JOSUE.
Cuando leemos el libro de Josué,
podemos ver e incluso analizar que este libro relata la entrada de Israel en la
Tierra prometida, así mismo relata también el juicio de Dios sobre las naciones
paganas. En otras palabras: Se trata,
del fin de la historia de la redención que había comenzado cuando Dios sacó a
su pueblo de la esclavitud en Egipto.
El libro de Josué, nos
muestra también la fidelidad de Dios, su pacto, y también su santidad
manifestada en sus juicios contra los perversos y pecadores. Podemos decir que el libro
de Josué ilustra la historia de la salvación que finalmente haya su pleno
cumplimiento en Cristo.
En este libro encontramos muchas cosas
saludables.
1.
Dios es fiel a sus promesas.
Josué 1:8-9 Estudia constantemente este libro de
instrucción. Medita en él de día y de noche para
asegurarte de obedecer todo lo que allí está escrito. Sólo entonces prosperarás
y te irá bien en todo lo que hagas. Mi mandato es: “¡Sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni
te desanimes, porque el SEÑOR tu Dios está contigo dondequiera que vayas”»
El libro de Josué completa
la redención que había comenzado en el Éxodo. Por lo tanto la palabra clave
que podemos encontrar aquí, seria: "posesión". Dios les había dado la
tierra, pero ellos tendrían que luchar para poseerla y disfrutarla. Y como Moisés había
explicado al pueblo, sería su obediencia y fidelidad a la Palabra de Dios, lo
que determinaría el éxito de esa tarea.
Ahora, está claro que el hombre elegido por Dios para esto fue
Josué. De acuerdo a la palabra de
Dios, su nombre significa "salvador" y necesariamente nos recuerda a Jesús, el Hijo de
Dios.
Por el contrario, Moisés
representaba la ley, y ésta nunca puede salvarnos, por esta razón Josué tuvo
que sustituir a Moisés.
En este libro, aprenderemos
lecciones importantes sobre nuestra propia "guerra espiritual" para
llegar a disfrutar las bendiciones que Dios ya ha ganado para los que son
fieles y obediente a su palabra.
En Josué 1:10-2:7, lo vemos preparando al pueblo para cruzar el río Jordán.
Para ello, él mismo tenía
que confiar en Dios y tener valor ante los hombres.
Luego les mandó que prepararan
comida, lo que nos recuerda que nosotros también debemos ser llenos del
Espíritu Santo antes de enfrentar la lucha espiritual en la que estamos inmersos
como creyentes.
Luego se abordó el asunto de
las dos tribus y media que habían tomado posesión de los territorios al otro
lado del Jordán.
Finalmente, Josué envió espías a
Jericó que fueron recibidos y apoyados por Rahab, una mujer ramera que sin
embargo había llegado a confiar en el Dios de Israel
Iglesia, Dios cumplirá cada una de sus promesas, no importando el tiempo en
el que estemos.
El mandato de Dios a Josué de ir y tomar la tierra que había prometido a
sus antepasados y también Él promete que va a estar con Josué dondequiera que
vaya.
2.
Dios brinda su ayuda a todos los que son fieles y obedientes a su palabra.
El capítulo 2 cuenta la
historia de una prostituta llamada Rahab. Josué 2:8-4:9
Ella escondió y protegió a dos espías israelitas.
Rahab había oído hablar del Dios de Israel y de su
poder y le pide a Dios que tenga misericordia con ella y con su familia.
Dios honró su fe, obediencia y fidelidad, y ella y su familia se salvaron.
Recordemos
que cuando los espías llegaron a Jericó fueron recibidos por Rahab la ramera,
quien estuvo dispuesta a protegerlos a pesar de que pertenecían a un pueblo
enemigo.
Ella había
escuchado lo que Dios había hecho con el pueblo de Israel y decidió poner su fe
y confianza en el Dios de ellos.
De hecho,
todos los habitantes de Jericó y de los otros pueblos habían tenido las mismas
oportunidades, pero en lugar de creer, endurecieron sus corazones ante las
evidencias que Dios les había dado.
Después los
israelitas cruzaron el río Jordán de una forma milagrosa.
Era
evidente que Dios iba con ellos, o mejor dicho, ellos iban con Dios quien fue
delante manifestando su presencia por medio del arca del pacto.
Salmos 145:2-6 Te alabaré todos los días; sí, te alabaré
por siempre. ¡Grande es el SEÑOR! ¡El más digno de alabanza! Nadie puede medir
su grandeza. Que cada
generación cuente a sus hijos de tus poderosos
actos y que proclame tu poder. Meditaré* en la
gloria y la majestad de tu esplendor, y en tus maravillosos milagros. Tus obras imponentes estarán en boca de todos; proclamaré tu
grandeza.
En Josué 4:19-5:15
vemos que después de cruzar el Jordán, los
israelitas debieron construir un altar con doce piedras tomadas del río para
enseñar a sus hijos la historia de su salvación. Esto nos recuerda la importancia de enseñar a nuestros hijos el
evangelio de salvación.
Yo me pregunto:
¿Qué ejemplo le está usted enseñando a sus hijos,
hermanos, madre o padre, para que puedan creer en Dios?
¿Qué
hace usted para que sus hijos puedan someterse a Dios?
¿Si
Jesús viniera hoy a recoger a su pueblo, en qué posición cree usted que estaría?
No
te Engañes.
3.
Dios es nuestro padre y líder.
El capítulo 5 y 6 vemos que Josué se reunió con el jefe del ejército de
Jehová.
Este jefe le dijo a Josué que lo llevaría a la victoria.
Así mismo cuando andamos en obediencia y fidelidad ante Dios Padre, somos
protegidos por su hijo Jesús, el cual nos guía siempre hacia la voluntad de su
Padre.
Es decir que Él, nos lleva, nos guía y nos protege de todas las
adversidades y tentaciones que cada día satanás nos pone.
Por eso es muy importante obedecerlo en todo.
Sal 144:2 Él es mi aliado amoroso y mi fortaleza, mi
torre de seguridad y quien me rescata. Es mi escudo, y en él me refugio. Hace
que las naciones* se sometan a mí.
4.
La desobediencia ante Dios, será castigada.
Los capítulos 6 y 7 cubren la historia de Israel derrotando a Jericó.
Dios les dijo que todo el despojos de Jericó debía ser dado a Dios.
Pero es aquí donde este personaje Acán, desobedece a Dios y mantuvo algunas
cosas por sí mismo y los ocultó.
Como resultado Israel fue derrotado en la batalla siguiente.
Cuantas personas andan derrotadas por desobedecer a Dios y hacer pacto con
el mundo.
Su palabra dice:
Salmos 144:8 Su boca está llena de mentiras; juran decir la
verdad pero, al contrario, mienten.
Salmos 144:11 ¡Sálvame! Rescátame del poder de mis
enemigos. Su boca está llena de mentiras; juran decir la verdad pero, al
contrario, mienten.
Es así, como andan las mayorías de los que dicen creer en Dios, pero se
afianzan en el diablo.
Miren cuando hacemos la voluntad de satanás, las familias se desboronan.
Hogares enteros van directo al infierno porque sus integrantes no quisieron
someterse a Dios.
Como resultado el enemigo entra con siete espíritus malignos y empiezan a
controlar la mente de las personas para que estas hagan su voluntad.
En otras palabras hacen lo que el Apóstol Pablo nos dice en Romanos.
Romanos 1:18-25 Pero Dios muestra su ira desde el cielo
contra todos los que son pecadores y perversos, que detienen la verdad con su
perversión.* Ellos conocen la verdad acerca de Dios, porque él se la ha
hecho evidente. Pues, desde la
creación del mundo, todos han visto los cielos y la tierra. Por medio de todo lo
que Dios hizo, ellos pueden ver a simple vista las cualidades invisibles de
Dios: su poder eterno y su naturaleza divina. Así que no tienen ninguna excusa
para no conocer a Dios. Es cierto,
ellos conocieron a Dios pero no quisieron adorarlo como Dios ni darle gracias.
En cambio, comenzaron a inventar ideas necias sobre Dios. Como resultado, la
mente les quedó en oscuridad y confusión. Afirmaban ser sabios pero se convirtieron en completos
necios. Y, en lugar de adorar al Dios inmortal y glorioso, rindieron culto a ídolos que
ellos mismos se hicieron con forma de simples mortales, de aves, de animales de
cuatro patas y de reptiles. Entonces Dios
los abandonó para que hicieran todas las cosas
vergonzosas que deseaban en su corazón. Como resultado, usaron sus cuerpos para
hacerse cosas viles y degradantes entre sí. Cambiaron la verdad acerca de Dios por una mentira. Y así rindieron
culto y sirvieron a las cosas que Dios creó pero no al Creador mismo, ¡quien es
digno de eterna alabanza! Amén.
Cuando actuamos de esa manera, en esos hogares comienza a reinar la ira, la
mentira, el engaño, la difamación, el adulterio, la fornicación, las
enfermedades, el desánimo, el stress, entre otros factores negativos, que
satanás introduce para destruir.
De esa manera Dios jamás derramara bendiciones en esos hogares, ya que su
Hijo Jesús no está allí.
Dios expuso el pecado de Acán y como resultado él y su familia, fueron
apedreados hasta la muerte. Debemos recordar que Dios está constantemente
velando por nosotros, para protegernos y mantenernos cerca de Él.
Pero, y escuche bien, Cuando pecamos Dios expondrá nuestro pecado y lo castigará.
Marcos 4:22-23 Pues todo lo
que está escondido tarde o temprano se descubrirá y todo secreto saldrá a la luz. El que tenga oídos para oír debería escuchar y
entender».
Lucas 8:16-18 »Nadie enciende una lámpara y luego la
cubre con un tazón o la esconde debajo de la cama. Una lámpara se coloca en un
lugar alto, donde todos los que entran a la casa puedan ver su luz. Pues todo lo secreto tarde o temprano se descubrirá, y todo lo
oculto saldrá a la luz y se dará a conocer a todos. »Así que, presten atención
a cómo oyen. A los que escuchan mis enseñanzas se les dará más entendimiento.
Pero a los que no escuchan, se les quitará aun lo que piensan que entienden».
A veces por causa del pecado de un miembro de la familia, pagan los demás.
Y por la desobediencia de uno, otros pueden sufrir también.
Al igual que la familia de Acán sufrió e incluso todo el pueblo de Israel.
Dios no pasará por alto los pecados de su pueblo, y a
su debido tiempo la justicia de Dios, caerá sobre aquellos que no le obedecen
ni le son fieles a ÉL.
Creo que cuando algunos “chichipatos” disque “cristianos”, escuchan estas
palabras, lo primero que piensan es: “reprendo estas
palabras”.
Pero yo les digo en el nombre de Dios, que tendrán que
reprender seria, toda la biblia, volver al cuello de lucifer, por necios, insolentes,
tercos e infieles a Dios Todopoderoso, y aceptar la derrota y el juicio
venidero, para cada uno de estos necios.
En Josué 6:1-20, encontramos al pueblo de Israel
dispuesto a comenzar la conquista de la tierra prometida.
En
primer lugar Dios abrió el río Jordán, que en esa época del año se desbordaba
por todos los lados. Luego, el
mismo Señor se apareció a Josué para dirigirles en la conquista.
Y
finalmente encontramos las instrucciones para tomar la ciudad amurallada de
Jericó.
Sin duda el método utilizado
fue muy extraño:
Debían dar una vuelta a la
ciudad durante siete días, mientras llevaban con ellos el arca del pacto y
tocaban las trompetas.
Pero en el último día debían
rodearla siete veces.
Después de
lo cual el muro de la ciudad cayó y el pueblo obtuvo una conquista fácil.
La clave de todo este proceso
fue la fe, obediencia y fidelidad ante Dios.
En Josué 7:1-21 observamos que después de la
victoria sobre Jericó, los israelitas sintieron cierta confianza en sí mismos
que manifestaron cuando se enfrentaron con Hai, la
siguiente ciudad que debían conquistar.
Esta
fue la razón por la que sufrieron una amarga derrota.
Allí
descubrieron que su peor enemigo estaba dentro de ellos mismos.
En
realidad, es nuestra propia naturaleza carnal y pecaminosa lo que más daño hace
a nuestra vida y a la iglesia, porque no hemos de olvidar, que nuestros pecados
afectan también a otros.
Eso
es lo que sucede hoy en día con los creyenticos.
Piensan
que por haberse bautizados, ya son salvos por siempre.
Y que
pueden andar por el mundo, mezclándose entre ellos y participando de sus
fiestas, tradiciones y culturas, y nada les pasará.
¡Qué insolentes son ante Dios!
La única forma de derrotar
al pecado es confesando y juzgando adecuadamente ese mal de la carne que desea pecar,
de otra manera, escondiéndolo, no hay solución posible.
Cuando estudiamos más afondo el libro de Josué, vemos
que Dios hizo cosas increíbles para su pueblo.
Él es nuestro Dios también, y todavía es capaz de hacer cosas increíbles
para nosotros.
Lo importante aquí es creer y obedecer fielmente su
palabra.
Cerca del final de su vida Josué le recuerda al pueblo de Israel de todo lo
que Dios había hecho por ellos y les advierte a continuar a obedecer a Dios.
Dios manda que su pueblo no siga el ejemplo de las
naciones a su alrededor.
Porque si lo hacían iban a empezar alejarse de Dios y
abandonarle.
Eso es lo que está sucediendo actualmente en las iglesias.
Muchos que habían abandonado el mundo, para unirse a
Dios, hoy desechan la palabra de Dios, para volver al mundo y sus tradiciones.
Pero al hacer eso, serían castigados a su debido tiempo y Dios traería
muchos desastres sobre ellos.
Esto es exactamente lo que pasó con el pueblo desobediente de Dios.
Como cristianos debemos obedecer todo lo que Dios ha
dicho en su palabra.
El resultado de la infidelidad de Israel es la prueba
de que Dios cumple sus amenazas de castigar.
Pero cuando Israel, vio su mal y se volvió para serle
fiel en todo, Dios cumplió su promesa de bendecir.
Finalizo con esto:
El Señor desea bendecir a su pueblo cuando viven en obediencia a Él, según
las promesas de su pacto.
Gracia
y Paz.
Pastor
y Administrador, Rogers infante.
Que Dios te bendiga.
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