ESTAS
LISTO.
Por el pastor y
Administrador, Rogers Infante.
Mensaje predicado en la
Iglesia cristiana Palabra y Amor, en la ciudad de Barranquilla, Colombia.
Gracia y Paz para todos mis hermanos en la obra de
Dios Padre y de su Hijo Jesucristo el cordero inmolado que ahora está sentado a
la diestra del Todopoderoso.
Que hubiese ocurrido si el huracán Mathew, hubiese entrado con toda su
furia a esta ciudad el domingo 2 de octubre. El servicio del mensaje de Dios
que correspondía a ese día, no se llevó a cabo por orden divina.
La pregunta es la siguiente: ¿Qué hizo usted, en ese día?
Muchas personas hoy en día, dicen estar listos para la venida del Hijo de
Dios, Jesús.
Estas personas, gritan a viva voz que ya están listos.
Pero cuando se les confronta con la palabra de Dios, estos son los primeros
en huir de la presencia de Dios y su palabra.
En otras palabras: este tipo de personas, son las que les encanta
participar y colaborar en los placeres del mundo, haciéndole ver al pecador que
Dios lo puso allí con un propósito.
Pero al mismo tiempo son personas que no les gusta someterse a la palabra
de Dios, y mucho menos hacer su voluntad.
Es decir que viven para sí mismos, con un dios de bolsillo llenos de
excusas.
Desde mi punto de
vista, estos son los nuevos infieles de la iglesia de cristo.
Pero para poder tener una clara síntesis sobre este tema, veamos lo que
Jesús hizo en la tierra.
Jesús siempre fue Fiel
a su Responsabilidad.
Lucas
2:49
—¿Pero por qué tuvieron que buscarme? —les preguntó —. ¿No sabían que tengo que
estar en la casa de mi Padre?*
Cuando vemos este
versículo, nos damos cuenta que Jesús estaba en los asuntos de su Padre y sabía
que, en sociedad con su Padre, nunca fracasaría.
En ningún momento,
Jesús jamás aceptó la posibilidad de una derrota.
Él nunca fue al ministerio
como quien va a un enfrentamiento deportivo, donde se puede ganar, perder o
empatar.
Jesús estaba seguro de ganar.
El padre Planeó minuciosamente
la ida de su Hijo Jesús, con la convicción de que el obtendría la victoria.
Jesús No malgastó
energías, ni perdió tiempo en palabras inútiles.
Jesús formó su propio
grupo, eligiendo a personas que tal vez eran muy poco atractivas para el resto
de la sociedad.
Incluso algunos
estaban en un estrato muy inferior al de usted hoy en día.
Lucas 6:12-16
Cierto día, poco tiempo después, Jesús subió a un monte a orar y oró a Dios
toda la noche. (13) Al amanecer, llamó a todos sus discípulos y escogió a doce
de ellos para que fueran apóstoles. Sus nombres son los siguientes: (14) Simón
(a quien llamó Pedro), Andrés (hermano de Pedro), Santiago, Juan, Felipe,
Bartolomé, (15) Mateo, Tomás, Santiago (hijo de Alfeo), Simón (a quien llamaban
el zelote), (16) Judas (hijo de Santiago), Judas Iscariote (quien después lo
traicionó).
1Co 1:26-29
Recuerden, amados hermanos, que pocos de ustedes eran sabios a los ojos del
mundo o poderosos o ricos* cuando Dios los llamó. (27) En cambio, Dios eligió
lo que el mundo considera ridículo para avergonzar a los que se creen sabios. Y
escogió cosas que no tienen poder para avergonzar a los poderosos. (28) Dios
escogió lo despreciado por el mundo* —lo que se considera como nada —y lo usó
para convertir en nada lo que el mundo considera importante. (29) Como
resultado, nadie puede jamás jactarse en presencia de Dios. (30) Dios los ha
unido a ustedes con Cristo Jesús. Dios hizo que él fuera la sabiduría misma
para nuestro beneficio. Cristo nos hizo justos ante Dios; nos hizo puros y
santos y nos liberó del pecado. (31) Por lo tanto, como dicen las Escrituras:
«Si alguien quiere jactarse, que se jacte solamente del Señor»*.
Entonces que vemos acá:
No escogió teólogos,
ni gente “ya formada” en la fe, sino hombres sencillos que tendrían que ser
discipulados por él.
Es decir: Por Dios mismo
atraves de su Hijo Jesús.
Así como usted está
siendo discipulado por su pastor hoy en día.
Nótese que eran
personas que tenían ganas de aprender al lado de su Maestro.
Jesús tuvo muchos
seguidores y simpatizantes.
Pero concentró sus principales esfuerzos en el
pequeño grupo de sus doce discípulos.
Nunca descuidó a las
multitudes, aunque jamás aceptó el aplauso inmaduro.
Juan
6:14-15 La gente, al ver la señal milagrosa que Jesús* había hecho, exclamó:
«¡No hay duda de que es el Profeta que esperábamos!»*. (15) Cuando Jesús vio
que estaban dispuestos a hacerlo rey a la fuerza, se escabulló hacia las
colinas él solo.
En otras palabras: Jesús
Rechazó la admiración superficial de las masas, pero les predicó con amor el
evangelio.
Juan
6:26-27 Jesús les contestó: —Les digo la verdad, ustedes quieren estar conmigo
porque les di de comer, no porque hayan entendido las señales milagrosas. (27)
Pero no se preocupen tanto por las cosas que se echan a perder, tal como la
comida. Pongan su energía en buscar la vida eterna que puede darles el Hijo del
Hombre.* Pues Dios Padre me ha dado su sello de aprobación.
Dicho de otra manera,
Jesús se dedicó preferentemente a sus discípulos,
porque ése era su método para llegar a la victoria final.
Juan
2:23 Debido a las señales milagrosas que Jesús hizo en Jerusalén durante la
celebración de la Pascua, muchos comenzaron a confiar en él. (24) Pero Jesús no
confiaba en ellos porque conocía la naturaleza humana. (25) No hacía falta que
nadie le dijera cómo es el ser humano.
En otras palabras:
Jesús no se confiaba
en las apariencias.
Escuche esto hermano:
Una cosa es tener una actitud triunfalista (dejándose engañar por
el entusiasmo) y otra cosa es caminar con firmeza en
dirección al auténtico triunfo.
El objetivo
victorioso, principal y único de Jesús, no era impactar a las multitudes, sino
cumplir la voluntad de Dios.
Y tenga muy en cuenta
que ese es mi propósito también.
Juan
6:37-40 Sin embargo, los que el Padre me ha dado, vendrán a mí, y jamás los
rechazaré. (38) Pues he descendido del cielo para hacer la voluntad de Dios,
quien me envió, no para hacer mi propia voluntad. (39) Y la voluntad de Dios es
que yo no pierda ni a uno solo de todos los que él me dio, sino que los
resucite en el día final. (40) Pues la voluntad de mi Padre es que todos los
que vean a su Hijo y crean en él tengan vida eterna; y yo los resucitaré en el
día final.
Ahora si miramos un
capitulo anterior, podemos ver que Jesús hacia era la voluntad de su Padre.
Y es exactamente lo
que nosotros debemos hacer.
Gústenos o no nos guste, pero es así.
Juan
5:30 Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta; juzgo según Dios me indica.
Por lo tanto, mi juicio es justo, porque llevo a cabo la voluntad del que me
envió y no la mía.
En este caso, la
voluntad de Dios era que Jesús dedicase su esfuerzo a formar hombres que luego
llegasen a ser instrumentos del Espíritu Santo para evangelizar al mundo.
2Timoteo 2:2-7
Me has oído enseñar verdades, que han sido confirmadas por muchos testigos
confiables. Ahora enseña estas verdades a otras personas dignas de confianza
que estén capacitadas para transmitirlas a otros. (3) Soporta el sufrimiento
junto conmigo como un buen soldado de Cristo Jesús. (4) Ningún soldado se
enreda en los asuntos de la vida civil, porque de ser así, no podría agradar al
oficial que lo reclutó. (5) Asimismo ningún atleta puede obtener el premio a
menos que siga las reglas. (6) Y el agricultor que se esfuerza en su trabajo
debería ser el primero en gozar del fruto de su labor. (7) Piensa en lo que te
digo. El Señor te ayudará a entender todas estas cosas.
Dicho de otra manera:
Los que desecharon la
palabras de Dios y difamaron a los siervos de Dios, esos no tendrán parte del
Reino venidero de Dios, aunque algunos estén insistiendo, sin comprometerse en
la palabra.
Este ejemplo de Jesús
está confirmado en Efesios 4:11-12 y
siguientes.
Efe
4:11 Ahora bien, Cristo dio los siguientes dones a la iglesia: los apóstoles,
los profetas, los evangelistas, y los pastores y maestros. (12) Ellos tienen la
responsabilidad de preparar al pueblo de Dios para que lleve a cabo la obra de
Dios y edifique la iglesia, es decir, el cuerpo de Cristo. (13) Ese proceso
continuará hasta que todos alcancemos tal unidad en nuestra fe y conocimiento
del Hijo de Dios que seamos maduros en el Señor, es decir, hasta que lleguemos
a la plena y completa medida de Cristo. (14) Entonces ya no seremos inmaduros
como los niños. No seremos arrastrados de un lado a otro ni empujados por
cualquier corriente de nuevas enseñanzas. No nos dejaremos llevar por personas
que intenten engañarnos con mentiras tan hábiles que parezcan la verdad. (15)
En cambio, hablaremos la verdad con amor y así creceremos en todo sentido hasta
parecernos más y más a Cristo, quien es la cabeza de su cuerpo, que es la
iglesia. (16) Él hace que todo el cuerpo encaje perfectamente. Y cada parte, al
cumplir con su función específica, ayuda a que las demás se desarrollen, y
entonces todo el cuerpo crece y está sano y lleno de amor. (17) Con la
autoridad del Señor digo lo siguiente: ya no vivan como los que no conocen a
Dios,* porque ellos están irremediablemente confundidos. (18) Tienen la mente
llena de oscuridad; vagan lejos de la vida que Dios ofrece, porque cerraron la
mente y endurecieron el corazón hacia él. (19) Han perdido la vergüenza. Viven
para los placeres sensuales y practican con gusto toda clase de impureza. (20)
Pero eso no es lo que ustedes aprendieron acerca de Cristo. (21) Ya que han
oído sobre Jesús y han conocido la verdad que procede de él,
Efe
4:22 desháganse de su vieja naturaleza pecaminosa y de su antigua manera de
vivir, que está corrompida por la sensualidad y el engaño. (23) Y, en cambio,
dejen que el Espíritu les renueve los pensamientos y las actitudes.
Allí se dice
claramente que los ministros de la iglesia, que son constituidos por el Señor, tienen como propósito el de “perfeccionar
a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de
Cristo”.
Significa que, en
última instancia, todo creyente debe hacer la obra del ministerio y sentirse
responsable de la tarea de hacer discípulos, llevando a otros a los pies de
Jesús» ¡Y
todo cristiano debe estar seguro del triunfo!
Pero para conseguir
ese triunfo que tanto anhelamos, debemos primeramente apartarnos de la vida
mundana y de sus placeres pecaminosos, como así está estipulado en la poderosa
palabra de Dios.
Tito 2:12-13 Y se nos instruye a
que nos apartemos de la vida mundana y de los placeres pecaminosos. En este
mundo maligno, debemos vivir con sabiduría, justicia y devoción a Dios, (13)
mientras anhelamos con esperanza ese día maravilloso en que se revele la gloria
de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.
Conociendo todo esto, ¿Estás
usted ansioso por el regreso de Cristo?
¿Si esto sucediera hoy, qué esperas de
tu vida?
La
respuesta para esta pregunta podría ser muy difícil de contestar.
Difícil porque muchos hoy en día se encuentran en una
etapa donde están disfrutando la vida mundana que satanás les ha dado.
Otros están contentos con lo que hacen y se gozan
viendo a su familia crecer, y al mismo tiempo ignorando que se están perdiendo.
Algunos hasta por tratar de dañar la iglesia, no se
dan cuenta que se están dañando a sí mismos.
En
otras palabras, muchos creyentes desean seguir disfrutando de
lugares y conociendo a personas, mientras estén aquí en la tierra.
Es
decir: No están esperando la gloriosa venida de Jesús, el
Hijo de Dios.
Esto podrá significar que no estoy
aguardando la esperanza bienaventurada como dice el libro de Tito, la
manifestación gloriosa de Jesucristo.
Como hijos de Dios entendamos, que los placeres terrenales, son pasajeros y
no se pueden comparar con los goces del cielo.
Además aunque nosotros estemos bien no podemos
ignorar, el sufrimiento, el dolor, y el pecado que hay a nuestro alrededor.
Muchos podrían fingir que estamos bien ante el mundo, pero la verdad
del asunto es que no deseamos saber cómo nos estamos presentando ante Dios.
Dicho
de otra manera:
No podemos dejar de entender que nuestra vida aquí
también puede ser una lucha continua y que debemos renunciar a los deseos
mundanos para vivir sobriamente, dependiendo de Dios.
Dios quiere que
disfrutemos la vida, pero no quiere que olvidemos su regreso.
Por eso vivamos cada día como si fuera el último.
Pidamos entendimiento y el poder de su Espíritu, para
vivir de acuerdo a su voluntad, haciendo siempre lo que a Dios le agrada.
Es decir: vivir en fidelidad, obediencia
y rectitud ante la iglesia y fuera de ella.
Solo así podemos mirar hacia adelante, esperando el
glorioso regreso de Cristo.
Podemos vivir nuestra vida, pero con el propósito de que Jesús, vendrá pronto.
Y
la mejor manera de demostrar eso, es haciendo su voluntad, fidelidad y
obediencia.
Estas tres palabras, confirman que realmente estamos esperando
su regreso.
El
resultado en nuestra vida es una vida llena de arrepentimiento, y consagrada a
Dios.
Para
eso debemos arrepentirnos de todo la injusticia que estamos haciendo.
Y
principalmente mirar nuestro interior y preguntarnos: ¿Cómo
estoy yo contribuyendo a la obra de Dios?
Mire,
mientras satanás este en la mente de los débiles, ellos nunca van a comprender
la palabra de Dios, porque su objetivo principal es contribuir para que la
iglesia no crezca.
Es
algo inevitable que la palabra de Dios nos advierte en el libro de Mateo, en la
parábola del trigo y la cizaña.
Mat
13:30 Dejen que ambas crezcan juntas hasta la cosecha. Entonces les diré a los
cosechadores que separen la maleza, la aten en manojos y la quemen, y que
pongan el trigo en el granero”»
Por
eso Dios hace que ellos mismos se identifiquen, por su forma de actuar.
Por
eso es muy importante que confesemos nuestros pecados ante Dios.
Dice su
palabra:
1Jn 1:9 Pero, si confesamos
nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y
limpiarnos de toda maldad.
Todos sabemos que cuando hemos pecado se levanta una
barrera entre Dios y los que rompen la comunión.
A veces nos cuesta admitir que hemos
fallado y somos negligentes en pedir perdón.
Pero como hijos de Dios, debemos arrepentirnos de todo
aquello cuanto le hemos fallado a Dios, y en especial a su Hijo Jesús.
Para hacerlo tenemos que ser
sinceros y humildes, solo así podemos reconocer nuestras debilidades.
Escuche esto: No debemos sentir
temor al confesar nuestros pecados a nuestro Dios.
Pues, quién más que Él, conoce lo profundo de nuestro
corazón y no se alejará, si realmente nos arrepentimos, y caminamos bajo su
obediencia.
Una vez que confesemos nuestros pecados y lo echemos
fuera de nuestra vida para siempre, El apartará
nuestro pecado y nos atraerá hacia Él.
Tenga muy en cuenta que cuando nos confesamos delante de Dios
verdaderamente, para no caer en los mismos pecados, volvemos a disfrutar de la
comunión con Cristo.
Es
decir que traemos paz y tranquilidad a
nuestras almas y somos libres nuevamente de culpa.
Dice su palabra que Él es fiel y justo, por eso
perdona todos los pecados cometidos, incluso los que aún no hemos cometido,
pero están en nuestros pensamientos.
Jesús,
estando dentro de nosotros analizara nuestro corazón y si hemos decidido
caminar bajo su obediencia.
Pero si le rechazamos a Él, Él
nos negara ante el Padre.
Mat 10:33 Pero al que me niegue aquí en la tierra, también yo lo negaré
delante de mi Padre en el cielo.
Para finalizar este corto mensaje,
podemos decir que la genuina confesión siempre debe tener el propósito de no
seguir pecando.
En todo tiempo, debemos batallar contra la tentación
que nos lleva a reincidir.
La confesión siempre debe ser continua, necesaria y
automática, para no intoxicarnos espiritualmente, y mucho menos desanimarnos
moralmente.
De esa manera podemos disfrutar de la vida abundante y
mantener la comunión constante con Dios y su Hijo Jesús.
Solo así Nuestra relación con Cristo siempre será y
estará segura.
Gracia
y Paz.
Pastor
y Administrador, Rogers infante.
Bendiciones
a mis hermanos en la fe.
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