EFESIOS
Gracia y Paz para
todos mis hermanos en la obra de Dios Padre y de su Hijo Jesucristo el cordero
inmolado que ahora está sentado a la diestra del Todopoderoso.
El libro
de Efesios fue escrito por
el Apóstol Pablo.
En él Pablo
revela claramente la voluntad de Dios para nosotros en el mismo
contexto de fe que el resto de sus epístolas.
El libro
de Efesios es
la Palabra de
Dios que explica cómo
aparecieron los hijos
de Dios, y qué
significa que la
Iglesia de Dios
y Su voluntad
se cumplan en la
tierra.
La voluntad de Dios es que todos nos convirtamos
en Hijos Suyos y recibamos las bendiciones del cielo.
Hoy en
día, los
hijos de Dios que viven en
este mundo han
sido santificados al creer en el Evangelio y ser bautizados en
el nombre de Jesús.
El libro de
los Efesios es una epístola escrita por Pablo alrededor del año 62-63 d.C.
Cuando
Pablo fue encarcelado en una prisión romana, conoció a Epafras y Onésimo y
escuchó las noticias
sobre la iglesia de
Coloso.
Col 1:7 Ustedes se enteraron de la
Buena Noticia por medio de Epafras, nuestro amado colaborador; él es un fiel
servidor de Cristo y nos ayuda en nombre de ustedes.* (8) Nos contó del amor
por los demás que el Espíritu Santo les ha dado. (9) Así que, desde que supimos
de ustedes, no dejamos de tenerlos presentes en nuestras oraciones. Le pedimos
a Dios que les dé pleno conocimiento de su voluntad y que les conceda sabiduría
y comprensión espiritual.
Col 4:9 También les envío a
Onésimo, un fiel y amado hermano, quien es uno de ustedes. Él y Tíquico les
contarán todo lo que sucede aquí.
En aquel
entonces Pablo escribió muchas cartas y las envió a la Iglesia de Dios en Asia.
Aunque
Pablo estaba en la cárcel, su trabajo espiritual siguió desarrollándose de
manera más intensa,
y escribió las
denominadas «epístolas desde la prisión», incluyendo esta carta.
La iglesia de Éfeso estaba muy unida a siervos de Dios
como el Apóstol
Pablo, Juan, Marcos, Timoteo, Priscila
y Aquilas.
Timoteo, el
hijo espiritual de Pablo, se había quedado en la iglesia de Éfeso porque
Pablo le había pedido que se quedase a alimentar al rebaño con la Palabra y a
destapar a los falsos que se hacían pasar como cristianos.
1Timoteo 1:3 Cuando partí hacia
Macedonia, te rogué que te quedaras ahí en Éfeso y que pararas a esas personas
cuyas enseñanzas son contrarias a la verdad.
La iglesia
de Éfeso fue
el lugar donde
Pablo había predicado tanto a judíos como gentiles desde el
principio.
La
relación entre los santos de Éfeso y Pablo empezó cuando Pablo
pasó por Éfeso y predicó allí el Evangelio durante su segundo viaje misionero.
Hch 18:19 Primero se detuvieron en el puerto de Éfeso, donde
Pablo dejó a los demás. Mientras estuvo en Éfeso, fue a la sinagoga para
razonar con los judíos.
En aquel
entonces, aunque Pablo se
fue de Éfeso
después de predicar durante poco
tiempo, la obra del Evangelio fue continuada por Priscila y Aquila, quienes se quedaron allí.
Después
Pablo se detuvo en Éfeso durante su tercer viaje y predicó a la iglesia de Éfeso
durante tres años.
Hch 19:1 Mientras Apolos estaba en Corinto,
Pablo viajó por las regiones del interior hasta que llegó a Éfeso, en la costa,
donde encontró a varios creyentes.*
Pablo entregó
su vida a este
ministerio en la iglesia de Éfeso durante esos tres años, ya
que fue un
ministerio marcado por
sus lágrimas y oraciones.
Hch 20:31 ¡Cuidado! Recuerden los
tres años que pasé con ustedes —de día y de noche mi constante atención y
cuidado —así como mis muchas lágrimas por cada uno de ustedes.
Al final
del tercer viaje misionero de Pablo, de vuelta a Jerusalén, Pablo se reunió con
los ancianos de la iglesia de Éfeso en Mileto y se despidieron con lágrimas en
los ojos.
Hch 20:36 Cuando Pablo terminó de
hablar, se arrodilló y oró con ellos. (37) Todos lloraban mientras lo abrazaban
y le daban besos de despedida. (38) Estaban tristes principalmente porque les
había dicho que nunca más volverían a verlo. Luego lo acompañaron hasta el
barco.
Este fue el
último encuentro entre Pablo y la iglesia de Éfeso que encontramos en el libro
de Hechos de los Apóstoles.
Cuando
Pablo se presentaba, decía muy a menudo que su apostolado procedía de la
voluntad de Dios.
Pablo dijo
que para salvarnos del pecado según la voluntad de Dios teníamos que aceptar a Jesucristo
en nuestro corazón y ser bautizados en su nombre.
Hch 2:38 Pedro contestó: —Cada uno
de ustedes debe arrepentirse de sus pecados y volver a Dios, y ser bautizado en
el nombre de Jesucristo para el perdón de sus pecados. Entonces recibirán el
regalo del Espíritu Santo.
Pablo también
dijo que su
ministerio procedía de la
voluntad de Dios y se
fundaba en Jesucristo, y hoy es exactamente lo que
estamos haciendo nosotros como iglesia de Jesucristo.
De esa
manera el Apóstol Pablo se dio cuenta de la voluntad de Dios Padre y la
obra de
salvación perfecta de
Jesucristo, y así es
como empezó a predicar el verdadero Evangelio.
Pablo explica
la gran dispensación
de Dios Padre para la humanidad.
Efesios 1:3 Toda la alabanza sea
para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido con
toda clase de bendiciones espirituales en los lugares celestiales, porque
estamos unidos a Cristo.
La frase «Toda la
alabanza sea» en Efesios 1, 3), NO es una frase que se utilice para
referirse a seres humanos u otras
criaturas.
Dicho de
otra manera, solo Dios es digno de ser bendito, porque nos ha dado Sus bendiciones espirituales a los seres humanos a través del
sacrificio que su Hijo Jesús hizo por nosotros en la cruz.
Cuando
conocemos nuestra posición delante de Dios, podemos saber y comprender que los atributos
humanos son siempre
egoístas.
Pero Dios envió
a su Hijo Jesús para que se sacrificara por nosotros, y por eso no podemos
dejar de dar
gracias a Dios
Padre y a Jesucristo con nuestra fe.
Ahora debemos
averiguar qué significa
« nos ha bendecido con
toda clase de bendiciones espirituales en los lugares celestiales,» que
Dios Padre ha preparado para nosotros.
«Toda bendición espiritual en
los lugares celestiales» no se refiere a
bendiciones que todo el mundo puede recibir.
Dios permite
que el sol
brille tanto sobre los
buenos como los malos,
y hace que
llueva tanto sobre
los que creen
como los que no
creen.
Pero estas
bendiciones no son «toda bendición espiritual en los lugares celestiales», que
son especiales.
Es decir: « bendiciones espirituales en los
lugares celestiales,» es una bendición que solo pueden recibir y
disfrutar los que han recibido la
remisión de sus pecados al creer en el Evangelio de Jesucristo y se hayan
bautizados en su nombre, mientras viven en este mundo.
Para
nosotros Jesucristo es el Principio y el Fin, el Alfa y el Omega, el que estuvo
muerto y vivo es.
Solo los
que creen en el Evangelio verdadero de la palabra de Dios, pueden recibir todas
las bendiciones espirituales que pertenecen al Cielo para siempre.
La Iglesia
cristiana es la reunión de los fieles que creen en el plan de Dios y en
Su voluntad.
Estos creyentes
tienen fe en la
voluntad de Dios, por medio de Jesús.
La fe de un
verdadero cristiano no es solo nuestra, sino que viene de Dios.
Es una fe
en el plan de salvación preparado en Jesucristo antes de la fundación del
mundo, y que por
tanto nos la
ha dado Dios.
Así que un
verdadero cristiano es una persona que, al contrario que los que creen en
este mundo, ha recibido bendiciones espirituales que
pertenecen al Cielo.
Nuestra fe
como verdaderos cristianos, es la que está puesta en Jesucristo, quien
nos ha librado de los pecados del mundo a través del Evangelio del agua y el
Espíritu.
¿Cómo podemos recibir las
bendiciones espirituales de nuestro Dios?
Solo
a través de Jesucristo y solo por fe podemos recibir esas bendiciones.
Efe 1:1-7 Yo, Pablo, elegido por la voluntad
de Dios para ser apóstol de Cristo Jesús, escribo esta carta al pueblo santo de
Dios en Éfeso,* fieles seguidores de Cristo Jesús. (2) Que Dios nuestro Padre y
el Señor Jesucristo les den gracia y paz. (3) Toda la alabanza sea para Dios,
el Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido con toda clase de
bendiciones espirituales en los lugares celestiales, porque estamos unidos a
Cristo. (4) Incluso antes de haber hecho el mundo, Dios nos amó y nos eligió en
Cristo para que seamos santos e intachables a sus ojos. (5) Dios decidió de
antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a sí mismo por
medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que él quería hacer, y le dio gran
gusto hacerlo. (6) De manera que alabamos a Dios por la abundante gracia que
derramó sobre nosotros, los que pertenecemos a su Hijo amado.* (7) Dios es tan
rico en gracia y bondad que compró nuestra libertad con la sangre de su Hijo y
perdonó nuestros pecados.
Solo hay
un intercesor entre Dios y
nosotros y ese es Jesucristo.
No existe
ni existirá otra persona más.
El que diga
que hay otro u otra persona que intercede por nosotros, eso es blasfemo.
Porque la
palabra de Dios dice bien claro:
1Tim.2:5 Pues hay sólo un Dios y
sólo un Mediador que puede reconciliar a la humanidad con Dios, y es el hombre
Cristo Jesús.
Solo en
Jesucristo y solo al creer en el Evangelio de Jesús y ser bautizados en su
nombre, por medio del agua y el Espíritu podemos recibir las bendiciones
espirituales en los lugares celestiales.
Los santos
en este mundo son los que, creen en el Evangelio del agua y el Espíritu, fueron
bautizados en el nombre de Jesucristo.
Crucificados con
Jesucristo y enterrados
y resucitados con Jesucristo.
Romanos 6:3-8 ¿O acaso olvidaron
que, cuando fuimos unidos a Cristo en el bautismo, nos unimos a él en su
muerte? (4) Pues hemos muerto y fuimos sepultados con Cristo mediante el
bautismo. Y, tal como Cristo fue levantado de los muertos por el poder glorioso
del Padre, ahora nosotros también podemos vivir una vida nueva. (5) Dado que
fuimos unidos a él en su muerte, también seremos resucitados como él. (6)
Sabemos que nuestro antiguo ser pecaminoso fue crucificado con Cristo para que
el pecado perdiera su poder en nuestra vida. Ya no somos esclavos del pecado. (7)
Pues, cuando morimos con Cristo, fuimos liberados del poder del pecado. (8) Y,
dado que morimos con Cristo, sabemos que también viviremos con él.
Por tanto,
la vida en Jesucristo no se refiere únicamente a una vida buena éticamente,
sino al contrario, a una vida que alaba las bendiciones de salvación recibidas
gratuitamente en Cristo.
En otras
palabras: Son los que, a través de la palabra conocieron a Jesucristo como su
Salvador y creyeron en Él, y así han recibido las bendiciones espirituales en
los lugares celestiales.
Cuando
pensamos en “bendiciones”,
lastimosamente pensamos en primer lugar en bendiciones materiales.
Es decir: Lo
primero que nos viene a la mente es la riqueza, las grandes mansiones, el
estatus social y el poder.
Sin embargo, las bendiciones de
las que se habla en este pasaje no se refieren a las bendiciones de este
mundo. Las bendiciones del mundo son rudimentarias.
Por
supuesto esto no significa que los santos no tengan necesidades materiales
en este
mundo, sino que ningún santo debe tener como prioridad
conseguir estas ganancias materiales, ni debe tener sed de ellas.
El Espíritu Santo nos
hace pensar en
los asuntos celestiales
en vez de en los asuntos del mundo.
Nuestra fe correcta
consiste en creer
en toda la
Palabra de Dios, mediante el Evangelio de la palabra de Cristo,
y en querer vivir una vida que camina
con el Señor.
Recuerden que
los que han
recibido las bendiciones espirituales
son los que
creen en el Hijo de Dios, y se han bautizados en su
nombre.
Así mismo aunque
los que creemos en el Evangelio caminamos como peregrinos, nuestra ciudadanía
está en el Cielo.
Por lo tanto
nunca podemos ni debemos ser como
este mundo, ni mucho menos debemos seguir sus
ejemplos.
Aunque nosotros, los santos vivimos
en este mundo,
debemos entender que no tenemos raíces, NI pertenecemos a este mundo.
Nuestro hogar
está en el Reino de los Cielos y sus bendiciones son las bendiciones que
pertenecen al Cielo.
Estas
bendiciones espirituales son las bendiciones que vienen de establecer una relación
correcta con Dios al creer en su Hijo Jesús.
Estas
bendiciones salen de la fe que es
fundamental para los santos que caminan
como peregrinos.
Mi mayor deseo es que todos
nosotros creamos en el Evangelio, que es la palabra de Dios, y que
estemos llenos de las bendiciones espirituales que Dios nos ha dado para
poder disfrutarlas.
El plan de Dios para nosotros
es tan grande que su amor y su profundidad no se pueden medir.
Cuando
pensamos en el amor de Dios, no podemos evitar alabarle por Su gracia.
La frase «toda bendición
espiritual en los lugares celestiales» implica que esas bendiciones espirituales todavía
tenían que llegar al destino humano.
Pero en Efesios 1,4,
Pablo explica cómo estas bendiciones espirituales se cumplieron en Jesucristo
a través del método de la «selección de Dios».
«Toda bendición
espiritual en los
lugares celestiales» se
puede conseguir para
siempre en Cristo solo
al creer en
la Verdad del
Evangelio.
(4)
Incluso antes de haber hecho el mundo, Dios nos amó y nos eligió en Cristo para
que seamos santos e intachables a sus ojos.
Esto
significa que la salvación es una bendición que reciben según la decisión justa
de Dios los que aceptan Su benevolencia.
Los que
fueron escogidos en el amor de Dios no están afectados por las situaciones del
mundo.
La
expresión «antes
de la fundación del mundo» tiene
un significado temporal, pero también revela que Dios nos escogió
majestuosamente a través de Su Evangelio, por medio de Jesucristo cuando le
recibimos y fuimos bautizados en su nombre.
Pablo dice
claramente que la selección
de Dios fue hecha en Cristo.
Pablo
recalca esta frase, en Cristo, y afirma
en repetidas ocasiones:
Efe 1:6 De manera que alabamos a
Dios por la abundante gracia que derramó sobre nosotros, los que pertenecemos a
su Hijo amado.* (7) Dios es tan rico en gracia y bondad que compró nuestra
libertad con la sangre de su Hijo y perdonó nuestros pecados. (8) Él desbordó
su bondad sobre nosotros junto con toda la sabiduría y el entendimiento. (9)
Ahora Dios nos ha dado a conocer su misterioso plan acerca de Cristo, un plan
ideado para cumplir el buen propósito de Dios. (10) Y el plan es el siguiente:
a su debido tiempo, Dios reunirá todas las cosas y las pondrá bajo la autoridad
de Cristo, todas las cosas que están en el cielo y también las que están en la
tierra. (11) Es más, dado que estamos unidos a Cristo, hemos recibido una
herencia de parte de Dios,* porque él nos eligió de antemano y hace que todas
las cosas resulten de acuerdo con su plan. (12) El propósito de Dios fue que
nosotros, los judíos —que fuimos los primeros en confiar en Cristo—, diéramos
gloria y alabanza a Dios.
Esto nos
indica que no nos falta nada para convertirnos en hijos de Dios.
A través de
estos pasajes podemos interpretar correctamente la doctrina cristiana.
La Biblia
dice que los santos de Dios fueron escogidos según Su gracia en Jesucristo,
incluso antes de que este mundo fuese
creado.
Esto indica
que la selección de Dios fue hecha según Su justicia, Su misericordia, y el amor
por su Hijo Jesús.
¿Qué mérito podríamos haber
establecido antes de que el mundo fuese creado?
¿Podría alguien haber establecido
algo de mérito por Dios antes de que el mundo hubiera sido creado?
Dios dice
que Su selección no tuvo que ver con las obras de la humanidad, sino que Él nos
escogió en Jesucristo.
Por eso no debemos jamás negar a Jesucristo, sino recibirlo
en nuestro corazón.
El plan
de Dios para
nosotros es mucho
más soberano y sublime
y se consigue
mediante Su infinito amor
misericordioso.
Fue establecido
antes de la creación
y está destinado
a cubrir el
universo entero y todo
lo que hay
en él.
El que
Dios nos escogiese en
Jesucristo significa que, Dios
lo sabía todo sobre nosotros, nos salvó en Jesucristo por Su amor y
misericordia.
La Biblia
dice que todo el mundo ha pecado y por tanto todo el mundo debe ser condenado y
juzgado.
Romanos
5:12
Cuando Adán pecó, el pecado entró en el mundo. El pecado de Adán introdujo la
muerte, de modo que la muerte se extendió a todos, porque todos pecaron.
Romanos
6:23
Pues la paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la
vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor.
El que Dios
escogiese a ciertas personas para ser salvadas no puede considerarse una
injusticia para los demás.
Los que no
han sido escogidos por Dios son los que se han condenado a sí mismos al
renunciar a creer en el Hijo de Dios, y
a seguir los placeres mundanos y la idolatría.
Aunque Dios haya impartido
incondicionalmente su amor a la humanidad a través de su palabra para que todos
sean salvados, Hoy en día hay personas que conscientemente sigue rechazando
este amor misericordioso de Dios.
Dios Padre nos escogió en Su
amor misericordioso.
Esta
selección de Dios cumple la verdadera salvación para los que creen.
Jesucristo,
es decir el Hijo Santo de Dios, nos ha salvado justamente de nuestros pecados a
través de Su obra.
Es decir,
Jesús ha borrado nuestros pecados y nos ha limpiado cuando fuimos bautizados en
su nombre.
En otras
palabras, a través del bautismo valioso de Jesucristo y de Su sangre derramada
en la Cruz, Dios Padre ha limpiado los pecados de todos los creyentes.
Nuestra
salvación está relacionada con Jesucristo.
El objetivo principal de nuestra salvación es
revelar la gloria de Dios.
Revestirnos
de la salvación de Dios y darle gracias es la mayor alabanza que le podemos
ofrecer.
Pablo
explica muy bien que la gloria de Dios es el principal objetivo por el que Dios
nos escogió.
¡Que Dios les bendiga a todos!
Gracia y
Paz.
Pastor y
administrador, Rogers Infante.
Bendiciones
a mis hermanos en la fe.
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