EL FRUTO DEL ESPIRITU. Pte.3
Mansedumbre
Busquemos en la Palabra de
Dios.
Mateo 5:5 Dios bendice a los que son humildes, (Mansos) porque heredarán toda la
tierra.
Hay una paradoja en el mundo
entre quienes son dichosos según el mundo: rígidos, astutos, ricos, poderosos y
autoritarios.
Y una paradoja
Celestial quienes lo son según Dios: mansos, humildes, apacibles, benévolos,
considerados, obedientes y Fieles.
Muchas personas creen que
ser mansos es una muestra de debilidad, o de timidez o de carencia de espíritu,
pero no es así, es más bien una fortaleza sujeta a control.
En otras
palabras es ser humilde y auto disciplinado.
La Mansedumbre viene del
griego “praús”, quiere decir:
Una persona Apacible, Pacífico,
Humilde.
En otras palabras esto significa ser domados por el Espíritu Santo.
Dicho de otra manera, La Mansedumbre
es Poder, Fuerza, Espíritu, Rudeza bajo control.
Un cristiano
de carácter suave, considerado, modesto, ausente de pretensión y dispuesto a
sufrir ofensas sin reaccionar y que tiene una respuesta blanda, sin ira, es un
discípulo que aprende mansedumbre, se somete y obedece a Dios.
Jesús es un ejemplo máximo
de mansedumbre, pues se sometió y obedeció radicalmente a Dios y a su voluntad.
Aprendamos de Él:
Mateo 11:29-30 Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque
yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma. Pues mi yugo es fácil de llevar y la carga que les
doy es liviana».
Moisés, antes un hombre
bravío que tuvo que vivir cuarenta años en el desierto para ser controlado por
Dios, se le llamó el más manso sobre la tierra.
Y el apóstol Pablo con un
carácter arrogante y autosuficiente, se sometió a Cristo y obedeció hasta la
muerte.
Esos son ejemplos de mansedumbre.
La mansedumbre
es una virtud del Espíritu Santo y hace a los creyentes bienaventurados porque
conservan el dominio de sus almas.
Es decir: Son personas de un comportamiento
modesto y gentil que ganan almas para el Señor con mansedumbre, honestidad y
verdad.
Esto era lo que pedía el
Apóstol Pablo para las iglesias:
2Corintios 10:1-6 Ahora yo, Pablo, les ruego con la ternura y bondad de Cristo, aunque me
doy cuenta de que piensan que soy tímido en persona y valiente sólo
cuando escribo desde lejos. Pues bien, les
suplico ahora, para que cuando vaya, no tenga que ser atrevido con los que
piensan que actuamos con intenciones humanas. Somos humanos, pero no luchamos
como lo hacen los humanos. *Usamos las armas poderosas de Dios, no las del
mundo, para derribar las fortalezas del razonamiento humano y para destruir
argumentos falsos. Destruimos todo obstáculo de arrogancia que impide que
la gente conozca a Dios. Capturamos los pensamientos rebeldes y enseñamos a las
personas a obedecer a Cristo. Y, una vez que
ustedes lleguen a ser totalmente obedientes, castigaremos a todo el que siga en
desobediencia.
Generalmente la mansedumbre
se desarrolla en un medio hostil, en un campo de batalla espiritual, donde la
estabilidad emocional y la serena fuerza interior son el resultado de la obra
efectuada por el Espíritu Santo en nosotros.
Es decir que en
mansedumbre el espíritu santo nos transforma en instrumentos de bien.
Dice la palabra de Dios que “Los Mansos
heredarán la tierra”.
Es decir:
Que el Señor les otorga un legado.
Que el Señor les da el deseo de sus corazones.
Que el Señor los prospera en su camino y exhibe su
justicia sobre ellos.
Que para el Señor somos los herederos de todo en el
futuro, porque nos deleitamos en su Palabra y en obedecemos a Dios.
Sólo el Espíritu Santo puede
volvernos mansos cuando nos sometemos totalmente a Él.
Y cuando somos mansos,
tenemos templanza.
Templanza
2Timoteo 1:6-9 Por esta razón, te recuerdo que avives el fuego
del don espiritual que Dios te dio cuando te impuse mis manos. Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor
y timidez sino de poder, amor y autodisciplina. Así que nunca te avergüences de contarles a otros acerca de nuestro Señor. Y
tampoco te avergüences de mí, aun cuando estoy preso por él. Con las fuerzas
que Dios te da prepárate para sufrir conmigo a causa de la Buena Noticia. Pues Dios nos salvó y nos llamó para vivir una vida
santa. No lo hizo porque lo mereciéramos, sino porque ése era su plan desde
antes del comienzo del tiempo, para mostrarnos su gracia por medio de Cristo
Jesús.
La necesidad de templanza en
el día de hoy es imperativo.
Los cristianos debemos dar
ejemplo en estos tiempos de violencia, indisciplina, egoísmo, apatía y desorden
moral que amenaza cada día a este planeta.
Debemos ser un
apoyo firme para que otros puedan aferrarse en medio del caos.
Templanza es lo mismo que
dominio propio, viene del griego “egkráteia” y
significa control personal hacia los deseos carnales.
Este dominio no
viene sino por el poder del Espíritu Santo.
Cuando se piensa en
templanza o sobriedad siempre pensamos en el alcohol, pero realmente es el
dominio que debemos tener sobre todos los apetitos carnales que pueden dañar
nuestra vida como la glotonería, la falta de bondad, la chismografía, el
orgullo, la envidia, el mal genio, la gritería, la violencia, los aspectos
sexuales que llevan a la pornografía, lascivia, fornicación, adulterio,
mentiras, tramuyos y tradiciones mundanas. etc.
Es importante
el autocontrol porque cuando permitimos que nos dominen las pasiones los resultados
nos llevan a un círculo vicioso y a nuestra autodestrucción.
Como dice Proverbios
25:28 “Como ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene
rienda”.
Tengamos cuidado con
nosotros mismos, pues a veces tenemos una conciencia muy elástica cuando se
trata de juzgar nuestras propias flaquezas y una conciencia muy estricta cuando
se trata de juzgar las flaquezas de los demás.
Es fácil para
algunos condenar a otro que ocasionalmente se toma una copa de vino, pero jamás
se condenan a sí mismos por su glotonería, mentiras, tramuyos y tradición
mundana.
El falso cristiano le
fascina condenar a los verdaderos cristianos, sin mirarse el mismo su avaricia
o apetito desmedido por las cosas materiales de este mundo.
No podemos
condenar a otros si somos culpables de otras formas de destemplanza.
Pidamos sabiduría al
Espíritu Santo y como Pablo digamos:
1Corintios 9:25-27 Todos los atletas se entrenan con disciplina.
Lo hacen para ganar un premio que se desvanecerá, pero nosotros lo hacemos por un
premio eterno. Por eso yo
corro cada paso con propósito. No sólo doy golpes al aire. Disciplino mi cuerpo como lo hace un atleta, lo entreno
para que haga lo que debe hacer. De lo contrario, temo que, después de
predicarles a otros, yo mismo quede descalificado.
Recordemos que con Cristo
somos más que vencedores.
Tenemos el espíritu de
poder, amor y dominio propio que necesita el mundo, para levantar y ayudar al
que está cautivo en sus pasiones.
Recordemos pues a Gálatas 5:22-23:
"Más el fruto del Espíritu es amor, gozo,
paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales
cosas no hay ley",
Porque si queremos vivir
como verdaderos cristianos nuestro mayor anhelo debería ser crecer en el
carácter de Jesucristo, en obediencia y fidelidad.
Tengamos muy presente que
solo es posible en el poder del Espíritu Santo.
Una de las
funciones del Espíritu Santo es dar la santidad de Dios a nosotros.
Que fuimos
llamados por Dios con el propósito de ser libres de la esclavitud del pecado y
ser personas maduras, desarrolladas conforme a la estatura completa de Cristo.
Y que esta estructura solo
se consigue mediante la obediencia y la fidelidad, ante Dios, Jesús y su
Iglesia.
Cuando
actuamos de esa manera, el fruto aparece en nosotros y es la evidencia de la
llenura del Espíritu Santo.
Cuando una persona después
de recibir al Señor no cambia sino que continua practicando los frutos de la
carne andando en su anterior vida, está despreciando el precioso regalo de Dios
de andar en el poder de su Santo Espíritu.
Y toda calamidad, problemas y enfermedades
recaerán sobre esta persona por su desobediencia.
No podemos pensar por un
momento que el alejarnos de la presencia de Dios, todo va a salir como lo
deseamos. NO.
El alejarnos
de la presencia de Dios, trae consecuencias a nuestra vida personal y a nuestro
entorno.
Por eso el
camino del Espíritu es el único que lleva a la libertad y al amor.
Y el fruto del
Espíritu es la evidencia del carácter espiritual del cristiano.
El Espíritu da vida nueva
que el cristiano debe mostrar en su caminar en este mundo.
De lo contrario, experimentará
una vida espiritual en derrota llevada por sus deseos egocéntricos, totalmente
contrapuestos a lo que Dios quiere para él.
Si interrumpimos
nuestra comunión con Dios por el pecado, será muy difícil mostrar el fruto del
Espíritu.
Por eso es vital
ser llenados por Él, esto sólo se logra si permanecemos en Cristo.
Juan 15:4-5 Permanezcan en mí, y yo
permaneceré en ustedes. Pues una rama no puede producir fruto si la cortan de
la vid, y ustedes tampoco pueden ser fructíferos a menos que permanezcan en mí.
»Ciertamente, yo soy la vid; ustedes son las ramas. Los que permanecen en mí y
yo en ellos producirán mucho fruto porque, separados de mí, no pueden hacer
nada.
Ya para terminar tengamos
muy presente que el secreto de ese permanecer en Cristo, es la obediencia a su
Palabra.
Y cada una de las virtudes
del fruto del Espíritu nos ayudara a formar nuestro carácter a semejanza de la
de Cristo.
Solo así obtendremos bendiciones sobre abundante.
Recuerda ser Fiel y
obediente en todo y veras los resultados.
Gracia y Paz.
Pastor y
Administrador, Rogers Infante.
Que Dios te
bendiga.