AMARGURA Y TRIUNFO.
Mensaje del Pastor Rogers Infante, del Domingo 19 de Abril de 2020, en la
Iglesia Cristiana Palabra y Amor.
Hebreos 12:14-15 Esfuércense por vivir en paz con
todos y procuren llevar una vida santa, porque los que no son santos no verán
al Señor. Cuídense unos
a otros, para que ninguno de ustedes deje de recibir la gracia de Dios. Tengan
cuidado de que no brote ninguna raíz venenosa de amargura, la cual los
trastorne a ustedes y envenene a muchos.
Muchas personas tienen la
facultad de criticar todo lo que ven, incluso y por lo general, esta clase de
personas se enojan fácilmente.
Esto los lleva a tener una
mala actitud y disposición frente a las cosas, sobre todo cuando estas no son
favorables a nosotros.
Por eso debemos tener mucho cuidado
de no estar cayendo en amargura.
La amargura se
muestra tanto en las personas irritables como en las que son melancólicas.
También en las
personas aisladas, solitarias o ensimismadas que nunca expresan lo que sienten.
Yo diría que son personas
que probablemente han sido heridas o maltratadas y han guardado dentro de su
corazón este hecho sin llevarlo a la presencia de Dios para ser sanados.
Debemos
entender que la amargura no es ajena a ninguno de nosotros.
Cuando somos
heridos, o si alguien nos hace daño, podemos caer en amargura.
Por ejemplo, en la Palabra
de Dios exhorta a los esposos a no ser ásperos con la esposa porque se puede
causar daño y producir amargura en el corazón de ellas.
Colosenses 3:18-19 Esposas, sujétese cada una a su esposo como
corresponde a quienes pertenecen al Señor. Maridos, ame cada uno a su esposa y
nunca la trate con aspereza.
La amargura se manifiesta
también, cuando somos ofendidos.
Porque una persona ofendida,
por lo general reacciona con enojo y si no abordamos con sabiduría esta
situación, se puede convertir en una raíz de amargura.
Si no enfrentamos los problemas, las situaciones
que nos disgustan se pueden convertir en raíz de amargura que luego contaminan
nuestra vida y la de los demás.
Todos hemos sido ofendidos,
o hemos ofendido, pero hay una diferencia: el cómo manejamos esas situaciones,
si reconocemos un deseo incorrecto o lo confesamos al llevarlo en oración a
Dios, para que Él nos sane y no se convierta en amargura.
Por eso la palabra de Dios
nos dice que, no dejemos que el enojo nos haga pecar ni lo mantengamos todo el
día, sino que vayamos a la presencia del Señor para hallar consuelo y pronto
auxilio en las tribulaciones y así no le demos oportunidad al maligno.
Efesios 4:26-27 Además, «no pequen al dejar que el
enojo los controle» *. No permitan que el sol se ponga mientras siguen enojados,
porque el
enojo da lugar al diablo.
2Corintios 13:5 Examínense para saber si su fe es genuina. Pruébense a sí
mismos. Sin duda saben que Jesucristo está entre ustedes; * de no ser así,
ustedes han reprobado el examen de la fe genuina.
Entonces podemos decir que una
raíz de amargura no se ve a simple vista.
Así como la raíz de las plantas que está cubierta,
nosotros en muchas ocasiones disfrazamos o no admitimos que hay enojo en
nuestro corazón, o que hemos visto y guardado rencor, temor o desilusión por
algún conflicto que hayamos tenido.
Por ejemplo,
cuando una persona ha caído en la amargura, si alguien le hace un reclamo o le
pide explicaciones, empieza a buscar en la otra persona los defectos, para
tapar sus propias faltas y justificar su amargura.
Por esto
debemos examinarnos en la presencia de Dios, ya que la oración es la medicina
eficaz para que Dios quite toda raíz de amargura, pero esta medicina debe ser
tomada diariamente y con toda diligencia, colocando toda ansiedad, preocupación,
temor o dolor en manos de Dios, porque Él cuida de nosotros.
1Pedro 5:7-8 Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las
manos de Dios, porque él cuida de ustedes. ¡Estén
alerta! Cuídense de su gran enemigo, el diablo, porque anda al acecho como un
león rugiente, buscando a quién devorar.
Hermanos, aunque Dios sabe
todo de nosotros y conoce nuestro corazón, es su voluntad que le hagamos
conocer todo lo que nos inquieta, y que sea Él, quien nos examine en lo más
profundo de nuestro interior, para ver si hay alguna raíz de amargura o
perversidad.
Mientras
exista amargura en nosotros, nunca veremos en triunfo en nuestra vida.
Mire,
no se usted, pero los pocos momentos en que tengo la oportunidad de hablar con
alguna persona llámese cristiana, he podido notar que en su hablar, existe
amargura, descontento y aburrimiento.
Caso
contrario cuando llamo a alguien diferente.
Y que no
debería ser así, porque se supone, que Dios habita en sus hijos que creen en
cristo.
Por eso el triunfo
de la vida, está en los que creen en cristo y lo aceptan para ser nuevas
criaturas.
1Juan 5:2-5 Sabemos que amamos a los hijos de Dios si amamos a
Dios y obedecemos sus mandamientos. Amar a Dios significa obedecer sus
mandamientos, y sus mandamientos no son una carga difícil de
llevar. Pues todo
hijo de Dios vence este mundo de maldad, y logramos esa victoria por medio de
nuestra fe. ¿Y quién puede ganar esta batalla contra
el mundo? Únicamente los que creen que Jesús es el Hijo de Dios.
¿Cuál es el
momento de nuestra vida donde conseguimos un gran triunfo o una gran hazaña?
Hermanos, tenemos muchas
cosas en nuestra vida por las cuales debemos luchar y triunfar.
Muchos no desean fracasar.
Pero si lo que anhelamos
tiene verdadero sentido, profundidad y propósito, es preciso que esté mi vida
alineada con la voluntad de Dios.
Les contare algo:
Hay personas,
creyentes, que piden que Dios les dé un trabajo, por ejemplo.
Pero esa
persona en ese momento de pedir ese trabajo, sin darse cuenta entrega su
corazón a Dios.
Luego Dios,
mira ese corazón y cumple la petición.
Ahora, esas
personas que pidieron ese trabajo, al obtenerlo, el 80% se extravía.
Es decir, se
junta con el mundo y acepta sus peticiones, que no van acorde con la palabra de
Dios.
Estas personas,
se embriagan, fornican y se convierten en una petulancia ante los ojos de Dios.
Dios mira esa
actitud no reprobada por Él, y toma su juicio contra esa persona, para que sea
destituida de su puesto.
Es decir que
Dios, miro más allá, de lo que esta persona intentaba hacer.
Entonces al
ver su corazón, pudo notar que no había espacio para Dios, sino para el mundo y
sus deleites.
De esa manera
llego el fracaso en esa persona, porque no tuvo en cuenta a Dios.
Otros, pueden triunfar en la
vida, pero fracasan con Dios.
Eso mis queridos hermanos no
es en verdad un triunfo.
Dios está mirando los
corazones, para no caer en lo mismo.
Así que lo
primero y más importante, es creer en Jesús, en obediencia y fidelidad.
Para que nos
dé el entendimiento y podamos conocer al Dios verdadero, además de tener una
comunión diaria, viva y real con Él.
1Juan 5:20-21 Y sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado
entendimiento, para que podamos conocer al Dios verdadero. * Y ahora vivimos en
comunión con el Dios verdadero porque vivimos
en comunión con su Hijo, Jesucristo. Él es el único Dios verdadero y él es la
vida eterna. Queridos
hijos, aléjense de todo lo que pueda ocupar el
lugar de Dios en el corazón. *
Ahora pregúntate:
¿Realmente
tengo un corazón dispuesto a hacer la voluntad de Dios, al pedirle que me
conceda algo? O ¿Solo espero que me conceda algo para volver a burlarme de Él?
Iglesia, qué satisfactorio
es el triunfo teniendo en cuenta a Dios en nuestro camino, porque al llegar a
la cima sentiremos la plenitud de su respaldo y la paz de su compañía, dándonos
y supliendo nuestras necesidades.
El Apostol Pablo
declaró:
“He peleado la buena
batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.” (2 Timoteo 4:7), y por supuesto, él
esperaba del Altísimo la recompensa.
Cuando subimos
sin Dios, el triunfo tiene un sin sabor porque no es sólido, no es construido
sobre la roca. (Mateo 7:24-27),
En otras palabras: es
perecedero, a punto de derrumbarse y al final causa “vértigo”.
Es decir, el hombre se llena
de orgullo al estar en la altura sin Dios, por eso todo se derrumba (Proverbios 18:12).
Proverbios 16:18-22 El orgullo va delante de la destrucción, y la
arrogancia antes de la caída. Es mejor vivir humildemente con los pobres, que
compartir el botín con los orgullosos. Los que están atentos
a la instrucción prosperarán; los que confían en el SEÑOR se llenarán de gozo. Los sabios son conocidos por su
entendimiento, y las palabras agradables son persuasivas. La discreción es
fuente que da vida para quienes la poseen, pero la disciplina se desperdicia en
los necios.
Entonces,
que nuestro mayor triunfo sea conocer a Cristo y andar en su camino, que
nuestro mayor logro sea nuestra obediencia y
fidelidad
a Dios y nuestro amor a los demás.
1Juan 5:2-5 Sabemos que amamos a los hijos de Dios si amamos a
Dios y obedecemos sus mandamientos. Amar a Dios significa obedecer sus
mandamientos, y sus mandamientos no son una carga difícil de
llevar. Pues todo
hijo de Dios vence este mundo de maldad, y logramos esa victoria por medio de
nuestra fe. ¿Y quién puede ganar esta batalla contra
el mundo? Únicamente los que creen que Jesús es el Hijo de Dios.
Ahora,
¿cómo puedo tener una vida llena de triunfos?
La respuesta es sencilla, Teniendo confianza
sin dudar, en Dios.
La escritura dice en 1Juan 5:14
“Y esta es la
confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad,
él nos oye” y
si nos oye, podemos confiar en que tenemos lo que le pedimos; pero también nos
instruye a pedir con fe, sin dudar (Santiago 1:6), pues esta duda denota una falta de
confianza en Dios.
Iglesia ya para terminar, Si
hay alguna necesidad, Dios suplirá todo lo que necesitemos, conforme a las
gloriosas riquezas que nos ha dado por medio de Cristo Jesús.
Filipenses 4:19 Y este mismo Dios quien me cuida suplirá todo lo que necesiten,
de las gloriosas riquezas que nos ha dado por medio de Cristo Jesús.
Por lo tanto, mantengámonos
confiados en Él.
Haciendo lo que agrada a
Dios.
Demostremos realmente y
verdaderamente con acciones que verdaderamente confiamos en sus promesas.
Esto hará prosperar nuestro
camino, será nuestro deleite y en consecuencia: Él nos concederá los deseos de
nuestro corazón (Salmos 37:3-4) conforme a su voluntad.
Salmos 37:3-9 Confía en el SEÑOR y haz el bien;
entonces vivirás seguro en la tierra y prosperarás. Deléitate en
el SEÑOR, y él te concederá los deseos de tu corazón. Entrega al SEÑOR todo lo
que haces; confía en él, y él te ayudará. Él hará resplandecer tu inocencia
como el amanecer, y la justicia de tu causa brillará como el sol de mediodía. Quédate
quieto en la presencia del SEÑOR, y espera con paciencia a que él actúe. No te
inquietes por la gente mala que prospera, ni te preocupes por sus perversas
maquinaciones. ¡Ya no sigas enojado! ¡Deja a un lado tu ira! No pierdas los
estribos, que eso sólo trae daño. Pues los perversos serán
destruidos, pero los que confían en el SEÑOR poseerán la tierra.
Gracia y Paz.
Pastor y
Administrador, Rogers Infante.
Que Dios te
bendiga de acuerdo a tu mente, habla y corazón.
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