LA LUCHA, LA
PETICION, EL EQUILIBRIO Y LA GRATITUD
Padre Celestial y
Justiciero, con tu Palabra me muestras que la guerra no es contra las personas
sino que es una guerra espiritual, donde debo tomar las armas espirituales que
me diste cuando recibí a cristo en mi corazón para siempre. Ayúdame a actuar en
amor y sabiduría con mi prójimo. Amén.
Efesios 6:10-19 Una palabra final: sean fuertes en el Señor y en su gran poder. Pónganse
toda la armadura de Dios para poder mantenerse firmes contra todas las
estrategias del diablo. Pues no luchamos* contra enemigos de carne y hueso,
sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra
fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los
lugares celestiales. Por lo tanto, pónganse todas las piezas de la armadura de
Dios para poder resistir al enemigo en el tiempo del mal. Así, después de la
batalla, todavía seguirán de pie, firmes. Defiendan su posición, poniéndose el
cinturón de la verdad y la coraza de la justicia de Dios. Pónganse como calzado
la paz que proviene de la Buena Noticia a fin de estar completamente
preparados.* Además de todo eso, levanten el escudo de la fe para detener las
flechas encendidas del diablo.* Pónganse la salvación como casco y tomen la
espada del Espíritu, la cual es la palabra de Dios. Oren en el Espíritu en todo
momento y en toda ocasión. Manténganse alerta y sean persistentes en sus
oraciones por todos los creyentes en todas partes.* Y oren también por mí.
Pídanle a Dios que me dé las palabras adecuadas para poder explicar con valor
su misterioso plan: que la Buena Noticia es para judíos y gentiles* por igual.*
Cuando leemos un
versículo como estos, podemos saber que allá afuera hay un mundo espiritual
invisible que muchos ignoran pero que es determinante en nuestra vida y
relaciones con los demás.
Por eso es muy
importante que cuando tenemos conflictos con alguna persona, pensamos muchas
veces que tenemos la perspectiva de que es la persona en sí es la que nos está
atacando, cuando realmente en el trasfondo de esas luchas humanas existen la
influencia de seres espirituales, tales como ángeles caídos y demonios, que si
no estamos bien sedimentados en Cristo, estos demonios espirituales traen un
propósito el cual es matarnos, robarnos y al final destruirnos.
Cuando leemos la
poderosa palabra de Dios, podemos ver y analizar que en los evangelios está
escrito, como El Señor Jesucristo desenmascaró a Satanás y a estos seres, y en
su gran poder y amor liberó a muchas personas.
Los
líderes espirituales hoy en día tenemos ese poder, de liberación.
La cuestión es que
muchas personas acuden a sus líderes espirituales solo por curiosidad y no
verdaderamente por el creer.
Estos
siempre están creando dudas dentro de sí mismo en referente a lo espiritual.
Esto
sucede porque dudan del poder soberano de Dios.
Pero
no dudan del poder destructivo de satanás.
Esa es la razón
por la cual muchas personas dudan y dejan de hacer la voluntad de Dios, porque
le temen a satanás y no a Dios.
Cuando
esto ocurre la persona hace lo que bien le conviene a su YO.
Por lo tanto, la
lucha que tenemos, no es en contra de la suegra, ni mis padres, ni mis
hermanos, ni tampoco con nuestros hijos.
Estas personas
pueden perseguirnos, calumniarnos, blasfemar y hacer toda abominación que el
diablo les ponga en sus mentes.
Pero
debemos comprender y analizar que la guerra no es física, sino de tipo espiritual.
Cuando
identificamos la batalla de nuestro adversario, podemos triunfar con las armas
que Dios nos brindó a través de su Hijo Jesús.
Escuche esto que
es muy importante para el cristiano verdadero.
Cuando
tengamos un conflicto con alguna persona, lo primero que debemos hacer es orar
por ella, bendecirla, clamar a Dios por ella, y actuar en sabiduría y amor para
solucionar el conflicto.
Por eso cuando
oramos, debemos poner en nuestra petición, los conflictos para que Dios tome el
control de todo.
Salmo 37:1-9 No te inquietes a causa de los malvados ni tengas envidia de los que
hacen lo malo. Pues como la hierba, pronto se desvanecen; como las flores de
primavera, pronto se marchitan. Confía en el SEÑOR y haz el bien; entonces
vivirás seguro en la tierra y prosperarás. Deléitate en el SEÑOR, y él te
concederá los deseos de tu corazón. Entrega al SEÑOR todo lo que haces; confía
en él, y él te ayudará. Él hará resplandecer tu inocencia como el amanecer, y
la justicia de tu causa brillará como el sol de mediodía. Quédate quieto en la
presencia del SEÑOR, y espera con paciencia a que él actúe. No te inquietes por
la gente mala que prospera, ni te preocupes por sus perversas maquinaciones. ¡Ya
no sigas enojado! ¡Deja a un lado tu ira! No pierdas los estribos, que eso sólo
trae daño. Pues los perversos serán destruidos, pero los que confían en el
SEÑOR poseerán la tierra.
Ahora te pregunto:
¿Cuáles
son tus anhelos?
¿Qué
cosas deseas o estás esperando que se cumplan en tu vida?
Tenga presente lo
que le voy a decir, entre más alineamos nuestra mente a la palabra de Dios, y a
su santa voluntad, tendremos las peticiones que le formulamos por medio de la
oración.
Para esto debemos ser fieles y obedientes en todo.
Ahora,
no se trata de pedir por pedir, si no de pedir de acuerdo a su voluntad.
Dios se agrada en
que le pidamos, pues esto denota nuestra total dependencia de su provisión.
Esto
nos lleva a la siguiente pregunta.
¿Estamos
buscando al proveedor o a su provisión?
Si nos deleitamos
en el conocimiento de aquel que nos llamó de la oscuridad a la luz, entonces
tendremos lo que pedimos, pues nos deleitamos en El, no en nuestros propios
deseos egoístas.
Como el mismo
Señor Jesucristo nos enseñó en Juan 4:34,
Juan 4:34 Entonces Jesús explicó: —Mi alimento
consiste en hacer la voluntad de Dios, quien me envió, y en terminar su obra.
En otras palabras,
Jesús no vino a brincar, ni a revolcarse en el piso, ni mucho menos hablo un
lenguaje demoniaco.
Él vino hacer y mostrarnos la
voluntad de Dios Padre.
Él vino a culminar la obra de Dios
Padre.
Por eso tomemos
esta misma actitud frente a lo que anhelamos y pedimos, ya que según como
esté mi corazón así será mi petición y así mismo la respuesta de parte del
Señor.
Para eso debemos tener un total
equilibrio.
Efesios 4:22-27 desháganse de su vieja naturaleza pecaminosa y de su antigua manera de
vivir, que está corrompida por la sensualidad y el engaño. Y, en cambio, dejen
que el Espíritu les renueve los pensamientos y las actitudes. Pónganse la nueva
naturaleza, creada para ser a la semejanza de Dios, quien es verdaderamente
justo y santo. Así que dejen de decir mentiras. Digamos siempre la verdad a
todos porque nosotros somos miembros de un mismo cuerpo. Además, «no pequen al
dejar que el enojo los controle»*. No permitan que el sol se ponga mientras
siguen enojados, porque el enojo da lugar al diablo.
Es inevitable
enojarse, pero la Palabra de Dios nos enseña que esto debe durar un momento
pero no mantenernos enojados siempre.
Jesús,
el Hijo de Dios Padre, nos enseñó que si tenemos algo en contra de nuestro
prójimo, vayamos primero y solucionemos, para que haya paz en nuestro corazón y
luego volvamos a ofrecer la ofrenda a Dios.
Por eso hay que
presentarse sin orgullo ante el altar del señor, haciendo las paces con nuestro
prójimo.
Es decir, Que mi relación con Dios es afectada directamente si
tengo conflictos con mi hermano o mi prójimo.
El Apóstol
verdadero Santiago, del siglo primero y que jamás tendrá reemplazo actualmente,
por medio del Espíritu Santo, nos invita a tener un carácter equilibrado como
el de Cristo, a ser tardo para hablar, lento para enojarse.
Santiago 1:19-26 Mis amados hermanos, quiero que entiendan lo siguiente: todos ustedes
deben ser rápidos para escuchar, lentos para hablar y lentos para enojarse. El
enojo humano* no produce la rectitud* que Dios desea. Así que quiten de su vida
todo lo malo y lo sucio, y acepten con humildad la palabra que Dios les ha
sembrado en el corazón, porque tiene el poder para salvar su alma. Pero no sólo
escuchen la palabra de Dios, tienen que ponerla en práctica. De lo contrario,
solamente se engañan a sí mismos. Pues, si escuchas la palabra pero no la
obedeces, sería como ver tu cara en un espejo. Te ves a ti mismo, luego te
alejas y te olvidas cómo eres. Pero, si miras atentamente en la ley perfecta
que te hace libre y si la pones en práctica y no olvidas lo que escuchaste, entonces
Dios te bendecirá por tu obediencia. Si afirmas ser religioso pero no controlas
tu lengua, te engañas a ti mismo y tu religión no vale nada.
La Biblia
claramente enseña que el enojo conduce al mal por esto se debe refrenar.
Salmo 37:8 ¡Ya no sigas
enojado! ¡Deja a un lado tu ira! No pierdas los estribos, que eso sólo trae
daño.
En
otras palabras: es como si abriéramos una puerta para que el enemigo entre libremente
a hacer brotar una raíz de amargura en nuestro corazón.
Hebreos 12:14-17 Esfuércense
por vivir en paz con todos y procuren llevar una vida santa, porque los que no
son santos no verán al Señor. Cuídense unos a otros, para que ninguno de
ustedes deje de recibir la gracia de Dios. Tengan cuidado de que no brote
ninguna raíz venenosa de amargura, la cual los trastorne a ustedes y envenene a
muchos. Asegúrense de que ninguno sea inmoral ni profano como Esaú, que cambió
sus derechos de primer hijo varón por un simple plato de comida. Ustedes saben
que después, cuando quiso recibir la bendición de su padre, fue rechazado. Ya
era demasiado tarde para arrepentirse, a pesar de que suplicó con lágrimas
amargas.
Iglesia, para
terminar quiero decirles esto:
Nunca permitas que
un conflicto dure más de un día.
Si está en
nuestras manos solucionarlo, debemos primero ir al lugar donde nos congregamos,
presentarnos ante el altar del Señor, orar, presentarle una ofrenda agradable y
perfecta, luego ser obedientes y diligentes para colocarnos en paz con nuestro
hermano.
Siga ese orden y
recuerde que Jesús murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores; sin
merecerlo Él nos amó primero.
Eso se llama
Gratitud.
Hebreos 13:5-8 No amen el dinero; estén contentos con lo que tienen, pues Dios ha
dicho: «Nunca te fallaré. Jamás te abandonaré»*. Así que podemos decir con toda
confianza: «El SEÑOR es quien me ayuda, por eso no tendré miedo. ¿Qué me puede
hacer un simple mortal?»*. Acuérdense de los líderes que les enseñaron la
palabra de Dios. Piensen en todo lo bueno que haya resultado de su vida y sigan
el ejemplo de su fe. Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre.
Escuche esto y ya
término.
En un mundo que
invita a acumular cosas materiales, a gastar en placeres, a gastar el tiempo y
el dinero en obtener "riquezas", nadie está conforme con lo que
tiene, sino que concentra todos los recursos en cosas que se desgastan con el
tiempo y que son hurtadas por ladrones.
Mateo 6:19-25 »No almacenes
tesoros aquí en la tierra, donde las polillas se los comen y el óxido los
destruye, y donde los ladrones entran y roban. Almacena tus tesoros en el
cielo, donde las polillas y el óxido no pueden destruir, y los ladrones no
entran a robar. Donde esté tu tesoro, allí estarán también los deseos de tu
corazón. »Tu ojo es una lámpara que da luz a tu cuerpo. Cuando tu ojo es bueno,
todo tu cuerpo está lleno de luz. Pero, cuando tu ojo es malo, todo tu cuerpo
está lleno de oscuridad. Y si la luz que crees tener en realidad es oscuridad,
¡qué densa es esa oscuridad! »Nadie puede servir a dos amos. Pues odiará a uno
y amará al otro; será leal a uno y despreciará al otro. No se puede servir a
Dios y al dinero. »Por eso les digo que no se preocupen por la vida diaria, si
tendrán suficiente alimento y bebida, o suficiente ropa para vestirse. ¿Acaso
no es la vida más que la comida y el cuerpo más que la ropa?
Es cierto que
debemos ser administradores diligentes de lo que Dios nos ha dado.
Pero nuestro corazón no debe estar en
las bendiciones sino en el dador de ellas.
No es conformismo
ser agradecido con lo que tenemos, es gratitud.
Pero si nos
subimos en el tren de los afanes, que nos invita el sistema del mundo
actualmente, no seremos más que esclavos de las riquezas, deudores a cambio de
cosas que se desvanecen como la arena en nuestras manos.
Usted y yo, podemos
estar tranquilos de que por nuestra obediencia y fidelidad, Dios nos provee
todo lo que necesitamos.
Él siempre será
fiel y nos da abundantemente sin andar desesperados y con angustia.
Proverbios 30:8-16, nos enseña a
manejar equilibradamente nuestra economía, a confiar en Dios siendo prudentes
con el dinero y a ser prudente y no maldecir.
Proverbios 30:8-16 Primero,
ayúdame a no mentir jamás. Segundo, ¡no me des pobreza ni riqueza! Dame sólo lo
suficiente para satisfacer mis necesidades. Pues si me hago rico, podría
negarte y decir: «¿Quién es el SEÑOR?». Y si soy demasiado pobre, podría robar
y así ofender el santo nombre de Dios. Nunca difames al empleado ante su
patrón, porque te maldecirá, y sufrirás las consecuencias. Algunas personas
maldicen a su padre y no son agradecidos con su madre. Se consideran puros en
su propia opinión, pero están sucios y no se han lavado. Contemplan a su alrededor
con soberbia y miran a otros con desdén. Tienen los dientes como espadas y los
colmillos como cuchillos. Devoran al pobre de la tierra y a los necesitados de
entre la humanidad. La sanguijuela tiene dos bocas que chupan, y gritan: «¡Más,
más!».* Hay tres cosas que nunca se sacian; no, son cuatro las que nunca dicen
«¡basta!»: la tumba,* la matriz estéril, el desierto árido, y el fuego
abrasador.
Apreciados
hermanos, cuando somos Fieles y Obedientes ante Dios, Él suplirá hoy, todo lo
que nos falte conforme a las riquezas que tenemos en Cristo, su Hijo Amado.
Gracia y Paz.
Pastor y Administrador, Rogers Infante.
Que
Dios te bendiga.
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