MIS FRUTOS
Amado
Señor, hazme sabio y entendido para guardar tu Palabra en mi corazón y así
andar en tus caminos, sin desviarme ni a la derecha, ni a izquierda. Permíteme
tener éxito en todo lo que emprenda por medio de tu espíritu y que mis acciones
den testimonio a otros, de que vives en mí. Amén.
Busquemos
en la palabra de Dios
1Reyes 2:1-4 Cuando ya se acercaba el momento
de morir, el rey David le dio el siguiente encargo a su hijo Salomón: «Yo voy
camino al lugar donde todos partirán algún día. Ten valor y sé hombre. Cumple
los requisitos del SEÑOR tu Dios y sigue todos sus caminos. Obedece los
decretos, los mandatos, las ordenanzas y las leyes que están escritos en la ley
de Moisés, para que tengas éxito en todo lo que hagas y dondequiera que vayas. Si
lo haces, el SEÑOR cumplirá la promesa que me hizo cuando me dijo: “Si tus
descendientes viven como debe ser y me siguen fielmente, con todo el corazón y
con toda el alma, siempre habrá uno de ellos en el trono de Israel.”
David
sabía que pronto iba a partir de este mundo, como lo haremos alguna vez
nosotros.
Y esto
lo lleva a aconsejar a su hijo para que este no se aparte de los caminos del
Señor.
David,
exhorta a su hijo para que este sea piadoso, y empiece a edificar su carácter,
su fe e integridad para que sea un verdadero hombre.
Por
lo general cuando la muerte se aproxima, es cuando queremos evaluar nuestra
vida y sólo ahí nos damos cuenta, qué realmente es lo que le estamos dejando a
nuestros hijos.
El
mundo vive de farándulas y compromisos que lo alejan de la presencia de Dios.
Muchos
prefieren adoptar una vida mundana, dejando ejemplos mundanos a sus hijos, con
el propósito de no enseñarle la obediencia y fidelidad a Dios.
En
otras palabras, muchos creyentes por llamarlos de esa forma, les da igual
asistir o no asistir a su congregación, porque es más importante los
compromisos del mundo, que llevar a un incorverso a la presencia de Dios.
Y
luego usted los ve, haciendo el papel de cristiano, cuando realmente no lo son.
Dice
la palabra: Mateo 7:16-20 Puedes identificarlos por su fruto, es decir, por
la manera en que se comportan. ¿Acaso puedes recoger uvas de los espinos o
higos de los cardos? Un buen árbol produce frutos buenos y un árbol malo
produce frutos malos. Un buen árbol no puede producir frutos malos y un árbol
malo no puede producir frutos buenos. Por lo tanto, todo árbol que no produce
frutos buenos se corta y se arroja al fuego. Así es, de la misma manera que puedes identificar un árbol por su
fruto, puedes identificar a la gente por sus acciones.
Estos
versículos dicen una gran verdad y quizás los errores que cometimos en nuestra
vida, se ven reflejados en ellos.
Los
compromisos que el mundo día a día nos agobian, se reflejan también en la
manera como nos comprometemos en la obra de Jesús.
En
otras palabras: Así como satanás, te trata y te quita, de la misma manera los
creyentes débiles y paralíticos espiritualmente, tratan a Dios por igual.
Y luego creen que nadie se dará
cuenta de su comportamiento.
Lo
triste es que esta clase de personas atadas al mundo, sin someterse a la
voluntad de Dios, No quieren dejarles a sus hijos sus equivocaciones y
fracasos, sino lo bueno que supuestamente han hecho fuera de la voluntad de
Dios.
Pero
déjame decirte que fuera de la voluntad de Dios no hay nada bueno.
Por
eso es tan importante, empezar temprano a instruirlos y aconsejarlos en la
Palabra de Dios, para que sepan conducirse en la vida cuando no estemos.
Sería
muy bueno que todos los consejos de los padres a sus hijos fueran como este.
Debemos
primeramente enseñarles a nuestros hijos a ser obedientes ante aquel que nos
creó.
Pero
para eso los padres deben dar ejemplo primeramente.
Usted
no pretenda enseñar algo que ni usted pone en práctica y ni siquiera lo
aprendió.
Para
corregir a nuestros hijos, primero y ante todo debemos dejar que Dios nos
corrija a nosotros los padres o adultos.
Tenga
muy presente que nuestra mayor preocupación debe ser su área espiritual, porque
de ella dependen todas las otras áreas de sus vidas.
La
autoridad de un padre moribundo y su legado, es muy importante, pero no más
importante que la autoridad de Dios.
Él le
había hecho la promesa a David, de que el Mesías vendría de su simiente y esa
promesa fue absoluta.
Pero
la promesa de que no faltaría hombre sobre el trono, fue condicionada al
comportamiento del sucesor.
Es decir: como usted se esté llevando
en su vida, así lo harán sus hijos.
Por
eso es muy importante, romper todas esas cadenas que no nos dejan caminar hacia
la presencia del Dios Padre y de su Hijo Jesús.
Todo
buen padre cristiano debería de andar con integridad, con sinceridad y celo de
Dios, sin desviarse del camino.
Enseñándoles
a otros nuestro compromiso con Jesús y su Iglesia.
Tenga
muy presente que el éxito en la vida de un hombre, depende de su obediencia y
fidelidad a la Palabra de Dios.
Dios
y su Palabra deben ser el centro de la vida de nuestros hijos, solo así garantizamos
su éxito en todo lo que hagan.
Bien
dice nuestro Padre en Proverbios
3:1-2:
Proverbios 3:1-12 Hijo mío, nunca olvides las
cosas que te he enseñado; guarda mis mandatos en tu corazón. Si así lo haces,
vivirás muchos años, y tu vida te dará satisfacción. ¡Nunca permitas que la
lealtad ni la bondad te abandonen! Átalas alrededor de tu cuello como un
recordatorio. Escríbelas en lo profundo de tu corazón. Entonces tendrás tanto
el favor de Dios como el de la gente, y lograrás una buena reputación. Confía
en el SEÑOR con todo tu corazón, no dependas de tu propio entendimiento. Busca
su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrará cuál camino tomar.
Pro 3:7 No te dejes
impresionar por tu propia sabiduría. En cambio, teme al SEÑOR y aléjate del mal.
Entonces dará salud a tu cuerpo y fortaleza a tus huesos. Honra al SEÑOR con
tus riquezas y con lo mejor de todo lo que produces. Entonces él llenará tus
graneros, y tus tinajas se desbordarán de buen vino. Hijo mío, no rechaces la
disciplina del SEÑOR ni te enojes cuando te corrige. Pues el SEÑOR corrige a
los que ama, tal como un padre corrige al hijo que es su deleite.*
Dicho de otra manera y resumiendo todo estos
versículos, podemos decir que la promesa condicional
de Dios depende de nuestras acciones.
Dios derrama bendición en aquellos
que le obedecemos y ponemos nuestro compromiso con Jesús y su Iglesia, ante
cualquier otra cosa del mundo.
Por eso antes de buscar el favor del
mundo, busque usted primeramente el Reino de Dios y sus Justicia.
Solo así será usted bendecido.
Debemos honrar y obedecer al Señor y
enseñarles a nuestros hijos a hacerlo.
No de boca, sino de corazón, mente y
alma.
De esa manera presentaremos ante
Dios, nuestros frutos.
Cuando los descendientes de David
no hicieron lo correcto, perdieron el trono y fracasaron.
Pero la promesa incondicional que
Dios pronuncio, fue cumplida en Jesucristo, que vino de la línea ancestral de
David para tener un trono eterno y un Reino sin fin, del cual gozaremos todos los
verdaderos cristianos que nos sometemos a la voluntad perfecta de Dios Padre y
de su Hijo Jesús.
Los demás, es decir los cristianos
relajados y paralíticos espiritualmente, serán atados y arrojados como matojos
al fuego eterno.
Si somos ejemplo de obediencia,
veremos bendiciones y éxito en nuestra vida y en la de nuestros hijos.
Pero todo eso depende de nosotros.
Gracia y Paz
Pastor y administrador Rogers
Infante
Que Dios derrame Bendiciones en mi
vida, mi familia y a mis hermanos en la fe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario