Gracia y paz para todos mis hermanos en la obra de Dios Padre y de
su Hijo Jesucristo, el cordero inmolado que hoy se encuentra sentado a la
diestra de su Padre, el Todopoderoso, y que al sonar de la séptima trompeta, El
Hijo de Dios, vendrá a Juzgar a este mundo.
Uno de los libros que llama mucho la atención, es el maravilloso
libro de los Salmos.
En el cual podemos encontrar muchas promesas y esperanza.
Hoy veremos tres capítulos que están ligados entre sí.
Los capítulos 22, 23 y 24 presentan
al Hijo de Dios, Jesús como nuestro Pastor.
Cada uno de estos capítulos enfatiza un aspecto diferente de su
persona y obra.
El Salmo 22 muestra a Cristo como el Buen Pastor que muere por
las ovejas.
Juan 10:11 »Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su
vida en sacrificio por las ovejas.
En el Salmo 23 lo vemos como el Gran Pastor que cuida a las
ovejas.
Hebreos 13:20 Y
ahora, que el Dios de paz —quien levantó de entre los muertos a nuestro Señor
Jesús, el gran Pastor de las ovejas, y que ratificó un pacto eterno con su
sangre — (21) los capacite con todo lo que necesiten para hacer su voluntad.
Que él produzca en ustedes,* mediante el poder de Jesucristo, todo lo bueno que
a él le agrada. ¡A él sea toda la gloria por siempre y para siempre! Amén.
En el Salmo 24 lo encontramos como el Príncipe de los pastores
que viene por las ovejas.
1Pedro 5:3-5 No
abusen de la autoridad que tienen sobre los que están a su cargo, sino guíenlos
con su buen ejemplo. (4) Así, cuando venga el Gran Pastor, recibirán una corona
de gloria y honor eternos. (5) Del mismo modo, ustedes hombres más jóvenes
tienen que aceptar la autoridad de los ancianos. Y todos sírvanse unos a otros
con humildad, porque «Dios se opone a los orgullosos pero muestra su favor a
los humildes»*.
En otras
palabras, Cristo murió por nosotros
(Tiempo
pasado),
Cristo vive por nosotros (Tiempo presente) y Cristo vendrá por nosotros (Tiempo futuro).
En el Salmo
22 vemos al Buen Pastor
Este salmo presenta la crucifixión de Cristo en los versículos
1–21 y su resurrección en los versículos 22–31.
Puesto que los judíos no sabían de la crucifixión en tiempos de
David, podemos decir que esta descripción vívida de la muerte de Cristo en la
cruz, sólo se pudo escribir mediante la inspiración del Espíritu.
Es
interesante contrastar las dos secciones de este salmo.
En los versículos 1–21
vemos el sufrimiento y crucifixión de Cristo.
Mientras que en los versículos 22–31
vemos su gloria y resurrección.
El primer pasaje muestra dolor y oración;
El segundo alabanza y promesa.
El primero muestra a Cristo en medio de sus enemigos;
El segundo a Cristo en medio de su Iglesia.
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En el
versículo 22 la escena cambia y entramos a la resurrección.
Hebreos 2:11 Por lo
tanto, Jesús y los que él hace santos tienen el mismo Padre. Por esa razón,
Jesús no se avergüenza de llamarlos sus hermanos, (12) pues le dijo a Dios:
«Anunciaré tu nombre a mis hermanos. Entre tu pueblo reunido te alabaré»*.
Esto quiere
decir: que Cristo no está en la
cruz; Él está en medio de sus hermanos.
En otras palabras el Hijo de Dios, está en la iglesia declarando
la gloria de Dios.
El versículo
24 debe leerse en conexión a Hebreos 5.7.
Hebreos 5:7 Mientras
estuvo aquí en la tierra, Jesús ofreció oraciones y súplicas con gran clamor y
lágrimas al que podía rescatarlo de la muerte. Y Dios oyó sus oraciones por la
gran reverencia que Jesús le tenía.
Esta sección final está llena de alabanza:
Y esa Alabanza la
encontramos en la Iglesia (v. 22), en Israel (vv. 23–26)
y
entre los gentiles (vv. 27–31).
El versículo
31 concluye: « ellos oirán de todo lo que él ha hecho.»; Aquí
vemos un paralelo con las palabras de Jesús: «Consumado es».
Debido a la obra de Cristo en la cruz, podemos conseguir la
salvación.
Y todo el que viene en Él por fe, y le recibe haciendo su
voluntad, será salvo.
En el Salmo
23 vemos al Gran Pastor.
Hebreos
13.20–21 nos informa que hoy Jesús es el Gran Pastor que cuida sus ovejas.
Hebreos
13:20-21 Y ahora, que el Dios de paz —quien levantó de entre los muertos a
nuestro Señor Jesús, el gran Pastor de las ovejas, y que ratificó un pacto
eterno con su sangre — (21) los capacite con todo lo que necesiten para hacer
su voluntad. Que él produzca en ustedes,* mediante el poder de Jesucristo, todo
lo bueno que a él le agrada. ¡A él sea toda la gloria por siempre y para
siempre! Amén.
Nosotros somos sus ovejas y conforme le seguimos, Él nos ministra.
Cristo no sólo murió por nosotros; resucitó y vive por nosotros.
Él es el Gran
Pastor, el Gran Sumo Sacerdote. «Nada me faltará»
es el tema del Salmo 23.
Es decir
que mediante la protección de este buen pastor, No
me faltará Nada:
NO ME FALTARA:
Sal
23:2 En verdes prados me deja descansar; me conduce junto a arroyos tranquilos.
Él me está diciendo que tendré: Descanso y
refrigerio (v. 2),
Sal
23:3 Él renueva mis fuerzas. Me guía por sendas correctas, y así da honra a su
nombre.
Me dice que habrá: Restauración y justicia en mi vida (v. 3),
Sal
23:4 Aun cuando yo pase por el valle más oscuro,* no temeré, porque tú estás a
mi lado. Tu vara y tu cayado me protegen y me confortan.
Me está anunciando que tendré su: Protección
en todo los problemas que me rodeen (v. 4),
Sal
23:5 Me preparas un banquete en presencia de mis enemigos. Me honras ungiendo
mi cabeza con aceite. Mi copa se desborda de bendiciones.
Él me dice que siempre tendré: Provisión
en el desierto (v.5)
Sal
23:6 Ciertamente tu bondad y tu amor inagotable me seguirán todos los días de
mi vida, y en la casa del SEÑOR viviré por siempre.
Y lo más importante, me está confirmando que tendré: Un Hogar a
donde ir al final del día (v. 6).
Por supuesto, el cuadro que hay aquí es el de un pastor que sabe
que sus ovejas son obedientes y que estas se dejan guiar para un mejor vivir.
Este pastor conoce a cada oveja por su nombre, el las guía por su
palabra y estas obedecen.
El pastor va delante de las ovejas.
Es decir en cada salida les advierte de los peligros y se asegura
de que no se acerquen ellos. (Jn.10.27–28).
Juan 10:27 Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco, y ellas
me siguen. (28) Aquí se habla de cristianos obedientes que siempre
están haciendo la voluntad de su Padre.
Les doy vida eterna, y nunca perecerán. Nadie puede quitármelas,
El
hecho de que nadie puede arrebáteselas es porque son ovejas que están
totalmente entregadas a la obra de Dios, por ese motivo Dios dará protección y vida
eterna solo a aquellas que le son fieles.
Las ovejas verdaderas
nunca tienen que preocuparse cuando siguen al pastor, porque él las protegerá y
proveerá para ellas, Incluso cuando atraviesen un valle peligroso (v. 4),
El pastor
está junto a ellas y más allá del valle está la casa del descanso.
Al final del día el pastor conduce al rebaño de regreso al redil,
y se pone a la puerta para examinar a cada oveja mientras entra.
Si ve a alguna lesionada o fatigada, derrama sobre ella aceite
refrescante para calmarla y sanarla, y le da a beber agua viva.
¡Cuánta gracia tiene
nuestro Pastor para cuidar a sus ovejas obedientes!
En otras palabras, Jesucristo es para sus ovejas todo lo que ellas necesitarán.
Entonces sabiendo todo esto, podemos decir: «Jehová es mi pastor, ¿qué más puede faltarme?»
En el Salmo
24 encontramos al Príncipe de los pastores.
La tradición judía dice que este salmo se escribió para conmemorar
el regreso del arca a Jerusalén por órdenes de David (1Cr.13–15).
En el salmo
24 quizás cantaban diferentes coros o solistas, cada uno respondiendo al otro.
El coro cantaría los versículos
1–2,
Una voz respondería con el versículo
3 y luego otra voz
respondería con el versículo
4.
Entonces el coro cantaría los versículos
5–6.
A medida que el pueblo entraba por las puertas de la ciudad, el
coro cantaría los versículos
8–9 y entonces la voz preguntaría de nuevo: «¿Quién es este Rey de gloria?»
Luego todo el grupo exclamaría: «¡Jehová
de los ejércitos, Él es el Rey de la gloria!»
¡Qué hermoso espectáculo debe haber sido!
Pero una
maravilla incluso mayor espera a Jerusalén cuando el Príncipe de los pastores, Jesucristo,
aparezca para reclamar el trono de David.
Este salmo describe la venida del Rey a
Sion.
Apocalipsis
19.11–16. Entonces vi el cielo
abierto, y había allí un caballo blanco. Su jinete se llamaba Fiel y Verdadero,
porque juzga con rectitud y hace una guerra justa. (12) Sus ojos eran como
llamas de fuego, y llevaba muchas coronas en la cabeza. Tenía escrito un nombre
que nadie entendía excepto él mismo. (13) Llevaba puesta una túnica bañada de
sangre, y su título era «la Palabra de Dios». (14) Los ejércitos del cielo
vestidos del lino blanco y puro de la más alta calidad lo seguían en caballos
blancos. (15) De su boca salía una espada afilada para derribar a las naciones.
Él las gobernará con vara de hierro y desatará el furor de la ira de Dios, el
Todopoderoso, como el jugo que corre del lagar. (16) En la túnica, a la altura
del muslo,* estaba escrito el título: «Rey de reyes y Señor de señores».
Actualmente este mundo está bajo la influencia del pecado y de
Satanás.
A pesar de que este mundo es del Señor por creación y redención, las
personas actuales no se han querido librar de la esclavitud.
Pero
gracias a Dios, un día Jesús regresará a la tierra para reclamar su herencia, y
con ella a sus fieles seguidores.
Entonces la tierra será llena de la gloria del Señor.
La pregunta del versículo 3 es importante: ¿Quién
puede subir al monte del SEÑOR? ¿Quién puede estar en su lugar santo?
Esto nos recuerda Apocalipsis
5 donde se pregunta: « ¿Quién es
digno de abrir el libro y desatar sus sellos?»
Sólo hay una respuesta: Jesucristo el Hijo de Dios.
El Salmo 24.4
lo describe como el Hombre Perfecto, el Rey Perfecto.
Sal
24:4 Sólo los de manos limpias y
corazón puro, que no rinden culto a ídolos y nunca dicen mentiras.
Sal
24:5 Ellos recibirán la bendición del SEÑOR y tendrá una relación correcta con
Dios su salvador.
El Rey David
no podía ser ese hombre perfecto, porque no tenía
limpias las manos, porque asesinó a un hombre; ni tampoco tenía un corazón
puro, porque cedió a la lujuria y cometió adulterio.
Luego elevó su alma a vanidad y orgullo cuando censó al pueblo.
El rey Salomón no calificaría, porque fue un idólatra.
Incluso el gran Rey Ezequías tampoco califica ya que cayó debido a su orgullo.
¿Entonces quien
califica? El único REY que califica es JESUCRISTO, EL HIJO DE DIOS.
Cuando
Jesucristo reclame a Jerusalén, vendrá como alguien listo para la batalla (v. 8),
Sal
24:8 ¿Quién es el Rey de gloria? El SEÑOR, fuerte y poderoso; el SEÑOR,
invencible en batalla.
Porque habrá derrotado a las naciones del mundo en el Armagedón (Apoc.19.19–21).
Apocalipsis
19:19-21 Después vi a la bestia y a los reyes del mundo y sus ejércitos, todos
reunidos para luchar contra el que está sentado en el caballo y contra su
ejército. (20) Y la bestia fue capturada, y junto con ella, el falso profeta
que hacía grandes milagros en nombre de la bestia; milagros que engañaban a
todos los que habían aceptado la marca de la bestia y adorado a su estatua.
Tanto la bestia como el falso profeta fueron lanzados vivos al lago de fuego
que arde con azufre. (21) Todo su ejército fue aniquilado por la espada afilada
que salía de la boca del que montaba el caballo blanco. Y todos los buitres
devoraron los cuerpos muertos hasta hartarse.
Antes que Jesús naciera se le prometió que se sentaría sobre el
trono de David.
Hoy está sentado a la diestra del trono de su Padre (Ap.3.21).
Apoc.3:21
Todos los que salgan vencedores se sentarán conmigo en mi trono, tal como yo
salí vencedor y me senté con mi Padre en su trono.
Lucas
22:69 Pero, desde ahora, el Hijo del Hombre estará sentado en el lugar de
poder, a la derecha de Dios.*
Pero cuando vuelva a esta tierra en juicio y gloria, reclamará el
trono de David y reinará sobre la casa de Jacob. Por supuesto, primero regresará
en el aire para llevar a su remanente al Reino Celestial (1Ts
4.13–18).
1Ts
4:13 Y ahora, amados hermanos, queremos que sepan lo que sucederá con los
creyentes que han muerto,* para que no se entristezcan como los que no tienen
esperanza. (14) Pues, ya que creemos que Jesús murió y resucitó, también
creemos que cuando Jesús vuelva, Dios traerá junto con él a los creyentes que
hayan muerto. (15) Les decimos lo siguiente de parte del Señor: nosotros, los
que todavía estemos vivos cuando el Señor regrese, no nos encontraremos con él
antes de los que ya hayan muerto. (16) Pues el Señor mismo descenderá del cielo
con un grito de mando, con voz de arcángel y con el llamado de trompeta de
Dios. Primero, los cristianos que hayan muerto* se levantarán de sus tumbas. (17)
Luego, junto con ellos, nosotros los que aún sigamos vivos sobre la tierra,
seremos arrebatados en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire.
Entonces estaremos con el Señor para siempre. (18) Así que anímense unos a
otros con estas palabras.
Cuando esto suceda de inmediato seguirán siete años de terrible
tribulación sobre la tierra.
Es decir: «el tiempo de la aflicción de Jacob».
Cuando Satanás y sus diabólicos asociados hayan hecho lo peor, Jesucristo
volverá para juzgar y librará a sus ovejas verdaderas de las garras del mundo y
su maldad.
Entonces
habrá una tierra renovada.
Un Israel restaurado y un Reino justo por mil años (Ap 20.1–5).
Apocalipsis
20:1-5 Luego vi a un ángel que bajaba del
cielo con la llave del abismo sin fondo* y una pesada cadena en la mano. (2)
Sujetó con fuerza al dragón —la serpiente antigua, quien es el diablo, Satanás
—y lo encadenó por mil años. (3) El ángel lo lanzó al abismo sin fondo y lo
encerró con llave para que Satanás no pudiera engañar más a las naciones hasta
que se cumplieran los mil años. Pasado ese tiempo, debe ser soltado por un poco
de tiempo. (4) Después vi tronos, y los que estaban sentados en ellos habían
recibido autoridad para juzgar. Vi las almas de aquéllos que habían sido
decapitados por dar testimonio acerca de Jesús y proclamar la palabra de Dios.
Ellos no habían adorado a la bestia ni a su estatua, ni habían aceptado su marca
en la frente o en las manos. Volvieron a la vida, y reinaron con Cristo durante
mil años. (5) Ésta es la primera resurrección. (El resto de los muertos no
volvieron a la vida hasta que se cumplieron los mil años).
Si Cristo es tu Buen Pastor
debido a que lo recibiste como tú único y
verdadero Salvador;
Permítale también ser tu Gran Pastor
que te guíe y bendiga tu vida.
Entonces cuando Él vuelva como el Rey de los pastores, usted hará
participe del Reino Celestial, que esta únicamente destinado para aquellos que hacemos la
voluntad y obediencia de la palabra de Dios.
¿Está usted
listo?
¿Está usted
haciendo la voluntad y obediencia de Dios Padre, en su palabra?.
Recuerde esto:
Jesús
les dijo a los que creyeron en él: —Ustedes son verdaderamente mis discípulos si
se mantienen fieles a mis enseñanzas; y conocerán la verdad, y la verdad
los hará libres. Juan 8:31-32
Gracia y Paz.
Pastor y Administrador, Rogers Infante.
Bendiciones a mis hermanos en la fe.
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