Renovados para aumentar nuestra fe
Oración inicial
"Señor,
danos un corazón entendido y sabiduría para saber qué hacer y el valor para
continuar sin desmayar, sabiendo que tú eres quien nos sustenta. Señor permítenos ser renovados para que podamos aumentar
nuestra fe."
Busquemos
en la palabra de Dios:
Lucas 17:5 Los apóstoles le dijeron al Señor: —Muéstranos cómo aumentar nuestra fe.
1Reyes 3:5-12 Esa noche, el SEÑOR se le apareció a Salomón en un sueño y Dios le
dijo: —¿Qué es lo que quieres? ¡Pídeme, y yo te lo daré! Salomón contestó: —Tú
mostraste fiel amor hacia tu siervo David, mi padre, un hombre transparente y
leal, quien te fue fiel. Hoy sigues mostrándole tu fiel amor al darle un hijo
que se siente en su trono. »Ahora pues, SEÑOR mi Dios, tú me has hecho rey en
lugar de mi padre David, pero soy como un niño pequeño que no sabe por dónde
ir. Sin embargo, aquí estoy en medio de tu pueblo escogido, ¡una nación tan
grande y numerosa que no se puede contar! Dame un corazón comprensivo para que
pueda gobernar bien a tu pueblo, y sepa la diferencia entre el bien y el mal.
Pues, ¿quién puede gobernar por su propia cuenta a este gran pueblo tuyo? Al
Señor le agradó que Salomón pidiera sabiduría. Así que le respondió: —Como
pediste sabiduría para gobernar a mi pueblo con justicia y no has pedido una
larga vida, ni riqueza, ni la muerte de tus enemigos, ¡te concederé lo que me
has pedido! Te daré un corazón sabio y comprensivo, como nadie nunca ha tenido
ni jamás tendrá.
Cuando tenemos la oportunidad de tener lo que
desearíamos en el mundo, debemos saber pedir.
Salomón pidió sabiduría, es decir: pidió un
corazón entendido para poder guiar bien al pueblo y para tomar decisiones
correctas.
Note que Salomón pidió sabiduría para llevar a cabo su trabajo.
No pidió a Dios que hiciera el trabajo por él.
Por eso no debemos pedir a Dios que haga lo
que nosotros podemos hacer.
Ya que Él siempre hará por nosotros lo que
nosotros no podemos hacer.
Es decir: Lo que se sale de
nuestras manos.
Es precisamente allí donde se manifiesta su
poder sobrenatural.
Pero cuando nos disponemos a
pedir, debemos pedir con una fe más profunda y con oraciones entregadas que
toquen su corazón.
A Dios le agrada escucharnos orar.
Y más cuando nuestras oraciones
salen verdaderamente de nuestro corazón y pensamientos para con Él.
Tenga muy en cuenta que Dios no exige
palabras elaboradas, ni frases rebuscadas.
Dios quiere hablar de nuestras necesidades y
nuestros deseos.
Una oración verdadera es lo que más importa,
pues Dios desea responder a nuestras peticiones.
Por eso debemos declarar en todo tiempo
que su palabra es nuestro sustento
Santiago 1:19-25 Mis amados hermanos, quiero que entiendan lo siguiente: todos ustedes
deben ser rápidos para escuchar, lentos para hablar y lentos para enojarse. El
enojo humano* no produce la rectitud* que Dios desea. Así que quiten de su vida
todo lo malo y lo sucio, y acepten con humildad la palabra que Dios les ha
sembrado en el corazón, porque tiene el poder para salvar su alma. Pero no sólo
escuchen la palabra de Dios, tienen que ponerla en práctica. De lo contrario,
solamente se engañan a sí mismos. Pues, si escuchas la palabra pero no la
obedeces, sería como ver tu cara en un espejo. Te ves a ti mismo, luego te
alejas y te olvidas cómo eres. Pero, si miras atentamente en la ley perfecta
que te hace libre y si la pones en práctica y no olvidas lo que escuchaste,
entonces Dios te bendecirá por tu obediencia.
Hoy
en día, la juventud moderna muchas veces habla demasiado y escuchan muy poco.
Sabemos y comprendemos que Dios nos dio solo una boca para hablar y
dos oídos para escuchar.
Y
con esta actitud podemos comunicarnos con los demás para expresar nuestras
ideas y así mismo tomar decisiones importantes que afecten nuestra vida.
Pero cuando hablamos demasiado y no dejamos que Dios nos hable a
nosotros a través de su Palabra, entonces caemos en el error.
Lo
que estamos haciendo es regularmente volvernos necios.
La
palabra de Dios nos dice claramente:
Salmos 19:7-10 Las enseñanzas del SEÑOR son perfectas, reavivan el alma. Los decretos
del SEÑOR son confiables, hacen sabio al sencillo. Los mandamientos del SEÑOR
son rectos, traen alegría al corazón. Los mandatos del SEÑOR son claros, dan
buena percepción para vivir. La reverencia al SEÑOR es pura, permanece para
siempre. Las leyes del SEÑOR son verdaderas, cada una de ellas es imparcial. Son
más deseables que el oro, incluso que el oro más puro. Son más dulces que la
miel, incluso que la miel que gotea del panal.
Es muy importante
lo que la Palabra de Dios nos dice pero mucho mejor es si la obedecemos.
Para esto tenemos
que abrir nuestros oídos espirituales y permitirle al Espíritu Santo nos de
sabiduría para aplicarla a nuestra vida.
La salvación no
viene de utilizar métodos humanos, sino de ser humildes y amables aceptando la
Palabra implantada, que Dios ha hecho que se arraigue en nuestro corazón.
Por
eso es muy importante en la vida cristiana tener un corazón renovado en el
Señor.
Proverbios 4:20-27 Hijo mío, presta atención a lo que te digo. Escucha atentamente mis
palabras. No las pierdas de vista. Déjalas llegar hasta lo profundo de tu
corazón, pues traen vida a quienes las encuentran y dan salud a todo el cuerpo.
Sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque éste determina el rumbo de tu
vida. Evita toda expresión perversa; aléjate de las palabras corruptas. Mira
hacia adelante y fija los ojos en lo que está frente a ti. Traza un sendero
recto para tus pies; permanece en el camino seguro. No te desvíes, evita que
tus pies sigan el mal.
Es importante que
guardemos nuestros sentimientos, porque ellos influyen en la totalidad de
nuestra vida.
Todo lo que permitimos que entre en
nuestro corazón y nuestra mente, y me refiero a los buenos sentimientos, los
buenos deseos, el amor, el perdón, la paz, nos hacen personas felices.
Pero tenga muy
claro que si por el contrario nos llenamos de amarguras, odio, resentimientos y
sentimientos negativos seremos personas desdichadas.
Así como pensemos y
actuemos, así mismo se comportaran las potestades contr5a nosotros.
Tenga pensamientos
rectos y buenos para con usted, su núcleo familiar y vera la bendiciones de
Dios protegiendo su vida y su núcleo familiar.
Pero tenga
pensamientos fuera de la voluntad de Dios, y vera como las potestades lo
corretean a usted hasta en sus sueños.
Nosotros
tenemos la capacidad de escoger nuestra vida.
Por eso
debemos escoger bien.
Para que
en el mañana no podamos ser manipulados por nuestras malas decisiones.
Las decisiones que
tomes hoy, puede afectar tu mañana.
Así como las
decisiones que tomaste ayer, pueden afectar tu hoy.
La palabra de Dios
nos manda a escoger bien.
Y bien significa
“la Vida”.
Deuteronomio 30:15-20 »¡Ahora
escucha! En este día, te doy a elegir entre la vida y la muerte, entre la
prosperidad y la calamidad. Pues hoy te ordeno que ames al SEÑOR tu Dios y
cumplas sus mandatos, decretos y ordenanzas andando en sus caminos. Si lo
haces, vivirás y te multiplicarás, y el SEÑOR tu Dios te bendecirá a ti y
también a la tierra donde estás a punto de entrar y que vas a poseer. »Sin
embargo, si tu corazón se aparta y te niegas a escuchar, y si te dejas llevar a
servir y rendir culto a otros dioses, entonces te advierto desde ya que sin
duda serás destruido. No tendrás una buena y larga vida en la tierra que
ocuparás al cruzar el Jordán. »Hoy te he dado a elegir entre la vida y la
muerte, entre bendiciones y maldiciones. Ahora pongo al cielo y a la tierra
como testigos de la decisión que tomes. ¡Ay, si eligieras la vida, para que tú
y tus descendientes puedan vivir! Puedes elegir esa opción al amar, al obedecer
y al comprometerte firmemente con el SEÑOR tu Dios. Esa* es la clave para tu
vida. Y si amas y obedeces al SEÑOR, vivirás por muchos años en la tierra que
el SEÑOR juró dar a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob».
Iglesia, nosotros
decidimos como queremos vivir.
Pero debemos
escoger la mejor opción.
Y esa opción, nos
la muestra Dios.
Tenga mu
presente que nuestro corazón, nuestros sentimientos de amor y deseos, dictan en
gran manera cómo vivimos.
Acuérdese
de Salomón.
Salomón nos dice
que tengamos cuidado con nuestros afectos, que nos aseguremos y concentremos en
esos deseos que nos mantendrán en el buen camino.
Asegurémonos de que
nuestros afectos nos lleven hacia la dirección correcta.
En otras palabras: Pongamos límites a
nuestros deseos y seamos puros como Jesús alejándonos del pecado.
Cuando estamos en
Cristo y vivimos en Él, nada, absolutamente nada nos puede separar de Dios, ya
que por medio de Jesús, somos más que vencedores.
Romanos 8:28-39 Y sabemos que Dios hace que
todas las cosas cooperen* para el bien de los que lo aman y son llamados según
el propósito que él tiene para ellos. Pues Dios conoció a los suyos de antemano
y los eligió para que llegaran a ser como su Hijo, a fin de que su Hijo fuera
el hijo mayor* de muchos hermanos. Y, después de haberlos elegido, Dios los
llamó para que se acercaran a él. Y, una vez que los llamó, los puso en la
relación correcta con él. Y, luego de ponerlos en la relación correcta con él,
les dio su gloria. ¿Qué podemos decir acerca de cosas tan maravillosas como
éstas? Si Dios está a favor de nosotros, ¿quién podrá ponerse en nuestra
contra? Si Dios no se guardó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos
nosotros, ¿no nos dará también todo lo demás? ¿Quién se atreve a acusarnos a
nosotros, a quienes Dios ha elegido para sí? Nadie, porque Dios mismo nos puso
en la relación correcta con él. Entonces, ¿quién nos condenará? Nadie, porque
Cristo Jesús murió por nosotros y resucitó por nosotros, y está sentado en el
lugar de honor, a la derecha de Dios, e intercede por nosotros. ¿Acaso hay algo
que pueda separarnos del amor de Cristo? ¿Será que él ya no nos ama si tenemos
problemas o aflicciones, si somos perseguidos o pasamos hambre o estamos en la
miseria o en peligro o bajo amenaza de muerte? (Como dicen las Escrituras: «Por
tu causa nos matan cada día; nos tratan como a ovejas en el matadero»*). Claro
que no, a pesar de todas estas cosas, nuestra victoria es absoluta por medio de
Cristo, quien nos amó. Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos
del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios,* ni nuestros
temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes
del infierno pueden separarnos del amor de Dios. Ningún poder en las alturas ni
en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación podrá jamás separarnos
del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor.
Dios hace posible que "todas las
cosas", no solo incidentes aislados, redunden en nuestro bien.
Esto no significa que todo lo que
nos pasa es bueno.
Lo malo sigue prevaleciendo en
nuestro mundo caído, pero Dios es capaz de cambiar todas las circunstancias a
nuestro favor si le obedecemos y le somos fiel.
Solo debemos creer, y creer verdaderamente y
sin dudar.
Cuando usted duda, permite que las
circunstancias adversas controlen su vida.
Por eso lo mejor que podemos hacer es confiar
en Dios.
Creer en su buena voluntad para con nosotros
y sobre todo permitir que Jesús sea nuestro guía, nuestra ayuda y aún nuestra
defensa.
Recuerde que Él nos protege del
mal y nos auxilia en los momentos de peligro.
Iglesia, nadie nos podrá hacer daño si él
está con nosotros.
Para cualquier cristiano desalentado este
poderoso pasaje ofrece hoy la seguridad del amor de Cristo, presente en cada
momento de la vida del creyente.
Nunca nos separaremos del amor de Cristo en esta vida.
Lo que sí es seguro es que en medio de las dificultades seremos
más que vencedores.
Como dije anteriormente, si queremos ser del
agrado de Dios, entonces pongamos en acción la habilidad para discernir y
escoger lo mejor.
Filipenses 1:9-11 Le pido a Dios que el amor de ustedes desborde cada vez más y que sigan
creciendo en conocimiento y entendimiento. Quiero que entiendan lo que
realmente importa, a fin de que lleven una vida pura e intachable hasta el día
que Cristo vuelva. Que estén siempre llenos del fruto de la salvación —es decir
el carácter justo que Jesucristo produce en su vida* —porque esto traerá mucha
gloria y alabanza a Dios.
Como conclusión de este poderoso mensaje,
debo decir que nuestra vida tiene situaciones cambiantes.
Es decir: que
constantemente estamos en movimiento y lo que hoy es una realidad, mañana
desaparece.
Lo importante es que en cada momento que
vivamos, cada etapa que pasemos o a cada lugar al que vayamos, tengamos la
compañía de Dios y rápidamente identifiquemos que es lo que el Señor quiere de
esa situación.
En otras palabras:
debemos entender cuál es su propósito para nuestras vidas y no perdernos, ni
dejarnos tentar por las distracciones que se ponen en medio.
Para esto es necesario todos los días, entre
muchas voces que te hablan, buscar la voz de Dios que nos habla a través de la
Biblia pero también por medio de lo que nos ha enseñado y que hace eco en
nuestras vidas al tomar una decisión.
En otras palabras: Pidamos usar la
sabiduría que nos es dada en nuestro diario vivir.
Gracia y Paz
Pastor y administrador Rogers
Infante
Que Dios derrame Bendiciones a mis
hermanos en la fe.
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