RAHAB. LA RAMERA
Josué 2:1-24; Hebreos 11:31;
Santiago 2:25
Campando en
la llanura de Moab, al este del rio Jordán, Josué y los Israelitas esperan las
indicaciones de Dios para conquistar la tierra que les había prometido.
Antes
de la invasión, Josué envía a dos espías a cruzar el rio en busca de
información militar.
Su
objetivo principal era fijarse específicamente en la gran muralla de Jericó,
que se extiende 11 kilómetros al este del rio.
Josué
decide reconocer el área que habría de conquistar; y envía dos espías secretos
los cuales como estrategia escogen entrar en la casa de Rahab, donde entraban
todos los hombres extranjeros y eran desapercibidos, ya que era común que los
viajeros disfrutaran de las prostitutas después de un largo camino.
Rahab
era una mujer de carácter afable y de seguro alegre, ya que al parecer era la
ramera más popular de Jericó, donde los espías podían estar y no ser
reconocidos por nadie.
Entonces, no es un insignificante honor para esta notable
mujer, que su nombre haya quedado registrado, no únicamente entre los nombres
de los héroes de la fe, sino que haya sido seleccionada por el gran apóstol,
como uno de los dos notables ejemplos de las obras que resultan de la fe.
Consideremos su fe y su carácter aún con mayor atención
debido a esta elevada posición que el Espíritu Santo le ha concedido.
Con base en el encomio del Apóstol Pablo y en la loa del Apóstol
Santiago, respaldados como ambos estaban por el testimonio del Espíritu de
Dios, el carácter de esta mujer es muy digno de una atenta consideración.
Nuestra primera observación sobre Rahab es que poseía
una Singular FE.
Esto se hará evidente si reflexionamos que ella no recibió ninguna instrucción de sus padres.
La membresía por derecho de nacimiento no era una posibilidad
a considerar en el caso de Rahab, sus padres provenían de la raza condenada de
los cananeos.
Ellos mismos no tenían ninguna fe en Dios, y, por lo
tanto, no podían inculcársela.
Rahab no se convirtió en una adoradora de Jehová porque
la familia lo hubiese sido siempre.
No poseían ningún reclinatorio familiar en el santuario,
no contaban con ningún nombre que figurara entre el pueblo del Señor.
Ella era la primera y la única de su raza que fue llamada
por gracia.
Dios la había escogido como “una de la familia” por Su
amor electivo, y aunque es de esperarse que la gracia haya continuado en la
familia por muchas generaciones, con todo, antes que nada entró en esa familia
por Rahab.
Pero, en verdad, cuando vemos surgir a alguien de una
familia en la que ninguno cree realmente en Dios, nos maravillamos y no podemos
evitarlo.
Allí vemos nosotros una palmera sola en el desierto, una
vida solitaria entre las tumbas.
Como algunos de ustedes saben, estar en la posición de
un solitario testigo de Dios en una familia es una lucha, cuando creemos sin
dudar en el poder de Dios.
Además, piensen que su fe era singular porque ella no residía en un país
creyente.
No sólo no contaba con nadie en casa que se identificara
con ella, sino que tampoco tenía a alguien en toda la ciudad de Jericó pues
hasta donde sabemos ella era la única creyente en Jehová.
Existen hogares donde muchas veces encontramos que solo un
miembro de la familia se entrega a Dios, y por obediencia y fidelidad, Dios
actúa sobre todos.
Pero Rahab era la única creyente en Jericó.
Si hubiéramos podido gozar de una perspectiva a vuelo de
pájaro de la ciudad de Jericó, y si nos hubieran informado que había una
creyente allí, les garantizo que no habríamos visto la casa de Rahab.
Ella hubiera sido casi la última persona que hubiéramos
supuesto que fuera poseedora de una fe en el verdadero Dios, ya que tenía un
oficio que no era digno de Dios.
Dios actúa siempre donde menos lo imaginaríamos.
Y Él tiene elegidos entre una clase de personas de quienes
no nos atreveríamos a tener esperanzas.
¿Quién pensaría que la gracia pudiera crecer en el corazón
de una mujer que tenía el apelativo de ramera, como si su pecado fuera conocido
abiertamente por todos?
Sin embargo, en verdad creció allí, como una bella flor
que florece en un muladar, o una estrella brillante que reluce en la frente de
la noche.
Allí creció su fe y dio gloria a Dios.
Yo no sé cuál dios era adorado en Jericó, pero la ciudad
entera estaba llena de idolatría y sólo Rahab tenía su mirada puesta en el Dios
viviente.
Toda la ciudad estaba llena de inmundicia pero, a pesar de
haber sido una mujer mala, la fe de Rahab debe de haberla conducido a aborrecer
el pecado.
Pecado que algunos creyentes de hoy en día adoran y lo
buscan porque les causa satisfacción.
Mientras que esta mujer, lo que hacía era aborrecer su
pecado y buscar la manera para ser salva ella y su familia.
Jericó era vecina de Sodoma, no sólo en cuanto a su
localización geográfica, sino en cuanto a su condición, y por mala que hubiese
sido esta mujer, es probable que su pecado se contara entre las ofensas más
insignificantes practicadas allí.
Ella era la única creyente en medio de una generación
idólatra y depravada.
Recuerden, también, que la fe de Rahab fue notable porque sus fuentes de conocimiento eran muy
inadecuadas, y por tanto, el alimento de su fe era comparativamente
insuficiente.
Ella no podía leer ningún libro inspirado por Dios.
No había sido instruida por ningún profeta.
Ningún Elías le había hablado en el nombre de Dios.
Ningún Jonás, había recorrido las calles de su ciudad
advirtiéndoles a los ciudadanos que se arrepintieran.
Toda la información que Rahab poseía la había conseguido a
retazos.
Ella había juntado los comentarios recogidos en la plaza
del mercado.
Las conversaciones que tenían lugar junto al pozo, y los
rumores que circulaban afuera de las puertas de la ciudad, y había concluido
que una nación había salido de Egipto y que por causa de esa nación, su Dios,
Jehová, había destruido al rey egipcio en el Mar Rojo.
Que Sehón,
rey de los amorreos, y Og,
rey de Basán, habían sido vencidos en batalla por este pueblo.
Y que era cierto que estaban en camino para tomar a toda
Palestina para ellos, porque su Dios se las había entregado.
De esos reportes generales, esta mujer había recogido la
evidencia suficiente sobre la que se apoyó su fe.
Que tristeza, que hoy en día, algunos creyentes solo
recogen el vómito de otros para comérselos y luego lo escupen, para que otro
los coma.
En otras palabras en vez de recoger información de Dios,
lo que hacen es alimentarse de la inmundicia del mundo y hasta lo festejan.
Rahab, creyó en Jehová, el Dios de Israel, y comenzó a
adorarlo en espera de que la causa que Él apoyaba sería exitosa, y que quienes
eran Sus enemigos en verdad serían destruidos.
A
Rahab no le importaba lo que pasara con su vida ya que ella sabía la amenaza
que significaba Israel para su pueblo, y no obstante esto, ella estaba
dispuesta a perderlo todo, con tal de aliarse al pueblo del Dios Todopoderoso.
Rahab se
dispuso a ser cómplice del Dios de Israel, y se dispuso a guardar a los espías
sin importarle igualmente lo que la gente pudiera pensar de ella, de hecho ella
sabía que estando del lado de Dios sería bendecida.
Josué 2:4-7 Rahab, quien
había escondido a los dos hombres, respondió: «Es cierto, los hombres pasaron
por aquí, pero yo no sabía de dónde venían. Salieron de la ciudad al anochecer, cuando las puertas estaban por cerrar.
No sé hacia dónde fueron. Si se apresuran, probablemente los alcancen». (En realidad, la mujer había llevado a los hombres a la
azotea de su casa y los había escondido debajo de unos manojos de lino que
había puesto allí). Entonces los
hombres del rey buscaron a los espías por todo el camino que lleva a
los vados del río Jordán. Y justo después que los hombres del rey se fueron,
cerraron la puerta de Jericó.
Es
interesante darnos cuenta de algunos detalles de la actitud de Rahab.
Y el
primero de ellos es el hecho de que Rahab se dispuso por FE a esconder a
aquellos espías desde antes de haberles hecho ellos alguna promesa.
Otro
detalle interesante es el hecho de que Rahab estuvo dispuesta a engañar a los
perversos guardas de Jericó con tal de defender lo que ya dominaba su corazón.
Esto que
dominaba el corazón de Rahab no era más que una fe viva que le llevaba a
actuar.
Yo me
pregunto ¿Qué
es lo que domina tu corazón, que te hace hacer cosas?
Notemos el
versículo 8
Josué 2:8 Esa noche,
antes de que los espías se durmieran, Rahab subió a la azotea
para hablar con ellos. Les dijo:
Rahab
estaba preocupada por su SALVACIÓN, y no quería pensar que estos hombres se
fueran y ella no les manifestara todo lo que dominaba su corazón.
Reconoció
el plan de Dios y no quería luchar contra ÉL.
Josué 2:9 —Sé que el SEÑOR les ha dado esta tierra.
Todos tenemos miedo de ustedes. Cada habitante de esta tierra vive aterrorizado.
Rahab, reconoció
las proezas del Dios de Israel.
Josué 2:10 Pues hemos oído cómo el
SEÑOR les abrió un camino en seco para que atravesaran el mar Rojo* cuando
salieron de Egipto. Y sabemos lo que les hicieron a Sehón y a Og, los dos reyes
amorreos al oriente del río Jordán, cuyos pueblos ustedes destruyeron por
completo.*
Rahab, reconoció
el poder y la soberanía del Dios de Israel.
Josué 2:11 ¡No es extraño que nuestro corazón esté
lleno de temor! A nadie le queda valor para pelear después de oír semejantes
cosas. Pues el SEÑOR su Dios es el Dios supremo arriba, en los cielos, y abajo,
en la tierra.
Rahab
estaba dispuesta a alcanzar la salvación no importando el costo de ella ni su
condición de mujer pecadora, pues ella sabía que podía lograr misericordia como
ella personalmente había ejercido misericordia con los enviados de Dios.
La
FE de RAHAB se vio empañada por una grave DEBILIDAD.
Ella les mintió a los hombres que llegaron a la puerta a prender a los
espías.
Rahab les comentó que dos forasteros se habían acercado
a ella, pero que no sabía de dónde provenían, lo cual era una mentira.
Y les dijo que no sabía a dónde se habían ido, que se habían marchado
hacía algún tiempo y que mejor los persiguieran.
Eso era otra falsedad y es completamente inexcusable.
Pero al mismo tiempo recuerden, por favor, que ella no sabía que era
malo mentir.
Sin duda había en su conciencia vagos destellos de la idea de que
mentir era algo malo, pero, sin embargo, sus circunstancias impedían que lo
supiera claramente como lo sabemos ahora.
Yo no voy a excusar la mentira de Rahab.
Una mentira de Rahab es tan mala como la de cualquier otra persona.
Pero en este caso se debe decir que a Rahab no se le
había enseñado, como hemos aprendido la mayoría de nosotros, que una mentira es
un pecado degradante ante Dios, y aun así la dicen y hasta viven con ella.
Nadie le había dicho jamás: “Engañar es
contrario a la ley de Dios, pues Su Espíritu nos enseña a no mentirnos los unos
a los otros, habiéndonos despojado del viejo hombre con sus hechos”.
No me extraña, por tanto, que ella cometiera un error.
Y no estoy muy sorprendido de que dijera lo que dijo, pues se le
vendría fácilmente a su mente ignorante y ansiosa decir cualquier cosa.
Yo no sé si la mentira de Rahab, no fuera más honesta y
directa que muchas evasiones que se les han ocurrido a personas muy
inteligentes.
De hecho, como regla, las cosas que no son obvias y que
necesitan que la inteligencia las sugiera, son más bien sospechosas.
Decir la verdad es siempre lo correcto.
Decir siempre la verdad, ha tenido algunas veces un maravilloso
efecto, y, sin duda, en cada caso, sería la mejor opción.
Por eso hay
que decir que la fe de Rahab, fue una FE basada
en la VERDAD.
Hoy en día muchas personas
dicen que tienen fe, y no saben lo que están diciendo ya que su fe no está
confirmada por la verdad.
Rahab se
había enterado de las proezas de Dios, y el favor que había tenido con su
pueblo Israel.
Josué 2:10 Pues hemos oído cómo el
SEÑOR les abrió un camino en seco para que atravesaran el mar Rojo* cuando
salieron de Egipto. Y sabemos lo que les hicieron a Sehón y a Og, los dos reyes
amorreos al oriente del río Jordán, cuyos pueblos ustedes destruyeron por
completo.*
El rey Sehón derrotado
Números 21:21-30 Después los
israelitas enviaron embajadores a Sehón, rey de los amorreos, con el siguiente
mensaje: «Permítenos atravesar tu territorio. Tendremos cuidado de no pasar por
tus campos y viñedos, ni siquiera beberemos agua de tus pozos. Seguiremos
derecho por el camino real hasta que hayamos atravesado tu territorio». Sin embargo, el rey Sehón rehusó permitirles atravesar su
territorio. En cambio, movilizó a todo su ejército y atacó a Israel en el
desierto y peleó con ellos en Jahaza. Así que los israelitas los masacraron a filo de espada y ocuparon su tierra,
desde el río Arnón hasta el río Jaboc. Avanzaron sólo hasta los límites de los
amonitas porque su frontera estaba fortificada.* De manera que Israel tomó todas las ciudades amorreas y se
estableció en ellas, incluida la ciudad de Hesbón y sus aldeas vecinas. Hesbón había sido la capital de Sehón, rey de
los amorreos. Él había derrotado al rey moabita anterior y se había apoderado
de toda su tierra hasta el río Arnón. Por eso los poetas antiguos escribieron lo siguiente sobre él: «¡Vengan a
Hesbón y que sea reconstruida! Que la ciudad de Sehón sea restaurada. Un fuego ardiente salió de Hesbón, un incendio de la
ciudad de Sehón. Quemó la ciudad de Ar en Moab; destruyó a los gobernantes de
las alturas de Arnón. ¡Qué aflicción te espera, oh pueblo de Moab! ¡Están
acabados, oh adoradores de Quemos! Quemos dejó a sus hijos como refugiados, a
sus hijas como cautivas de Sehón, el rey amorreo. Los hemos destruido por completo, desde Hesbón hasta
Dibón. Los hemos exterminado por completo, hasta lugares tan lejanos como Nofa
y Medeba».*
El rey Og derrotado
Números 21:31-35 Así pues, el pueblo de Israel ocupó el
territorio de los amorreos. Después que Moisés
envió a hombres a explorar la región de Jazer, tomaron todas las ciudades de la
región y expulsaron a los amorreos que vivían allí. Luego volvieron y se marcharon por el camino que se
dirige a Basán, pero Og, rey de Basán, los atacó con
todo su pueblo en Edrei. El SEÑOR le dijo a
Moisés: «No le tengas miedo, porque yo te lo he entregado junto con toda su
gente y su tierra. Haz con él lo mismo que hiciste con Sehón, rey de los
amorreos, que gobernó en Hesbón». Así que Israel mató al rey Og, a sus hijos y a todos sus súbditos; no quedó
nadie con vida. Entonces Israel ocupó su territorio.
Como
podemos ver, Rahab estaba consciente del temor que tenía su pueblo a causa de
los israelitas.
Por eso la
fe de Rahab estaba basada en hechos reales, y ella conocía que este Dios, al
cual se disponía a servir, actuaba en verdad y conforme a lo que ÉL había
declarado.
La fe de Rahab fue una FE confirmada
por su OBRAR
Rahab no
fue una creyente disel, ni mucho menos tibia, ya que ella es reconocida como
una creyente que actuó demostrando la fe que poseía, y para esto solo tenemos
que leer a Santiago.
Santiago 2:24-26 Como puedes ver, se nos declara justos a
los ojos de Dios por lo que hacemos y no sólo por la fe. Rahab, la prostituta, es otro ejemplo. Fue declarada
justa ante Dios por sus acciones cuando ella escondió a los
mensajeros y los ayudó a regresar sin riesgo alguno por otro camino. Así como el cuerpo sin aliento* está muerto,
así también la fe sin buenas acciones está muerta.
Rahab fue
justificada por su fe delante de Dios como dice Hebreos:
Hebreos 11:31 Fue por la fe
que Rahab, la prostituta, no fue destruida junto con los habitantes de su
ciudad que se negaron a obedecer a Dios. Pues ella había recibido en
paz a los espías.
De cierto
que ella misma declara en Josué 2:12-13 que había ejercido misericordia y que
asimismo habría de obedecer las exigencias de los espías enviados por Dios.
Josué 2:12-13 »Ahora júrenme por el SEÑOR que
serán bondadosos conmigo y con mi familia, ya que les di mi ayuda. Denme una
garantía de que, cuando Jericó sea
conquistada, salvarán mi vida y también la de mi padre y mi madre, mis hermanos
y hermanas y sus familias.
Pero como fue la SALVACIÓN de
RAHAB (Josué. 2:12-24)
Rahab rogó.
No hay nada
más hermoso que cuando podemos rogar a Dios, pues con esto reconocemos ante Él nuestra
impotencia.
Dice el (v.
12)
Josué 2:12 »Ahora júrenme por el SEÑOR que serán
bondadosos conmigo y con mi familia, ya que les di mi ayuda…
Rahab
quería tener seguridad de su SALVACIÓN.
Ella no
jugaba con Dios, como hacen actualmente algunos creyenticos.
Ella,
pidió salvación para ella, y para los suyos, pues ella había tenido luz con
respecto al gran juicio que vendría sobre Jericó.
¡Cuánto
quisiéramos esto si comprendiéramos el juicio del infierno eterno que vendrá
para castigar a los incrédulos y pecadores!
Y
da hasta pena, porque hay muchos que lo entienden cuando ya es muy tarde como
fue el Rico, en Lucas 16:27-31.
Lucas 16:27-31 »Entonces el hombre
rico dijo: “Por favor, padre Abraham, al menos envíalo a la casa de mi padre. Tengo cinco hermanos y quiero advertirles que no terminen en este lugar de
tormento”. »Pero
Abraham dijo: “Moisés y los profetas ya les advirtieron. Tus hermanos pueden leer
lo que ellos escribieron”. »El hombre rico respondió: “¡No, padre Abraham! Pero
si se les envía a alguien de los muertos ellos se arrepentirán de sus pecados y
volverán a Dios”. »Pero Abraham le dijo: “Si no escuchan a Moisés y a los
profetas, no escucharán por más que alguno se levantara de los muertos”».
Rahab hizo
esta petición producto de la seguridad que ella tenía del juicio que vendría a
ella por causa de su pecado y del pecado de su pueblo.
Pero
hoy, cabe decir que los necios, insensatos e hipócritas, piensan en hacer y
repartir pecado y que al final se arrepentirán para ser, según estos salvos.
Desconociendo
así que son necios y que todo es un plan orquestado por satanás, para la
perdición de sus almas.
Voy
a concluir una vez que haya mencionado el último punto.
Y es que la FE de Rahab, fue aceptable para DIOS, de tal
manera que ella fue el instrumento de salvación de otros.
Esto me gusta de Rahab: Que no negoció únicamente su propia seguridad.
Su pecado no había endurecido su corazón, como lo hace el pecado en
muchos casos.
Ella pensó en su padre, y en su madre, y en sus hermanos, y sus
hermanas.
Ahora bien, en dondequiera que haya un verdadero hijo de
Dios, habrá ansiedad por su familia.
Si tú no quieres que tus hijos, hermanos, madre o padre
sean salvos, entonces tú mismo no eres salvo.
Rahab era una buena hija; a pesar de todas sus fallas, ella amaba a su
padre y a su madre.
Era una buena hermana, y deseaba que sus hermanos y sus hermanas
fueran salvados.
Por eso desde ya les digo a ustedes miembros del pueblo
cristiano, que procuren ser buenos en sus relaciones hogareñas.
Yo no daría ni un centavo por ustedes, si no fueran un
buen esposo o una buena esposa.
Un padre dominante y hosco, unos hijos rebeldes, una esposa chismosa,
una sirvienta desaliñada y ociosa, un amo tirano, todos ellos pueden pertenecer
a Satanás, pero Dios no los reconocerá.
Rahab,
a pesar de todas sus fallas, sentía un intenso amor por su parentela.
No servirá de nada decir cuando mueras:
“Perdóname,
oh ángel vengador, mi madre oró por mí, mi hermana agonizó por mi conversión”.
No. Tú debes de entrar en Cristo personalmente.
Tú debes de tener una fe real en Cristo.
Porque si no es así, ninguna oración de otros puede servirte de algo.
Pero la misericordia y fidelidad de Rahab, fue que de
alguna manera ayudada por Dios para meter en la casa a toda la familia.
Cuando los israelitas marcharon en torno a la ciudad los seis días, y
el pueblo de Jericó se reía y decía: “qué insensatos son al pensar que van a lograr que los
muros se desplomen si caminan alrededor de ellos”,
Rahab seguía confiando en Dios.
Pero me atrevo a decir que tuvo alguna dificultad al
tratar de persuadir a sus vivaces hermanas y a sus argumentativos hermanos para
que creyeran también.
No le fue fácil, pero lo logro.
Seguramente le preguntaron: “Rahab, ¿estás convencida
de esto?
¿Acaso
no es una pura farsa todo esto?”
De alguna
manera, tal fue la influencia que Dios le dio, tal fue el poder de su fe, que
todos ellos permanecieron en la casa y fueron salvados con sus familias. ¡Aleluya!.
La casa, me atrevo a decir, estaba llena a reventar, y a Rahab le
alegraba ver eso.
Que Dios me conceda que toda mi familia sea preservada así.
Yo estoy seguro de que cada hijo de Dios está musitando
aquí la misma oración:
“Dios
de Rahab, dame a mi padre y a mi madre, y a mis hermanos, y a mis hermanas, y a
toda mi parentela, para que sean salvos por mi obediencia y fidelidad ante ti”.
Que el Señor oiga sus oraciones, si realmente son sinceras y hacen su
voluntad, así mismo que los bendiga por Jesucristo nuestro Señor por serle fiel
y obediente en todo. Amén.
Gracia y Paz.
Pastor y Administrador, Rogers Infante.
Que Dios te bendiga.
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