CONSAGRACIÓN
Por el pastor y
Administrador, Rogers Infante.
Mensaje predicado en la
Iglesia cristiana Palabra y Amor, en la ciudad de Barranquilla, Colombia.
Gracia y Paz para todos mis hermanos en la obra de
Dios Padre y de su Hijo Jesucristo el cordero inmolado que ahora está sentado a
la diestra del Todopoderoso.
1Ped.2:2 Como bebés recién nacidos, deseen
con ganas la leche espiritual pura para que crezcan a una experiencia plena de
la salvación. Pidan a gritos ese alimento nutritivo
¿Tiene usted una familia consagrada a Dios?
¿Está usted dando un buen testimonio y una buena conducta al mundo,
para ganar almas?
Usted
quisiera decir que sí, pero la verdad es que la respuesta es NO.
Hay
demasiados conflictos e interrupciones que afectan la consagración de una
familia espiritual.
Una de esas interrupciones es el testimonio y la
conducta que estamos dando.
Usted
seguramente lo ha intentado, pero no puede reunir a toda la familia.
Hasta
puede ser que ya haya abandonado la idea.
Sin
embargo, hay momentos en que toda la familia está reunida.
La
hora de la comida es el tiempo de la familia y el tiempo de la familia debe
incluir también la oración y la lectura bíblica. ¿Lo
hace usted?
La
familia cristiana que se reúne para comer, lo hace no sólo para disfrutar de la
compañía mutua, sino también para expresar agradecimiento a Dios y leer su
Palabra.
Las familias deben esperar con ansia la hora de la comida y
hacer que sea también devocional. Ya que necesitamos alimento espiritual tanto
como cualquier otro alimento, y con la misma regularidad.
La
consagración en la iglesia debe incluir a cada miembro de la familia, y cada
miembro de la familia debe ser instado a participar.
Debiéramos dejar que los niños lean algunos de los versículos de
la Biblia, pedirles que presenten sus pedidos de oración a Dios y enseñarles la
costumbre de leer regularmente la Palabra de Dios.
Escuche esto:
Los verdaderos cristianos hijos de Dios, consagran a la familia llevando
a cabo con regularidad la palabra de Dios, así mismo bendicen a todos los
miembros de la familia, especialmente si cada uno de ellos participa.
Además, el
hogar es el campo de entrenamiento para la vida, porque es en el círculo
familiar donde se establecen patrones de conducta para toda la vida.
Cuando
hacemos parte de esos patrones de conductas, es cuando los demás, es decir los
no creyentes, se inquietan y desean participar en ese campo de entrenamiento
familiar.
Esto
sucede por nuestro compromiso y fidelidad con Jesús y su iglesia, y lo que estamos
mostrando con nuestro testimonio y conducta ante el mundo.
En otras
palabras:
Cuando
el mundo arrastra a un creyente para que participen en su campo de
entrenamiento mundano, es justo y verdadero que ellos también participen en
nuestro campo de entrenamiento espiritual.
Si esto no
sucede así, entienda que usted como miembro del cuerpo de cristo, ha sido
engañado y usado por sus planes y al mismo tiempo usted está dando un mal testimonio,
porque ciertamente cuando termina el tiempo de entrenamiento mundano, ellos
dirán: ese no es ningún cristiano.
La
consagración en la iglesia es el ejercicio para la práctica de la santidad,
porque por medio de consagración, llegamos a la oración, además por medio de la
lectura de la Biblia entramos ante la santidad de Dios.
Dios quiere
que vayamos a Él con regularidad y reverencia.
Dios quiere
que nos alejemos de toda tentación mundana.
Dios quiere
que le seamos fieles y obedientes a él y no al mundo.
Así
como comemos regularmente, también debemos leer las Escrituras y oremos regularmente.
Vale
la pena repetir el viejo dicho: “La familia que ora
unida, permanece unida”, Pero “La familia que honra al mundo y sus placeres,
esta será desintegrada”.
En otras palabras:
entendemos que Dios quiere que sus hijos crezcan espiritualmente en la gracia y
en el conocimiento de Jesucristo, y no del mundo.
2Ped.3:18 En cambio, crezcan en la
gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. ¡A él sea toda
la gloria ahora y para siempre! Amén.
Los
Apóstoles Pablo como Pedro dedicaron mucho tiempo a escribir instrucciones para
el comportamiento de los esposos.
Ellos
saben que el núcleo familiar es el ladrillo que forman la estructura de la sociedad,
y que una sana relación entre el esposo y la esposa conforma la argamasa que
mantiene unida a la familia.
1Ped.3:1-2 De la misma manera, ustedes
esposas, tienen que aceptar la autoridad de sus esposos. Entonces, aun cuando
alguno de ellos se niegue a obedecer la Buena Noticia, la vida recta de ustedes les hablará sin palabras. Ellos serán
ganados (2) al observar la vida pura y
la conducta respetuosa de ustedes.
Nótense los
siguientes puntos:
El
Apóstol Pedro prosigue con su consideración del tema de la sumisión.
Después
de advertir a los lectores que deben ser sumisos para con las autoridades, y de
decirles a los esclavos que obedezcan a sus amos, pasa ahora a exhortar a las
esposas pare que sean sumisas para con sus maridos.
Pedro agrega la expresión asimismo.
No
está diciendo que las mujeres deben compararse con los esclavos.
Más
bien, lo que Pedro hace es enumerar categorías de personas:
Primero, los lectores en general (2:13);
1Pe
2:13
Por amor al Señor, respeten a toda autoridad humana, ya sea el rey como jefe de
Estado
Segundo a los esclavos (2:18);
1Pe
2:18
Ustedes, los que son esclavos, deben aceptar la autoridad de sus amos con todo
respeto.* Hagan lo que ellos les ordenan, no sólo si son bondadosos y
razonables, sino también si son crueles.
Tercero, las esposas (3:1);
1Pe 3:1 De la misma manera, ustedes
esposas, tienen que aceptar la autoridad de sus esposos. Entonces, aun cuando
alguno de ellos se niegue a obedecer la Buena Noticia, la vida recta de ustedes
les hablará sin palabras. Ellos serán ganados
Cuarto, los esposos (3:7)
1Pe
3:7 De la misma manera,
ustedes maridos, tienen que honrar a sus esposas. Cada uno viva con su esposa y
trátela con entendimiento. Ella podrá ser más débil, pero participa por igual
del regalo de la nueva vida que Dios les ha dado. Trátala como es debido, para
que nada estorbe tus oraciones.
Y finalmente, “todos ustedes” (3:8).
1Pe
3:8 Por último, todos
deben ser de un mismo parecer. Compadézcanse unos de otros. Ámense como
hermanos y hermanas.* Sean de buen corazón y mantengan una actitud humilde.
Tenga
presente que la palabra asimismo
es un sinónimo del adverbio también.
Al
dirigirse a las mujeres como categoría de personas.
El
Apóstol Pedro indica que está hablando en términos generales.
De
este modo evita cualquier acusación potencial de ser ofensivo.
En
este pasaje (3:1–7) Pedro enumera los deberes de las esposas y de los
esposas, y enseña la igualdad de la esposa y del esposo.
En
ninguna parte da a entender que las esposas sean inferiores a sus esposos; lo
que hace, en cambio, es enfatizar el encargo que cada sexo debe cumplir.
Con todo, tiene más que decirle a la mujer que al hombre, porque
se dirige a ella en sus propias circunstancias.
A
mediados del primer siglo de nuestra era se esperaba que la mujer profesara la
religión del esposo.
Si
éste adoptó la fe cristiana, la esposa tenía que hacer lo mismo.
Pero
si la mujer se hacía cristiana, su esposo podía considerarla infiel a él y a su
religión pagana.
Esto ocasionaba tensión en el hogar.
El
apóstol se da cuenta de cuán grande es la dificultad de las mujeres cristianas
cuyos esposos se niegan a prestarle atención al evangelio.
La esposa que se ha convertido recientemente y verdaderamente,
habla con frecuencia de Jesucristo, y el cambio que Él ha realizado en ella,
dado el gozo abundante que hay en su corazón.
Pedro
aconseja a las mujeres creyentes que sean sumisas a sus esposos para que por
medio de su conducta ejemplar, ellas puedan llevar a sus esposos a Cristo, y
también a otros que desean cambiar su vida.
Por eso es muy importante el testimonio que damos ante el mundo.
El
Apóstol Pedro enseña que dentro del ámbito del matrimonio, el esposo tiene una
autoridad a la cual se espera que la esposa se someta.
El no da
indicación alguna de que un cónyuge sea superior al otro.
Sólo
da a entender que al someterse a su esposo, la esposa “demuestra su respeto por
la ordenación divina de las relaciones humanas”.
Esto quiere decir que ni Pedro ni Pablo formulan reglas para la
conducta del esposo y de la esposa; Dios mismo ha establecido las normas
matrimoniales.
Gén
3:16
Luego le dijo a la mujer: «Haré más agudo el dolor de tu embarazo, y con dolor
darás a luz. Y desearás controlar a tu marido, pero él gobernará sobre ti».*
1Co
11:3
Pero hay algo que quiero que sepan: la cabeza de todo hombre es Cristo, la
cabeza de la mujer es el hombre, y la cabeza de Cristo es Dios.*
Efe
5:22
Para las esposas, eso significa: sométase cada una a su marido como al Señor,
Col
3:18
Esposas, sujétese cada una a su esposo como corresponde a quienes pertenecen al
Señor.
No siempre necesitamos
recurrir a las palabras cuando evangelizamos a los que nos rodean.
Porque
muchas veces es posible influenciarlos mediante nuestra conducta y testimonio.
Porque de
esa manera les estamos mostrando el camino a Cristo.
Satanás
a toda hora le está mostrando el camino de la perdición al mundo y a los
creyentes débiles que no se alimentan espiritualmente a diario con la palabra
de Dios.
Por eso es
muy importante saber tomar decisiones.
Ya que estas decisiones pueden afectar nuestro testimonio y conducta
delante de Dios.
El
Apóstol Pedro le dice a las mujeres cristianas verdaderas, que ellas debían dar
testimonio “sin palabras” ante su esposo, la
iglesia y el mundo.
Él
sabe que algunos esposos y esposas no están persuadidos de la verdad del
evangelio, por la conducta de algunos miembros de su familia.
Por
eso el Apóstol Pedro dice “al observar él su pura y respetuosa conducta” (v.2), ellos podrán
entonces “ser ganados”.
En otras palabras:
Cuando ellos vean nuestro compromiso y testimonio
verdadero ante Dios y la iglesia, podrán entonces ser ganados para la obra de
Dios.
Mientras
no demos un puro testimonio, ni una pura conducta aprobada por Dios, nuestro
compañero sentimental, jamás podrá ser ganado para Dios, y mucho menos
ganaremos almas para la obra de Dios.
Por eso Dios llama a los creyentes verdaderos a que muestre un
amor obediente por su iglesia.
Así
mismo les dice a la esposa, que tenga una buena conducta ante su esposo incrédulo
para que éste pueda ver en ella un retrato del amor de Cristo por la fidelidad
en su iglesia.
Además, todo creyente debe ser guiado por la Palabra de Dios, porque
así demuestra una total entrega a la iglesia, y esta a su vez enseña una
poderosa moral que sea ejemplar para la familia.
Para finalizar
Cuando Dios nos
creó, nos dio muchos talentos.
Iglesia,
dentro de la estructura de la familia, los esposos deben desarrollar y utilizar
los talentos que Dios le ha dado.
Ellos se complementan mutuamente con sus habilidades, destrezas
y dones naturales.
Se
espera que usen sus talentos para el progreso del Reino de Dios en la familia, en
la sociedad y en la iglesia.
De este modo
ambos cumplen el mandamiento divino de amar al prójimo como a sí mismos.
En
la vida conyugal, se espera que el esposo proporcione liderazgo, que ejerza la
autoridad y que obedezca a Dios.
Así mismo Jesús, espera que su esposa, “la Iglesia” también
proporcione obediencia, responsabilidad y fidelidad ante su obra, para que
cuando llegue el día final, esta no tenga de que avergonzarse.
La
esposa debe apoyar a su esposo y ayudarle en su tarea.
Por
sus talentos y habilidades, ella es sierva de Dios en el cumplimiento de su
encargo de ayuda idónea de su esposo.
Como
conclusión observamos, entonces, que dentro de la familia, el
esposo y la esposa practican la igualdad como seres humanos, pero que definen y
exhiben sus diferencias según las funciones respectivas dada por Dios.
Gracia
y Paz.
Pastor
y Administrador, Rogers Infante.
Bendiciones
a mis hermanos en la fe.
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