EL SUEÑO PROFUNDO
Por el Pastor y Administrador,
Rogers Infante
Hoy he decidido realizar un mensaje
poco común, pero de gran importancia para todos aquellos que creemos en la
palabra de Dios.
Un mensaje divino donde nos involucra
a cada uno de los presentes.
Este quizás es un tiempo para que
reflexionemos la manera de como estamos llevando nuestra vida y como debemos
actuar si no tenemos un conocimiento bíblico para no entrar en pánico.
En Génesis 2:7 se
registra la creación del hombre en el principio.
Dice la palabra: Dios formó al hombre del polvo de
la tierra. Sopló aliento de vida en la nariz del hombre, y el hombre se
convirtió en un ser viviente.
Dios puso aliento de vida para formar
un alma del polvo.
Es como una ecuación: Polvo + Aliento de vida = Ser Viviente. (Alma)
Pero muchas veces nos
preguntamos:
¿Por qué
tenemos que morir?
¿Por qué
Dios permite que pasen algunas situaciones difíciles de entender?,
¿Por qué
Dios guarda silencio? ¿Por qué Dios no hace nada?
Posiblemente
usted ha escuchado estas preguntas.
Y es que hasta cierto punto es difícil
de entender porque pasan algunas cosas que nosotros consideramos que no
tendrían que pasar.
Es decir: Quisiéramos que las cosas fueran como nosotros queremos
que sean y no como son.
Pero la realidad del asunto es que indiscutiblemente
todos nosotros pasaremos a ese Sueño profundo, si Cristo no viene antes.
La palabra de Dios dice:
Hebreos 9:27-28 Y así como cada persona está destinada a morir una sola vez y
después vendrá el juicio, así también Cristo murió en sacrificio una sola vez y
para siempre, a fin de quitar los pecados de muchas personas. Cristo vendrá otra vez, no para ocuparse
de nuestros pecados, sino para traer salvación a todos los que esperan con
anhelo su venida.
El vendrá, ¿Pero qué sucede con el alma cuando
morimos?
El Alma simplemente deja de ser hasta
que Jesús el Hijo de Dios, vuelva por segunda vez y coloque los elementos todos
juntos nuevamente.
En ese momento el polvo y el aliento de vida son reunidos para que posteriormente se forme una
vida, un alma viviente, pero para la eternidad.
El libro de Eclesiastés dice:
Eclesiastés
12:6-7 Sí, acuérdate de tu Creador ahora que eres joven, antes de que se rompa el cordón de plata de la vida y se quiebre la
vasija de oro. No esperes hasta que la jarra de agua se haga pedazos
contra la fuente y la polea se rompa en el pozo. Pues ese día el polvo volverá a la tierra, y el espíritu regresará a
Dios, que fue quien lo dio.
En otras palabras: El cuerpo vuelve al polvo y el
espíritu (o aliento de vida) vuelve a Dios.
Salmos 146:4 Ellos, al dar su último suspiro, vuelven al polvo, y todos sus
planes mueren con ellos.
La palabra de Dios, nos dice claramente
que al morir estamos en un proceso de Sueño profundo, donde no sabemos nada.
Simplemente Dormimos profundamente
esperando el día glorioso que nuestro Señor y Salvador Jesucristo venga por su
gente.
A veces nos preguntamos:
¿Pero que sucede con el
alma o cuerpo de una persona que ha fallecido y ha sido cremada?
¿Qué nos puede decir la
palabra de Dios referente a eso?
Cuando leemos la poderosa palabra de
Dios, podemos analizar e incluso decir que en el Antiguo Testamento existen
indicios de personas que fueron quemadas al morir, y de huesos humanos siendo incinerados,
pero ninguno de estos son ejemplos de cremación.
1Reyes 16:18 Cuando Zimri vio que la ciudad
había sido tomada, entró en la ciudadela del palacio, estando él adentro le
prendió fuego y murió entre las llamas.
¿Es la cremación algo que pueda considerar un
cristiano?
Nuevamente, no existe mandamiento en
las Escrituras en contra de la cremación.
Algunos creyentes objetan la práctica
de la cremación, sobre la base de que no se toma en consideración que un día
Dios resucitará los cuerpos y los reunirá con nuestras almas.
1Corintios 15:35-54 Pero alguien podría preguntar: «¿Cómo resucitarán los muertos?
¿Qué clase de cuerpos tendrán?». ¡Qué pregunta tan tonta! Cuando pones una
semilla en la tierra, no crece y llega a ser una planta a menos que muera
primero. Y lo que pones en el suelo no es la planta que crecerá sino tan sólo
una simple semilla de trigo o de lo que estés sembrando. Luego Dios le da el
cuerpo nuevo que él quiere que tenga. De cada clase de semilla crece una planta
diferente. De modo parecido, hay diferentes clases de carne: una para los
humanos, otra para los animales, otra para las aves y otra para los peces. También
hay cuerpos en los cielos y cuerpos sobre la tierra. La gloria de los cuerpos
celestiales es diferente de la gloria de los cuerpos terrenales. El sol tiene
una clase de gloria, mientras que la luna tiene otra y las estrellas tienen
otra. Y hasta las estrellas se diferencian unas de otras por la gloria de cada
una. Lo mismo sucede con la resurrección de los muertos. Cuando morimos, nuestros cuerpos terrenales son plantados en la
tierra, pero serán resucitados para que vivan por siempre. Nuestros cuerpos son
enterrados en deshonra, pero serán resucitados en gloria. Son enterrados en
debilidad, pero serán resucitados en fuerza. Son enterrados como cuerpos
humanos naturales, pero serán resucitados como cuerpos espirituales.
Permíteme ser un paréntesis aquí para poder
explicar estos versículos que podrían prestarse para confusión.
1Corintios
15:42-44 explica que el cuerpo de la resurrección no estará sujeto a la
muerte; será bello y perfecto.
Es decir que tendrá capacidades
ilimitadas desconocidas en este mundo.
Y que además estará adaptado para la vida en el reino espiritual.
Un cuerpo espiritual no
es un cuerpo inmaterial, sino uno adaptado a las realidades de la era por
venir.
El cuerpo resucitado será nuestro verdadero cuerpo transformado,
porque aquello que se siembra o se
entierra es lo que resucitará.
(45-54)
Pues, así como hay cuerpos naturales, también hay cuerpos espirituales. Las
Escrituras nos dicen: «El primer hombre, Adán, se convirtió en ser viviente»*.
Pero el último Adán —es decir, Cristo —es un Espíritu que da vida. Lo que primero
viene es el cuerpo natural, y más tarde viene el cuerpo espiritual. Adán, el
primer hombre, fue formado del polvo de la tierra, mientras que Cristo, el
segundo hombre, vino del cielo. Los que son terrenales son como el hombre
terrenal, y los que son celestiales son como el hombre celestial. Al igual que
ahora somos como el hombre terrenal, algún día seremos como* el hombre
celestial. Lo que les digo, amados hermanos, es que nuestros cuerpos físicos no
pueden heredar el reino de Dios. Estos cuerpos que mueren no pueden heredar lo
que durará para siempre. Pero permítanme revelarles un secreto maravilloso. ¡No
todos moriremos, pero todos seremos transformados! Sucederá en un instante, en
un abrir y cerrar de ojos, cuando se toque la trompeta final. Pues, cuando
suene la trompeta, los que hayan muerto resucitarán para vivir por siempre.
Y nosotros, los que estemos vivos también seremos transformados.
Cuando leemos esto podemos ver que esto
puede ser el caso con algunas personas.
Sin embargo, el hecho de que el cuerpo
de una persona difunta haya sido cremado, esto no representa en lo absoluto
ninguna dificultad para que Dios los resucite.
Los cuerpos de los cristianos que
murieron hace miles de años, a la fecha se habrán convertido totalmente en
polvo.
Esto de ninguna manera evitará que Dios
pueda resucitar sus cuerpos.
La cremación no es sino
un proceso “práctico” para convertir un cuerpo en polvo.
Dios es igualmente capaz de levantar
los restos de una persona que ha sido cremada, tanto como los restos de una
persona que no lo fue.
Recuerde y entienda que la cremación se
hace en una persona que ya está muerta.
Pero que en el último aliento de vida
de esa persona, Dios ya tiene la información de su corazón.
Por consiguiente lo que se cremo, es
simplemente un cuerpo sin vida.
La pregunta sobre el
entierro o cremación está dentro del terreno de la libertad cristiana.
Una persona, o familia, que esté
considerando esta decisión, debe orar por sabiduría, y seguir la convicción que
de ello resulte.
Santiago
1:5 Si necesitan sabiduría, pídansela a nuestro generoso Dios, y él se la dará;
no los reprenderá por pedirla.
Pero antes de promulgar, o hacer sentir mal a una persona por haber
tomado una decisión como esta de la cremación, debemos primero adiestrarnos en
la palabra de Dios para no andar diciendo lo que no debemos decir.
No es lo que yo piense, es lo que Dios me dice que debo hace, y porque
no lo hago.
Hay personas que están más empeñadas en criticar y opinar en
cuestiones que no les incumbe, antes de hacer la voluntad de Dios.
Son expertos en criticar, pero sordos, mudos y ciegos para hacer y
cumplir con los compromisos de la palabra de Dios.
En
la Biblia existen varios relatos bíblicos que muestran que a veces se quemaban
cuerpos o huesos de personas muertas
2Cronicas 34:4-5 Ordenó que demolieran los altares de Baal y que derribaran los
altares del incienso que había encima. También se aseguró de que despedazaran
los postes dedicados a la diosa Asera, los ídolos tallados y las imágenes
fundidas, y que los pedazos fueran esparcidos sobre las tumbas de aquellos que
les habían ofrecido sacrificios. Quemó los huesos de los sacerdotes paganos
sobre sus propios altares, y de esta manera purificó a Judá y a Jerusalén.
Cuando
leemos estos versículos se podría indicar que tales personas no merecían
un entierro digno.
Pero
no siempre tenía ese significado.
Tomemos
como ejemplo el relato de la muerte del rey Saúl y sus tres hijos.
Todos
ellos murieron luchando contra los filisteos.
Uno
de los hijos fue Jonatán, el amigo
leal de David.
Cuando
unos valientes israelitas que vivían en Jabés-galaad se enteraron de la triste
noticia, recuperaron los cuatro cadáveres, los quemaron y enterraron los
huesos.
Más
tarde, David los alabó por lo que hicieron. Leamos:
1Samuel
31:1-2 Ahora bien, los filisteos atacaron
a Israel, y los hombres de Israel huyeron ante ellos. Mataron a muchos en las
laderas del monte Gilboa. Los filisteos cercaron a Saúl y a sus hijos, y
mataron a tres de ellos: Jonatán, Abinadab y Malquisúa.
1Samuel 31:8-13 Al día siguiente, cuando los filisteos salieron a despojar a los
muertos, encontraron los cuerpos de Saúl y de sus tres hijos en el monte
Gilboa. Entonces le cortaron la cabeza a Saúl y le quitaron su armadura. Luego
proclamaron las buenas noticias de la muerte de Saúl en su templo pagano y a la
gente en toda la tierra de Filistea. Pusieron su armadura en el templo de
Astarot, y colgaron su cuerpo en la muralla de la ciudad de Bet-sán. Pero
cuando el pueblo de Jabes de Galaad se enteró de lo que los filisteos le habían
hecho a Saúl, todos los valientes guerreros viajaron toda la noche hasta
Bet-sán y bajaron los cuerpos de Saúl y de sus hijos de la muralla. Llevaron
los cuerpos a Jabes, donde los incineraron. Luego tomaron los huesos y los
enterraron debajo del árbol de tamarisco en Jabes y ayunaron por siete días.
2Samuel 2:4-6 Después llegaron los hombres de Judá y ungieron a David rey del
pueblo de Judá. Cuando David se enteró de que los hombres de Jabes de Galaad
habían enterrado a Saúl, les envió el siguiente mensaje: «Que el SEÑOR los
bendiga por haber sido tan leales a su señor Saúl y por haberle dado un
entierro digno. ¡Que el SEÑOR, a cambio, sea leal a ustedes y los recompense
con su amor inagotable! Yo también los recompensaré por lo que han hecho.
Tenga muy en
cuenta que la esperanza bíblica para los muertos es la resurrección.
Esto
quiere decir que Dios devuelva a la persona a la vida, mediante su Eterno
Poder.
Tanto
si su cadáver es cremado como si no, Jehová es perfectamente capaz de
resucitarlo con un cuerpo nuevo.
Lo mismo
puede decirse de los cristianos leales que murieron y fueron cremados en los
campos de concentración nazis.
Y hay
siervos leales de Dios que han perdido la vida en explosiones o de otros modos
sin que haya quedado ni rastro de su cadáver.
Sin
embargo, su resurrección está garantizada.
Apocalipsis 20:13-15 El mar entregó sus muertos, y la muerte y la tumba* también
entregaron sus muertos; y todos fueron juzgados según lo que habían hecho.
Entonces la muerte y la tumba fueron lanzadas al lago de fuego. Este lago de
fuego es la segunda muerte. Y todo el que no tenía su nombre registrado en el
Libro de la Vida fue lanzado al lago de fuego.
Jehová
no tiene que reunir los restos de alguien para poder resucitarlo.
Prueba
de ello es la resurrección en los cielos de los cristianos ungidos.
Por
lo tanto, recurrir o no a la cremación es una decisión personal o
familiar.
Pero
nos preguntamos: ¿podemos considerar que al tomar
una decisión como la cremación de un cuerpo ya fallecido, estamos nosotros
obrando en pecado?
Muchos
cristianos y no cristianos al momento de hacer preparativos para su muerte, se
preguntan si la cremación es una alternativa para ellos.
Se
preguntan: ¿Estoy
pecando al pedir que me cremen?
O les
aterra pensar: ¿Le
estaré fallando a Jesús?
Podrían
recordar que incluso algunas denominaciones “cristianas” han prohibido cremar
en el pasado y esto les hace titubear.
Estas
son denominaciones extremistas, ecuménicas, que viven en un ámbito de
sensacionalismo y que son carentes de un fundamento bíblico.
Pero
entonces surge la pregunta: ¿La iglesia está en contra de cremar un cuerpo fallecido?
El
hecho es que estas personas No entienden, porque no Leen la palabra de Dios.
Por no leer y no comprender la
Santa Escritura de la Palabra de Dios, es que hay diversas posturas en contra y
a favor de la cremación de un cuerpo humano fallecido.
Pero,
analicemos lo que está en juego a ver si podremos tomar una decisión sabia con
relación a este tema, para que podamos todos descansar en paz.
Primero
tenemos que decir: ¿De qué depende si vamos a estar con el Señor?
Dice
la Biblia en Efesios 2:8-9 Dios los salvó por su gracia cuando creyeron.
Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. La salvación no
es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de
nosotros puede jactarse de ser salvo.
Si partimos de esta premisa, no hay nada que
podamos hacer para ser salvos.
Dios
lo hizo solo y nos regaló una estadía eterna junto a Él cuándo Jesús venció en
la cruz y fue levantado al tercer día.
Entonces podemos sepultar, cremar, momificar, embalsamar porque
de eso no depende nuestra salvación.
Pero ¿Qué es lo que Dios observa realmente en una persona antes
de fallecer?
Si
nos dejamos llevar por Proverbios 4:23 encontramos
esto:
“Sobre todas las cosas cuida tu
corazón, porque este determina el rumbo de tu vida.”
Dios
está pendiente a las decisiones, intenciones y la condición de nuestro corazón
porque es este el que determinara el rumbo que realmente tomaremos.
Entonces,
¿cuál debe
ser el factor determinante?
¿El haber
cremado a un ser ya fallecido?, o ¿el corazón de ese ser antes de morir?
La verdad, es el Corazón.
No
importa la manera como una persona muera, lo que determinara el rumbo hacia
donde ira, es su Corazón.
Así
que Dios podrá levantar a esa persona, no importando el estado en que murió.
Y lo
hará para vida eterna o condenación.
Pero
esto lo determina el corazón de esta persona.
El cremar un cuerpo fallecido,
no implica nada en lo absoluto hacia dónde va esa persona.
Lo
que si implica es darle fin a un negocio terrenal, donde estando la persona
muerta esta es obligada a pagar por ser enterrada.
La manera como muera una persona, no es problema para Dios.
Porque
Dios tomará esos restos y resucitará a esa persona en cuerpo glorificado, como
hizo con Jesús.
Si no
es así, entonces:
¿Qué pasaría con aquellas personas que fueron calcinadas por
algún accidente?
¿Qué pasaría con los que fueron devorados por leones en el circo
romano por afirmar que Jesucristo es el Señor?
¿Qué pasa con aquellos cuyos cuerpos ya se convirtieron en cenizas?
¿Acaso Dios no podrá levantarles a ellos al último Día?
¿Qué impide que Dios recoja cada molécula de cada cuerpo aunque
haya sido regada por el planeta o por el cosmos?
¿No es Dios lo suficientemente poderoso para hacerlo?
Deje
de estar hablando lo que no es y mucho menos, No minimice usted a Dios.
Ya para Finalizar este mensaje sobre el Sueño Profundo y sobre
la cremación.
Tenemos
que decir que Dios resucitará a esa persona de la manera en que Él lo hará.
Sea
de los huesos o sea de las cenizas.
Dios
es poderoso para hacerlo y quiere hacerlo.
Juan
5:24 y 29 “Les digo la verdad, todos los que escuchan mi
mensaje y creen en Dios, quien me envió, tienen vida eterna. Nunca serán
condenados por sus pecados, pues ya han pasado de la muerte a la vida.” …“y resucitarán. Los que hicieron el bien
resucitarán para gozar de la vida eterna, y los que continuaron en su maldad
resucitarán para sufrir el juicio.”
La cremación No impide en lo absoluto la
resurrección.
La
Biblia enseña claramente que Jehová devolverá la vida a muchos que se han
dormido en la muerte.
Eclesiastés 9:5-10
Porque los vivos
saben que han de morir, pero los muertos no saben nada ni esperan nada, pues su
memoria cae en el olvido. Sus amores, odios y pasiones llegan a su fin, y nunca
más vuelven a tener parte en nada de lo que se hace en esta vida. ¡Anda, come
tu pan con alegría! ¡Bebe tu vino con buen ánimo, que Dios ya se ha agradado de
tus obras! Que sean siempre blancos tus vestidos, y que no falte nunca el
perfume en tus cabellos. Goza de la vida con la mujer amada cada día de la
fugaz existencia que Dios te ha dado en este mundo. ¡Cada uno de tus absurdos
días! Esto es lo que te ha tocado de todos tus afanes en este mundo. Y todo lo
que te venga a la mano, hazlo con todo empeño; porque en el *sepulcro, adonde
te diriges, no hay trabajo ni planes ni conocimiento ni sabiduría.
Juan 5:28-29 "No se asombren de esto,
porque viene la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán
su voz, y saldrán de allí. Los que han
hecho el bien resucitarán para tener vida,
pero los que han practicado el mal resucitarán para ser juzgados.
Sin
importar si un cuerpo ha sido sepultado, incinerado, tragado por el mar,
devorado por fieras o hasta desintegrado por una explosión atómica, el Dios
todopoderoso cumplirá su promesa.
La Biblia no prescribe específicamente cómo hay que
deshacerse de los cadáveres, y Jehová no condena la cremación.
Eso
sí: Los
funerales deben realizarse con dignidad y respeto.
Puede
que las costumbres funerarias locales influyan a la hora de decidir qué hacer
con el cuerpo de uno o el de un ser querido.
Aparte
de estas consideraciones, la cremación es un asunto personal que implica
exclusivamente a la familia y a nadie más.
Lo importante aquí es que usted no se sienta culpable porque no
estaba de acuerdo con una cremación.
Lo
importante es que usted ponga su corazón en manos de tu Señor Jesús y sabrás
que tienes vida eterna junto a Él.
1Juan 5:11-13
Y el testimonio es
éste: que Dios nos ha dado vida eterna,
y esa vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. Les escribo estas cosas a
ustedes que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna.
Escuche
esto: Los detalles minúsculos de lo que sucederá con tu cuerpo no vienen al
caso, sino a quien decidiste creer mientras vivías.
Examina
tu corazón, porque se fiel y obediente en todo a la Palabra de Dios y sométete
a su voluntad, porque el rumbo de tu vida terrenal, para la otra espiritual, lo
determina tu corazón.
Gracia y Paz.
Pastor y Administrador, Rogers
Infante.
Que Dios los bendiga.