Gracia y paz para todos mis hermanos en la
obra de Dios Padre y de su Hijo Jesucristo.
Amada iglesia de Cristo, como bien sabemos
estamos en tiempos finales y Nuestro Señor Dios Padre, por medio de su Hijo Jesucristo,
nos brinda aun su amor, para con cada uno de nosotros.
Él nos ha venido protegiendo de toda
tentación, Ya que se acerque el día de su venida.
Sabemos que Satanás está obrando con mayor
fuerza y su furia estará esperando el momento en que pueda echar mano de algún
débil creyente que no esté firme en la verdad o que haya descuidado de su fe,
para hacerle caer.
Juan 8:47 Los que pertenecen a Dios
escuchan con gusto las palabras de Dios, pero ustedes no las escuchan porque no
pertenecen a Dios.
Hoy vamos a conocer la realidad a que nos
enfrentamos cuando estamos pasando por una experiencia con Dios.
Esta realidad es básica y fundamental, para todo
cristiano que ama verdaderamente a Dios.
Luego que establecemos una relación de amor con Él y
luego de que recibimos su invitación a trabajar en donde Él está trabajando, Entonces es importante y necesario que sepamos cómo
Dios nos habla para darnos las instrucciones, para llevar a cabo el propósito
encomendado.
Dios
nos hablará por su Espíritu, a través de la Biblia, la oración, la iglesia, y las diferentes
circunstancias que se nos presentarán en el camino
estrecho en que andamos.
Los creyentes que experimentan con Dios, tenemos que
saber que el testimonio de Dios está contenido en su Palabra, la Biblia. La cual es la única fuente del conocimiento de Dios.
Desde Génesis hasta
Apocalipsis, allí tenemos como Dios le ha hablado al hombre.
No
hay, ni existe otra forma de conocimiento de Dios que no sea su palabra,
estampada en la Biblia.
Aun cuando sabemos que Dios puede hablarnos por
medio de las circunstancias, sabemos que estas no pueden estar divorciadas de
los designios divinos.
Dios se estará revelando a sus hijos de modo que
nosotros podamos estar confiados en Él y podamos aumentar nuestra fe en Él.
Él
nos revelará sus propósitos de tal manera que nosotros podamos integrarnos en
su obra.
Podemos constatar
que la verdad de Dios, nunca la descubriremos por nuestra propia cuenta, sino por su revelación
soberana en aquellos que hacemos su voluntad.
Como podemos ver en la vida de
Moisés,
Dios le habló a través de la experiencia extraordinario ocurridas en la zarza ardiente, de tal forma que reveló
a Moisés sus planes y propósitos.
Éxodo
3:2-8 y Números 12:6-8 nos cuenta que Dios vino a Moisés para hablarle acerca de su
voluntad para con su pueblo, le extendió una invitación para que se integrara
en su trabajo y este aceptó su Palabra.
Éxodo 3:2-8 Allí el ángel del SEÑOR se
le apareció en un fuego ardiente, en medio de una zarza. Moisés se quedó
mirando lleno de asombro porque aunque la zarza estaba envuelta en llamas, no
se consumía. (3) «Esto es increíble —se dijo a sí mismo—. ¿Por qué esa zarza no
se consume? Tengo que ir a verla de cerca». (4) Cuando el SEÑOR vio que Moisés
se acercaba para observar mejor, Dios lo llamó desde el medio de la zarza:
—¡Moisés! ¡Moisés! —Aquí estoy —respondió él. (5) —No te acerques más —le
advirtió el SEÑOR—. Quítate las sandalias, porque estás pisando tierra santa. (6)
Yo soy el Dios de tu padre,* el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de
Jacob. Cuando Moisés oyó esto, se cubrió el rostro porque tenía miedo de mirar
a Dios. (7) Luego el SEÑOR le dijo: —Ciertamente he visto la opresión que sufre
mi pueblo en Egipto. He oído sus gritos de angustia a causa de la crueldad de
sus capataces. Estoy al tanto de sus sufrimientos. (8) Por eso he descendido
para rescatarlos del poder de los egipcios, sacarlos de Egipto y llevarlos a
una tierra fértil y espaciosa. Es una tierra donde fluyen la leche y la miel,
la tierra donde actualmente habitan los cananeos, los hititas, los amorreos,
los ferezeos, los heveos y los jebuseos.
Miremos
hoy la manera como Dios se comunica con nosotros.
Primeramente
debemos saber que DIOS habló en el Antiguo Testamento.
En el libro de los hebreos nos declara al comienzo de
su epístola lo siguiente:
Hebreos 1:1 Hace mucho tiempo, Dios habló muchas veces y de diversas maneras a
nuestros antepasados por medio de los profetas.
Esta porción de la Escritura nos indica que en el
Antiguo Testamento, Dios habló muchas veces y de diferentes maneras a todos
aquellos con los cuales había de realizar sus propósitos.
Como
podemos enumerar, Dios habló por medio de:
Ángeles (Gn. 16), Visiones
(Gn. 15), Sueños (Gn. 28:10-19), El
uso del Urim y el Tumin (Ex. 28:30),
Acciones simbólicas (1 R. 19:12), Señales milagrosas (Ex.
8:20-25)
Y otros muchos
medios.
Toda persona a
quien Dios le hablaba en el Antiguo Testamento, sabía que Dios le estaba
hablando y sabía lo que Dios decía.
Dios no se ponía a decir barrabases, ni mucho menos
hablaba una lengua satánica como lo hacen hoy en día la secta del pentecostés.
Dios se preocupaba tremendamente de
que aquellos a quienes hablaba le entendieran claramente, de tal forma que pudiesen
ejecutar sus demandas fielmente.
Dios
habló, generalmente de manera exclusiva con la persona a quien le iba a revelar
sus planes.
Moisés, por ejemplo, no tenía antecedentes de
experiencias particulares con una zarza ardiente.
Él no podía decir: “Esta es mi experiencia con la zarza
ardiente”. “Mis padres Abraham, Isaac y Jacob tuvieron sus
experiencias así, y esta es la mía”.
Podemos decir que en el A.T. no existieron otras
experiencias similares a esta, Dios habló con Moisés de forma única y entendible, como lo hizo
también con los demás patriarcas.
Dios
quiere que nuestra experiencia con él y su forma de hablarnos sea personal, sólo para nosotros.
Todo hijo de Dios podrá tener esta experiencia de
manera personal, en la medida en que mantenga su relación de amor genuino con
Dios y sepa discernir cuando Dios le está hablando, sea por medio de su Palabra, de su Iglesia, de las circunstancias que
Dios va a poner en su camino para guiarle a hacer su voluntad.
Dios
se aseguró de que a los que le hablaba tuvieran seguridad de que era él quien
le hablaba
Cuando Dios le habló a Moisés, no había dudas en
Moisés de que se trataba de Dios.
Las Escrituras dan testimonio de que Moisés no tuvo
dificultad en entender que su encuentro era con Dios, el “YO
SOY EL QUE SOY” (Ex. 3:14).
Moisés
confió en Dios, le obedeció y espero a que Dios respondía tal como El mismo
dijo que lo haría.
De la misma manera Dios responde hoy, pero solo en
aquellos que hacemos su voluntad y le seguimos en amor.
Al
igual que Moisés vemos como diferentes hombres de la Biblia se aseguraban que
Dios era quien le hablaba.
Un ejemplo contundente lo tenemos en Gedeón,
quien fue uno de los jueces de Israel y a quien Dios encomendó ir en contra de
los Madianitas, vemos en Jueces 6:21-22 y 36-40 como este
siervo de Dios se aseguró que la orden que recibía era del cielo y que
realmente esto era lo que Dios deseaba.
Dios
se aseguró de que estos siervos supieran lo que Él decía y se asegurarán de que
habían tenido un encuentro con El.
Moisés
y Gedeón,
sabían lo que Dios le había encomendado y de qué manera Dios quería obrar en
ellos.
Asimismo
conocían que habían tenido un encuentro con Dios y que su experiencia era real.
Estos sabían que se trataba de Dios. Y entendían claramente lo que DIOS les
decía.
Como segunda
medida, Así como Dios hablo en el A.T. también lo hizo por N.T. atreves de su
Hijo Jesucristo.
Hebreos 1:2 Y ahora, en estos
últimos días, nos ha hablado por medio
de su Hijo. Dios le prometió todo al Hijo como herencia y, mediante el Hijo, creó el universo.
Es pues es aquí donde se recogen las enseñanzas
dadas por el mismo Señor Jesucristo, las cuales hoy tenemos.
Es aquí donde la Escritura nos declara: Juan 1:14 Entonces la Palabra se hizo hombre* y vino a vivir entre
nosotros. Estaba lleno de fidelidad y amor inagotable.* Y hemos visto su
gloria, la gloria del único Hijo del
Padre.
Asimismo en Juan 14:8-10 Jesús
mismo declaró a Felipe, que el que conociera a Jesús, también conocería la
voluntad de su Padre que está en los cielos.
Juan 14:8-10 Felipe le dijo: —Señor,
muéstranos al Padre y quedaremos conformes. (9) Jesús respondió: —Felipe, ¿he
estado con ustedes todo este tiempo, y todavía no sabes quién soy? ¡Los que me
han visto a mí han visto al Padre! Entonces, ¿cómo me pides que les muestre al
Padre? (10) ¿Acaso no crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las
palabras que yo digo no son mías, sino que mi Padre, quien vive en mí, hace su obra por medio de mí.
Esto quiere decir que Jesús vino hacer la voluntad
del Padre, pero al mismo tiempo que el Padre no es Jesús.
Así como cristo vive en cada uno de nosotros, sin
que nosotros seamos cristo, así vivía el Padre en Su Hijo.
Esto nos demuestra que de la misma manera en que
Moisés estuvo cara a cara con Dios en la zarza ardiente, los discípulos
estuvieron cara a cara con Jesús, quien es el
representante legal de Dios en la tierra.
En
otras palabras: Su
encuentro con Jesús, era un encuentro con Dios mismo.
En los relatos de los evangelios Dios estaba en
Cristo.
Es decir que Dios hablaba a través
de Jesús.
Por tanto, cuando los discípulos escuchaban a Jesús,
ellos sabían que esas palabras provenían del Todopoderoso. El Padre de Jesús.
Es decir que Jesús habló la voluntad de su Padre, directamente
a los discípulos durante su tiempo con ellos en la tierra.
En
estos escritos tenemos la palabra profética más segura, a la cual es necesario
estar atentos.
2Pedro 1:19 Debido a esa experiencia,
ahora confiamos aún más en el mensaje que proclamaron los profetas. Ustedes
deben prestar mucha atención a lo que ellos escribieron, porque sus palabras
son como una lámpara que brilla en un lugar oscuro hasta que el día amanezca y
Cristo, la Estrella de la Mañana, brille* en el corazón de ustedes.
Es triste ver que muchos consideran que porque Dios
ahora nos habla por su Espíritu, a través de su Palabra, piensan que Dios ha
dejado de hablar en forma personal con los suyos.
No nos damos cuenta de que un encuentro con el
Espíritu Santo, es un encuentro con Dios mismo.
Dios
habló claramente en el libro de los Hechos y en las Epístolas, así como nos
habla claramente a nosotros en la actualidad.
Los creyentes tenemos que involucrarnos en un cien
por ciento, en la palabra de Dios.
Nuestra vida debe ser completamente diferente a como
la llevamos anteriormente.
En
otras palabras:
Todo lo que se ha escrito por la inspiración del Espíritu Santo, es la verdad
en nuestra vida.
Es
decir que ha sido inspirado por Dios para guiarnos a la verdad de su Palabra y
por el camino correcto, por tanto, tratemos de seguir fielmente sus enseñanzas.
Por
ultimo DIOS nos habla ahora por su Poder de lo Alto, su Espíritu Santo.
Es bueno recordar ahora, las palabras de Jesús en Juan 16:13 Cuando venga el Espíritu de verdad, él los guiará a toda la
verdad. Él no hablará por su propia cuenta, sino que les dirá lo que él ha oído
y les contará lo que sucederá en el futuro.
Iglesia, sepamos que desde el tiempo apostólico
hasta nuestros días, Dios nos está hablando por su Espíritu.
Hoy en día, no podemos vivir como si Dios hubiera
dejado de hablarnos en forma personal, por el hecho de que no vemos que Dios
habla de la forma en que habló en el pasado.
Recordemos
que lo importante no es la forma en que nos habla, sino el hecho de que nos
habla.
Tenemos que entender que cuando tenemos un encuentro
con el Espíritu Santo, estamos teniendo un encuentro con Dios.
Tomemos
conciencia que el Espíritu Santo es el Poder de lo Alto.
El espíritu santo NO es ninguna tercera persona, eso
jamás lo encontraras en la biblia.
Pero si encontraras que el Espíritu Santo es el Poder
de Dios.
Sepamos que el Espíritu Santo también nos habla
claramente en la actualidad, pues desde el tiempo de los Hechos de los
Apóstoles, Dios ha estado hablando con los suyos a través de su Espíritu.
Recordemos que
el Espíritu Santo mora en la vida del creyente.
1Corintios 3:16 ¿No se dan cuenta de que todos ustedes
juntos son el templo de Dios y que el Espíritu de Dios vive en* ustedes?
Es por esto que debemos entender que Dios está ahí,
por tanto, seamos sensibles a su voz.
El
pecado nos ha afectado a todos, de tal modo que ninguno de los hombres, aún los
creyentes, no podemos entender la verdad de la Palabra de Dios, a menos que el
Espíritu Santo nos la revele.
Como dice Juan.16:13 Cuando venga el Espíritu de verdad, él los guiará a toda la
verdad. Él no hablará por su propia cuenta, sino que les dirá lo que él ha oído
y les contará lo que sucederá en el futuro.
Es por tanto necesario que todos los creyentes,
cuando escuchemos la Palabra de Dios, lo hagamos con atención y con la
disposición plena de obedecer y hacer su voluntad.
En la Oración, debemos determinar la manera en que
el Espíritu Santo utiliza la Palabra de Dios a fin de confirmar en su corazón
el mensaje de Dios.
Prestemos atención a lo que Él está
haciendo alrededor nuestro y en nuestras circunstancias.
Iglesia,
el Dios que nos habla cuando estamos orando, y el Dios que nos habla cuando
estamos oyendo, el Dios que nos habla atreves de los mensajes o leyendo las
Escrituras, es el mismo Dios que está obrando alrededor de nosotros.
Sepamos que Dios nos hablará por el Espíritu Santo,
a través de la Biblia, la oración, la predica, las circunstancias y del
ministerio formado por el en la iglesia.
Esto
con el fin de revelarnos sus planes, propósitos y caminos.
Debemos dejar claro, que la clave para conocer la
voz de Dios, no es una fórmula matemática que debemos tener grabada en la
memoria.
No es tampoco un método a seguir por el cual
tendremos la conexión con Dios.
Conocer
la voz de Dios es algo que surge de una íntima relación de amor con El.
Por esto aquellos que no tienen esa relación no
pueden oír la voz de Dios, porque evidentemente no son de Dios como declara Juan 8:47 Los que pertenecen a Dios escuchan con gusto las palabras de
Dios, pero ustedes no las escuchan porque no pertenecen a Dios.
En
otras palabras,
solo los creyentes que mantenemos esa relación de amor genuino con Dios, llegamos
a conocer su voz, a medida que lo experimentamos a través de esa relación
estrecha.
Es
decir: Que
en la medida en que Dios nos habla y nosotros respondemos, llegaremos a
reconocer su voz cada vez con mayor claridad.
Son muchos los que buscan una señal milagrosa o
intentan descansar en una fórmula o en una serie de pasos para descubrir la
voluntad de Dios.
Sin embargo, no existe sustituto que pueda
reemplazar, esa íntima relación con Dios a través de la cual El habla a sus
hijos.
Hemos
dicho que comunicarse con Dios no consiste en esperar en una señal milagrosa.
Aunque vemos que con Gedeón Dios utilizó una señal
milagrosa, también vemos que su incredulidad le llevó a pedir una segunda
señal, aun
habiendo Dios consumido el sacrificio (Jue. 6).
No
demandemos señales,
que Dios lo que desea es que le amemos y tengamos tiempo a solas con El.
Algunas personas tienen la costumbre de abrir sus
Biblias, para tomar un versículo que desean utilizar y afirmar que tienen una
palabra de Dios para ese momento.
Dios
NO opera a través de estas técnicas.
Él puede hablarnos por su Palabra, pero volvemos a
insistir, cuando
estamos en plena relación de amor con Él y le somos obediente en todo.
Además debemos tener cuidado cuando uno sale con
estos mensajes supuestos de Dios.
Deuteronomio 18:20-22 Pero todo profeta que falsamente afirme
hablar en mi nombre o hable en nombre de otro dios, tendrá que morir”. (21)
»Tal vez se pregunten: “¿Cómo sabremos si una profecía viene o no del SEÑOR?”.
(22) Si el profeta habla en el nombre del SEÑOR, pero su profecía no se cumple
ni ocurre lo que predice, ustedes sabrán que ese mensaje no proviene del SEÑOR.
Ese profeta habló sin el respaldo de mi autoridad, y no tienen que temerle.
Déjenme
terminar diciendo:
Hoy hemos podido ver que Dios ha hablado a su pueblo,
hemos visto cómo lo ha hecho en el A.T. en el N.T. y cómo nos habla al día de
hoy.
Hemos podido corroborar que esto no es asunto de
fórmulas o recetas, sino que todo esto consiste en mantener una estrecha
relación de amor con nuestro Padre, el cual nos hablará por el Espíritu Santo
que nos ha dado.
Recibamos a Jesús en nuestro corazón, seamos
sensibles a su voz y obedezcamos a sus demandas, y que Dios nos bendiga al ser
parte de sus propósitos.
Gracia y Paz
Pastor y
Administrador, Rogers Infante.
Bendiciones a mis hermanos en la fe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario