CON FE SEGUIMOS LA VOZ DE DIOS.
Oración
inicial
«Amado
Padre, dame la fuerza y la capacidad para seguir las instrucciones de tu
Palabra, aunque no las comprenda del todo, ayúdame a seguir siempre tu voz y a
obedecer las cosas que me dices, sólo así entenderé que tus pensamientos y
caminos son superiores a los míos y que tú librarás mis batallas a tu manera,
dando una respuesta victoriosa a mi situación, por mi obediencia y fidelidad
ante ti. Amén.»
La
Palabra de Dios nos dice:
Josué 6:1-5 Ahora bien, las puertas de Jericó estaban
bien cerradas, porque la gente tenía miedo de los israelitas. A nadie se le
permitía entrar ni salir. Pero el SEÑOR le dijo a Josué: «Te he
entregado Jericó, a su rey y a todos sus guerreros fuertes. Tú y tus
hombres de guerra marcharán alrededor de la ciudad una vez al día durante seis
días. Siete
sacerdotes caminarán delante del arca; cada uno llevará un
cuerno de carnero. El séptimo día, marcharán alrededor de la ciudad siete veces
mientras los sacerdotes tocan los cuernos. Cuando oigas a los sacerdotes dar un
toque prolongado con los cuernos de carnero, haz que todo el pueblo grite lo más fuerte
que pueda. Entonces los muros de la ciudad se derrumbarán, y el pueblo irá
directo a atacar la ciudad».
Voy a explicar estos versiculos que
acabamos de leer:
La ciudad de Jericó,
construida miles de años antes de que naciera Josué, era una de las ciudades
más antiguas del mundo.
En algunas partes tenía muros fortificados que
medían hasta 7.50 m de alto y 6 m de ancho.
Los soldados que montaban guardia encima de los
muros podían observar muchos kilómetros a la redonda.
Jericó era un símbolo de poder y fuerza militar, y
los cananeos la consideraban invencible.
Israel
atacaría esta ciudad primero, y su destrucción haría que cundiera el pánico en
Canaán.
Los
cananeos vieron al Dios de Israel como un dios de la naturaleza porque dividió
el Jordán y como un dios de la guerra porque derrotó a Sehón y a Og.
Pero los
cananeos no lo consideraban un "dios de fortaleza" que podía
conquistar una ciudad amurallada.
La derrota
de Jericó demostró que el Dios de Israel no sólo era superior a los dioses de
los cananeos, sino que también era invencible.
Ahora, ¿Por qué le dio el Señor a Josué
todas estas instrucciones complicadas para la batalla?
Hay varias respuestas posibles:
(1) Dios quería asegurar que fuera claro e innegable que la
batalla dependería de Él, y no de las armas o destrezas de Israel.
Por eso los sacerdotes que llevaban el arca iban delante de los
israelitas a la batalla, y no los soldados.
(2) El método de Dios de tomar la ciudad aumentó el terror que
ya se sentía en Jericó (2.9).
(3) Esta extraña maniobra militar fue una prueba de la fe de los
israelitas y su disposición a seguir a Dios plenamente.
El sonar de las trompetas tenía un significado especial.
Ellos habían recibido instrucciones de usar en la batalla las
mismas trompetas que usaban en sus festividades religiosas.
Esto era para recordarles que su victoria vendría del Señor, no
de su poderío militar.
Iglesia, los
pensamientos de Dios nunca serán como los nuestros, Él actúa de maneras tan
sorprendentes que a veces parecen ilógicas para nuestra razón.
Las instrucciones que
le dio a Josué para la toma de Jericó no tenían sentido: dar vueltas a una
ciudad en silencio, creer que esto haría que los muros cayeran y poder vencer
así a los enemigos; sin embargo Josué no dudó en
obedecer la voz de Dios.
La estrategia de Dios confundió al enemigo porque no sabían por qué
lado iban a entrar.
Los
atalayas solo observaban al ejército de Israel dar vueltas alrededor del muro.
Lo
que no sabían es que Dios iba a derrumbar la muralla con todo su poder.
La Palabra de Dios tiene poder y somete a juicio nuestros
pensamientos y las intenciones de nuestro corazón, nos ayuda a discernir entre
lo malo y lo bueno, por eso, aunque no la entendamos a veces, debemos obedecer
sus instrucciones.
Jeremías 29:11-14 Pues yo sé los planes que tengo para
ustedes —dice el SEÑOR—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para
darles un futuro y una esperanza. En esos días, cuando oren, los escucharé.
Si me
buscan de todo corazón, podrán encontrarme. Sí, me
encontrarán —dice el SEÑOR—. Pondré fin a su cautiverio y restableceré su
bienestar. Los reuniré de las naciones adonde los envié y los llevaré a casa,
de regreso a su propia tierra”.
Voy a explicar estos versiculos que
acabamos de leer:
A todos nos alienta un líder que
nos motiva a seguir adelante, alguien que cree que podemos llevar a cabo la
tarea que nos ha encomendado y que estará con nosotros a lo largo del camino.
Dios es esa
clase de líder.
Conoce el
futuro y sus planes para nosotros son buenos y están llenos de esperanza.
Mientras el
Dios que conoce el futuro nos proporcione nuestra agenda y vaya con nosotros
cuando realizamos su misión, con obediencia y fidelidad, tendremos esperanza
ilimitada.
Esto no
significa que no tendremos dolor, problemas ni sufrimiento, sino que Dios nos
ayudará a llegar a un final glorioso.
Dios no olvidó a su pueblo, aun cuando estaba cautivo en
Babilonia.
Planeó darles un nuevo comienzo con un nuevo propósito:
convertirlos en nuevas personas.
Por eso en momentos de
profundos problemas, tal vez parezca que Dios se ha olvidado de usted.
Pero quizás lo
prepara, como lo hizo con el pueblo de Judá, para un nuevo comienzo con El en
el centro de su vida, y todo esto funciona si andamos en obediencia y fidelidad
ante Él.
Nuestra
conquista depende de la fe, si amamos a pesar de, podemos ganar la respuesta
voluntaria de la gente para que conozcan el amor de Dios.
Quizás hoy nos está hablando a una situación latente y nos manda
a enmudecer porque la batalla no es nuestra sino de Él.
Como
dice Salmo 46
Salmos 46:1-11 Dios es nuestro refugio y nuestra
fuerza, siempre está dispuesto a ayudar en tiempos
de dificultad. Por lo
tanto, no temeremos cuando vengan terremotos y las montañas se
derrumben en el mar. ¡Que rujan los océanos y hagan espuma! ¡Que tiemblen las
montañas mientras suben las aguas!. Un río trae gozo a la ciudad de
nuestro Dios, el hogar sagrado del Altísimo. Dios habita en esa ciudad; no puede ser
destruida; en cuanto despunte el día, Dios la protegerá. ¡Las
naciones se encuentran en un caos, y sus reinos se desmoronan! ¡La voz de Dios
truena, y la tierra se derrite! El SEÑOR de los Ejércitos Celestiales
está entre nosotros; el Dios de Israel* es nuestra fortaleza. Vengan, vean las obras gloriosas del SEÑOR: miren
cómo trae destrucción sobre el mundo. Él hace cesar las guerras en toda la
tierra; quiebra el arco y rompe la lanza y quema con fuego los escudos. «¡Quédense
quietos y sepan que yo soy Dios! Toda nación me honrará. Seré honrado en el mundo
entero». El SEÑOR de los
Ejércitos Celestiales está entre nosotros; el Dios de Israel es nuestra
fortaleza.
Voy a explicar estos versiculos que
acabamos de leer:
El temor de que los montes o las
ciudades caigan de repente al mar debido a una explosión nuclear
persigue a mucha gente en la actualidad.
Pero el
salmista dice que incluso si el mundo se acabara, "¡no temeremos!"
Aun frente
a una destrucción total, expresó una gran confianza en la capacidad de Dios
para salvarlo.
Parece
imposible enfrentarse al fin del mundo sin temor, pero la Biblia es clara:
Dios es
nuestro refugio aun frente a la destrucción total.
No es un
simple refugio temporal, es nuestro refugio eterno y pude fortalecernos en toda
circunstancia.
Muchas
grandes ciudades tienen ríos
que fluyen a través de ellas, sosteniendo así la vida de la gente al hacer
posible la agricultura y facilitando el comercio con otras ciudades.
Jerusalén
no tenía río, pero tenía a Dios que, como un río, sostenía la vida del pueblo.
Mientras
Dios vivió entre su pueblo, la ciudad fue invencible.
Pero cuando
el pueblo lo abandonó, Dios lo dejó y Jerusalén cayó ante el ejército
babilónico.
La guerra y la destrucción son inevitables, pero también lo es
la victoria final de Dios.
En ese momento, todos permanecerán en silencio ante el Dios
Todopoderoso.
Cuán oportuno es para nosotros estar quietos honrando y
reverenciando su poder y majestad.
Dedique cada día el tiempo necesario para permanecer quieto y
exaltar a Dios.
Iglesia, No es a nuestra manera, sino a la manera de Dios que
veremos grandes respuestas.
Por
eso Sin fe es imposible agradar a Dios
Hebreos 11:6 De hecho, sin fe es imposible agradar a Dios. Todo el que desee
acercarse a Dios debe creer que él existe y que él recompensa a los que lo
buscan con sinceridad.
Creer que Dios existe es sólo el
comienzo; aun los demonios creen.
Santiago 2:19-20 Tú dices
tener fe porque crees que hay un solo Dios. * ¡Bien hecho! Aun los demonios lo
creen y tiemblan aterrorizados. ¡Qué tontería! ¿Acaso no te das cuenta de que
la fe sin buenas acciones es inútil?
Voy a explicar estos versiculos que
acabamos de leer:
Dios no se conformará con un
simple conocimiento de su existencia.
Él quiere
una relación personal y dinámica con usted que transformará su vida.
Quienes con
sinceridad, obediencia y fidelidad lo buscan sin dudar, hallarán que son
premiados con la presencia íntima de Dios.
Algunas veces nos preguntamos acerca de cuál será la suerte de
quienes no han oído de Cristo y que ni siquiera han tenido una Biblia para
leerla.
Dios nos asegura que todo aquel que lo busca con sinceridad, que
actúa con fe basado en el conocimiento que tiene
de Dios, será recompensado.
Cuando usted les anuncia a los demás las buenas nuevas de Dios,
anímelos a ser sinceros y diligentes en su búsqueda de la verdad.
Los que escuchan el evangelio son responsables por lo que oyen.
2Corintios 6:1-2 Como colaboradores de Dios, * les
suplicamos que no reciban ese maravilloso regalo de la bondad de Dios y luego
no le den importancia. Pues Dios dice: «En el
momento preciso, te oí. En el día de salvación te ayudé» *. Efectivamente, el
«momento preciso» es ahora. Hoy es el día de salvación.
Ahora nos
preguntamos:
¿Cómo pudieron
los creyentes de Corinto poner a un lado el mensaje de Dios ("recibir en
vano la gracia de Dios")?
Quizás
dudaban de las palabras de Pablo, confundidos por los falsos maestros que
enseñaban un mensaje diferente.
La gente
oyó el mensaje de Dios, pero no permitieron que afectara lo que decían y
hacían.
¿Cuántas veces
ha sido en vano, en su caso, el mensaje de Dios?
Dios ofrece salvación a todo el mundo.
Mucha gente aplaza su decisión por Cristo, pensando que vendrán
tiempos mejores, pero pueden perder la oportunidad para siempre.
No hay tiempo como el
presente para recibir el perdón de Dios.
No permita que
cualquier cosa le dificulte venir a Cristo.
Dios muchas veces utiliza a
personas con una fe sencilla para lograr sus grandes propósitos, no importa qué
tan insignificantes parezcan.
Se acuerdan de
Rahab, una prostituta pagana que apenas había escuchado de Dios y que tenía un
vago conocimiento de Él.
Esta mujer sabía de la
presencia de los hebreos al otro lado del Jordán, de sus logros obtenidos en el
desierto y de la inminente toma de Jericó por parte de ellos.
Entonces
decidió engañar a los militares de su propio pueblo, para proteger a los espías
que se habían hospedado en su casa en Jericó.
Su fe era inmadura y aunque
mintió diciendo que habían pasado por allí y que ya se habían ido, los tenía
escondidos en el terrado de su casa para protegerlos del peligro de muerte.
Dios usó su
incipiente fe para llevar a cabo su obra.
Ella estaba
convencida de la supremacía de Jehová y de la protección que el Dios de los
hebreos le daría por haber ayudado a los suyos, por eso, hizo un juramento con
los espías, esperando la promesa de ser protegida el día en que Jericó fuese
tomada.
Su casa daba contra la
muralla que protegía la ciudad, hizo que ellos salieran de noche por una
ventana que daba hacia el campo, los espías dejaron un listón rojo como una
señal visible de la promesa de seguridad para ella y su familia, el día de la
conquista.
Dios los
dirigió providencialmente hacia la única persona que creía en Él, por su fe los
recibió en paz.
Fue una buena obra de fe que
la justificó.
Fe que se puso por encima
del temor y que la hizo aventurarse por el Dios de los israelitas y que le
agradó a Él.
La
verdad, es que nuestra fe es indispensable y vital si deseamos agradar a Dios.
Nuestra fe no
sólo es creer en Dios sino creerle a Él y a sus promesas.
Una fe que nos
impulsa a buscarlo de corazón y a descansar en su presencia.
La fe y el
creer, sin duda se relacionan, pero la fe es más que creer, va de la mano con
la acción que nos lleva a la obediencia y la fidelidad.
La fe es la sustancia de
nuestra confianza en Dios, es tener plena seguridad de que recibiremos lo que
esperamos, aunque ahora no lo veamos.
Si deseamos
agradar a Dios, es esencial que creamos que existe, pero también que es
galardonador de los que le buscan.
Por eso y más,
tengamos muy presente que el Señor
conforta y calma nuestras emociones.
1Reyes 19:11-14 El SEÑOR le dijo: —Sal y ponte de pie
delante de mí, en la montaña. Mientras Elías estaba de pie allí, el SEÑOR pasó,
y un viento fuerte e impetuoso azotó la montaña. La ráfaga fue tan tremenda que
las rocas se aflojaron, pero el SEÑOR no estaba en el viento. Después del
viento hubo un terremoto, pero el SEÑOR no estaba en el terremoto. Pasado el terremoto hubo un incendio,
pero el SEÑOR no estaba en el incendio. Y después
del incendio hubo un suave susurro. Cuando Elías lo oyó, se cubrió la cara
con su capa, salió y se paró a la entrada de la cueva. Entonces una voz le
dijo: —¿Qué haces aquí, Elías? Él volvió a responder: —He servido con gran celo
al SEÑOR Dios Todopoderoso; pero el pueblo de Israel ha roto su pacto contigo,
derribó tus altares y mató a cada uno de tus profetas. Yo soy el único que
queda con vida, y ahora me buscan para matarme a mí también.
Voy a explicar estos versiculos que
acabamos de leer:
Elías conocía el susurro gentil de
la voz de Dios.
Se dio
cuenta de que Dios no se revela a sí mismo solamente en formas milagrosas y
poderosas.
Muchas
personas están buscan a Dios sólo en cosas grandes (reuniones populares,
iglesias, conferencias, líderes muy reconocidos).
Pero esta
manera de buscarlo, puede significar perderlo.
Porque a
menudo Dios se encuentra en un susurro, en la tranquilidad de un corazón
humilde.
Ahora yo le
pregunto:
¿Escucha
usted a Dios?
Retírese
del ruido, las murmuraciones, las malas compañías, los cizañeros, y de la
actividad de su vida ocupada, y escuche humilde y tranquilamente la dirección
de Él.
Puede
llegar cuando menos la espere.
Si leemos bien, podemos ver que Elías acaba de enfrentar con
victoria a 450 profetas de Baal, sin embargo, después permite que las
circunstancias le afecten negativamente de tal manera que cree que todo está
perdido.
Cree
que la apostasía del pueblo no permitirá que la causa de Dios triunfe y está
escondido en la cueva ante la amenaza de muerte de Jezabel.
Dios
no permite que su profeta permanezca escondido, le ordena que salga de la cueva
y se coloque en el monte delante de Él, en el lugar de la revelación, le pide
que continúe con su ministerio que todavía no ha terminado.
Dios está tratando en este momento con Elías que está
cansado y extenuado por todo el trabajo que ha hecho.
Su ministerio era difícil, pues debía defender la fe en Dios en
medio de un pueblo incrédulo que estaba siguiendo dioses paganos.
El
Señor sabe que necesita ayuda espiritual, pues está bajo mucho estrés y el
miedo lo consume, porque su vida corría peligro.
Quizás por el carácter y la personalidad, Elías esperaba una
manifestación ruidosa y violenta de parte de Dios para entender que estaba con
él en esos momentos de angustia.
Pero Dios no estaba ni en el viento huracanado, ni en el
terremoto, ni en el fuego.
Dios estaba en un sonido suave y delicado.
Esa
es la clase de voz que el Señor desea que escuchemos en momentos de dificultad.
La
apacible voz de su Espíritu que conforta y calma nuestras emociones.
Es
la voz apacible de Cristo cuando dice:
Mateo 11:28-30 …«Vengan a
mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré
descanso. Pónganse mi yugo.
Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán
descanso para el alma. Pues mi yugo es fácil de llevar y la carga que
les doy es liviana».
Iglesia,
termino con esto:
El
evangelio es la voz suave de amor, gracia, misericordia, perdón justicia y
salvación.
Allí
encontramos el consuelo y la restauración que nuestra alma necesita.
Hoy
podemos preguntarnos:
¿Cuáles son esas circunstancias que nos producen mayor cansancio
físico y emocional?
¿De qué manera están afectando nuestra vida espiritual?
O
¿Qué actividades de rutina nos aturden e impiden oír
la voz apacible de Dios?
Cuando estamos agobiados por nuestras cargas, no es el momento para
escondernos, sino de salir y presentarnos delante del Señor en oración y poder
vaciar nuestro corazón agobiado.
Como
dice el Salmos 141:8-10 Busco tu ayuda, oh Soberano SEÑOR.
Tú eres mi refugio; no dejes que me maten. Líbrame de las trampas que me han
tendido y de los engaños de los que hacen el mal. Que los perversos caigan en
sus propias redes, pero a mí, déjame escapar.
Gracia y Paz.
Pastor y administrador, Rogers Infante.
Que Dios te bendiga.
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