LAS BENDICIONES Y LA PAZ PROVIENEN DE MI CONFIANZA EN DIOS.
Isaías 26:3-4 ¡Tú guardarás en perfecta paz a
todos los que confían en ti; a todos los que concentran en ti sus pensamientos!
Confíen siempre en el SEÑOR, porque el SEÑOR DIOS es la Roca eterna.
Gracia y
Paz para todos mis hermanos en la obra de Dios Padre y de su Hijo Jesucristo.
Iglesia,
muchas veces nos creamos ideas erróneas e inconfusas de lo que es Dios, y por
esta razón empezamos a echar a perder las buenas cosas que Dios tiene para cada
uno de nosotros.
En el inicio de este año gregoriano 2019, Dios ha prometido bendiciones
para sus hijos.
Pero están sus hijos sujetos a Él, como para poder alcanzar las bendiciones
que Dios les prometió, o simplemente desean recibirlas sin estar en la obediencia
y fidelidad ante Dios.
Las
bendiciones las recibirán únicamente aquellos que se sometan a Dios y caminen
en obediencia y fidelidad.
Si no lo
cree, búsquelo en su biblia y vera que es así.
Así que deje de estar creyéndole a todo aquel que dice que Dios derramara
bendiciones a todos sin importar que se sometan en la obediencia y la fidelidad
ante Dios.
Porque
eso es blasfemia, y la blasfemia se paga muy cara en la palabra de Dios.
El mundo cree que confiar en Dios es dejar a un lado cualquier recurso
humano o cualquier obligación.
Nosotros como hijos obedientes de Dios, debemos tener un carácter firme que
nos lleve a su presencia, porque solo así no caeremos en los deseos del mundo.
Si
analizamos bien este pasaje de Isaías, podemos encontrar dos factores que Dios propone y nos entrega, ya que él quiere
todo de nosotros.
1) el desea primeramente que seamos
salvos.
Isaías
26:1 En aquel día, todos en la tierra de
Judá cantarán esta canción: ¡Nuestra ciudad es fuerte! Estamos rodeados por las
murallas de la salvación de Dios.
Dígale
a su hermano: Dios ha interpuesto una salvación para mí.
Cuando
hablamos de salvación no solo es del más allá.
Sino que
mirándolo desde el ámbito espiritual podemos ver que se incluye mucho más que
eso.
Y la
razón es que esa salvación comenzamos a disfrutarla desde que nos entregamos a
Dios, por medio de su Hijo Jesucristo.
Esta
salvación que proviene de Dios, quiere estar con nosotros para bendecirnos.
La salvación son
los actos de Dios para llevarnos a un bienestar mejor y victorioso.
Cuando la
biblia habla de la salvación de Dios, está hablando de las
intervenciones que Dios realiza en nuestra vida para hacernos plenos.
En esa
plenitud divina, radica que debemos abrir completamente nuestro corazón, para
que él pueda hacer la obra en nosotros.
Esta es
su promesa, donde podemos ver que desde ya nos está ofreciendo intervenir a
nuestra vida queriéndonos dar la plenitud de la vida en la persona de
Jesucristo.
A lo
largo de nuestra vida vamos experimentando esos hechos de salvación de parte de
él.
El intervendrá para apartar todas aquellas cosas, que nos apartan
de su salvación, todo aquello que no le agrada.
Pero también el interviene para darnos la provisión.
Es decir: Nos abre caminos y nos hace salvos de cualquier limitación.
Cuando hablamos de salvación es de las intervenciones de Dios en
todos los aspectos de nuestra vida.
Esta es
la vida del cristiano, un proceso de crecimiento en donde Dios va interviniendo
en cada área de nuestra vida hasta que vayamos alcanzando la
plenitud.
El plan de
Dios es un plan de perfeccionamiento, esta es la idea que se tiene en el Nuevo Testamento.
A veces llegamos golpeados y sin nada a ÉL, pero ÉL nos va salvando.
Es decir: interviniendo
en nosotros para ser mejores y superar la situación en que llegamos.
La salvación se parece o es paralela a la historia
de Israel en la conquista de Canaán.
Ellos
iban conquistando tierra por tierra e iban con el poder de Dios.
Pero tuvieron
un problema que cuando conquistaron la primera tierra
se querían establecer y acomodar.
Hay creyentes que creen, que porque Dios le dio una victoria, o una
bendición en algún área de su vida, estos creen que con eso es suficiente para
vivir toda la vida cristiana.
E incluso se acomodan para esperar la otra bendición sin hacer nada.
Pero:
Que Dios nos haya bendecido en un área de nuestra
vida no significa que ya hemos cumplido todo el propósito de Dios en
nuestra vida.
Que Dios nos haya bendecido en el área financiera
no significa que ya hayamos conquistado la bendición en
nuestro carácter.
Una bendición no es la totalidad, porque
la bendición debe de cubrir toda nuestra vida y nada debe quedar
fuera de ella.
La plenitud
será cuando veamos la mano de Dios en todas las áreas de nuestra vida.
Muchos se
conforman con solo una parte de la bendición, pero él no nos ha llamado para
vivir solo una parte de su bendición sino para llenarnos con todas
las cosas.
Dios
quiere hacerte una obra perfecta, pero aquí entra el reto de la vida cristiana.
Todo esto no es cuestión de un momento sino de
esperar y luchar.
2) Él desea darnos su paz.
Isaías 26:3 ¡Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti; a
todos los que concentran en ti sus pensamientos!
El profeta Isaías habla acerca
de la paz que nace de la confianza en alguien que nunca falla.
Menciona la perseverancia como
condición para recibir esa paz.
Él Dice: “Tú guardarás en completa paz a
aquel cuyo pensamiento en ti persevera”. (RV60)
Perseverar, en el original
hebreo, es camak, que literalmente significa “descansar la mente en algo”.
Yo sé que es difícil descansar
cuando el mar a tu alrededor está agitado.
Cuando no hay dinero para
atender las necesidades de la familia;
Cuando la enfermedad toca a la
puerta o la muerte te merodea.
Sin embargo, el consejo del
profeta no falla.
En los momentos más difíciles, el
profeta nos dice que coloquemos nuestra mente en Dios y el hará que descansemos
en él.
Aunque aparentemente nada
ocurra, aunque te parezca infantil, No desistas, no decaigas, no te desanimes,
porque eso es lo que satanás desea que tú hagas,
Desanimarte.
Escuche esto por favor:
Lo
primero que Dios hará en tu vida es colocar paz en tu corazón, y después,
curado de tus ansiedades, él te usará a ti mismo como el instrumento poderoso
para hacer maravillas.
Por eso hoy, aunque solo veas sombras en tu
entorno, Dios te dice que sigas luchando y no fallezcas en la batalla, recordando
siempre que Dios “guardará en perfecta paz
a los que en Él perseveran y hacemos su voluntad”.
Isaías 26:3 ¡Tú guardarás en perfecta paz a todos los que confían en ti; a
todos los que concentran en ti sus pensamientos!
Esta oración es tan
poderosa; y por esta razón debemos difundir esta oración y pasarla a
todos nuestros familiares y amigos.
Las bendiciones llegarán a ti, en cualquier momento o circunstancia de tu
vida, siempre y cuando usted persevere por mantenerse en la obediencia y
fidelidad ante Dios padre y su Hijo Jesús.
Estas bendiciones pueden
ser en forma de ánimo, trabajo, curación, salud,
alegría o finanzas.
No dudes, no hagas preguntas, solamente confía en Dios y el obrara en usted.
La paz de
Dios nos llena, nos cubre, y nos rodea completamente de su amor, en aquellos
que somos sus hijos obedientes.
Y cuando
Dios hace eso con nosotros es glorioso porque es todo lo divino tocando
lo efímero y humano, es incomprensible, pero glorioso.
Eso es lo que Dios desea para nosotros y nuestra familia.
El no busca solo ausencia de conflicto.
Filipenses
4:6-7 No se preocupen por nada; en
cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo
lo que él ha hecho. (7) Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo
que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras
vivan en Cristo Jesús.
Vivir en Cristo es vivir en obediencia.
Vivir en Cristo es vivir en fidelidad ante Dios.
Hoy en
día hace falta tanto la paz en algunas personas, muchos andan desesperados y
son llevadas por el viento, solo rodeados de congoja, no comen, no ríen ni
hacen nada.
Viven vidas ocultas
y llenas de mentiras.
En vez de
cristianos, son parásitos que se alimentan de lo negativo de la vida.
Por eso no
pueden caminar en la obediencia y la fidelidad de Dios Padre, ya que Cristo no
está en ellos.
El Apóstol nos
dice que a pesar de que existen factores que nos afligen, en todo tiempo debemos
de presentar nuestros ruegos a Dios.
Muchas
veces las personas se desesperan porque
reciben malas noticias y su situación económica no es la mejor, y esto los
lleva a perder la paz que Dios trata de darnos.
Tenga en
cuenta que una persona desesperada no tiene la paz para saber lo que deben de
hacer.
Si hemos puesto nuestra vida en Dios, entonces
debemos comprender y saber que no tenemos que desesperarnos ya que la paz de
Dios nos sobrepasará.
La gente del mundo siempre dice cosas con el
propósito que nos desesperemos y angustiemos.
Algunos oyen cosas y se angustian hasta por cosas
que no pasaran.
Otras en cambio atraen esas cosas negativas que
aún no han llegado pero que su fe negativa las atrae.
Pero
cuando alguien está gobernado por la paz de Dios, esa persona sabe esperar y no
se dispara ya que en él, está la paz que sobrepasa todo entendimiento.
Por eso una persona así, mantiene el control y el dominio propio.
Es decir
no se angustia ni se desespera, porque su confianza esta puesta en Dios.
En otras
palabras: Sabe que su Dios vela por él y que Dios está pendiente de
él.
Que los
pensamientos de Dios nos gobiernen, debemos de saber que él es fiel y que no
nos abandona.
En la
cruz jamás vimos a Jesús desesperado por lo que le hacían.
Jesús jamás
entro en la desesperación, ni se volvió preso de sus sentimientos.
Porque Jesús tenía la paz de su Padre Celestial quien es nuestro Dios.
Jesús
sabía que al final de todo su Padre Celestial, Jehová de los Ejércitos, le
daría la victoria y no le abandonaría, ni mucho menos lo dejaría tirado, ya que
Jesús confiaba plenamente en Dios, sin dudar.
¿Cuántas
personas están dudando de Dios en este día, y luego dicen confiar en Él, sin
someterse en obediencia y fidelidad?
¿Cuantos dicen
ser de cristo, y luego hacen la voluntad de satanás?
La
palabra de Dios nos muestra dos aspectos necesarios que Dios quiere que
cumplamos.
1) Debemos tener una plena concentración
en Dios.
Isaías
26:3 ¡Tú guardarás en
perfecta paz a todos los que confían en ti; a todos los que concentran
en ti sus pensamientos!
Lo
primero que él quiere de nosotros es que perseveremos en todo lo que es su
voluntad.
Muchos
perseveran en un corto momento y luego echan a perder lo que Dios les tenía
preparado.
Eso es
dudar del poder de Dios.
2Cronicas 14:8-15 El rey Asa tenía un ejército de trescientos mil guerreros de la tribu de Judá, armados con
grandes escudos y lanzas. También tenía un ejército de doscientos ochenta mil guerreros de la tribu de Benjamín,
armados con arcos y escudos pequeños. Ambos ejércitos estaban constituidos por
hombres de guerra bien entrenados. Cierta vez un etíope* llamado Zera atacó a Judá con un
ejército de un millón de soldados* y trescientos carros de guerra.
Avanzaron hacia la ciudad de Maresa, por eso Asa desplegó sus ejércitos para la
batalla en el valle al norte de Maresa.*
Entonces Asa clamó al SEÑOR su Dios: «¡Oh
SEÑOR, nadie sino tú puede ayudar al débil contra el poderoso! Ayúdanos, oh
SEÑOR nuestro Dios, porque sólo en ti confiamos. Es en tu nombre que hemos
salido contra esta inmensa multitud. ¡Oh SEÑOR, tú eres nuestro Dios; no dejes
que simples hombres prevalezcan contra ti!». Entonces el SEÑOR derrotó
a los etíopes* en presencia de Asa y del ejército de Judá, y el enemigo huyó. Asa
y su ejército los persiguieron hasta Gerar, y cayeron tantos etíopes que no
pudieron reagruparse. El SEÑOR y su ejército los destruyeron; y el ejército de
Judá se llevó un enorme botín. Mientras estaban en Gerar, atacaron todas las
ciudades de la región, y un terror de parte del SEÑOR se apoderó de la gente.
Como resultado, también se llevaron un enorme botín de esas ciudades. Además,
atacaron los campamentos de los pastores y capturaron muchas ovejas, cabras y
camellos antes de regresar a Jerusalén.
En términos humanos
Asa y su ejército estaban perdidos, su enemigo estaba con todos los recursos
humanos para derrotarlo, pero Asa clamo al Señor y terminaron siendo vencedores
y bendecidos.
Pero que
le sucedió a Asa cuando dejo de confiar en Dios, por estar oyendo al mundo.
2Cronicas 16:1-9 En el año treinta y seis del reinado de Asa, Baasa, rey de
Israel, invadió Judá y fortificó Ramá para que nadie pudiera entrar ni
salir del territorio del rey Asa en Judá. En respuesta, Asa retiró la plata
y el oro de los tesoros del templo del SEÑOR y del palacio real. Los envió
al rey Ben-adad de Aram,
quien gobernaba en Damasco, junto con el siguiente mensaje: «Hagamos un
tratado,* tú y yo, como hicieron tu padre y mi padre. Mira, te envío plata y
oro. Rompe el tratado con el rey Baasa
de Israel, para que me deje en paz». Ben-adad
aceptó la propuesta del rey Asa y envió a los comandantes de su ejército a
atacar las ciudades de Israel. Ellos conquistaron las ciudades de Ijón, Dan y Abel-bet-maaca* y todas
las ciudades de almacenamiento de Neftalí.
Apenas Baasa de Israel se enteró de lo que ocurría, abandonó el proyecto de
fortificar Ramá y detuvo todo el trabajo. Entonces el rey Asa convocó a todos
los hombres de Judá para que transportaran las piedras de construcción y la
madera que Baasa había estado usando para fortificar Ramá. Asa empleó esos
mismos materiales para fortificar las ciudades de Geba y Mizpa. En ese tiempo, Hananí el vidente fue a ver al
rey Asa y le dijo: «Por cuanto pusiste tu confianza en el rey de Aram en
lugar de confiar en el SEÑOR tu Dios, perdiste la oportunidad de destruir al
ejército del rey de Aram. ¿No recuerdas lo que les pasó a los etíopes* y a los
libios y a su enorme ejército, junto con todos sus carros de guerra y los
conductores?* En ese tiempo, confiaste en el SEÑOR, y él los entregó en tus
manos. Los ojos del SEÑOR recorren toda la tierra para fortalecer a los que
tienen el corazón totalmente comprometido con él. ¡Qué necio has sido! ¡De
ahora en adelante estarás en guerra!».
Dios
ayuda solo aquellos que perseveran y que no aparecen en temporadas sino que
todo el tiempo le invocan y se comprometen en su obra.
Dios pide que seamos perseverantes y que nos comprometamos en su obra, no
trayendo migajas sino lo que el pide que debe ser.
Solo así Él nos da la victoria.
Por eso y
solo a partir de hoy en adelante, los que se comprometan con el Señor recibirán
las bendiciones y serán victoriosos.
A los
inconsistentes, Dios los mirara de lejos.
El problema de Asa fue su inconstancia porque
confío en el Señor al principio, pero luego lo abandono.
La inconstancia es el mayor riesgo en el que
podemos caer y de esta manera cortar la bendición que Dios quiere
para nosotros.
El enemigo
siempre querrá apartarnos del camino que hemos establecido con Dios.
El rey Asa confío en lo que ya tenía.
A veces
nosotros confiamos en que ya tenemos ciertas cosas, y que a partir de esas
cosas inconsistentes enfrentamos nuestras luchas, terminando cansados y
derrotados.
Recuerde que Dios
es la fuente de todas nuestras bendiciones, por lo tanto debemos de estar
siempre en él.
Nuestra
función aquí en la tierra es simplemente obedecer a Dios y serle fiel en todo
tiempo.
Pase lo que pase debemos seguir adelante, Hagan lo
que nos hagan, blasfemen lo que blasfemen, veamos lo que veamos, Digan lo que
nos digan, Sigamos adelante porque los ojos de Dios recorren la tierra para
ayudar a los que le son fieles y obedientes.
Los
mentirosos, los blasfemos, los egoístas, los murmuradores, los detractores, los
tramoyeros, los engañadores, y falsos, a esos a partir de hoy satanás les
cobrara sus deuda.
Pero Dios recompensará a sus hijos, en el momento que más lo necesiten, porque
le son fiel y lo han puesto a Él de primero en todo.
Esa es la regla, y así será su justicia.
La paz de
Dios viene para aquellos que se esfuerzan por estar cerca de él todos los días
de su vida.
2) debemos confiar en el Señor para
siempre.
Dice
su palabra: en Isaías 26:4 Confíen siempre en el SEÑOR, porque el SEÑOR DIOS es la Roca
eterna.
El que
nos sacó una vez de la oscuridad, lo volverá a hacer, nunca dejemos de confiar
en él.
2Cronica
26:3-16 Uzías tenía dieciséis años cuando
subió al trono y reinó en Jerusalén cincuenta y dos años. Su madre se llamaba
Jecolías y era de Jerusalén. El rey hizo lo que era agradable a los ojos del
SEÑOR, así como su padre Amasías. Uzías buscó a Dios en el tiempo de
Zacarías, quien le enseñó a temer a Dios;* y mientras el rey buscó la dirección
del SEÑOR, Dios le dio éxito. Uzías declaró la guerra a los filisteos y derribó
las murallas de Gat, Jabnia y Asdod. Luego construyó nuevas ciudades en la
región de Asdod y en otras partes de Filistea. Dios lo ayudó en las guerras contra
los filisteos, en sus batallas contra los árabes de Gur* y en sus guerras
contra los meunitas. Los meunitas* le pagaban un tributo anual, y la fama del
rey se extendió incluso hasta Egipto, porque había llegado a ser muy poderoso. Uzías
construyó torres fortificadas en Jerusalén en la Puerta de la Esquina, en la
Puerta del Valle y en el ángulo de la muralla. También construyó fuertes en el
desierto y cavó muchas cisternas de agua, porque tenía grandes manadas de
animales en las colinas de Judá* y en las llanuras. También era un hombre que
amaba la tierra. Tenía muchos trabajadores que cuidaban de sus granjas y de sus
viñedos, tanto en las laderas como en los valles fértiles. Uzías tenía un
ejército de guerreros bien entrenados, listos para marchar a la batalla, unidad
por unidad. Este ejército había sido reunido y organizado por Jeiel, el
secretario del ejército, y por su ayudante Maaseías. Estaban bajo el mando de
Hananías, uno de los funcionarios del rey. Estos regimientos de poderosos
guerreros eran comandados por dos mil seiscientos jefes de clanes. El ejército
estaba formado por trescientos siete mil quinientos hombres, todos soldados
selectos. Estaban preparados para ayudar al rey contra cualquier enemigo. Uzías
proveyó a todo el ejército de escudos, lanzas, cascos, cotas de malla, arcos y
piedras para hondas. También edificó estructuras sobre las murallas de
Jerusalén, diseñadas por expertos para proteger a los que disparaban flechas y
lanzaban grandes piedras* desde las torres y las esquinas de la muralla. Su
fama se extendió por todas partes porque el SEÑOR le dio maravillosa ayuda, y
llegó a ser muy poderoso. Pero cuando llegó a ser poderoso, Uzías también se
volvió orgulloso, lo cual resultó en su ruina. Pecó contra el SEÑOR su Dios
cuando entró al santuario del templo del SEÑOR y personalmente quemó incienso
sobre el altar del incienso.
¿Qué le paso a Uzías?
La
confianza en Dios no significa limitarme o privarme de algunas cosas
en la vida.
No
significa que no debemos tomar medicamentos para las enfermedades.
Dejamos de confiar en Dios cuando a partir de
las bendiciones queremos ganar las batallas.
Dejamos de confiar en Dios cuando pensamos o
imaginamos que lo que Dios nos ha dado es suficiente para vivir de
manera independiente de él.
Dejamos de confiar en Dios Cuando comenzamos a
darnos permisos y empezamos a creer que
la bendición de Dios nos exime de orar y de leer la
palabra.
Dejamos de confiar en Dios Cuando creemos que
somos alguien tan bendecido que no debemos de doblar las rodillas.
Dejamos de confiar en Dios Cuando creemos que
porque Dios nos ha dado grandes cosas no debemos de hacer lo
que hacíamos cuando no éramos nada.
Dejamos de confiar en Dios, cuando no le damos lo
que corresponde, nos ofendemos cuando él nos llama ladrones.
Dejar de
confiar en Dios es dejar de respetar a Dios, es pensar que la posición que
tengo me da seguridad y soy inamovible, y pensamos que por la seguridad
material que tenemos podemos hacer lo que queramos.
Es decir: empezamos a hacer nuestra propia
voluntad y nos mofamos de la voluntad de Dios.
Hay
muchos casos en los que Dios los ha exaltado y piensan que ya nadie los puede
quitar de ese lugar.
Jeremías
7:2-11 «Vete a la entrada del templo del
SEÑOR y dale el siguiente mensaje al pueblo: “Oh Judá, ¡escucha este mensaje
del SEÑOR! ¡Escúchenlo, todos ustedes que aquí adoran al SEÑOR! Esto dice el
SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: »“Incluso ahora, si abandonan
sus malos caminos les permitiré quedarse en su propia tierra; pero no se dejen
engañar por los que les prometen seguridad simplemente porque aquí está el
templo del SEÑOR. Ellos repiten: ‘¡El templo del SEÑOR está aquí! ¡El templo
del SEÑOR está aquí!’. Pero seré misericordioso únicamente si abandonan sus
malos pensamientos y sus malas acciones, y comienzan a tratarse el uno al otro
con justicia; si dejan de explotar a los extranjeros, a los huérfanos y a las
viudas; si dejan de asesinar; y si dejan de dañarse ustedes mismos al rendir
culto a los ídolos. Entonces, les permitiré quedarse en esta tierra que les di
a sus antepasados para siempre. »”No se dejen engañar ni crean que nunca
tendrán que sufrir porque el templo está aquí. ¡Es una mentira! ¿De verdad
piensan que pueden robar, matar, cometer adulterio, mentir y quemar incienso a
Baal y a los otros nuevos dioses que tienen, y luego venir y presentarse
delante de mí en mi templo a repetir: ‘¡Estamos a salvo!’, sólo para irse a
cometer nuevamente todas las mismas maldades? ¿No reconocen ustedes mismos que
este templo, que lleva mi nombre, se ha convertido en una cueva de ladrones?
Les aseguro que veo todo el mal que ocurre allí. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!
Israel tenía
el templo y ellos decían aquí está la casa de Dios y el
no permitirá que esta casa sea destruida y pueden venir los que
quieran y nada pasará, pero Dios les dice: NO es así.
Muchos se crean ideas engañosas en sus propias mentes, y ponen su confianza
en personas que están fuera de la voluntad de Dios.
Y por eso estos muchos creen que en ese momento, que ya no necesitan estar
buscando a Dios.
Ese es el primer y fatal error.
Muchos confían
en esas cosas que aparentemente los salvan, pero ignoran que eso solo crea una
paz ficticia y temporal en esas personas, lo que los obliga a hacer cosas que
no están bien.
Cuando tenemos
bendiciones es cuando más debemos de confiar en Dios, porque a veces son estas
las que nos hacen apartarnos de la búsqueda de él.
Dios siempre tiene cien veces más de lo que hasta
ahora nos ha dado, él ha preparado muchísimo más para nosotros, por
tanto en la abundancia y en la bendición es cuando más debemos de
buscarlo.
Confiar en Dios significa que siempre andemos
preocupados por agradarle.
Demostremos
a Dios, compromiso y fidelidad en lo poco que tenemos y ya veremos como él nos
bendice muchísimo más.
Debemos de decirle a Dios
que aquí estamos, y que no queremos olvidar lo que él ha dicho en su
palabra. En ese acto de quererle agradarle Dios nos
promete en su palabra que sus intervenciones favorables nos van a colmar
de muchísimas cosas en todas las áreas de nuestra
vida.
Para que el Dios del cielo nos bañe en los
aspectos más débiles de nuestra vida debemos de renovar nuestra
confianza en él.
Nada de
lo que tenemos en la tierra es nuestra seguridad, solo Dios es nuestra
seguridad, y solo en él podemos confiar, por medio de su Hijo Jesucristo.
Si sabemos lo que la inconsistencia hace en nuestra vida, entonces seamos
fieles a Dios, en todo.
Y que nuestro compromiso y obediencia hacia Él, sea el paso de una firme
bendición y abundancia física y espiritual en la presencia de su Hijo Jesús.
Yo dije a
partir de hoy. No se les olvide.
Gracia y Paz
Pastor y Administrado: Rogers Infante
Bendiciones a mis hermanos en la fe.
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