MI CONFIANZA ESTA PUESTA EN DIOS.
«Padre amado y celestial, gracias por enviar a tu hijo Jesucristo a morir por mí y con este acto abrirme el camino para entrar en tu presencia santa y confiar en que me ayudarás cuando esté pasando por el fuego de dificultades y problemas que me da la vida.
Gracias por hacerme tu hijo, por poder refugiarme en tus
amorosos brazos, donde me proteges y me cuidas. Amén.»
Salmo 9:7-10 Pero el SEÑOR reina para siempre, desde su
trono lleva a cabo el juicio. Juzgará al mundo con justicia y
gobernará a las naciones con imparcialidad. El SEÑOR es un refugio para los
oprimidos, un lugar seguro en tiempos difíciles. Los que conocen tu nombre confían en ti, porque tú, oh SEÑOR,
no abandonas a los que te buscan.
Daniel 3:28-29 Entonces Nabucodonosor dijo: «¡Alabado sea el Dios de Sadrac,
Mesac y Abed-nego! Envió a su ángel para rescatar a sus siervos que confiaron
en él. Desafiaron el mandato del rey y estuvieron dispuestos a morir en lugar
de servir o rendir culto a otro dios que no fuera su propio Dios.
Por lo
tanto, yo decreto: si alguien, cualquiera sea su raza, nación o lengua, habla
en contra del Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, será despedazado y su casa
será reducida a un montón de escombros.
¡No hay otro dios que pueda rescatar de esta manera!».
La palabra de Dios dice:
Mateo 27:43 Confió en Dios, entonces, ¡que
Dios lo rescate ahora si lo quiere! Pues dijo: “Soy el Hijo de Dios” ». estas
palabras tan injuriosas se las dijeron a Jesús en su crucifixión.
Fue
una ofensa contra su dignidad, honor y credibilidad, especialmente cuando se
hizo tan injustamente.
Si
analizamos bien las escrituras, podemos decir que los judíos no admitían que
Jesús se hubiese proclamado como hijo de Dios.
Esto era un insulto a sus creencias, pues ellos sólo veían a
Dios como Dios, no como un Padre.
Pero Jesús vino a revelarnos a un Dios Padre, que está al
alcance nuestro, al que podemos llamar “Abba Padre”.
Un
padre en el que debemos depositar toda nuestra confianza.
Cuántas veces estas mismas palabras nos las han dicho
las personas que tenemos cerca cuando nos hemos proclamado hijos de Dios y
quizás estamos pasando por momentos difíciles, o estamos viviendo alguna
enfermedad, pérdida o injusticia humana.
Lo
cierto es que estas personas no alcanzan a entender por qué confiamos en Él.
Confiar parece algo simple pero no es así.
Confiar es dejar el control y dependencia de nuestra vida a Dios.
Es decir: Esperando sólo en Él.
Esto implica cederle el gobierno total de nuestro ser, esperando
un resultado desconocido a nuestra situación.
La
pregunta seria: ¿Estamos dispuestos arrojarnos en los
brazos de nuestro Padre celestial, con la plena certeza de que nos sostendrá y
no nos dejará caer?
Esto hace que recordemos el pasaje de Daniel
3 cuando sus amigos Sadrac, Mesac y
Abeb-nego, decidieron obedecer a Dios antes que al rey y no se
inclinaron ante su estatua como lo demandaba el edicto y fueron lanzados en el
horno de fuego para ser castigados.
Estos jóvenes,
prefirieron confiar en el poder de Dios antes que servir a otros dioses.
Esa confianza hizo que el Señor
los librará del fuego.
Esa
Confianza hizo que salieran ilesos y además que el rey Nabucodonosor
reverenciara a Dios.
Iglesia,
lo que vemos allí fue el cumplimiento de lo que dijo el profeta Isaías 43:2 leamos:
Isaias
43:2-3 Cuando pases por aguas profundas, yo
estaré contigo. Cuando pases por ríos de
dificultad, no te ahogarás. Cuando pases por el fuego de la opresión, no te
quemarás; las llamas no te consumirán. Pues yo soy el SEÑOR, tu Dios, el Santo de
Israel, tu Salvador. Yo di a Egipto como rescate por tu libertad; en tu lugar
di a Etiopía* y a Seba.
Apreciados
hermanos en cristo, los momentos que estamos viviendo requieren actos de
confianza en Dios.
De tal manera que debemos elegir confiar en cada paso que demos
en el único que puede líbranos, nuestro amado Padre celestial.
Tengamos
presente que, así como Jesús lo hizo y fue exaltado hasta lo sumo, así también
nosotros tendremos un lugar en la ciudad celestial.
Ahora,
para que podamos ser exaltados, primero debemos agradar a Dios.
¿saben ustedes quien fue Noé?
Noé,
hallo gracia ante los ojos de Jehová.
Génesis 6:9-14 Este es el relato de Noé y su familia. Noé era un
hombre justo, la única persona intachable que vivía en la tierra en ese tiempo,
y anduvo en íntima comunión con Dios. Noé fue padre de tres hijos: Sem, Cam y Jafet.
Ahora bien,
Dios vio que la tierra se había corrompido y estaba llena de
violencia. Dios observó toda la corrupción que había en el mundo, porque todos en la tierra
eran corruptos. Entonces
Dios dijo a Noé: «He decidido destruir a todas las
criaturas vivientes, porque han llenado la tierra de violencia. Así es, ¡los
borraré a todos y también destruiré la tierra! »Construye una gran barca* de
madera de ciprés* y recúbrela con brea por dentro y por fuera para que no le
entre agua. Luego construye pisos y establos por todo su interior.
Génesis 6:21-22 Y asegúrate de llevar a bordo suficiente
alimento para tu familia y para todos los animales». Entonces Noé hizo todo exactamente como Dios se lo había ordenado.
Iglesia,
Noé, agrado a Dios.
Noé,
obedeció a Dios.
Dicho
en otras palabras:
Noé
fue una persona que agradó a Dios en todo, esto implica con todo su ser:
espíritu, alma y cuerpo, de tal manera que halló gracia ante los ojos de Dios.
Y mientras la tierra estaba llena de violencia, inmoralidad e
injusticia, él fue justo, perfecto y caminó con Dios, lo cual se dice sólo de
dos hombres en la Biblia: Enoc y Noé.
Quizás
este es el secreto de que el Señor sonría a los hombres, caminar con Él.
Noé
llevaba una vida modelada por los mandamientos de Dios y tenía una obediencia
incondicional con Él.
En varias ocasiones se repite estas palabras.
Las escrituras así lo confirman.
Hermanos
la confianza que tenía Noé con Dios, le permitió hacer todo lo que Dios le
mandó.
Por esa razón hoy en día, la actitud, obediencia y fidelidad de
Noé, se convierte entonces para nosotros en un ejemplo de fe, paciencia y
fidelidad en medio de una generación corrupta.
Dios sonríe, cuando le obedecemos de todo corazón.
Dios sonríe, cuando tenemos comunión con Él.
Dios sonríe, cuando tenemos fe y hacemos lo que nos pide en su
palabra, aunque parezca ilógico.
Por
eso, así como Noé quien preparó el arca sobre la tierra seca cuando no había
señal de lluvia, así nosotros debemos someternos a Dios en todo lo que dice su
palabra, nos guste o no.
El
Señor sonríe cuando cumplimos sus propósitos y hacemos que la obediencia sea el
acto de mayor adoración.
Tienes un problema, Confía en Dios.
Estas enfermo, confía en Dios.
Tu economía decae, confía en Dios.
Tus finanzas se estancaron, confía en Dios.
Pero
recuerda, que, ante todo esto, debemos agradar a Dios en todo.
Recuerda
que debemos ser fiel y obediente, para hacer su voluntad.
Si
no es así, tus problemas, tu enfermedad, tu economía, tus finanzas, no tendrán
respuestas, si no agradas a Dios.
Hermanos
termino con esto, Dios está buscando personas dispuestas a vivir para
agradarle.
En Hebreos 10 dice:
Heb 10:35-39 Por lo tanto, no desechen la firme
confianza que tienen en el Señor. ¡Tengan presente la gran recompensa
que les traerá! Perseverar
con paciencia es lo que necesitan ahora para seguir haciendo la voluntad de
Dios. Entonces recibirán todo lo que él ha prometido. «Pues,
dentro de muy poco tiempo, aquél que viene vendrá sin demorarse. Mis justos vivirán por la fe.* Pero no me agradará aquél que se aparte de mí»*. Pero nosotros no somos de los que se
apartan de Dios hacia su propia destrucción. Somos los fieles, y nuestras
almas serán salvas.
Pidamos
a Dios que transforme nuestra vida para agradarle en todo y tengamos la fe
suficiente para hallar gracia delante de sus ojos.
Gracia y Paz.
Pastor y
administrador, Rogers Infante.
Que Dios te
bendiga.
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