Gracia y paz
para todos mis hermanos en la obra de Dios Padre y de su Hijo Jesucristo, el
cordero inmolado que hoy se encuentra sentado a la diestra del Padre, Jehová de
los ejércitos, el Todopoderoso.
Y que al sonar de la
séptima trompeta Jesús, su Hijo amado, vendrá a este planeta para traer juicio
contra todo ser perverso e idolatra
El capítulo 1 de la
primera carta a tesalónica se describe a
la iglesia ideal.
El capítulo 2 de la
primera carta nos muestra un cuadro del pastor o siervo cristiano ideal.
El Apóstol Pablo nos ha dicho cómo el evangelio llegó a Tesalónica.
Ahora nos dice cómo ministró a los jóvenes creyentes.
El Apóstol Pablo explica por qué la mayoría de sus convertidos permanecieron fieles al Señor y por qué sus iglesias crecieron.
Él Nos presenta 4
cualidades del
verdadero obrero cristiano
ideal.
El obrero ideal debe ser un siervo fiel (2.1–6)
1Ts 2:1 Ustedes bien saben,
amados hermanos, que nuestra visita a ustedes no fue un fracaso. (2) Saben lo
mal que nos trataron en Filipos y cuánto sufrimos allí justo antes de verlos a
ustedes. Aun así, nuestro Dios nos dio el valor de anunciarles la Buena
Noticia con valentía, a pesar de gran oposición. (3) Como ven, no predicamos
con engaño ni con intenciones impuras o artimañas. (4) Pues hablamos como mensajeros aprobados por Dios, a quienes se les
confió la Buena Noticia. Nuestro
propósito es agradar a Dios, no a las personas. Solamente él examina
las intenciones de nuestro corazón. (5) Como bien saben, ni una sola vez
tratamos de ganarlos adulándolos. ¡Y Dios es nuestro testigo de que nunca
aparentamos ser amigos de ustedes con el fin de sacarles dinero! (6) En
cuanto a elogios humanos, nunca los hemos buscado ni de ustedes ni de nadie.
¡Qué tremendo privilegio «que se
nos
confiase el evangelio»! (2.4).
Con frecuencia hablamos de la mayordomía de las cosas materiales, pero necesitamos también recordar que cada creyente es un mayordomo del evangelio y de la Palabra de Dios.
Dios dio el mensaje al Apóstol Pablo
(1Ti.1.11);
El Apóstol
Pablo a su vez lo encargó a Timoteo (1Ti.6.20)
Y se esperaba que este lo confiara a personas fieles de las iglesias.
Quienes a su vez lo encargarían a otros (2Ti.2.2).
La principal responsabilidad de un administrador
es ser fiel.
1Co 4:1-2 Así que, a Apolos y a mí,
considérennos como simples siervos de Cristo, a quienes se nos encargó la tarea
de explicar los misterios de Dios. (2) Ahora bien, alguien que recibe el
cargo de administrador, debe ser fiel.
Iglesia, es en esa fidelidad que seremos probados y recompensados cuando Cristo venga.
Pero para ser fiel a
su mayordomía el creyente debe estar dispuesto a sufrir.
A Pablo y a Silas les habían tratado vergonzosamente en Filipos.
Hechos 16:19-25 Las esperanzas de sus amos de hacerse ricos ahora quedaron destruidas,
así que, agarraron a Pablo y a Silas y los arrastraron hasta la plaza del
mercado ante las autoridades. (20) «¡Toda la ciudad está alborotada a causa de
estos judíos! —les gritaron a los funcionarios de la ciudad —. (21) Enseñan
costumbres que nosotros, los romanos, no podemos practicar porque son
ilegales». (22) Enseguida se formó una turba contra Pablo y Silas, y los
funcionarios de la ciudad ordenaron que les quitaran la ropa y los golpearan
con varas de madera. (23) Los golpearon severamente y después los metieron en
la cárcel. Le ordenaron al carcelero que se asegurara de que no escaparan. (24)
Así que el carcelero los puso en el calabozo de más adentro y les sujetó los
pies en el cepo. (25) Alrededor de la medianoche, Pablo y Silas estaban orando
y cantando himnos a Dios, y los demás prisioneros escuchaban.
El Apóstol
Pablo y Silas oraban porque sabían que
Dios les
había
confiado el evangelio y que tenían que llevar el mensaje a otras ciudades.
En lugar de atemorizarse,
eran intrépidos para proclamar las buenas nuevas.
El mayordomo fiel debe vivir para agradar a Dios, no a los
hombres (v. 4).
Es tentador comprometer el mensaje para ganar amigos.
Pero Dios no puede bendecir al mayordomo cuyo mensaje y ministerio no están acordes al patrón divino.
El Apóstol Pablo afirma que su mensaje no es de engaño ni de error; o sea, era la
verdadera Palabra de Dios.
Su motivo era puro y no de impiedad; y sus métodos eran limpios, no engañosos.
El Apóstol Pablo no recurría a
lisonjear a las personas para obtener ganancia personal,
como lo es de costumbre en ciertas iglesias paganas.
Pablo siempre honró a los obreros fieles y alababa
donde se
debía; mas no usaba
lisonjas para
ganar
convertidos
ni para
influir
en
los seguidores.
Hechos 4:18-21 Así que llamaron nuevamente a los apóstoles y les ordenaron que nunca
más hablaran ni enseñaran en el nombre de Jesús. (19) Pero Pedro y Juan
respondieron: «¿Acaso piensan que Dios quiere que los obedezcamos a ustedes
en lugar de a él? (20) Nosotros no
podemos dejar de hablar acerca de todo lo que hemos visto y oído». (21)
Entonces el Concilio los amenazó aún más, pero finalmente los dejaron ir porque
no sabían cómo castigarlos sin desatar un disturbio. Pues todos alababan a Dios
La segunda cualidad es ser como una madre que cuida (2.7,8)
1Ts 2:7 Como apóstoles de
Cristo, sin duda teníamos el derecho de hacerles ciertas exigencias; sin
embargo, fuimos como niños* entre ustedes. O bien, fuimos como una madre que
alimenta y cuida a sus propios hijos. (8) Los amamos tanto que no sólo les
presentamos la Buena Noticia de Dios, sino que también les abrimos nuestra
propia vida.
Parece extraño que Pablo se
auto compare en el versículo 7 con una «nodriza que cuida con
ternura».
Pero no
solamente se compara como una madre que cuida a sus hijos, sino que también se
compara como un padre, desde que recibió a cristo en su corazón, y llevo las
nuevas noticias, posteriormente pide que lo imitemos.
1Co 4:14-16 No les escribo estas cosas para avergonzarlos, sino para advertirles
como mis amados hijos. (15) Pues, aunque tuvieran diez mil maestros que les
enseñaran acerca de Cristo, tienen sólo un padre espiritual. Pues me
convertí en su padre en Cristo Jesús cuando les prediqué la Buena Noticia.
(16) Así que les ruego que me imiten.
Todo buen
padre desea que sus hijos lo imiten.
Tercera cualidad es ser un buen padre espiritual y preocupado
por sus hijos. (2.9–16)
1Ts 2:9-16 ¿Acaso no se acuerdan, amados hermanos, cuánto trabajamos
entre ustedes? Día y noche nos esforzamos por ganarnos la vida, a fin de no ser
una carga para ninguno de ustedes mientras les predicábamos la Buena Noticia de
Dios. (10) Ustedes mismos son nuestros testigos —al igual que Dios —de que
fuimos consagrados, sinceros e intachables con todos ustedes, los creyentes. (11)
Y saben que tratamos a cada uno como un padre trata a sus propios hijos.
(12) Les rogamos, los alentamos y les aconsejamos que lleven una vida que Dios
considere digna. Pues él los llamó para que tengan parte en su reino y gloria.
(13) Por lo tanto, nunca dejamos de darle gracias a Dios de que cuando
recibieron su mensaje de parte nuestra, ustedes no consideraron nuestras
palabras como sólo ideas humanas. Tomaron lo que dijimos como la misma palabra
de Dios, la cual, por supuesto, lo es. Y esta palabra sigue actuando en ustedes
los que creen. (14) Y luego, amados hermanos, sufrieron persecución por parte
de sus propios compatriotas. De esta manera imitaron a los creyentes de las
iglesias de Dios en Judea, quienes por su fe en Cristo Jesús sufrieron a manos
de su propio pueblo, los judíos. (15) Pues algunos de los judíos mataron a los
profetas, y otros incluso mataron al Señor Jesús. Ahora también nos han
perseguido a nosotros. Ellos no agradan a Dios y actúan en contra de toda la
humanidad (16) al tratar de impedir que prediquemos la Buena Noticia de
salvación a los gentiles.* Cuando hacen esto siguen amontonando sus pecados.
Pero la ira de Dios por fin los ha alcanzado.
El Apóstol Pablo usa la imagen de un padre, pero el pensamiento principal aquí es el del cuidado amoroso.
Los nuevos cristianos necesitan amor, alimento y cuidado cariñoso, así como la madre lo
daría a sus hijos.
Los niños recién nacidos necesitan la leche de la Palabra
(1Pedro.2.2) y deben «graduarse» al alimento sólido (1Cor.3.1–4; Heb 5.11–14), al pan (Mt 4.4) y la miel (Sal
119.103).
La manera en que la madre alimenta al hijo es casi tan importante como el alimento que le da.
Qué importante es que nosotros, que somos cristianos más viejos, alimentemos a los jóvenes creyentes con amor y paciencia
Veamos
este Ministerio «paternal» del
Apóstol Pablo:
Trabajó (v. 9a),
Predicó (v. 9b),
Se comportó (v. 10),
Exhortó (v. 11) y sufrió (v. 14).
Un padre debe velar por su familia y sacrificarse
por su bienestar.
El hombre
que abandona a su mujer y a sus hijos, no debería llamarse hijo de Dios.
Los hijos son grandes imitadores y es importante que las vidas de los «padres espirituales» sean ejemplares.
El Apóstol
Pablo podía haber reclamado sus derechos como Apóstol y exigido que la iglesia lo sostuviera (2.6), pero en
lugar de eso,
sacrificadamente
trabajaba con sus manos para ministrar en la iglesia.
Pablo también se cuidaba de vivir una vida Santa (ante Dios), Justa (ante el hombre) y sin tacha (ante sí mismo).
Uno
de los deberes de los padres es
exhortar y educar a sus hijos, y Pablo hizo esto en Tesalónica.
Proveyó enseñanza individual y personal a cada uno de los
presente, así como en el ministerio público de la iglesia.
Los líderes espirituales no dependen únicamente de su ministerio público; sus
hijos espirituales necesitan además estímulo y consejo personal.
El
ministerio del
Apóstol Pablo como padre era:
«Exhortar» o persuadir;
«Consolar» o estimular;
«Encargar» o testificar.
El Apóstol Pablo no sólo les enseñó la
Palabra, sino que les animaba a partir de sus propias experiencias en el Señor.
El
apóstol se regocijaba de cómo sus hijos espirituales recibieron la Palabra de Dios.
Sabía que el Poder de Dios, obraría en sus vidas, si ellos recibían la Palabra y creían en ella.
Si unimos a Filipenses 2.12–13, con Efesios 3.20–21 y 1Tesalonicenses 2.13, veremos que Dios obra en nosotros mediante su Palabra, su Espíritu y la oración.
Flp 2:12-13 Queridos amigos, siempre siguieron mis instrucciones cuando estaba con
ustedes. Y, ahora que estoy lejos, es aún más importante que lo hagan.
Esfuércense por demostrar los resultados de su salvación obedeciendo a Dios con
profunda reverencia y temor. (13) Pues Dios trabaja en ustedes y les da el
deseo y el poder para que hagan lo que a él le agrada.
Efe 3:20-21 Y ahora, que toda la gloria sea para Dios, quien puede lograr mucho más
de lo que pudiéramos pedir o incluso imaginar mediante su gran poder, que actúa
en nosotros. (21) ¡Gloria a él en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las
generaciones desde hoy y para siempre! Amén.
1Ts 2:13 Por lo tanto, nunca dejamos de darle gracias a Dios de que cuando
recibieron su mensaje de parte nuestra, ustedes no consideraron nuestras
palabras como sólo ideas humanas. Tomaron lo que dijimos como la misma palabra
de Dios, la cual, por supuesto, lo es. Y esta palabra sigue actuando en ustedes
los que creen.
Por último, el Apóstol Pablo advirtió a su familia espiritual respecto a
los enemigos que los perseguirían.
Si los cristianos se convierten en seguidores del Señor
y de las iglesias, pueden esperar que Satanás y sus seguidores los persigan.
La cuarta y última calidad es ser un Gran hermano cariñoso (2.17–20)
1Ts 2:17-20 Amados hermanos,
después de estar separados de ustedes por un breve tiempo (aunque nuestro
corazón nunca los dejó), hicimos todo lo posible por regresar, debido a nuestro
intenso anhelo de volver a verlos. (18) Teníamos muchas ganas de visitarlos de
nuevo, y yo, Pablo, lo intenté una y otra vez, pero Satanás nos lo impidió. (19)
Después de todo, ¿qué es lo que nos da esperanza y alegría?, ¿y cuál será
nuestra orgullosa recompensa y corona al estar delante del Señor Jesús cuando
él regrese? ¡Son ustedes! (20) Sí, ustedes son nuestro orgullo y nuestra
alegría.
¡Cómo le encantaba al
Apóstol Pablo llamar «hermanos» a estos santos!
Usa la palabra hermanos 21 veces en las
dos
epístolas a los Tesalonicenses.
(Por
supuesto, esto incluía también a las hermanas.)
Se veía a sí mismo como uno de ellos, una parte de la familia.
En el versículo 17 dice que se había «separado» de ellos por un corto tiempo, como un hijo lejos del hogar.
En otras palabras: Los quería, oraba por ellos y deseaba grandemente verlos de nuevo.
Después de todo, la prueba de
nuestra vida espiritual no es lo que hacemos cuando estamos en la
iglesia con «la familia», sino cómo nos conducimos cuando estamos lejos de la iglesia.
Pablo no era la clase de miembro de la iglesia que «se tomaba unas vacaciones» de la casa de Dios, ni mucho menos para
pensionarse y luego descansar, como pretender hacerlos ciertos “lideres”
ecuménicos y apostatas de las iglesias modernas de hoy.
Como se mencionó antes, cada capítulo de esta epístola termina con
una referencia al regreso de Cristo.
En el capítulo 1 esto se relaciona con la salvación.
En el capítulo 2 se relaciona con el servicio.
¿Por qué pudo Pablo ministrar fielmente y
con amor a estos santos?
Porque los veía a la luz de la venida de Cristo.
¡Esperaba el día glorioso cuando se regocijaría por ellos en la presencia de Cristo!
Jesús sufrió la cruz «por el gozo puesto delante de Él» (Heb 12.2);
Este «gozo» es sin lugar a dudas el de presentar la Iglesia a su Padre
(Judas.24).
Por el mismo
gozo Pablo
sufrió toda clase
de sufrimientos.
¿Nos regocijamos en que contemplaremos a Jesús un día?
Finalmente podemos concluir
diciendo:
Que el Apóstol Pablo nos dice que una de las grandes
experiencias con las cuales contaba cuando Cristo viniera a recoger a Su
iglesia sería la oportunidad de ver a estos creyentes que él había guiado a
Cristo.
Los cristianos de Tesalónica que él había ganado
para Cristo eran para él un motivo de alegría aquí en la tierra y lo serían en
la futura eternidad.
Por cierto, ¿habrá alguna persona en el cielo que se le acerque a usted y le dé las
gracias por haberle presentado la Palabra de Dios y guiarle a Cristo aquí en la
tierra?
¿Ha contribuido usted para las
misiones?
Si usted lo ha hecho, en el cielo, alguien a quien nunca ha
conocido, alguien del otro extremo del mundo, podría acercarse y agradecérselo.
Le agradecerá por haberse interesado en ayudar a proclamar
la Palabra de Dios, porque ese mensaje le alcanzó y le permitió ser salvo.
Estimada Iglesia, esto va a ser parte
del premio que recibiremos en el cielo.
Tenemos que ser conscientes de ello durante nuestra vida
aquí en la tierra.
Es una hermosa esperanza poder esperar con ansia, con esa
expectativa, el momento en el que Jesucristo recoja a Su iglesia de este mundo.
Incluso habrá más alegría el pensar que alguien que ha
confiado en Cristo a causa de su testimonio personal irá con usted a
encontrarse con el Señor.
Amada Iglesia, así concluimos nuestro estudio de este capítulo 2, de la
primera epístola del Apóstol Pablo a los Tesalonicenses.
Mientras tanto, le sugerimos que lea el contenido del capítulo 3, para
familiarizarse con su contenido.
Gracia y Paz
Pastor y
Administrador, Rogers Infante.
Bendiciones a mis
hermanos en la fe.
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