El Poder de la Palabra de Dios
Gracia y paz
para todos mis hermanos en la obra de Dios Padre y de su Hijo Jesucristo, el
cordero inmolado que hoy se encuentra sentado a la diestra del Padre, Jehová de
los ejércitos, el Todopoderoso, y que al sonar de la séptima trompeta Jesús, su
Hijo amado, vendrá a este planeta para traer juicio contra todo ser perverso e
idolatra.
Hechos 8:26-40 En cuanto a Felipe,
un ángel del Señor le dijo: «Ve al sur* por el camino del desierto que va de
Jerusalén a Gaza». (27) Entonces él emprendió su viaje y se encontró con el
tesorero de Etiopía, un eunuco de mucha autoridad bajo el mando de Candace, la
reina de Etiopía. El eunuco había ido a Jerusalén a adorar (28) y ahora venía
de regreso. Sentado en su carruaje, leía en voz alta el libro del profeta
Isaías. (29) El Espíritu Santo le dijo a Felipe: «Acércate y camina junto al
carruaje». (30) Felipe se acercó corriendo y oyó que el hombre leía al profeta
Isaías. Felipe le preguntó: —¿Entiendes lo que estás leyendo? (31) El hombre
contestó: —¿Y cómo puedo entenderlo, a menos que alguien me explique? Y le rogó
a Felipe que subiera al carruaje y se sentara junto a él. (32) El pasaje de la
Escritura que leía era el siguiente: «Como oveja fue llevado al matadero. Y,
como cordero en silencio ante sus trasquiladores, no abrió su boca. (33) Fue
humillado y no le hicieron justicia. ¿Quién puede hablar de sus descendientes?
Pues su vida fue quitada de la tierra»*. (34) El eunuco le preguntó a Felipe:
«Dime, ¿hablaba el profeta acerca de sí mismo o de alguien más?». (35)
Entonces, comenzando con esa misma porción de la Escritura, Felipe le habló de
la Buena Noticia acerca de Jesús. (36) Mientras iban juntos, llegaron a un
lugar donde había agua, y el eunuco dijo: «¡Mira, allí hay agua! ¿Qué impide
que yo sea bautizado?»*. (37) (38) Ordenó que detuvieran el carruaje,
descendieron al agua, y Felipe lo bautizó. (39) Cuando salieron del agua, el
Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El eunuco nunca más volvió a verlo, pero
siguió su camino con mucha alegría. (40) Entre tanto, Felipe se encontró más al
norte, en la ciudad de Azoto. Predicó la Buena Noticia allí y en cada pueblo a
lo largo del camino, hasta que llegó a Cesarea.
En esta
mañana estaremos hablando de la importancia de la predicación del Evangelio, y
de la fe que produce en nuestras vidas cuando oímos a la Palabra de Dios
predicada.
Dice la palabra de Dios que Felipe es
puesto en un camino solitario.
Este
hermoso relato sigue tratando el trabajo que Felipe, el Diácono que había sido
uno de los siete primeros Diáconos, que los apóstoles habían designado después
que la Iglesia los hubiera elegido.
El
trabajo de ellos era el de encargarse de los alimentos que la Iglesia separaba
para las viudas.
En
otras palabras, el trabajo de Felipe en la Iglesia, había sido el servicio de
las mesas.
No
debemos despreciar los trabajos más humildes en el Templo de Dios, porque Dios
honra nuestra fidelidad.
Ahora
Dios lo estaba usando como evangelista en la Predicación de la Palabra de Dios.
Qué bueno que Dios tenga cuidado con las
personas que amamos y recibimos a su Hijo Jesus.
Noten
que un ángel del SEÑOR le dice que vaya por un camino solitario, que iba de
Jerusalén a Gaza.
A veces
uno piensa que Dios solamente se manifiesta cuando hay una multitud.
Más
bien somos nosotros los que queremos ver multitudes, es como si nuestra fe
dependiera de estar entre mucha gente.
Pero
Dios sí se interesa por UNA persona, no solamente por las multitudes.
Recordemos
que podemos encontrar en los Evangelios a JESÚS hablando con una sola persona
muchas veces.
Y en
este caso, Dios le dice a Felipe que deje todo, y vaya por un camino desierto,
donde tal vez Felipe pensaría que no habría nada para él hacer.
Sigamos
ahora con nuestro siguiente punto.
El eunuco estaba leyendo un libro pero sin
entenderlo.
Un
eunuco era un hombre que había sido castrado, aunque no siempre era así.
En este
caso lo más probable es que sí fuera un eunuco castrado, porque trabajaba para
la reina de Etiopía.
El
Texto Sagrado nos dice que era un funcionario encargado del tesoro en ese
gobierno.
“Candace
no era un nombre propio, sino el título de las reinas de Etiopía, como Faraón
el de los reyes de Egipto.”
Parece
ser que este Funcionario etíope se había hecho un prosélito al Judaísmo.
Los
gentiles, o sea los que no eran Judíos, podían circuncidarse y convertirse al
Judaísmo.
Había
muchos gentiles paganos que se habían cansado del politeísmo, o sea de la
creencia en muchos dioses, y de la inmoralidad que a veces abarca tales
creencias.
A ellos
les atraía el Judaísmo con su creencia en un SOLO Dios verdadero.
El Etíope
había hecho un viaje a Jerusalén, y en su regreso por el camino desierto, se
pone a leer el rollo que contenía parte del libro de Isaías.
Recordemos
que en aquellos tiempos no había libros como los nuestros.
Los
libros eran rollos, y un libro, podía contener varios rollos.
Si el
libro era extenso, entonces contenía muchos rollos.
Ese
proceso era bien caro, y solo alguien con habilidad económica podía tener
copias del Texto Sagrado.
El
etíope está leyendo en Isaías 53 sobre los sufrimientos del Mesías.
Noten
que estaba tan entrado en la lectura, que no se dio cuenta que Felipe había
llegado a donde él estaba.
¡Cómo
cuesta leer la Palabra de Dios sin que nada nos moleste! Pasamos al siguiente
punto.
Recordemos que la Fe viene por el oír.
Felipe
al oírlo leer en voz alta, le pregunta que si entiende lo que lee.
La
respuesta es una tan común, y tan real.
¿Y cómo voy a entenderlo —contestó— si
nadie me lo explica?
El
etíope tenía mucho deseo de aprender de la Palabra de Dios pero no estaba
entendiendo lo necesario.
¡He ahí
la importancia de la Predicación de la Palabra de Dios!
Noten
que es la Palabra de Dios Predicada, explicada, y leída, la que hace crecer
nuestra Fe.
En este
caso, El Etiope no entendía lo que leía.
Eso no
debe sorprendernos, porque no solamente los que son nuevos en el Evangelio no
entienden algo, sino aun los que tienen mucho tiempo en el Evangelio no
entienden muchas cosas. ¡Qué importante
ser como este hombre que admite no saber, y pide que le enseñen!
Recordemos
que la Fe viene por el oír la Palabra de Cristo.
Veamos
en Romanos 10:17 dice:
Rom 10:17 Así que la fe viene por oír, es decir, por oír la
Buena Noticia acerca de Cristo.
La Fe no
viene por la oración, aunque aclaramos que la oración es tan importante.
Ni
viene por los cantos, aunque aclaramos que los cantos son tan importantes
también.
La Fe se produce por el oír la Palabra de
Dios.
Es una
respuesta al llamado de Dios a nuestras vidas por medio del uso de la Palabra
de Dios.
La
Palabra de Dios es vida, es dada por Dios, y habla a nuestras vidas,
produciendo Fe, y confianza en AQUEL que Prometió Cumplir Su Palabra que es
Eterna.
Continuemos
con nuestro último punto.
5. La importancia de la Predicación de la
Palabra de Dios. —
El
relato termina con el etíope creyendo en JESUCRISTO, y pidiendo ser Bautizado
en agua.
Los dos
pasos tan importantes para una persona.
Esto
nos muestra cuán importante es la lectura y la Predicación de la Palabra de
Dios.
Nuestro
SEÑOR tuvo cuidado de una SOLA persona, y Felipe fue obediente a la orden del
ángel del SEÑOR. Pero, ¿Cómo puede la gente creer si nadie les predica?
Sigamos
leyendo en Romanos 10, en los versos 14 y 15:
Romanos 10:14 ¿Pero cómo pueden
ellos invocarlo para que los salve si no creen en él? ¿Y cómo pueden creer en
él si nunca han oído de él? ¿Y cómo pueden oír de él a menos que alguien se lo
diga? (15) ¿Y cómo irá alguien a contarles sin ser enviado? Por eso, las
Escrituras dicen: «¡Qué hermosos son los pies de los mensajeros que traen
buenas noticias!»*.
El
Evangelio tiene que ser compartido con otros, eso es por medio del testimonio
personal, o que las personas escuchen la Predicación de la Palabra de Dios.
Eso es
lo que estamos haciendo aquí en este Iglesia.
No
importa si solamente hay UNA sola persona, o si son VEINTE o TREINTA.
Lo que
sí importa es que el MENSAJE del Evangelio sea PREDICADO.
Recuerden
que lo más importante que podemos hacer en esta Iglesia es el PREDICAR el
EVANGELIO DE JESUCRISTO.
No
solamente a los que nunca hayan escuchado, sino a los que también llevan tiempo
en el Camino del SEÑOR.
La
razón es que al oír la PALABRA DE DIOS, nuestra Fe es edificada.
Los
cantos son bonitos, los testimonios también, pero el fundamento de nuestra vida
Cristiana está sobre la Palabra Viva de Dios.
Todas
las cosas cambian según el sentir de la persona.
Pero la
PALABRA DE DIOS nunca cambia, y su Predicación es el mensaje de la Palabra
sólida e incorruptible de Dios.
Conclusión:
¿Le has entregado tu vida a JESUCRISTO?
Solamente
el poder del mensaje del Evangelio transforma las vidas.
Gracia
y Paz.
Pastor
y Administrador, Rogers Infante.
Bendiciones
a todos.
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