BIENVENIDOS

Gracia y Paz en Cristo Jesús, Amados, soy el Pr. Rogers Infante. Discípulo de la obra de Dios, Promotor y fundador de la Iglesia Cristiana Palabra y Amor. Doy gracias a Dios por la posibilidad que nos da, de poder llevar su evangelio por medio de la palabra escrita a todos sus hogares y sitio de trabajo. Con la intención de poder compartirlos con todos ustedes ya que está en evidencia la gran necesidad de contar con material netamente de evangelización, que sirviera para llegarles en forma de mensajes. Muchas almas han encontrado a Cristo, por este medio, cuyo fin, es que la "palabra de Dios corra y sea glorificada" (2 Ts 3:1). Amados, la venida de Nuestro Señor Jesucristo a buscar a su iglesia, esta cerca. Por tal motivo el enemigo de las almas, Satanás, aprovechará en este último tiempo para engañar a cuantos pueda en este mundo; lo cual la Biblia nos advierte que no ignoremos sus maquinaciones. (2Co.2:11). Vivimos una era de engaños, donde se predica un falso evangelio facilista y meramente emocional. Además de otras ciertas doctrinas ortodoxas de la cristiandad, debemos estar alertados de estos lobos rapaces disfrazados de ovejas y que por dentro son unos Anatemas que venden el evangelio de JESÚS, La doctrina del "arrepentimiento de pecados" es rara vez predicada como se debe. La salvación por gracia se ha desvirtuado y las perdiciones son basadas en discursos que tienen mucho de sensacionalismo, pero carentes de fundamento bíblico vital para la genuina conversión de las almas. (Heb.4:12).Por tal motivo es necesario, predicar un evangelio fiel a la Biblia. Tu testimonio personal y tu vida de consagración a los pies de Cristo, es el arma más poderosa, para llevar la palabra de Dios.

¡Que tu vida, y la mía, sean solo para LA GLORIA DE DIOS!

jueves, 24 de agosto de 2017

EL SUEÑO PROFUNDO


EL SUEÑO PROFUNDO
Por el Pastor y Administrador, Rogers Infante
Hoy he decidido realizar un mensaje poco común, pero de gran importancia para todos aquellos que creemos en la palabra de Dios.
Un mensaje divino donde nos involucra a cada uno de los presentes.

Este quizás es un tiempo para que reflexionemos la manera de como estamos llevando nuestra vida y como debemos actuar si no tenemos un conocimiento bíblico para no entrar en pánico.

En Génesis 2:7 se registra la creación del hombre en el principio.
Dice la palabra: Dios formó al hombre del polvo de la tierra. Sopló aliento de vida en la nariz del hombre, y el hombre se convirtió en un ser viviente.
Dios puso aliento de vida para formar un alma del polvo.
Es como una ecuación: Polvo + Aliento de vida = Ser Viviente. (Alma)

Pero muchas veces nos preguntamos:
¿Por qué tenemos que morir?
¿Por qué Dios permite que pasen algunas situaciones difíciles de entender?,
¿Por qué Dios guarda silencio? ¿Por qué Dios no hace nada?
Posiblemente usted ha escuchado estas preguntas.
Y es que hasta cierto punto es difícil de entender porque pasan algunas cosas que nosotros consideramos que no tendrían que pasar.
Es decir: Quisiéramos que las cosas fueran como nosotros queremos que sean y no como son.
Pero la realidad del asunto es que indiscutiblemente todos nosotros pasaremos a ese Sueño profundo, si Cristo no viene antes.

La palabra de Dios dice:
Hebreos 9:27-28 Y así como cada persona está destinada a morir una sola vez y después vendrá el juicio, así también Cristo murió en sacrificio una sola vez y para siempre, a fin de quitar los pecados de muchas personas. Cristo vendrá otra vez, no para ocuparse de nuestros pecados, sino para traer salvación a todos los que esperan con anhelo su venida.

El vendrá, ¿Pero qué sucede con el alma cuando morimos?
El Alma simplemente deja de ser hasta que Jesús el Hijo de Dios, vuelva por segunda vez y coloque los elementos todos juntos nuevamente.
En ese momento el polvo y el aliento de vida son reunidos para que posteriormente se forme una vida, un alma viviente, pero para la eternidad.

El libro de Eclesiastés dice:
Eclesiastés 12:6-7 Sí, acuérdate de tu Creador ahora que eres joven, antes de que se rompa el cordón de plata de la vida y se quiebre la vasija de oro. No esperes hasta que la jarra de agua se haga pedazos contra la fuente y la polea se rompa en el pozo. Pues ese día el polvo volverá a la tierra, y el espíritu regresará a Dios, que fue quien lo dio.
En otras palabras: El cuerpo vuelve al polvo y el espíritu (o aliento de vida) vuelve a Dios.

Salmos 146:4 Ellos, al dar su último suspiro, vuelven al polvo, y todos sus planes mueren con ellos.
La palabra de Dios, nos dice claramente que al morir estamos en un proceso de Sueño profundo, donde no sabemos nada.
Simplemente Dormimos profundamente esperando el día glorioso que nuestro Señor y Salvador Jesucristo venga por su gente.
A veces nos preguntamos:

¿Pero que sucede con el alma o cuerpo de una persona que ha fallecido y ha sido cremada?
¿Qué nos puede decir la palabra de Dios referente a eso?
Cuando leemos la poderosa palabra de Dios, podemos analizar e incluso decir que en el Antiguo Testamento existen indicios de personas que fueron quemadas al morir, y de huesos humanos siendo incinerados, pero ninguno de estos son ejemplos de cremación.
1Reyes 16:18 Cuando Zimri vio que la ciudad había sido tomada, entró en la ciudadela del palacio, estando él adentro le prendió fuego y murió entre las llamas.

¿Es la cremación algo que pueda considerar un cristiano?
Nuevamente, no existe mandamiento en las Escrituras en contra de la cremación.
Algunos creyentes objetan la práctica de la cremación, sobre la base de que no se toma en consideración que un día Dios resucitará los cuerpos y los reunirá con nuestras almas.
1Corintios 15:35-54 Pero alguien podría preguntar: «¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Qué clase de cuerpos tendrán?». ¡Qué pregunta tan tonta! Cuando pones una semilla en la tierra, no crece y llega a ser una planta a menos que muera primero. Y lo que pones en el suelo no es la planta que crecerá sino tan sólo una simple semilla de trigo o de lo que estés sembrando. Luego Dios le da el cuerpo nuevo que él quiere que tenga. De cada clase de semilla crece una planta diferente. De modo parecido, hay diferentes clases de carne: una para los humanos, otra para los animales, otra para las aves y otra para los peces. También hay cuerpos en los cielos y cuerpos sobre la tierra. La gloria de los cuerpos celestiales es diferente de la gloria de los cuerpos terrenales. El sol tiene una clase de gloria, mientras que la luna tiene otra y las estrellas tienen otra. Y hasta las estrellas se diferencian unas de otras por la gloria de cada una. Lo mismo sucede con la resurrección de los muertos. Cuando morimos, nuestros cuerpos terrenales son plantados en la tierra, pero serán resucitados para que vivan por siempre. Nuestros cuerpos son enterrados en deshonra, pero serán resucitados en gloria. Son enterrados en debilidad, pero serán resucitados en fuerza. Son enterrados como cuerpos humanos naturales, pero serán resucitados como cuerpos espirituales.
Permíteme ser un paréntesis aquí para poder explicar estos versículos que podrían prestarse para confusión.
1Corintios 15:42-44 explica que el cuerpo de la resurrección no estará sujeto a la muerte; será bello y perfecto.
Es decir que  tendrá capacidades ilimitadas desconocidas en este mundo.
Y que además estará adaptado para la vida en el reino espiritual.
Un cuerpo espiritual no es un cuerpo inmaterial, sino uno adaptado a las realidades de la era por venir.
El cuerpo resucitado será nuestro verdadero cuerpo transformado, porque aquello que se siembra o se entierra es lo que resucitará.

(45-54) Pues, así como hay cuerpos naturales, también hay cuerpos espirituales. Las Escrituras nos dicen: «El primer hombre, Adán, se convirtió en ser viviente»*. Pero el último Adán —es decir, Cristo —es un Espíritu que da vida. Lo que primero viene es el cuerpo natural, y más tarde viene el cuerpo espiritual. Adán, el primer hombre, fue formado del polvo de la tierra, mientras que Cristo, el segundo hombre, vino del cielo. Los que son terrenales son como el hombre terrenal, y los que son celestiales son como el hombre celestial. Al igual que ahora somos como el hombre terrenal, algún día seremos como* el hombre celestial. Lo que les digo, amados hermanos, es que nuestros cuerpos físicos no pueden heredar el reino de Dios. Estos cuerpos que mueren no pueden heredar lo que durará para siempre. Pero permítanme revelarles un secreto maravilloso. ¡No todos moriremos, pero todos seremos transformados! Sucederá en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando se toque la trompeta final. Pues, cuando suene la trompeta, los que hayan muerto resucitarán para vivir por siempre. Y nosotros, los que estemos vivos también seremos transformados.

Cuando leemos esto podemos ver que esto puede ser el caso con algunas personas.
Sin embargo, el hecho de que el cuerpo de una persona difunta haya sido cremado, esto no representa en lo absoluto ninguna dificultad para que Dios los resucite.

Los cuerpos de los cristianos que murieron hace miles de años, a la fecha se habrán convertido totalmente en polvo.
Esto de ninguna manera evitará que Dios pueda resucitar sus cuerpos.

La cremación no es sino un proceso “práctico” para convertir un cuerpo en polvo.
Dios es igualmente capaz de levantar los restos de una persona que ha sido cremada, tanto como los restos de una persona que no lo fue.
Recuerde y entienda que la cremación se hace en una persona que ya está muerta.
Pero que en el último aliento de vida de esa persona, Dios ya tiene la información de su corazón.
Por consiguiente lo que se cremo, es simplemente un cuerpo sin vida.

La pregunta sobre el entierro o cremación está dentro del terreno de la libertad cristiana.
Una persona, o familia, que esté considerando esta decisión, debe orar por sabiduría, y seguir la convicción que de ello resulte.
Santiago 1:5 Si necesitan sabiduría, pídansela a nuestro generoso Dios, y él se la dará; no los reprenderá por pedirla.
Pero antes de promulgar, o hacer sentir mal a una persona por haber tomado una decisión como esta de la cremación, debemos primero adiestrarnos en la palabra de Dios para no andar diciendo lo que no debemos decir.
No es lo que yo piense, es lo que Dios me dice que debo hace, y porque no lo hago.
Hay personas que están más empeñadas en criticar y opinar en cuestiones que no les incumbe, antes de hacer la voluntad de Dios.
Son expertos en criticar, pero sordos, mudos y ciegos para hacer y cumplir con los compromisos de la palabra de Dios.

En la Biblia existen varios relatos bíblicos que muestran que a veces se quemaban cuerpos o huesos de personas muertas
2Cronicas 34:4-5 Ordenó que demolieran los altares de Baal y que derribaran los altares del incienso que había encima. También se aseguró de que despedazaran los postes dedicados a la diosa Asera, los ídolos tallados y las imágenes fundidas, y que los pedazos fueran esparcidos sobre las tumbas de aquellos que les habían ofrecido sacrificios. Quemó los huesos de los sacerdotes paganos sobre sus propios altares, y de esta manera purificó a Judá y a Jerusalén.
Cuando leemos estos versículos se podría indicar que tales personas no merecían un entierro digno.
Pero no siempre tenía ese significado.
Tomemos como ejemplo el relato de la muerte del rey Saúl y sus tres hijos.
Todos ellos murieron luchando contra los filisteos.
Uno de los hijos fue Jonatán, el amigo leal de David.

Cuando unos valientes israelitas que vivían en Jabés-galaad se enteraron de la triste noticia, recuperaron los cuatro cadáveres, los quemaron y enterraron los huesos.
Más tarde, David los alabó por lo que hicieron. Leamos:
1Samuel 31:1-2 Ahora bien, los filisteos atacaron a Israel, y los hombres de Israel huyeron ante ellos. Mataron a muchos en las laderas del monte Gilboa. Los filisteos cercaron a Saúl y a sus hijos, y mataron a tres de ellos: Jonatán, Abinadab y Malquisúa.

1Samuel 31:8-13 Al día siguiente, cuando los filisteos salieron a despojar a los muertos, encontraron los cuerpos de Saúl y de sus tres hijos en el monte Gilboa. Entonces le cortaron la cabeza a Saúl y le quitaron su armadura. Luego proclamaron las buenas noticias de la muerte de Saúl en su templo pagano y a la gente en toda la tierra de Filistea. Pusieron su armadura en el templo de Astarot, y colgaron su cuerpo en la muralla de la ciudad de Bet-sán. Pero cuando el pueblo de Jabes de Galaad se enteró de lo que los filisteos le habían hecho a Saúl, todos los valientes guerreros viajaron toda la noche hasta Bet-sán y bajaron los cuerpos de Saúl y de sus hijos de la muralla. Llevaron los cuerpos a Jabes, donde los incineraron. Luego tomaron los huesos y los enterraron debajo del árbol de tamarisco en Jabes y ayunaron por siete días.

2Samuel 2:4-6 Después llegaron los hombres de Judá y ungieron a David rey del pueblo de Judá. Cuando David se enteró de que los hombres de Jabes de Galaad habían enterrado a Saúl, les envió el siguiente mensaje: «Que el SEÑOR los bendiga por haber sido tan leales a su señor Saúl y por haberle dado un entierro digno. ¡Que el SEÑOR, a cambio, sea leal a ustedes y los recompense con su amor inagotable! Yo también los recompensaré por lo que han hecho.

Tenga muy en cuenta que la esperanza bíblica para los muertos es la resurrección.
Esto quiere decir que Dios devuelva a la persona a la vida, mediante su Eterno Poder.
Tanto si su cadáver es cremado como si no, Jehová es perfectamente capaz de resucitarlo con un cuerpo nuevo.

Lo mismo puede decirse de los cristianos leales que murieron y fueron cremados en los campos de concentración nazis.
Y hay siervos leales de Dios que han perdido la vida en explosiones o de otros modos sin que haya quedado ni rastro de su cadáver.
Sin embargo, su resurrección está garantizada.
Apocalipsis 20:13-15 El mar entregó sus muertos, y la muerte y la tumba* también entregaron sus muertos; y todos fueron juzgados según lo que habían hecho. Entonces la muerte y la tumba fueron lanzadas al lago de fuego. Este lago de fuego es la segunda muerte. Y todo el que no tenía su nombre registrado en el Libro de la Vida fue lanzado al lago de fuego.

Jehová no tiene que reunir los restos de alguien para poder resucitarlo.
Prueba de ello es la resurrección en los cielos de los cristianos ungidos.
Por lo tanto, recurrir o no a la cremación es una decisión personal o familiar.

Pero nos preguntamos: ¿podemos considerar que al tomar una decisión como la cremación de un cuerpo ya fallecido, estamos nosotros obrando en pecado?

Muchos cristianos y no cristianos al momento de hacer preparativos para su muerte, se preguntan si la cremación es una alternativa para ellos.
Se preguntan: ¿Estoy pecando al pedir que me cremen?
O les aterra pensar: ¿Le estaré fallando a Jesús?

Podrían recordar que incluso algunas denominaciones “cristianas” han prohibido cremar en el pasado y esto les hace titubear.
Estas son denominaciones extremistas, ecuménicas, que viven en un ámbito de sensacionalismo y que son carentes de un fundamento bíblico.

Pero entonces surge la pregunta: ¿La iglesia está en contra de cremar un cuerpo fallecido?
El hecho es que estas personas No entienden, porque no Leen la palabra de Dios.

Por no leer y no comprender la Santa Escritura de la Palabra de Dios, es que hay diversas posturas en contra y a favor de la cremación de un cuerpo humano fallecido.

Pero, analicemos lo que está en juego a ver si podremos tomar una decisión sabia con relación a este tema, para que podamos todos descansar en paz.
Primero tenemos que decir: ¿De qué depende si vamos a estar con el Señor? 
Dice la Biblia en Efesios 2:8-9 Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo.

Si partimos de esta premisa, no hay nada que podamos hacer para ser salvos.
Dios lo hizo solo y nos regaló una estadía eterna junto a Él cuándo Jesús venció en la cruz y fue levantado al tercer día.
Entonces podemos sepultar, cremar, momificar, embalsamar porque de eso no depende nuestra salvación.

Pero ¿Qué es lo que Dios observa realmente en una persona antes de fallecer?

Si nos dejamos llevar por Proverbios 4:23 encontramos esto:
“Sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque este determina el rumbo de tu vida.”

Dios está pendiente a las decisiones, intenciones y la condición de nuestro corazón porque es este el que determinara el rumbo que realmente tomaremos.
Entonces, ¿cuál debe ser el factor determinante?
¿El haber cremado a un ser ya fallecido?, o ¿el corazón de ese ser antes de morir?
La verdad, es el Corazón.

No importa la manera como una persona muera, lo que determinara el rumbo hacia donde ira, es su Corazón.
Así que Dios podrá levantar a esa persona, no importando el estado en que murió.
Y lo hará para vida eterna o condenación.
Pero esto lo determina el corazón de esta persona.

El cremar un cuerpo fallecido, no implica nada en lo absoluto hacia dónde va esa persona.
Lo que si implica es darle fin a un negocio terrenal, donde estando la persona muerta esta es obligada a pagar por ser enterrada.

La manera como muera una persona, no es problema para Dios.
Porque Dios tomará esos restos y resucitará a esa persona en cuerpo glorificado, como hizo con Jesús.
Si no es así, entonces:
¿Qué pasaría con aquellas personas que fueron calcinadas por algún accidente?
¿Qué pasaría con los que fueron devorados por leones en el circo romano por afirmar que Jesucristo es el Señor?
¿Qué pasa con aquellos cuyos cuerpos ya se convirtieron en cenizas?
¿Acaso Dios no podrá levantarles a ellos al último Día?
¿Qué impide que Dios recoja cada molécula de cada cuerpo aunque haya sido regada por el planeta o por el cosmos?
¿No es Dios lo suficientemente poderoso para hacerlo?
Deje de estar hablando lo que no es y mucho menos, No minimice usted a Dios.

 

Ya para Finalizar este mensaje sobre el Sueño Profundo y sobre la cremación.

Tenemos que decir que Dios resucitará a esa persona de la manera en que Él lo hará.
Sea de los huesos o sea de las cenizas.
Dios es poderoso para hacerlo y quiere hacerlo.
Juan 5:24 y 29 “Les digo la verdad, todos los que escuchan mi mensaje y creen en Dios, quien me envió, tienen vida eterna. Nunca serán condenados por sus pecados, pues ya han pasado de la muerte a la vida.”  …“y resucitarán. Los que hicieron el bien resucitarán para gozar de la vida eterna, y los que continuaron en su maldad resucitarán para sufrir el juicio.”

La cremación No impide en lo absoluto la resurrección.
La Biblia enseña claramente que Jehová devolverá la vida a muchos que se han dormido en la muerte.
Eclesiastés 9:5-10  Porque los vivos saben que han de morir, pero los muertos no saben nada ni esperan nada, pues su memoria cae en el olvido. Sus amores, odios y pasiones llegan a su fin, y nunca más vuelven a tener parte en nada de lo que se hace en esta vida. ¡Anda, come tu pan con alegría! ¡Bebe tu vino con buen ánimo, que Dios ya se ha agradado de tus obras! Que sean siempre blancos tus vestidos, y que no falte nunca el perfume en tus cabellos. Goza de la vida con la mujer amada cada día de la fugaz existencia que Dios te ha dado en este mundo. ¡Cada uno de tus absurdos días! Esto es lo que te ha tocado de todos tus afanes en este mundo. Y todo lo que te venga a la mano, hazlo con todo empeño; porque en el *sepulcro, adonde te diriges, no hay trabajo ni planes ni conocimiento ni sabiduría.

Juan 5:28-29 "No se asombren de esto,  porque viene la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán su voz, y saldrán de allí.  Los que han hecho el bien resucitarán para tener vida,  pero los que han practicado el mal resucitarán para ser juzgados.

Sin importar si un cuerpo ha sido sepultado, incinerado, tragado por el mar, devorado por fieras o hasta desintegrado por una explosión atómica, el Dios todopoderoso cumplirá su promesa.

La Biblia no prescribe específicamente cómo hay que deshacerse de los cadáveres, y Jehová no condena la cremación.
Eso sí: Los funerales deben realizarse con dignidad y respeto.

Puede que las costumbres funerarias locales influyan a la hora de decidir qué hacer con el cuerpo de uno o el de un ser querido.
Aparte de estas consideraciones, la cremación es un asunto personal que implica exclusivamente a la familia y a nadie más.

Lo importante aquí es que usted no se sienta culpable porque no estaba de acuerdo con una cremación.
Lo importante es que usted ponga su corazón en manos de tu Señor Jesús y sabrás que tienes vida eterna junto a Él.
1Juan 5:11-13  Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado vida eterna,  y esa vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo,  tiene la vida;  el que no tiene al Hijo de Dios,  no tiene la vida. Les escribo estas cosas a ustedes que creen en el nombre del Hijo de Dios,  para que sepan que tienen vida eterna.
Escuche esto: Los detalles minúsculos de lo que sucederá con tu cuerpo no vienen al caso, sino a quien decidiste creer mientras vivías.
Examina tu corazón, porque se fiel y obediente en todo a la Palabra de Dios y sométete a su voluntad, porque el rumbo de tu vida terrenal, para la otra espiritual, lo determina tu corazón.
Gracia y Paz.
Pastor y Administrador, Rogers Infante.
Que Dios los bendiga.

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