Se postró ante todos los astros del cielo y los adoró.
Sacrificó en el fuego a sus hijos, practicó la magia, la hechicería y la adivinación, y consultó a adivinos y encantadores.
Manasés estaba tan ocupado en su mundo de idolatría que no percibió la voz de Dios y no olvidemos que toda acción trae consigo una consecuencia sea buena o sea mala.
De la misma manera hoy camina parte de la humanidad, inmersa en sus propios criterios, con una vida llena de idolatría, porque el corazón que no adora a Dios termina adorando a personas, cosas o hechos.
Cuando viene una situación de angustia, donde sentimos grillos y cadenas que nos aprisionan, es cuando volvemos los ojos a Dios y Él dice:
Juan 6:37 Sin embargo, los que el Padre me ha dado, vendrán a mí, y jamás los rechazaré.
No es fácil entender la obra de Dios ni sus métodos, pero Él lo hace por amor.
Algunos ni siquiera miran el estado tan deprimente en el que están, sino que prefieren en su terquedad seguir pecando hasta ser exprimidos, por el espíritu de la miseria, la ruina, la angustia, la enfermedad y porque no decirlo, la muerte.
Cuando esto intenten abrir sus ojos para ver como están, será demasiado tarde.
Manasés mostro su corazón y mente arrepentidos ante Dios, y fue atendido, pues el Señor tuvo misericordia por su sinceridad.
2Cronicas 33:10-13 El SEÑOR les habló a Manasés y a su pueblo, pero no hicieron caso a sus advertencias. De modo que el SEÑOR envió a los comandantes de los ejércitos asirios y tomó a Manasés prisionero. Le pusieron un aro en la nariz, lo sujetaron con cadenas de bronce y se lo llevaron a Babilonia; pero cuando estaba sumido en profunda angustia, Manasés buscó al SEÑOR su Dios y se humilló con sinceridad ante el Dios de sus antepasados. Cuando oró, el SEÑOR lo escuchó y se conmovió por su petición. Así que el SEÑOR hizo que Manasés regresara a Jerusalén y a su reino. ¡Entonces Manasés finalmente se dio cuenta de que el SEÑOR es el único Dios!
Dios lo perdonó, lo sacó de la cárcel, le quitó las cadenas, lo llevó de nuevo a Jerusalén y le restauró su trono.
Lo hizo porque este hombre entrego su vida a Dios en mente, habla y corazón.
No en forma hipócrita como la hacen algunos dizques cristiaños, con (ñ).
Este hombre se arrepintió y dio fe, públicamente de eso.
Es sus casas son una cosa y fuera de ella, son lo peor de lo peor.
Porque Dios transforma el corazón que está dispuesto a arrepentirse, y restaurarlo integralmente si se somete a su voluntad.
Hermano, cuando un corazón arrepentido verdaderamente, va al Señor y reconoce que Él es Dios y que sólo Él puede restaurar su vida, Dios lo purifica y lo restaura con su poder y amor.
Pero para eso, Dios examina la mente y el corazón cuidadosamente, para ver si realmente este se someterá a Dios, en obediencia y fidelidad.
Si no es así, las peores ruinas, plagas y enfermedades llegaran a su casa, porque de Dios nadie se burla.
Romanos 12:1-2 Por lo tanto, amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que él ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio que a él le agrada. Ésa es la verdadera forma de adorarlo. * No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.
Se trata de una vida dedicada, una vida vivida que hace la voluntad de Dios, con fe y santidad.
No os “conforméis a este siglo” significa no se amolden al pensamiento o filosofía e ideología de este mundo contrarias a la ley de Dios.
El Apostol Pablo llama a consagrar nuestras mentes a Dios que es el culto racional, que, dentro del contexto bíblico, quiere decir un culto a Dios que parte de la razón, de la inteligencia; saber por qué y para qué y cómo se dedica culto a Dios, usando el entendimiento por encima de las emociones, pues se adora al Dios Altísimo.
Sabemos que el pensamiento del ser humano es transformado con la Palabra de Dios, por tanto, la persona que aprende a tener pensamientos de Dios pronto sentirá un cambio de corazón, una transformación en todo su ser, y posteriormente entrega su cuerpo a Dios.
No es fácil, pero tampoco imposible.
La persona natural, jamás entenderá lo que lo espiritual desea hacer, para la transformación de cuerpo para Dios.
Porque en sus pensamientos jamás habrá, un sentir espiritual hacia Dios, sino más bien ideológico, filosófico y perverso, por el estado espiritual mundano que esta persona vive.
Hebreos 4:9-13 Así que todavía hay un descanso especial* en espera para el pueblo de Dios. Pues todos los que han entrado en el descanso de Dios han descansado de su trabajo, tal como Dios descansó del suyo después de crear el mundo. Entonces, hagamos todo lo posible por entrar en ese descanso. Pero, si desobedecemos a Dios, como lo hizo el pueblo de Israel, caeremos. Pues la palabra de Dios es viva y poderosa. Es más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra entre el alma y el espíritu, entre la articulación y la médula del hueso. Deja al descubierto nuestros pensamientos y deseos más íntimos.
Pues, la mente en Cristo trasciende sobre las ambiciones miserables de este mundo.
La Biblia nos dice en 1 Corintios 2:16b «Pues bien, nosotros tenemos la mente de Cristo», esto quiere decir que todo aquel que ha confesado que Jesús es su Señor y Salvador, posee su mente; de manera que el creyente debe pensar como Él piensa y actuar como Él actúa.
Pero una mente fuera de este concepto, es una mente que siempre está pensando lo malo por su estado de maldad, carnosidad y mundano de esta.
Ayer teníamos el privilegio de arreglarnos para asistir a la iglesia o culto, para presenciar, ofrendar, diezmar, oír y estar atentos como una antorcha a la palabra de Dios.
Y que aquellos que me han escrito y dicho “Pastor, me hace falta congregarme en la iglesia” a esos, que Dios los bendiga siempre y que su gracia continúe sobre ellos.
A los demás que se los lleve el diablo.
Salmos 37:4-7 Deléitate en el SEÑOR, y él te concederá los deseos de tu corazón. Entrega al SEÑOR todo lo que haces; confía en él, y él te ayudará. Él hará resplandecer tu inocencia como el amanecer, y la justicia de tu causa brillará como el sol de mediodía. Quédate quieto en la presencia del SEÑOR, y espera con paciencia a que él actúe. No te inquietes por la gente mala que prospera, ni te preocupes por sus perversas maquinaciones.
El deleite con Dios, es cuando oímos su voz y ponemos sus palabras en nuestro corazón y las cumplimos sin duda alguna.
El deleite en Dios es cuando nos rendimos delante de su presencia y sujetamos a su voluntad nuestro corazón y nuestra vida para honrarle y glorificarle en todos los tiempos, momentos y circunstancias, y esto solo es posible viviendo en el Espíritu, porque Dios es Espíritu.
Romanos 8:5-8 Los que están dominados por la naturaleza pecaminosa piensan en cosas pecaminosas, pero los que son controlados por el Espíritu Santo piensan en las cosas que agradan al Espíritu. Por lo tanto, permitir que la naturaleza pecaminosa les controle la mente lleva a la muerte. Pero permitir que el Espíritu les controle la mente lleva a la vida y a la paz. Pues la naturaleza pecaminosa es enemiga de Dios siempre. Nunca obedeció las leyes de Dios y jamás lo hará. Por eso, los que todavía viven bajo el dominio de la naturaleza pecaminosa nunca pueden agradar a Dios.
Recuerde lo que dice su palabra:
Mateo 7:12-14 »Haz a los demás todo lo que quieras que te hagan a ti. Ésa es la esencia de todo lo que se enseña en la ley y en los profetas. »Sólo puedes entrar en el reino de Dios a través de la puerta angosta. La carretera al infierno* es amplia y la puerta es ancha para los muchos que escogen ese camino. Pero la puerta de acceso a la vida es muy angosta y el camino es difícil, y son sólo unos pocos los que alguna vez lo encuentran.
Iglesia, en estos tiempos malos, busca realmente a Dios, y deja de estar buscando la calificación humana y busca mejor que Dios sea quien te examine.
Gracia y Paz.
Pastor y Administrador, Rogers Infante.
Que Dios te bendiga de acuerdo a tu corazón, habla y pensamientos. Amen.
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