremos sus maquinaciones. (2Co.2:11). Vivimos una era de engaños, donde se predica un falso evangelio facilista y meramente emocional. Además de otras ciertas doctrinas ortodoxas de la cristiandad, debemos estar alertados de estos lobos rapaces disfrazados de ovejas y que por dentro son unos Anatemas que venden el evangelio de JESÚS, La doctrina del "arrepentimiento de pecados" es rara vez predicada como se debe. La salvación por gracia se ha desvirtuado y las perdiciones son basadas en discursos que tienen mucho de sensacionalismo, pero carentes de fundamento bíblico vital para la genuina conversión de las almas. (Heb.4:12).Por tal motivo es necesario, predicar un evangelio fiel a la Biblia. Tu testimonio personal y tu vida de consagración a los pies de Cristo, es el arma más poderosa, para llevar la palabra de Dios.

¡Que tu vida, y la mía, sean solo para LA GLORIA DE DIOS!

martes, 8 de abril de 2014

NOVIA, ESPOSA Y MADRE

NOVIA, ESPOSA Y MADRE

Gracia y Paz para todos mis hermanos en la obra de Dios Padre y de su Hijo Jesucristo, el cordero inmolado que hoy se encuentra sentado a la diestra de su Padre, El Todopoderoso.
Dice la palabra de Dios que al sonar de la séptima trompeta, el Hijo de Dios descenderá a este mundo para traer juicio a los malvados.

En el capítulo 24 del libro de Génesis, podemos encontrar una de las más bellas y conmovedoras páginas de todo el Antiguo Testamento.
Este maravilloso capítulo Bíblico, nos muestra incluso podemos apreciar, las cualidades que adornan el carácter discreto de una gran mujer.
Si sabemos discernir y si sabemos leer entrelíneas, podremos adivinar en su relato las cualidades que adornan el carácter discreto de esta maravillosa mujer del Génesis 24, su nombre es Rebeca, la ayuda idónea que Dios preparó para Isaac, el hijo de su amigo Abraham.

Partiendo del hecho de que los seres humanos somos imperfectos, dentro de sus inevitables limitaciones, el capítulo 24 de Génesis nos muestra que Rebeca era la mujer más adecuada para ser madre del padre de las doce tribus, esto es, de Jacob, y madre de dos pueblos que serían rivales.

La palabra de Dios, nos muestra que Rebeca ocupo un lugar importante en el plan de Dios.
Usted también como mujer ocupa un lugar muy importante en el plan de Dios.
Esta mujer fue un eslabón vital en la cadena que Dios está trenzando para llevar a cabo su proyecto de redención del género humano, Sin embargo, a pesar de que aquí se trata de «la pedida de mano» de Rebeca, el personaje principal de este capítulo no es ella sino el siervo de Abraham, el cual es Eliezer.

Gén.24:1.4 Abraham ya era un hombre muy anciano, y el SEÑOR lo había bendecido en todo. (2) Cierto día Abraham le dijo a su siervo más antiguo, el hombre que estaba a cargo de su casa: —Haz un juramento poniendo tu mano debajo de mi muslo. (3) Jura por el SEÑOR, Dios del cielo y de la tierra, que no dejarás que mi hijo se case con una de esas mujeres cananeas. (4) Sino que vuelve a mi tierra natal, donde están mis parientes, y encuentra allí una esposa para mi hijo Isaac.

Siendo de edad avanzada Abraham comprende que es necesario que su hijo tome mujer y asegure el cumplimiento de la promesa que Dios le ha hecho: ser padre de una nación grande.
Él desea que ella sea de su parentela, lo cual quiere decir, en la práctica, que tenga sentimientos y costumbres semejantes a las suyas, diferentes a las de los idólatras que viven en la tierra de Canaán.

La comunidad de hábitos y costumbres es una de las condiciones ordinarias requeridas para la felicidad conyugal, porque de no haberla pueden producirse choques basados en estilos diferentes de vida que no siempre se acoplan con facilidad.

De otro lado, Abraham teme que dada la influencia que la mujer tiene en el marido, las prácticas paganas de una esposa cananea podrían contaminar a Isaac.

El hecho de que Abraham encomiende esta delicada tarea a su mayordomo Eliezer muestra el ascendiente de que este siervo gozaba en casa de su patrón.

Gén.24:5 El siervo preguntó: —¿Pero qué pasaría si no puedo encontrar una joven que esté dispuesta a viajar tan lejos de su casa? ¿Debería, entonces, llevar allí a Isaac para que viva entre sus parientes, en la tierra de donde usted proviene?
En las sociedades patriarcales de la antigüedad era responsabilidad del padre encontrar novia para su hijo, así como también novio para la hija.
Era su responsabilidad asegurar que se perpetuara el linaje familiar y que el hijo forme un hogar, que es la base más sólida para su vida adulta y el mayor logro de un hombre.

En nuestros días esa meta, ese propósito humano superior, ha sido descartado en beneficio de un individualismo miope.
En consecuencia, las relaciones con la mujer se han vuelto pasajeras, ocasionales, superficiales, y no conducen a nada sólido y estable.

Así como el destino de la mujer es ser madre y eso está inscrito elocuentemente en los órganos para gestar que la naturaleza le ha dado, el destino del hombre es ser padre, tal como Dios es Padre.

La paternidad conjunta de hombre y mujer es una de las leyes básicas de la vida humana.
Negarla, bloquearla, es rebelarse contra Dios.

Es cierto que hay circunstancias que pueden negar a un hombre o a una mujer la oportunidad de ejercer ese don, y son más frecuentes en el mundo moderno que en el antiguo.

Pero no habiendo obstáculos insuperables, ellos sólo pueden renunciar a esa responsabilidad por un fin más alto o por consideraciones de mucho peso.

Si bien, como se ha dicho, el matrimonio era entonces decidido por los mayores.
Los padres temerosos de Dios no imponían su decisión a la hija casadera sino respetaban su voluntad y buscaban su consentimiento.

De ella dependería en este caso irse o no con Eliezer.
Podría objetarse que los parientes de Abraham eran idólatras.
Pero Abraham no hubiera escuchado la voz de Dios si no hubiera nacido en un ambiente en el que el temor de Dios predominaba.

Gén 24:6 —¡No! —contestó Abraham—. Procura no llevar nunca a mi hijo allí. (7) Pues el SEÑOR, Dios del cielo, quien me sacó de la casa de mi padre y de mi tierra natal, prometió solemnemente dar esta tierra a mis descendientes.* Él enviará a su ángel delante de ti y se encargará de que encuentres allí una esposa para mi hijo. (8) Si ella no está dispuesta a regresar contigo, entonces quedarás libre de este juramento que haces conmigo; pero bajo ninguna circunstancia, llevarás a mi hijo allí. (9) Entonces el siervo hizo un juramento poniendo su mano debajo del muslo de su señor, Abraham, y juró seguir sus instrucciones.
Abraham no quiere que su hijo vaya a Harán porque podía ser tentado a quedarse allá.
Él se aferra a la promesa que Dios le ha hecho de darle a su descendencia la tierra en que viven como forasteros y no quiere hacer nada que pueda poner su realización en peligro.

La mujer debía venir de la familia de Dios; no debía ser de las mujeres paganas.
Sin duda había muchas cananitas hermosas y de talento que hubieran estado muy contentas en casarse con Isaac y tener parte de su riqueza, pero esto iba en contra de la voluntad de Dios.
En los versículos 6 y 8 Abraham enfatiza este hecho; y necesitamos enfatizarlo hoy. «Con tal que sea en el Señor» es la admonición de 1Corintios 7.39 Una esposa está ligada a su esposo mientras el esposo vive. Si su esposo muere, ella queda libre para casarse con quien quiera, pero solamente si ese hombre ama al Señor.*
(observemos lo que dice 2Co 6:14-18 No se asocien íntimamente con los que son incrédulos. ¿Cómo puede la justicia asociarse con la maldad? ¿Cómo puede la luz vivir con las tinieblas? (15) ¿Qué armonía puede haber entre Cristo y el diablo?* ¿Cómo puede un creyente asociarse con un incrédulo? (16) ¿Y qué clase de unión puede haber entre el templo de Dios y los ídolos? Pues nosotros somos el templo del Dios viviente. Como dijo Dios: «Viviré en ellos y caminaré entre ellos. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.* (17) Por lo tanto, salgan de entre los incrédulos y apártense de ellos, dice el SEÑOR. No toquen sus cosas inmundas, y yo los recibiré a ustedes.* (18) Y yo seré su Padre, y ustedes serán mis hijos e hijas, dice el SEÑOR Todopoderoso»*.
¡Es trágico cuando los padres empujan a sus hijos a casarse «en sociedad» y fuera de la bendición del Señor! Abraham prefería que su hijo se quedara soltero antes que regresara a Ur buscando esposa, o que tomara esposa de entre las naciones cananeas.

Si Dios le dio un hijo cuando ya no podía tenerlo ¿no será capaz Dios de disponer los medios para que su promesa se siga cumpliendo en su descendencia?
Siendo él un hombre de fe pone en las manos de Dios el resultado para encontrar una mujer para su hijo y, siguiendo su ejemplo, Eliezer hará lo mismo.
¿Cuántos padres cristianos obran de esa manera?

Gén.24:10 Después tomó diez de los camellos de Abraham y los cargó con toda clase de regalos valiosos de parte de su señor, y viajó hasta la lejana tierra de Aram-naharaim. Una vez allí, se dirigió a la ciudad donde se había establecido Nacor, hermano de Abraham. (11) Hizo que los camellos se arrodillaran junto a un pozo justo a las afueras de la ciudad. Era la caída de la tarde, y las mujeres salían a sacar agua.
Eliezer parte entonces llevando consigo todo lo necesario para su misión y, después de un viaje de no sabemos cuántos días, llega a la localidad donde habitaba la familia de Nacor.
Al arribar se detiene en el lugar al que se acercan por necesidad todos los forasteros con sus bestias, a la fuente principal de la ciudad.
Es la hora en que las muchachas salen a llenar sus cántaros de agua para llevar a casa.

Gén.24:12 «Oh SEÑOR, Dios de mi amo, Abraham —oró—. Te ruego que hoy me des éxito y muestres amor inagotable a mi amo, Abraham. (13) Aquí me encuentro junto a este manantial, y las jóvenes de la ciudad vienen a sacar agua. (14) Mi petición es la siguiente: yo le diré a una de ellas: “Por favor, deme de beber de su cántaro”; si ella dice: “Sí, beba usted, ¡y también daré de beber a sus camellos!”, que sea ella la que has elegido como esposa para Isaac. De esa forma sabré que has mostrado amor inagotable a mi amo».
¿Cuál son las cualidades que Él busca en la muchacha que será esposa de Isaac?
Que sea servicial, bondadosa, que no rechace el hacer caridad no sólo al hombre sino también a sus animales.

Bien ha juzgado Eliezer.
No ha pensado en belleza, ni en que la muchacha sea hija de padres ricos.
Ha pensado en el carácter de la chica, porque es el carácter de la mujer lo que hace feliz o infeliz al hombre, no su belleza.
Pero él no quiere ser juez del carácter y disposiciones de la doncella.
Quiere que sea Dios quien la escoja.
En verdad, él debe haber pensado que si Dios ama a su amo, ya tiene escogida la novia para Isaac y por ese motivo le propone al Señor una señal que le permita reconocerla sin dificultad.

Gén.24:15 Entonces, antes de terminar su oración, vio a una joven llamada Rebeca, que salía con su cántaro al hombro. Ella era hija de Betuel, quien era hijo de Nacor —hermano de Abraham— y de Milca, su esposa. (16) Rebeca era muy hermosa y tenía edad suficiente para estar casada, pero aún era virgen. Ella descendió hasta el manantial, llenó su cántaro y volvió a subir.
Apenas ha terminado de orar Dios responde y empiezan a suceder los hechos en la forma que él ha previsto. ¡Qué puntual es Dios cuando confiamos ciegamente en él!
Tenemos un Dios muy Sabio.

Gén 24:17 Entonces el siervo corrió hasta alcanzarla y le dijo: —Por favor, deme de beber un poco de agua de su cántaro. (18) —Sí, mi señor, beba —respondió ella. Enseguida bajó su cántaro del hombro y le dio de beber. (19) Después de darle de beber, dijo: —También sacaré agua para sus camellos y les daré de beber hasta que se sacien. (20) Así que, de inmediato, vació su cántaro en el bebedero y volvió corriendo al pozo a sacar agua para todos los camellos.
La muchacha hace exactamente lo que Eliezer le había pedido a Dios que hiciera como signo para reconocer a la que Él ha escogido como mujer para Isaac.
Gén.24:21 El siervo la observaba en silencio mientras se preguntaba si el SEÑOR le había dado éxito en la misión.
Eliezer contempla maravillado cómo la chica hace con diligencia y eficiencia lo que le había ofrecido: darle de beber no sólo a él sino también a sus camellos.
No obstante, él no se precipita ni renuncia a su razón aceptando ciegamente lo que parece ser la respuesta a su oración, sino considera con cautela si ése es el signo propuesto.
¿Significa eso falta de fe? No creo.
Dios no quiere que dejemos de usar las facultades que nos ha dado.

Gén.24:22 Cuando los camellos terminaron de beber, sacó un anillo de oro para la nariz de la muchacha y dos pulseras grandes de oro* para sus muñecas. (23) —¿De quién es hija usted? —le preguntó—, y dígame, por favor, ¿tendría su padre algún lugar para hospedarnos esta noche? (24) —Soy hija de Betuel —contestó ella—, y mis abuelos son Nacor y Milca. (25) Sí, tenemos más que suficiente paja y alimento para los camellos, y también tenemos lugar para huéspedes. (26) El hombre se inclinó hasta el suelo y adoró al SEÑOR. (27) —Alabado sea el SEÑOR, Dios de mi amo, Abraham —dijo—. El SEÑOR ha mostrado amor inagotable y fidelidad a mi amo, porque me ha guiado directamente a los parientes de mi señor.
El gesto de regalar esas joyas a la muchacha tiene no sólo el propósito de manifestarle su agradecimiento; también es un mensaje a los padres de ella para hacerles ver que él viene de parte de un hombre muy rico.
Labán responderá ávidamente a ese gesto (versículos 30 y 31). Como dice Proverbios, «la dádiva del hombre le ensancha el camino" (Pr 18.16).
Eliezer se maravilla al ver cómo Dios lo ha guiado con mano segura directamente a una muchacha que es de la parentela de su amo.
Él no ha tenido que ir por acá y allá preguntando y averiguando.
Dios ha dirigido sus pasos no sólo por amor a Abraham sino también porque él es siervo fiel de su patrón.

Entonces reconociendo que Dios está en el asunto y ha tenido misericordia de Abraham y de él, Eliezer se inclina y adora al Señor.
Veamos lo que dice Gén.24:28 La joven corrió a su casa para contarle a su familia todo lo que había ocurrido. (29) Rebeca tenía un hermano llamado Labán, el cual salió corriendo al manantial para encontrarse con el hombre. (30) Había visto el anillo en la nariz de su hermana y las pulseras en sus muñecas, y había oído a Rebeca contar lo que el hombre le había dicho. Así que corrió hasta llegar al manantial, donde el hombre aún estaba parado al lado de sus camellos. (31) Entonces Labán le dijo: «¡Ven y quédate con nosotros, hombre bendecido por el SEÑOR! ¿Por qué estás aquí, fuera de la ciudad, cuando yo tengo un cuarto preparado para ti y un lugar para los camellos?». (32) Entonces el hombre fue con Labán a su casa, y Labán descargó los camellos, y para que se tendieran les proveyó paja, los alimentó, y también trajo agua para que el hombre y los camelleros se lavaran los pies.
Los padres y el hermano de Rebeca reciben gustosos al hombre que viene de parte de su pariente y le brindan la hospitalidad generosa que era habitual entre ellos practicar con los forasteros importantes. Le ofrecen su casa para él, sus camellos y los siervos que trae consigo.

En el versículo 33. Nos dice que Eliezer se niega a sentarse a la mesa de la hospitalidad que le ofrecen sus anfitriones antes de haber transmitido el encargo que lo trae desde tan lejos.
Tiempo hay para comer.
Antes de restaurar el cuerpo, él quiere cumplir con su cometido.
Es decir que su obligación pasa delante de su satisfacción personal.
En los versículos 34 al 48. Eliezer les relata con lujo de detalles la historia del porqué ha venido y cómo fue el encuentro que tuvo con Rebeca guiado por la mano de Dios.

En los versículos 49 al 51. Ellos reconociendo por el relato que hace Eliezer que era de Dios de quien viene lo que han escuchado, acceden con gusto al pedido que les hace el siervo de su pariente: «Ahí la tienes. Llévala para que sea esposa de nuestro hermano».

En los versículo que acabamos de leer hasta aquí, podemos concluir exegéticamente que el criado es un ejemplo maravilloso del cual nosotros como cristianos debemos seguir, al servicio de Dios.
Como ya se mencionó, el criado pensaba sólo en su señor y en la voluntad de este.
Es más, anhelaba tanto concluir su tarea que no se preocupaba por la comida.  
Muchas veces ponemos las cosas físicas antes que las espirituales, y eso esta mal.
El criado recibió órdenes de su amo y no las cambió ni un ápice.
Creía en la oración y sabía cómo esperar en el Señor.
No hay lugar para la impaciencia precipitada en el servicio de Cristo.

El criado sabía cómo confiar en la dirección del Señor: «Guiándome Jehová en el camino» (v. 27).
Véase lo que afirma Juan 7.17. Una vez que supo cuál era la voluntad de Dios, no demoró, sino que se apresuró a cumplir su tarea (v. 17).
La hospitalidad de la casa era deliciosa, pero tenía una tarea que cumplir para su señor y todo lo demás podía esperar.
Nótese también que el criado le informó a su amo cuando regresó (v. 66), así como nosotros tendremos que rendir cuentas cuando veamos a Cristo.
Es interesante suponer si el criado le enseñó a la novia mientras viajaban y le reveló cuál sería su novio. «Él me glorificará», dijo Cristo respecto al Espíritu Santo (Jn 16.14).

En los versículos 54 al 56. Llegados al acuerdo Eliezer quiere partir sin demora para llevar a Isaac la muchacha que Dios le destina, pero los parientes desean, como es natural, que se quede un poco de tiempo con ellos para agasajarlo y disfrutar de su compañía.

Aunque seguramente para él también sería agradable quedarse gozando de su hospitalidad acogedora.
Pero Eliezer se niega a permanecer ni un solo día más, obrando de una forma que podría parecer descortés.
Para él lo más importante es cumplir el encargo que le han encomendado y no detenerse ni demorar la buena nueva por cualquier otra consideración que lo halague.
En esa manera de obrar vemos una manifestación de su fidelidad.
En los versículos 57 al 61. Betuel y los suyos dejan la decisión en manos de la doncella.
Pero ¿qué más querría ella sino ir a encontrar a su prometido?
Ella siente también que esto viene de Dios, que es una gracia excepcional para ella, y tiene prisa para que se lleve a cabo.
¡Qué sabia y espontánea es su reacción! Sí, me voy con él ahora mismo.
Ella no quiere despedidas largas, no va a extrañar lo que deja.
Ella sabe que su destino, fijado por Dios, está en esa tierra lejana, que no tiene miedo de partir.

Pero detengámonos un momento a pensar.
¿Qué muchacha hoy estaría dispuesta a partir empeñando su vida y su futuro para unirse a un desconocido, aunque sea su pariente?
¿Qué muchacha moderna arriesgaría tanto sólo porque piensa que esa es la voluntad de Dios?

Ella era una mujer valiente y de carácter.
Pero también de fe.
Hay un sugestivo paralelismo entre el llamado de Abraham y el de ella.
Como ocurrió con su pariente ella sale de Harán para ir a la tierra de Canaán.
Dios le dice a Abraham. «Sal de tu tierra». Ella responde. «Sí iré».

Rebeca sale de su tierra bendecida de una manera elocuente.
Porque fue una mujer llena de fe y temerosa de Dios.
Una mujer obediente, que sabía que Dios algún día respondería lo que ella posiblemente le estaba pidiendo.
El tener una fe verdadera y una plena obediencia ante Dios, nos hace grande y las bendiciones llueven a nuestro alrededor.
Rebeca no estaba pendiente de lo que hacían sus hermanos y mucho menos se entretenía con cosas vanas.
Ella era una mujer con objetivos ven planificados, y en esos objetivos está la presencia de Dios dirigiéndola.

Los parientes de Rebeca pronuncian sin saberlo una palabra profética en la que resuena el eco de la promesa hecha por Dios a Abraham.

En los versículos 62 al 63. Vemos a Isaac que ha salido a hablar con Dios al campo, porque meditar es buscar a Dios.
En ninguna parte puede hacerse mejor que lejos de la compañía humana, en medio de la paz de la naturaleza.
En el campo bulle una vida diferente, la vida de la creación que obedece en todo a su Creador.
Allí se encuentra Dios y nosotros lo encontramos.
Dios vino al encuentro de Moisés en la soledad del desierto y al encuentro de Jacob cuando estaba solo.
Quizá Isaac pedía por el buen fin de la misión de Eliezer.

En los versículos 64 y 65 observamos que Rebeca ve la silueta de un hombre en la lejanía su intuición femenina le indica que podría ser el varón a quien ella está destinada y prontamente se baja del camello.
Cuando se asegura de que es él, cubre su rostro con el velo de novia, según la costumbre de su pueblo.
Ella sabe que es bella, pero no quiere asombrar a su novio con su belleza. 

Otras cosas son más importantes.
Hoy en día la mujer busca ponerse más sexual para atraer al hombre, en vez de buscar más inteligencia para su futuro.
Posiblemente Rebeca.
¿No le habría preguntado a Eliezer en el camino cómo era Isaac?
¿No se había estado ella enamorando de su novio al escuchar de boca de Eliezer las cualidades que adornaban a Isaac?
La Biblia dice poco acerca de Isaac, pero por lo que transpira el texto era un hombre de carácter noble, lleno de fe  y obediente a su padre.
Pensemos tan sólo en el episodio de su sacrificio: el joven Isaac no ofreció resistencia alguna (Gn.22).

En los versículos 66 al 67. Observamos que Isaac no vivía ya con su padre sino en otro lugar.
Pero puede entenderse que al llegar Rebeca la lleva donde su padre, y la introduce a la que había sido la tienda de su madre que ya había muerto.
Y de inmediato se realiza el matrimonio a la usanza de ellos.

El texto dice que Isaac la amó.
¿Cómo podría no amarla si ella tenía tantas cualidades?
El suyo era un matrimonio hecho en el cielo.
Dice que se consoló de la muerte de su madre.
Es decir, Rebeca toma en su corazón el lugar que su madre había dejado vacío al irse.

Dos mujeres dominan la vida del hombre, la madre y la esposa, y no deben ser rivales, sino complementarse, y no debería ser necesario que la madre muera para que la esposa ocupe plenamente en el corazón de su marido el lugar que le corresponde.
Cuando la madre es sabia la esposa de su hijo la amará y respetará tanto como su hijo porque ella es un solo cuerpo con su marido.
Recordemos que la mujer sabia, edifica su hogar.
No todos son sabios.
El ser sabio, implica obediencia ante Dios.
La obediencia implica hacer lo que Dios manda.
Si alguien dice ser sabio, y no ha aceptado a cristo en su corazón, y no se ha bautizado en el nombre de Jesús para dar ese paso de obediencia, como lo manda la palabra de Dios y que fue obedecida por los apóstoles, déjame decirte que de sabiduría no tiene nada, sino que simplemente lo que está aplicando es filosofía vana.
Y la filosofía nace de los pensamientos humanos y no de Cristo. (Colosenses 2:8)
Así que tenga mucho cuidado cuando diga que alguien que no es de cristo, es sabio.
Porque usted sin darse cuentas se hace partícipe de sus acciones.

He aquí las cualidades más saltantes de Rebeca, tal como se revelan en este capítulo.
Ella es bella y sin embargo su belleza no la ha vuelto orgullosa ni distante.
Al contrario es servicial: le ofrece a Eliezer más de lo que él le pide.
Él pidió de beber para sí y ella le dice que dará de beber además a sus camellos.
Eran diez, y tendrían «sed de camellos», es decir: mucha sed.

¿Cuántas veces habría bajado ella al pozo a llenar su cántaro?
Podemos suponer que también dio de beber a los siervos que venían con Eliezer.

Ella es rápida en sus movimientos, no es lenta ni perezosa.
En su manera de servir se muestra humilde.
No se pavonea con las joyas que le regala Eliezer
Pero le ofrece sin mezquindad la hospitalidad de su casa paterna.

Al oír el relato de cómo Eliezer trata de seguir la guía de Dios en su búsqueda de novia para el hijo de su amo, ella reconoce la intervención del Altísimo en esos hechos.
Por eso ella no duda en seguir la invitación de Eliezer para acompañarlo.
Ella se somete al consejo de Dios y no teme dejar padre y madre y hermanos para cumplirlo.
¡Ojalá fuéramos todos tan bien dispuestos!

Usted tiene que dejarse utilizar por Dios.
No permita que satanás siga entreteniéndola por bobadas cuando escucha la palabra de Dios.
El mismo espíritu de una persona que tiene fe y obediencia, sabe que la palabra de Dios que se imparte en este lugar es verdadera.
Si usted aun no creen en la palabra que se imparte aquí, pídale a Dios que le moldee su pensamiento para que el poder de lo Alto, el cual es el espíritu santo, pueda entrar en usted y se deje ministrar bajo la presencia de Dios y de su hijo cristo.

Solo así usted estará en la presencia de Dios.
Hay personas que se dejan entretener por demonios, y no permiten que el espíritu santo fluya en estas personas.

Aunque los seres humanos somos imperfectos, dentro de nuestras cotidianas e inevitables limitaciones.
Dios encontró en Rebeca a la mujer más adecuada para ser madre del padre de las doce tribus, esto es, de Jacob, y madre de dos pueblos que serían rivales.

La fe de Rebeca fue recompensada. Su nombre aparece en la Palabra de Dios; disfrutó del amor y la riqueza de Isaac, y llegó a ser una parte importante en el plan de Dios.
Si hubiera rehusado ir, hubiera muerto como una mujer desconocida. «El que hace la voluntad de Dios permanece para siempre» (1 Jn 2.17).

El espíritu de Dios estaba en Rebeca,
Y ella sabía que las palabras de Eliezer, provenían de Dios.
Por eso decidió, obedecer de inmediato.
Porque la sabiduría que ella tenía estaba conectada con la sabiduría de un Dios, justo y verdadero.

Gracia y paz
Pastor y administrador, Rogers Infante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

VISITANTES

Mi esposo es pastor: ¿Por qué no soy pastora?

PUEDEN LAS MUJERES SER PASTORAS?

DON DE LENGUA O IDIOMA

EXISTEN APOSTOLES Y PROFETAS HOY???

LA DOCTRINA TRINITARIA NO ES BIBLICA