CONFIANDO EN JESÚS
Oración del
pastor
"Señor quiero caminar
contigo, entender tu palabra y obedecerte, que toda mi vida sea conforme a tus
propósitos. Amén"
Lucas 24:13-16 Ese mismo día, dos de los
seguidores de Jesús iban camino al pueblo de Emaús, a unos once kilómetros* de
Jerusalén. Al ir
caminando, hablaban acerca de las cosas que habían sucedido. Mientras conversaban y hablaban, de pronto Jesús mismo se
apareció y comenzó a caminar con ellos. Pero Dios impidió que lo reconocieran.
Lucas 24:25-31 Entonces Jesús les dijo:
—¡Qué necios son! Les cuesta tanto creer todo lo que los profetas escribieron
en las Escrituras. ¿Acaso no profetizaron claramente que el Mesías tendría que
sufrir todas esas cosas antes de entrar en su gloria? Entonces Jesús los guió por los escritos de
Moisés y de todos los profetas, explicándoles lo que las Escrituras decían
acerca de él mismo. Para entonces
ya estaban cerca de Emaús y del final del viaje. Jesús hizo como
que iba a seguir adelante, pero ellos le
suplicaron: «Quédate con nosotros esta noche, ya que se
está haciendo tarde». Entonces los acompañó a la casa. Al sentarse a comer,* tomó el pan y lo bendijo. Luego lo
partió y se lo dio a ellos. De pronto, se
les abrieron los ojos y lo reconocieron. Y, en ese instante, Jesús
desapareció.
Cuando leemos unos
versículos como estos, nos preguntamos:
¿Caminas con Jesús o caminas
solo?
Si caminas solo significa
que has trazado tu propio camino, basado en tu conveniencia personal sin tener
en cuenta a Dios y sus principios en tus decisiones.
Esto ha hecho que tu camino
sea difícil, lleno de confusión y sin descanso, que andes ciego con rumbo a un
destino incierto.
El estudio de
toda la Escritura nos da entendimiento de la verdad de Cristo, su vida, su
sacrificio, su resurrección y de cómo esto tiene el potencial de transformar
radicalmente nuestra existencia, y nos da la sabiduría necesaria para caminar
conforme a la voluntad de Dios.
Cuando es anunciada su
Palabra y la escuchamos atentamente, Él mismo viene y quiere caminar con
nosotros.
Y cuando
entendemos sus principios y los aplicamos a nuestra vida de seguro caminamos
con el resucitado, con el único que puede iluminar nuestro camino y llevarnos
rumbo a un lugar seguro.
Hoy tomemos la escritura
como guía a nuestros pies, caminemos en su fidelidad y obediencia, y de seguro
el mismo Señor Jesucristo andará con nosotros.
Solo entonces podemos
decirle confiadamente "Quédate con nosotros que está oscura la
noche", entonces Jesús entrará y se quedará en nosotros.
Cuando esto sucede, en
nuestros desiertos encontraremos ríos refrescantes que nos darán fuerzas para
el siguiente día.
Isaías 43:18-19 »Pero olvida todo eso; no es nada
comparado con lo que voy a hacer. Pues estoy a punto de hacer algo nuevo. ¡Mira, ya he comenzado! ¿No lo ves?
Haré un camino a través del desierto; crearé ríos en la tierra árida y baldía.
Cuando una creyente dice:
“cometí
demasiados errores”,
“para mí no hay
esperanza”,
“soy como soy y
nadie me cambia”.
Todo esto es producto de
nuestra falta de aceptar la verdad de Cristo, ya que Él vino para hacer algo
nuevo en nosotros.
Recordemos que Él nos hizo
nuevas criaturas.
Y que al ser nueva criatura
en cristo verdaderamente, nos convertimos en hijos del altísimo.
Todo esto sucede por medio
de la fe en Él.
Por lo tanto
no depende nuestra vida de las circunstancias difíciles, de lo que digan los
demás, sino de lo que dice Dios en su Palabra.
Tampoco mi vida presente y
futura depende de mí pasado.
Porque en Cristo tengo la
oportunidad cada día de corregir el rumbo, pues su misericordia y su amor es
nueva cada mañana.
Así que, sea
que estés en un desierto, en la penumbra de tu vida física, o con dificultades,
si Dios está contigo hay nuevas bendiciones cada día para los que caminan en
obediencia y fidelidad.
Solo cuando hacemos la santa
voluntad de Dios Padre, hay una nueva oportunidad cada mañana, de vivir en realidad
lo que somos cuando hemos aceptado a Cristo y su Palabra.
Nuevas creaciones a las que
Dios ya no tiene en cuenta nuestra antigua manera de vivir, sino que nos ha
hecho comenzar una vida nueva gracias a Jesucristo.
2Corintios 5:17-21 Esto significa que todo el que
pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha
pasado, ¡una nueva vida ha comenzado! Y todo esto es un regalo de Dios, quien nos trajo de
vuelta a él mismo por medio de Cristo. Y Dios nos ha
dado la tarea de reconciliar a la gente con él. Pues Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomando
más en cuenta el pecado de la gente. Y nos dio a nosotros este maravilloso
mensaje de reconciliación. Así que somos
embajadores de Cristo; Dios hace su llamado por medio de nosotros. Hablamos en
nombre de Cristo cuando les rogamos: «¡Vuelvan a Dios!». Pues Dios hizo que Cristo, quien nunca pecó, fuera la
ofrenda por nuestro pecado,* para que nosotros pudiéramos estar en una relación
correcta con Dios por medio de Cristo.
Cuando
realmente somos nueva criatura, realmente amamos a cristo.
Pero
cuando hacemos nuestra propia voluntad, debemos preguntarnos: ¿Realmente amo a Cristo?
Juan 21:3-6 Simón Pedro dijo:
—Me voy a pescar. —Nosotros también vamos —dijeron los demás. Así que salieron
en la barca, pero no pescaron nada en toda la noche. Al amanecer, Jesús apareció en la playa, pero los
discípulos no podían ver quién era. Les preguntó: —Amigos,* ¿pescaron algo? —No
—contestaron ellos. Entonces él dijo:
—¡Echen la red a la derecha de la barca y tendrán pesca! Ellos lo hicieron y no
podían sacar la red por la gran cantidad de peces que contenía.
Juan 21:15-17 Después del
desayuno, Jesús le preguntó a Simón Pedro: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas más
que estos?* —Sí, Señor —contestó Pedro—, tú sabes que te quiero. —Entonces,
alimenta a mis corderos —le dijo Jesús. Jesús repitió la pregunta: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas? —Sí, Señor —dijo
Pedro—, tú sabes que te quiero. —Entonces, cuida de mis ovejas —dijo Jesús. Le preguntó por tercera vez: —Simón, hijo de Juan,
¿me quieres? A Pedro le dolió que Jesús le dijera la tercera vez: «¿Me
quieres?». Le contestó: —Señor, tú sabes todo. Tú sabes que yo te quiero. Jesús
dijo: —Entonces, alimenta a mis ovejas.
Dos veces Jesús llamó a
Pedro.
La primera vez que lo llamó
fue cuando estaba pescando (Mateo 4:18).
La segunda vez luego de la
resurrección, cuando Pedro nuevamente no había pescado nada (Lucas.5:1-11)
y Jesús por segunda vez, llena la red de peces.
De la misma
manera que lo llamó, también viene a mostrar que ha resucitado y a recordarle
que todas sus palabras son ciertas, pero enfáticamente viene a restituir el
amor de Pedro.
Tres veces el Señor
Jesucristo le pregunta a Pedro si lo ama, llamándolo por su antiguo nombre, el
que tenía antes de su conversión, Simón, hijo de Jonás, para recordarle lo que
la Gracia había hecho por él.
Pero muchas veces nos hemos
preguntado: ¿Por
qué le pregunta esto?
Porque el que
ama cree, ya que no se puede creer sin amar.
Con el amor tenemos la
potencia y la dotación completa para hacer lo que le agrada a Dios.
En otras palabras: cuando
amamos verdaderamente a Dios, le obedecemos en todo y le seguimos por medio de
Jesús.
Sólo quien ama
puede seguir a Jesús, por eso Él le recordó a Pedro ese amor, y hoy nos
recuerda también a nosotros que Él nos amó primero, dando su vida por nosotros.
Por lo tanto no dejemos
nuestro primer amor, no nos olvidemos quién nos llamó.
Si has dejado tu primer amor
o te encuentras pasando por una circunstancia difícil, recuerda, por tanto, de
dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras, y sea cual sea el
momento de la vida en el que te encuentres, obedece el llamado de seguirle.
Apocalipsis
2:4-5 »Pero tengo
una queja en tu contra. ¡No me amas a mí ni se aman entre ustedes como al
principio!* ¡Mira hasta dónde has caído! Vuélvete a mí y haz las obras que
hacías al principio. Si no te arrepientes, vendré y quitaré tu candelabro de su
lugar entre las iglesias.
Muchas veces hemos tenido
que pasar por momentos muy difíciles, en los que perdemos la esperanza y
llegamos a sentirnos ahogados por las deudas, las dificultades, las
enfermedades o cualquier otra situación extrema.
Pero, ¿hemos buscado
verdaderamente a Dios o nuestra primera reacción es buscar que el hombre
solucione nuestros inconvenientes?
Dice la palabra:
Salmos 69:1-3 Sálvame oh Dios, porque las aguas de
la inundación me llegan al cuello. Me hundo cada vez más en el fango; no encuentro dónde apoyar
mis pies. Estoy en aguas profundas, y el torrente me cubre. Estoy agotado de gritar por ayuda; tengo la garganta
reseca. Mis ojos están hinchados de tanto llorar, a la espera
de la ayuda de mi Dios.
Iglesia cuando nuestras
situación se agrava, por desobediencia ante Dios.
Lo primero que debemos hacer
es arrepentirnos verdaderamente y buscar a Dios para que vivifique nuestro
corazón.
Es decir, para que nuestra
mente, voluntad y sentimientos encuentren equilibrio en Dios, mediante la
obediencia y fidelidad.
Lamentablemente y creyentes
que fingen arrepentirse y lo que logran con eso es atraer mas desgracias a su
vida.
Porque a Dios, nadie lo
engaña.
Gálatas 6:6-10 Los que reciben enseñanza de la palabra de Dios
deberían proveer a las necesidades de sus maestros, compartiendo todas las
cosas buenas con ellos. No se dejen
engañar: nadie puede burlarse de la justicia de Dios. Siempre se cosecha lo que
se siembra. Los que viven
sólo para satisfacer los deseos de su propia naturaleza pecaminosa
cosecharán, de esa naturaleza, destrucción y muerte. Pero los que viven para
agradar al Espíritu, del Espíritu, cosecharán vida eterna. Así que no nos cansemos de hacer el bien. A
su debido tiempo, cosecharemos numerosas bendiciones si no nos damos por
vencidos. Por lo tanto,
siempre que tengamos la oportunidad, hagamos el bien a todos, en especial a los
de la familia de la fe.
Iglesia, buscar a Dios
significa confiar en Él, esperar en su respuesta, en actitud de oración y
guardando la certeza de que nos escucha y tiende su mano para ayudarnos.
Si hoy estás pasando por un
momento que te ahoga o te hace desfallecer, puedes acudir a Dios, en el
silencio de tu oración, con un grito espiritual, deposita en Dios toda tu
ansiedad, y Él promete, de acuerdo a su Palabra, guardarte en perfecta paz si
tú perseveras en Él y estas caminando en obediencia y fidelidad.
Pero realmente ¿Qué haremos ante una dificultad?
2Reyes 6:14-20 Así que una
noche, el rey de Aram envió un gran ejército con muchos caballos y carros de
guerra para rodear la ciudad. Al día siguiente,
cuando el sirviente del hombre de Dios se levantó temprano y salió, había
tropas, caballos y carros de guerra por todos lados. —¡Oh señor! ¿Qué vamos a
hacer ahora? —gritó el joven a Eliseo. —¡No tengas miedo! —le dijo Eliseo—.
¡Hay más de nuestro lado que del lado de ellos! Entonces Eliseo oró: «Oh SEÑOR, ¡abre los ojos de este joven
para que vea!». Así que el SEÑOR abrió los ojos del joven, y cuando levantó la
vista vio que la montaña alrededor de Eliseo estaba llena de caballos y carros
de fuego. Cuando el ejército arameo
avanzó hacia él, Eliseo rogó: «Oh SEÑOR, haz que ellos queden ciegos». Entonces
el SEÑOR los hirió con ceguera, tal como Eliseo había pedido. Luego Eliseo salió y les dijo: «¡Ustedes vinieron
por el camino equivocado! ¡Esta no es la ciudad correcta! Síganme y los llevaré
a donde está el hombre que buscan», y los guió a la ciudad de Samaria. Apenas entraron en Samaria, Eliseo pidió en oración:
«Oh SEÑOR, ahora ábreles los ojos para que vean». Entonces el SEÑOR les abrió
los ojos, y se dieron cuenta de que estaban en el centro de la ciudad de
Samaria.
¿Que vemos acá?
El criado que acompañaba al
profeta Eliseo se llenó de temor al ver el poder del ejército enemigo, pues
centró su mirada en la dificultad.
Muchas veces nos pasa lo
mismo, nos encerramos en el momento de dolor, en el problema, pero no vemos que
Dios está con nosotros.
Cuando Eliseo ora, el criado
puede ver que Dios está luchando por ellos con un ejército poderoso y carros de
fuego.
En medio de las
dificultades y batallas de la vida, tal vez no vemos, pero detrás de los
verdaderos cristianos, esos que son fieles y obedientes, está el Dios de los
ejércitos, luchando delante de ellos, rodeándonos y protegiendo nuestra vida.
Ya
para terminar quiero decirles que es necesario usar “discernimiento espiritual”
para entender las cosas espirituales.
Quizás uno
de los mejores ejemplos de discernimiento natural y espiritual está registrado
en esta historia
Ya que esta registra la historia de una batalla
natural en la cual tropas de la enemiga nación de Siria habían rodeado un pequeño pueblo llamado Dotán donde
el profeta Eliseo se estaba quedando.
Ahora,
cuando el siervo de Eliseo, Giezi, vio el gran ejército del enemigo sintió
temor.
Pero Eliseo
oró para que Dios abriera los ojos espirituales de Giezi para que él pudiera
ver las huestes espirituales que los rodeaban y los protegían.
En esta
ocasión, Dios abrió los ojos espirituales de Giezi y le permitió ver
visiblemente las fuerzas superiores de Dios alistadas para la batalla.
La historia de esta batalla en Dotán es similar
a las condiciones espirituales en la Iglesia.
Hay
algunos, como Eliseo, que ven claramente dentro del reino del espíritu.
Ellos
saben que hay un conflicto que está ocurriendo, han identificado al enemigo, y
reconocido las grandes fuerzas de Dios que aseguran la victoria.
Hay otros
como Giezi, que con un poco de aliento,
serán capaces de abrir sus ojos
espirituales y no serán más temerosos o derrotados por el enemigo.
Pero
tristemente, hay muchas personas quienes, como aquellos en la ciudad de Dotán,
están durmiendo espiritualmente.
Ellos no
saben incluso que el enemigo los ha rodeado y está posicionado para el ataque.
Iglesia
habrá los ojos espirituales, alimente su alma con lo espiritual.
Sea
obediente y Fiel a Dios en todo cuanto nos manda en su palabra.
Aprendamos
a discernir en todo tiempo y mantengamos puesta la armadura de Dios.
Todos
nosotros estamos formados por un Alma y un Espirito.
Así está
escrito y así debemos creer.
Hebreos
4:12-13 Pues la palabra de Dios es viva y poderosa. Es más cortante
que cualquier espada de dos filos; penetra entre
el alma y el espíritu, entre la articulación y la médula del hueso.
Deja al descubierto nuestros pensamientos y deseos más íntimos. No hay nada en toda la creación que esté
oculto a Dios. Todo está desnudo y expuesto ante sus ojos; y es a él a quien
rendimos cuentas.
Entonces, ¿Qué haremos ante una dificultad?
Lo que debemos hacer es
poner en acción el poder de Dios, por medio de la oración, confiando en Él, no
entrando en temor, “porque más son los que están con nosotros que los que están
con ellos”.
Gracia y Paz.
Pastor y Administrador, Rogers
Infante.
Que sea Dios quien lo bendiga.
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