UN CAMBIO VERDADERO
Mateo 11:28-30 Luego dijo Jesús: «Vengan a mí todos los que
están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso. Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque
yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma. Pues mi yugo es fácil de llevar y la carga que les
doy es liviana».
Dile a tu hermano “Suelta la carga”
Vivir la vida
sin Dios es una carga muy pesada que no podemos llevar.
como explica el Salmo 127:2 Es inútil que te esfuerces tanto, desde la mañana temprano hasta tarde en la
noche, y te preocupes por conseguir alimento; porque Dios da descanso a sus
amados.
Podemos edificar casas,
construir una profesión y también iniciar un proyecto.
Pero ¿Lo estamos haciendo solos, o de la mano de Dios?
¿Cuál es la
motivación para hacerlos?
La respuesta que demos, nos
da el peso que llevamos.
Jesús hace
liviana nuestra carga porque nos invita a confiar en Él, para que tengamos
nuevas fuerzas; para poder volar como las águilas, caminar sin cansarnos y correr
sin fatigarnos
Dice Isaías 40:31.
Isaías 40:31 En cambio, los
que confían en el SEÑOR encontrarán nuevas fuerzas;
volarán alto, como con alas de águila. Correrán y no se cansarán; caminarán y
no desmayarán.
En lugar de
vivir angustiados, preocupados y sobrellevando cargas temporales, vayamos a
Jesús para hallar descanso.
Obedecer sus mandamientos,
leyes y estatutos mediante la obediencia y fidelidad, será nuestra libertad,
pues sus mandamientos no son gravosos (1 Juan 5:3).
1Juan 5:3 Amar a Dios significa obedecer sus mandamientos, y sus
mandamientos no son una carga difícil de llevar.
Sigamos su ejemplo de
paciencia y humildad, de suprema confianza en Dios, de absoluta dependencia del
Padre Celestial, así hallaremos verdadero descanso.
Por eso
es muy importante tener mucho cuidado con lo que decimos.
Mateo 12:35-37 Una persona
buena produce cosas buenas del tesoro de su buen corazón, y una
persona mala produce cosas malas del tesoro de su mal corazón. Y les digo lo siguiente: el día del juicio,
tendrán que dar cuenta de toda palabra inútil que hayan dicho. Las palabras que digas te absolverán o te
condenarán».
Proverbios
21:22-23 El sabio conquista la ciudad de los fuertes y arrasa la
fortaleza en que confían. Cuida tu lengua y mantén la boca cerrada, y no te meterás en
problemas.
Efesios
4:29-32 No empleen un lenguaje grosero ni ofensivo. Que todo lo
que digan sea bueno y útil, a fin de que sus palabras resulten de
estímulo para quienes las oigan. No entristezcan
al Espíritu Santo de Dios con la forma en que viven. Recuerden que él los
identificó como suyos,* y así les ha garantizado que serán salvos el día de la
redención. Líbrense de
toda amargura, furia, enojo, palabras ásperas, calumnias y toda clase de mala
conducta. Por el
contrario, sean amables unos con otros, sean de buen corazón, y
perdónense unos a otros, tal como Dios los ha perdonado a ustedes por medio de
Cristo.
Las palabras que decimos
pueden edificar o derribar, pueden alegrar o entristecer a los demás.
Generalmente
los conflictos inician con una palabra mal dicha, o en el momento equivocado
por la falta de dominio propio.
Esto lo enseña la Biblia en
Santiago 3:2-12.
Santiago 3:2-12 Es cierto que todos cometemos muchos
errores. Pues, si pudiéramos dominar la lengua, seríamos
perfectos, capaces de controlarnos en todo sentido. Podemos hacer que un caballo vaya adonde queramos si le
ponemos un pequeño freno en la boca. También un pequeño timón hace que un enorme
barco gire adonde desee el capitán, por fuertes que sean los vientos. De la misma manera, la lengua es algo pequeño que
pronuncia grandes discursos. Así también una sola chispa, puede incendiar todo
un bosque. Y la lengua es
una llama de fuego. Es un mundo entero de maldad que corrompe todo el cuerpo.
Puede incendiar toda la vida, porque el infierno mismo la enciende.* El ser
humano puede domar toda clase de animales, aves, reptiles y peces, pero nadie
puede domar la lengua. Es maligna e incansable, llena de veneno mortal. A veces
alaba a nuestro Señor y Padre, y otras veces maldice a
quienes Dios creó a su propia imagen. Y así, la bendición y la maldición salen de la
misma boca. Sin duda, hermanos míos, ¡eso no está bien! ¿Acaso puede brotar de
un mismo manantial agua dulce y agua amarga? ¿Acaso una higuera puede dar
aceitunas o una vid, higos? No, como tampoco puede uno sacar agua dulce de un
manantial salado.*
Iglesia una sola palabra
puede ocasionar un gran problema.
Si es tan determinante lo
que decimos, ¿cómo podemos aprender a controlar
nuestras palabras y que sean para edificar, no para ofender?
La Palabra de
Dios nos enseña que debemos poner suma atención a lo que decimos para no pecar.
Salmos 39:1 Me dije: «Tendré
cuidado con lo que hago y no pecaré en lo que digo. Refrenaré la lengua cuando
los que viven sin Dios anden cerca».
La palabra de Dios también
nos enseña que al meditar en su Palabra y alinear nuestro pensamiento a sus
principios, nos llenemos de palabras de cordura y sabiduría (Salmos 19:14).
Salmos
19:13-14 ¡Libra a tu
siervo de pecar intencionalmente! No permitas que estos pecados me controlen.
Entonces estaré libre de culpa y seré inocente de grandes pecados. Que las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón
sean de tu agrado, oh SEÑOR, mi roca y mi redentor.
Entonces, entre
más guardamos (obedecemos) su Palabra, y así evitaremos caer en el pecado, como
dice el Salmos 119:11 He guardado tu palabra en mi corazón, para no pecar contra ti.
Si al haber un hecho que
demande una respuesta y nuestro corazón está lleno de sabiduría por la Palabra
de Dios, nuestra respuesta será para edificación, pues el efecto directo de
toda Palabra que sale de la boca de Dios es una vida abundante, (Mateo 4:4).
Mateo 4:4 Pero Jesús le dijo:
—¡No! Las Escrituras dicen: “La gente no vive sólo de pan, sino de cada palabra
que sale de la boca de Dios”*.
Sigamos en
consejo de los apóstoles cuando por el Espíritu enseñaban a la iglesia a que:
“La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros”, dejando toda palabra
corrompida, palabras deshonestas, evitando profanas y vanas palabrerías, si no
mejor “ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es
decir, fruto de labios que confiesan su nombre” Hebreos 13:15.
2Timoteo 2:16-17 Evita las
conversaciones inútiles y necias, que sólo llevan a una
conducta cada vez más mundana. Este tipo de
conversaciones se extienden como el cáncer,* así como en el caso de
Himeneo y Fileto.
Por eso
ante cualquier situación debemos tener presente en nuestra vida y más aún como
cristianos mostrar si andamos con Doble ánimo o tenemos un
cambio verdadero en cristo Jesús.
Su palabra nos dice muy
claramente:
Santiago 1:5-8 Si necesitan
sabiduría, pídansela a nuestro generoso Dios, y él se la dará; no los reprenderá
por pedirla. Pero, cuando
se la pidan, asegúrense de que su fe sea solamente en Dios.
Y no duden, porque una persona que duda tiene la lealtad dividida y es tan
inestable como una ola del mar que el viento arrastra y empuja de un lado a
otro. Esas personas no deberían esperar
nada del Señor; su lealtad está dividida
entre Dios y el mundo, y son inestables en todo lo que hacen.
Y en libro de Isaías,
encontramos:
Isaías
29:13-16 Así que el Señor dice: «Este pueblo dice que
me pertenece; me honra con sus labios, pero su corazón está lejos de mí. Y la
adoración que me dirige no es más que reglas humanas, aprendidas de memoria.* Por esa causa, una vez más asombraré a estos hipócritas con
maravillas extraordinarias. La sabiduría de los sabios pasará, y la
inteligencia de los inteligentes desaparecerá». ¡Qué aflicción les espera a los
que intentan esconder sus planes del SEÑOR, a los que hacen sus malas acciones
en la oscuridad! «El SEÑOR no puede vernos —dicen—, no sabe lo que está pasando».
¿Será posible que sean tan necios? ¡Él es el Alfarero y, por cierto, es mayor
que ustedes, el barro! ¿Acaso la cosa creada puede decir acerca del que la
creó: «Él no me hizo»? ¿Alguna vez ha dicho una vasija: «El alfarero que me
hizo es un tonto»?
Dios NO pide que cambiemos
poco a poco, o que nos acerquemos a Él paso a paso.
Realmente nadie que tiene un
encuentro personal con Dios, viene a ser el mismo que era antes.
Ya que en una persona que
tiene encuentro personal con Jesús, esta persona debe tener un cambio radical y
contundente espiritualmente. (Hechos 9).
Cuando no hay
una transformación real en nosotros, hay una indecisión, a esto la Biblia le
llama ser una persona de doble ánimo.
La indecisión se
refiere a una persona inestable con doble pensamiento, que es inconstante en
todos sus caminos.
Una persona así es confundida
en su pensamiento, tratando de servir a dos señores.
Mateo 6:24 »Nadie puede servir a dos amos. Pues odiará
a uno y amará al otro; será leal a uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y al dinero.
Una persona de doble ánimo
es una persona que quiere postergar el cambio que sabe que necesita.
Una persona de doble ánimo quiere
amar a Dios y seguir con las malas costumbres de este mundo.
Ya que una persona que actúa
así desea primeramente seguir satisfaciendo sus propios deseos.
Cree que está
en la presencia de Dios, pero esta no tiene a cristo en su corazón.
Por eso es de
doble ánimo.
En otras
palabras se engaña así mismo y pretende engañar a los demás.
Como lo dijo Jesús:
Juan 5:39-42 »Ustedes estudian las Escrituras a fondo
porque piensan que ellas les dan vida eterna. ¡Pero las Escrituras me señalan a
mí! Sin embargo, ustedes se niegan a
venir a mí para recibir esa vida. »La aprobación de
ustedes no significa nada para mí, porque sé que no tienen el amor de Dios adentro.
Se trata de no rechazar la
luz, si nuestra conciencia nos dice que hay oscuridad en nosotros, no tardemos
en ir a la luz para que sea revelada nuestra condición y seamos limpiados de
toda maldad.
Por eso
debemos ser liberados de la confusión de nuestro pensamiento que nos hace
inestables y al mismo tiempo llenos de orgullo.
Necesitamos un cambio
verdadero, y este cambio sólo está en la fe en el Señor Jesucristo.
Recordemos
que cristo esta la Promesa de salvación
Juan 3:16-17 »Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su
único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida
eterna. Dios no envió a su Hijo al
mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.
Y en Juan 6:40 leemos:
Juan 6:39-40 Y la voluntad
de Dios es que yo no pierda ni a uno solo de todos los que él me dio,
sino que los resucite en el día final. Pues la voluntad de mi Padre es que todos los que vean a su Hijo y crean en
él tengan vida eterna; y yo los resucitaré en el día final.
Esta es la promesa de Dios,
que todo aquel que crea en su hijo, aunque muera físicamente, despertará para
vivir eternamente con Dios. (Juan 11:25).
Todos nosotros estábamos
lejos del Padre, y nuestro espíritu estaba muerto a causa del pecado y en esto
se mostró el amor de Dios.
Dios Padre, envió
a su hijo Jesús.
Este se hizo
hombre, habitó entre nosotros, para enseñarnos su Palabra.
Para darnos
ejemplo, para morir a causa de nuestros pecados y delitos.
Esta promesa de salvación
fue escrita con la sangre preciosa de Jesús.
Por lo tanto, Dios no dejará
de cumplirla en el corazón de todo aquel que escucha y cree, para tomarlo y
sacarlo de la oscuridad, llevándolo a La Luz verdadera de Cristo.
Como dice la escritura:
Colosenses
1:13-14 Pues él nos rescató del reino de la oscuridad y
nos trasladó al reino de su Hijo amado, quien compró nuestra libertad* y perdonó nuestros pecados.
Como podemos ver y apreciar,
es una promesa cierta que, al ser tomada, tiene como consecuencia la vida
eterna, la paz verdadera, la redención de nuestra alma.
Recordemos que
fuimos comprados con la preciosa sangre de nuestro Salvador y Redentor Jesucristo.
Ahora, Jesús desea que
vivamos una relación íntima y personal con Dios, a través de su vida en
nosotros.
Todos y cada uno de los que
realmente somos hijos de Dios, por nuestra obediencia y fidelidad, tenemos un
futuro y una esperanza cierta, gracias a Cristo que nos dio esta promesa de
salvación.
Los de doble
ánimo y carácter indecisos, no tienen esa promesa porque no saben a quién
servir.
Pero sus
inclinaciones son más mundanas que cristianas.
Por eso no son
de cristo, sino de satanás.
Quien engaña a las personas,
haciéndoles creer que son de cristo, haciendo todo lo que a satanás le fascina.
Por eso el verdadero
cristiano sabe diferenciar entre lo que es de Dios y lo que es de satanás.
De esa manera no se excusa y
mucho menos duda de la voluntad de Dios.
Simplemente este se somete a
Dios por medio de Jesús, obedeciendo todo aunque no le guste a su carne.
Cuando
un cristiano actúa verdaderamente así, este obtiene el éxito
verdadero
Josué 1:7-9 Sé fuerte y muy valiente. Ten cuidado de obedecer
todas las instrucciones que Moisés te dio. No te desvíes de ellas ni a la
derecha ni a la izquierda. Entonces te irá bien en todo lo que hagas. Estudia constantemente este libro de instrucción. Medita en
él de día y de noche para asegurarte de obedecer todo lo que allí está escrito.
Sólo entonces prosperarás y te irá bien en todo lo que hagas. Mi mandato es: “¡Sé fuerte y valiente! No tengas
miedo ni te desanimes, porque el SEÑOR tu Dios está contigo dondequiera que
vayas”».
El éxito verdadero no se
trata de cuántos automóviles tenemos o cuantas casas, ni cuántas posesiones
hemos logrado acumular o cuántos títulos, sino de cómo está nuestra relación
con Dios y cómo está la relación con nuestro prójimo, en especial con mi
esposa(o) y familia.
El “Todo te saldrá bien” no se refiere a la ausencia de problemas o
dificultades, sino a la capacidad de enfrentarlos con sabiduría y a tomar
decisiones correctas con base a los principios que Dios ha escrito y que nos
darán éxito verdadero.
Porque al poner
en práctica la Palabra de Dios, nos garantiza ser prosperados en todo lo que
hagamos, pero no garantiza la ausencia de dificultades en el camino; a su
tiempo, si seguimos sus instrucciones, obtendremos fruto y todo lo que haremos
prosperará
Deuteronomio
29:9 »Por lo tanto,
obedece las condiciones de este pacto para que prosperes en todo lo que hagas.
Lea también todo el (Salmo 1).
Iglesia ya
para terminar, debemos tener muy presente que todas las instrucciones de la Palabra
de Dios, deben abarcar todos los aspectos de nuestra vida.
Tanto en lo económico,
social y familiar.
Pero estas deben centrarse
en la calidad de las relaciones que tenemos con Dios primordialmente.
Hoy te pregunto:
¿Cómo está tu
relación con Dios?
¿Cómo está tu
relación con tu cónyuge y/o familia?
¿Cómo está tu
relación con tu pastor e iglesia?
Esforcémonos por tanto en
obedecer sus instrucciones y poner en práctica sus principios.
No nos olvidemos de las
enseñanza de Cristo, y que nuestro corazón guarde sus mandamientos.
Porque largura de días y
años de vida y paz nos serán añadidos (Proverbios 3:1-4).
Proverbios 3:1-6 Hijo mío, nunca
olvides las cosas que te he enseñado; guarda mis mandatos en tu corazón. Si así lo haces, vivirás muchos años, y tu vida
te dará satisfacción. ¡Nunca permitas que la lealtad ni la bondad te abandonen!
Átalas alrededor de tu cuello como un recordatorio. Escríbelas en lo profundo
de tu corazón. Entonces tendrás tanto el
favor de Dios como el de la gente, y lograrás una buena reputación. Confía en el SEÑOR con todo tu corazón, no
dependas de tu propio entendimiento. Busca su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrará cuál camino tomar.
Esta es la medida del
verdadero éxito, no cuantas posesiones tenemos sino cuánta paz interior tenemos.
Gracia y Paz.
Pastor y Administrador, Rogers Infante.
Que Dios te bendiga.
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