DOMINIO, AUTORIDAD Y VICTORIA
Juan
8:12 Jesús habló una vez más al pueblo y dijo: «Yo soy la luz del mundo. Si
ustedes me siguen, no tendrán que andar en la oscuridad porque tendrán la luz
que lleva a la vida».
Cada uno de los que hemos recibido a Cristo en
nuestro corazón con fidelidad y obediencia, podemos catalogarnos más que
vencedores en cristo Jesús.
Así que usted debe saber y comprender
que eres más que vencedor.
Escuche esto que es muy
importante:
Lo que te aleja o acerca a Dios, es
lo que determina si serás derrotado o más que vencedor.
El Hijo de Dios, Jesús, quien nos
amó, el mismo ha vencido al pecado y a la muerte.
Es decir: que somos más que vencedores porque el mismo Hijo de Dios, peleó la batalla
y nosotros, quienes somos los hijos adoptivos de Dios, recibimos el beneficio sin
haber muerto en la cruz.
Amen.
Un ejemplo más claro: es como nuestros hijos a quienes
hacemos más que vencedores porque les damos la oportunidad de estudiar sin tener
que trabajar.
En otras palabras: Nosotros los padres, nos esforzamos
por ellos.
Dicho de otra manera: Peleamos la batalla por ellos y
obtenemos los recursos para que ellos puedan recibir los beneficios.
Así de generoso y
misericordioso es Nuestro Padre celestial con Sus hijos.
Romanos
8:35-39 ¿Acaso hay algo que pueda separarnos del amor de Cristo? ¿Será que él
ya no nos ama si tenemos problemas o aflicciones, si somos perseguidos o
pasamos hambre o estamos en la miseria o en peligro o bajo amenaza de muerte? (Como
dicen las Escrituras: «Por tu causa nos matan cada día; nos tratan como a
ovejas en el matadero»*). Claro que no, a pesar de todas estas cosas, nuestra
victoria es absoluta por medio de Cristo, quien nos amó. Y estoy convencido de
que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni
ángeles ni demonios,* ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de
mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de
Dios. Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en
toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en
Cristo Jesús nuestro Señor.
Cuando leemos estos versículos,
debemos entender y comprender que nada absolutamente nada, debe separarnos del
amor de Cristo, quien nos ha hecho más que vencedores del mundo.
Entonces: ¿Cómo podemos identificar a alguien que
dice ser más que vencedor?
Lo identificamos cuando
vemos que esta persona anda de la mano del Señor sin importar por lo que esté
pasando, sea bueno o malo.
Lo digo porque ciertamente algunos
creyentes se acercan a Dios cuando están mal, a punto de divorciarse o en
bancarrota, y se alejan de la presencia de Dios, cuando comienza su situación a
mejorar.
Y este método de sistema, no debería ser así.
También vemos que algunos jóvenes
solteros dejan de servir en la iglesia cuando Dios les da la oportunidad de
encontrar pareja y casarse.
Así que para saber si el noviazgo
está respaldado por Dios, debemos primeramente evalúa si esta persona te acerca
más a Dios o te va a alejar de su presencia.
Lo digo porque está claro que todo lo
que te aleje del amor de Dios, te convierte en un perdedor.
También hay quienes están cerca del
Señor y se alejan cuando algo no va bien.
Pero a pesar de cualquier
circunstancia que se nos presente en la vida, el verdadero cristiano debe saber
y comprender que sobre todas las cosas, nada debe separarnos del amor de Dios,
el cual nos hace más que vencedores.
1Juan 2:13-17 Les escribo a
ustedes, los que son maduros en la fe,* porque conocen a Cristo, quien existe
desde el principio. Les escribo a ustedes, los que son jóvenes en la fe, porque
han ganado la batalla contra el maligno. Les he escrito a ustedes, que son
hijos de Dios, porque conocen al Padre. Les he escrito a ustedes, los que son
maduros en la fe, porque conocen a Cristo, quien existe desde el principio. Les
he escrito a ustedes, los que son jóvenes en la fe, porque son fuertes; la
palabra de Dios vive en sus corazones, y han ganado la batalla contra el
maligno. No amen este mundo ni las cosas que les ofrece porque, cuando aman al
mundo, no tienen el amor del Padre en ustedes. Pues el mundo sólo ofrece un
intenso deseo por el placer físico, un deseo insaciable por todo lo que vemos y
el orgullo de nuestros logros y posesiones. Nada de eso proviene del Padre,
sino que viene del mundo; y este mundo se acaba junto con todo lo que la gente
tanto desea. Pero el que hace lo que a Dios le agrada vivirá para siempre.
Que vemos en estos
versículos:
Vemos que el mismo Jesús, nos asegura
que todo aquel que se compenetra con nuestro Dios y Padre Eterno, obtendrá la
victoria.
De hecho cuando nacimos de nuevo,
hemos vencido al maligno.
Por consiguiente no debemos volver
atrás.
Es fácil vencer en este tiempo al
maligno, porque sabemos que antes de enfrentarlo, ya había sido derrotado por
Jesús.
Y con Jesús, somos más que
victoriosos.
Ahora nos preguntamos:
¿Por qué a veces muchos creyentes
permiten que el maligno los derrote?
Porque realmente, estos creyentes
faltos de fe, no crees que Jesús ya lo venció.
Mire, cuando usted confía
verdaderamente en Dios y en su Hijo Jesús, la victoria se manifiestan en todas
las áreas de nuestra vida.
Ahora, si usted confía solo en su propia fuerza, no lograra
vencer al maligno.
Porque nuestra fe, debe estar puesta
firmemente en Jesús, quien venció al mundo, y no nosotros.
Si el diablo ya está
derrotado, ¡créelo!, no te le acerques a verificarlo.
A muchos creyentes les cuesta vencer
al vencido porque debes reforzar su fe en la victoria que Dios ya te ha
otorgado.
Y la manera en que puedes reforzar tu
fe, es en la obediencia y fidelidad ante Jesús y su Iglesia.
Tenga muy presente que Jesús recuperó
EL DOMINIO, AUTORIDAD Y VICTORIA.
Si ÉL lo logro, demostremos que esa victoria vive en
nosotros porque somos más que vencedores en cristo Jesús.
¿Y cómo lo hago?
Respetando los mandamientos y
estatutos bíblicos, obedeciendo los mandatos allí escritos, sin excusas.
Génesis
1:28 Luego Dios los bendijo con las siguientes palabras: «Sean fructíferos y
multiplíquense. Llenen la tierra y gobiernen sobre ella. Reinen sobre los peces
del mar, las aves del cielo y todos los animales que corren por el suelo».
En este versículo vemos que Dios creó
a Adán con dominio, autoridad y victoria.
Pero cuando Adán peco, perdió lo que
había recibido.
Sin embargo, nosotros, los que hemos
recibido a cristo, ya fuimos redimidos por la sangre de Cristo y gracias a Él
recuperamos la autoridad.
El problema está, en que cuando
pecamos, sufrimos el daño colateral de la pérdida de confianza en nuestra
identidad y capacidad de superar los errores.
Es decir perdemos toda la autoridad, dominio y victoria.
Además empezamos a enfrentar los
problemas en la familia, las finanzas y en la economía.
Todo porque pecamos y no nos
sometemos a los mandatos de Dios.
Esto sucede, Porque cuando
caemos en tentación, desperdiciamos nuestros recursos.
Y no solo nuestros
recursos, sino que también nos alejamos de la iglesia y del amor de quienes se
preocupan por nosotros.
Una de las maneras en lo
cual demostramos obediencia y fidelidad ante Dios, es llevando lo que le
corresponde a Dios, al templo o la iglesia.
De esa manera nos
reconciliamos y damos pasos de obediencia ante Dios.
Malaquías 3:10 Traigan todos los diezmos al
depósito del templo, para que haya suficiente comida en mi casa. Si lo hacen
—dice el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales— les abriré las ventanas de los cielos. ¡Derramaré una bendición tan
grande que no tendrán suficiente espacio para guardarla! ¡Inténtenlo!
¡Pónganme a prueba!
Pero como no hacemos esto, porque no
nos interesa que Dios abra las ventanas de los cielos y mucho menos nos importa
que Derrame las bendiciones, entonces hacemos lo que se nos da la gana.
Y empezamos a excusarnos delante de
Dios, para vivir en derrota.
Es triste decirlo, pero muchos son los que gastan su dinero
en algún vicio, “llámelo como usted quiera”.
Pero la realidad es que estas
personas prefieren mantener ese vicio y enfrentar dificultades en su hogar, con
su esposa y sus hijos, que someterse a la voluntad de Dios y a la iglesia de
cristo.
Entonces como no hacen la
voluntad de Dios, estas personas permiten que los daños colaterales, los
alcancen.
En otras palabras y dicho de
otra manera,
cuando le entregamos nuestra vida Dios y a Jesús, en obediencia y fidelidad, esta
viene con múltiples beneficios colaterales.
Es decir: Que al dejar los vicios
podemos ofrecerle una vida más cómoda a nuestra familia y las relaciones
mejoran por completo con nuestra esposa e hijos.
Todo porque aprendemos a obedecer, y ser fiel trae
beneficios y bendiciones.
Todo hijo de Dios sabe que cuando un
creyente entra en pecado, este pierde toda la confianza para actuar, trabajar y
relacionarse.
Por eso es muy importante que todo
aquel que ha pecado, deba volver a confía en el Señor, someterse a la autoridad
puesta por Dios y Jesucristo en la iglesia y aceptar la redención que te ofrece
y que te devuelve el dominio sobre el enemigo.
Solo así, usted podrá ser un cristiano con DOMINIO,
AUTORIDAD Y VICTORIA.
Ahora, usted tiene el libre albedrio,
y podrá hacer lo que más le interese, pero también es cierto que su vida no
depende de usted, sino de aquel que se la dio.
Lucas 11:23 »El que no está conmigo a mí se
opone, y el que no trabaja conmigo, en realidad, trabaja en mi contra.
Mateo 12:30-32 »El que no está conmigo, a mí se
opone, y el que no trabaja conmigo, en realidad, trabaja en mi contra.
Jesús, vino a salvarnos y nos hizo
nacer de nuevo en Su Espíritu.
En esa nueva vida, recuperamos la
autoridad perdida porque Él tiene toda potestad sobre el cielo y sobre la
tierra.
Entonces, ahora puedes vencer porque ¡tienes autoridad de
nuevo!
Por eso hoy le digo a usted: Date por vencedor, se fiel y
obediente a los mandatos de Dios escrito en la Biblia, y así recuperaras tu
confianza en Jesús y Su victoria será la tuya. Amen.
Josué
6:1-5
Ahora bien, las puertas de Jericó estaban bien cerradas, porque la gente tenía
miedo de los israelitas. A nadie se le permitía entrar ni salir. Pero el SEÑOR
le dijo a Josué: «Te he entregado Jericó, a su rey y a todos sus guerreros
fuertes. Tú y tus hombres de guerra marcharán alrededor de la ciudad una vez al
día durante seis días. Siete sacerdotes caminarán delante del arca; cada uno
llevará un cuerno de carnero. El séptimo día, marcharán alrededor de la ciudad
siete veces mientras los sacerdotes tocan los cuernos. Cuando oigas a los
sacerdotes dar un toque prolongado con los cuernos de carnero, haz que todo el
pueblo grite lo más fuerte que pueda. Entonces los muros de la ciudad se
derrumbarán, y el pueblo irá directo a atacar la ciudad».
Mire esto: La ciudad estaba protegida y distante
de Josué.
Pero Dios ya se la había entregado a
Josué y su pueblo.
Es decir: Dios se la dio, pero Josué no la
tenía aun, pero ya era de Él.
Todo porque Josué obedeció y fue fiel a la palabra de Dios.
En otras palabras: Las entradas que se encontraban
cerradas están por abrirse.
Hoy solo te puedo decir que
confíes en todo lo que Dios te ha dicho.
Obedece las instrucciones de Dios,
porque Él ya arregló tu victoria, así como dispuso todo para que Su pueblo
conquistara Jericó.
La instrucción que Josué
recibió no era sacar la espada y pelear.
Dios le dijo se paciente.
Pero Josué esperaba luchar por la
Tierra Prometida, ya que rodear la ciudad y tocar las trompetas durante siete
días no era precisamente la idea de una batalla.
Pero este hombre de Dios
obedeció fielmente y se sometió a Dios, demostrando que nada los separaba de la
fe y el amor que le rendían a Dios.
Lo mismo debes hacer usted ahora.
Obedezca a Dios cada día de su vida y
verás que lograrás en un día los que antes lograbas en siete.
Seguramente piensas y crees
que tu esfuerzo no vale la pena.
Posiblemente te cansas de
esforzarte por lograr el bien.
Y muchas veces piensas que
perdonar, amar y bendecir no dan resultados.
Pero Dios te dice hoy: Se paciente, No desmayes, porque yo estoy contigo.
Dios está plenamente convencido de tu
victoria.
Pero debes obedecerle, en todo tiempo
y en cualquier circunstancia.
Cree firmemente que Dios obrara en
usted, pero debes estar convencido que así será.
Cuando sabemos que somos más que
vencedores y que nada nos separará de Su amor, estamos dispuestos a seguir Sus
instrucciones por extrañas o difíciles que parezcan.
Esa fe y obediencia es la
que nos da la victoria.
Seremos más que vencedores si estamos
plenamente convencidos de que ni la vida, ni la muerte, ni el enemigo ni las
puertas cerradas nos separarán del amor de Dios y de la fe en nuestra victoria.
Pero debemos obedecer a Dios, lo
dicho en su palabra.
2Corintios 4:7-9 Ahora tenemos esta luz que brilla
en nuestro corazón, pero nosotros mismos somos como frágiles vasijas de barro
que contienen este gran tesoro.* Esto deja bien claro que nuestro gran poder
proviene de Dios, no de nosotros mismos. Por todos lados nos presionan las
dificultades, pero no nos aplastan. Estamos perplejos pero no caemos en la
desesperación. Somos perseguidos pero nunca abandonados por Dios. Somos
derribados, pero no destruidos.
Iglesia, en medio de las
dificultades, aprendamos a diferenciar lo externo de lo interno.
Claro que podríamos estar atribulados
en todo, en apuros, perseguidos y derribados, todo eso es externo, es lo que el
mundo podría hacernos sentir.
Sin embargo, nuestra fe en la
victoria que ya tenemos provoca que a pesar de todo eso negativo, no estemos
angustiados, desesperados, desamparados ni destruidos.
Recuerde esto: El enemigo siempre
intentara destruirte en tu mente.
Pero la angustia y la falta de paz
interior.
La desesperación de pensar que no
podremos salir del problema.
Y el desamparo de sentirnos
abandonados sin ayuda, nunca serán una realidad dentro de nuestro corazón.
Porque si afirmamos una y otra vez que
nada puede destruirnos, aunque seamos derribados, permaneceremos en victoria en
Cristo Jesús.
Apreciado hermano, tenga presente que
lo que vence al mundo es nuestra fe.
Si las circunstancias te han
derribado, levántate victorioso porque en el Señor, nada puede destruirte.
Esfuérzate en obedecerlo,
se fiel en todo, y empieza a rodear los muros que te apartan de tus bendiciones
las veces que sea necesario, para que Dios haga su parte y los milagros sucedan
en tu vida.
Solo la fe puede darte el valor para
hacer lo que Dios te mandará, porque los muros cayeron por el poder del Señor,
no por las vueltas que el pueblo dio.
Fue la plena confianza en
Dios lo que les dio la victoria.
Las vueltas representan la confianza,
obediencia y fidelidad ante Dios.
Pero la fuerza la puso Dios y fue Él,
quien derribo los muros para que su pueblo entrara.
Haz lo que Su Palabra dice
y deja que Él mueva Su mano en ti.
Obedécelo en todo y Entrégale tu vida
a Jesús, el Hijo de Dios.
Quien por Su gracia te ha dado la
vida eterna y la victoria sobre el mundo.
“les abriré las ventanas de los
cielos. ¡Derramaré una bendición tan grande que no tendrán suficiente espacio
para guardarla! ¡Inténtenlo!
¡Pónganme a prueba!”
Gracia y Paz.
Pastor y administrador, Rogers
Infante.
Dios me bendiga, a mi familia y mis
hermanos en la fe.
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