RECONOCIENDO MIS PECADOS PUEDO SER REDIMIDO
Marcos 7:6-9 Jesús contestó:
—¡Hipócritas! Isaías tenía razón cuando profetizó acerca de ustedes, porque
escribió: “Este pueblo me honra con sus labios, pero su corazón está lejos de
mí. Su adoración es una farsa
porque enseñan ideas humanas como si fueran mandatos de Dios”*. »Pues ustedes
pasan por alto la ley de Dios y la reemplazan con su propia tradición. Entonces dijo: —Ustedes esquivan hábilmente la ley
de Dios para aferrarse a su propia tradición.
Marcos 7:20-23 Y entonces
agregó: «Es lo que sale de su interior lo que los contamina. Pues de adentro, del corazón de la persona, salen los malos
pensamientos, la inmoralidad sexual, el robo, el asesinato, el adulterio, la avaricia, la perversidad, el engaño, los deseos
sensuales, la envidia, la calumnia, el orgullo y la necedad. Todas esas vilezas provienen de adentro; esas son las que
los contaminan».
Primero
quisiera definir el pecado.
Hay pecados
definidos por Dios y hay pecados definidos por los hombres.
La palabra
pecado, significa no hacer lo
justo.
Es Decir: Que
es el pecado, no sigue correctamente las órdenes de Dios.
Pero veamos
el pecado definido por el hombre.
¿Qué
es pecado? Desobedecer las
órdenes de Dios.
Dicho
de otra manera, medimos nuestros pecados de acuerdo con nuestro
conocimiento.
La
medida humana del pecado depende de su procedencia social, estado mental,
circunstancias y conciencia.
Esto es
juzgado por cada individuo.
Entonces la
acción misma puede ser considerada o no como un pecado dependiendo del estándar de cada persona.
Por eso
Dios nos ha dado 613 artículos de la Ley para ser usados como un estándar para
el juicio.
Por eso no
debemos establecer nuestro estándar sobre nuestra conciencia.
El
pecado de nuestra conciencia no está de acuerdo con lo que Dios ha definido
como pecado.
Por
eso no debemos escuchar a nuestra conciencia, más bien debemos
basar nuestras acciones
en el mandamiento de Dios.
Cada uno de
nosotros tiene una idea propia de qué es el pecado.
Algunos lo
consideran como defectos y otros lo consideran como actitudes deformadas.
Pero la
palabra de Dios, nos dice que el pecado es desobedecer las órdenes de
Dios.
Marcos 7:8-9 »Pues ustedes pasan por alto la ley
de Dios y la reemplazan con su propia tradición. Entonces dijo: —Ustedes esquivan hábilmente la ley
de Dios para aferrarse a su propia tradición.
A Dios no
le importa cómo la gente ve el mundo exterior.
Él ve el
fondo de nuestro corazón.
El criterio
propio es un pecado ante Dios.
Pero
nos preguntamos: ¿Cuál es el pecado más serio?
El
no hacer caso de las palabras de Dios.
Esto significa
fracasar viviendo por su voluntad.
Esto no
es confiar en
Sus Palabras.
Dios dijo
que esto es el pecado de vivir como los fariseos que rechazaron el mandamiento
de Dios y pusieron más importancia en su lectura tradicional.
Y Jesús
considera a los fariseos como unos hipócritas.
Entonces yo
pregunto:
¿En qué
Dios crees?
¿Realmente respetas a Dios?
¿Ostentas
su nombre pero de veras lo honras?
La
gente sólo ve la apariencia exterior y
no hace caso de las palabras de Dios.
Esto
es un pecado ante Él.
El pecado
más serio es no hacer caso de Sus palabras.
¿Se
dan cuenta de esto?
Esto es el
pecado de todos los pecados.
Nuestras
debilidades son sólo defectos, meras transgresiones.
Los errores
y las culpas que cometemos por nuestra imperfección no son pecados fundamentales sino son defectos.
Dios
distingue entre pecado y defecto.
Entonces
los que no hacen caso de Sus Palabras son pecadores aunque ellos no tengan
defectos. Ellos son grandes pecadores ante Dios.
Por
eso Jesús reprendió a los fariseos.
En el
Pentateuco, de Génesis a Deuteronomio, están los mandamientos que nos indican
qué tenemos que hacer o no.
Estas son
las palabras de Dios, Sus mandamientos.
No
podemos seguirlos al 100%, o no somos capaces de cumplir todos, pero ante
todo debemos reconocerlos como Sus mandamientos.
Él
nos los dio desde el principio y debemos aceptarlos como tal.
“En el principio creó Dios los
cielos y la tierra“.
Después Él
dijo “Sea la
luz; y fue la luz“.
Él creó
todo. Y Él estableció la Ley.
¿Pero
cómo se manifiesta Dios ante nosotros?
Él se nos manifiesta
a través de Sus mandamientos.
Dios se da
a conocer mediante Sus mandamientos.
Dios es el
Espíritu.
Y ¿cómo denominamos la
Biblia?
La llamamos
la Palabra de Dios.
Se dice “Dejando el
mandamiento de Dios,
os aferráis a la
tradición de los
hombres“.
Pero
como estos no son las palabras de un ser humano, debemos pensarlos de manera
repetida.
Debemos
obedecer a Dios en todo.
Son muchos
los creyentes que critican la palabra de Dios.
Entonces
nos preguntamos: ¿Hay alguna palabra de Dios que no es justa?
Para
los fariseos modernos de hoy en día, la palabra de Dios no es justa.
Porque
atenta contra sus tradiciones mundanas y su intereses personales.
Pero
si pretenden estos fariseos modernos, obtener bendiciones de parte de Dios, sin
someterse a su palabra.
Si
recordamos y escudriñamos la Santa Escritura, podemos ver que los fariseos
dejaron a un lado los mandamientos de Dios.
Ellos
pusieron la tradición de los hombres por encima de los mandamientos de Dios.
Y es
exactamente lo que está ocurriendo en este tiempo.
Las
palabras de sus líderes y consejeros mundanos tuvieron más importancia que las
palabras de Dios.
La
situación era así cuando Jesús nació.
Jesús se
enfadó cuando la gente no hizo caso de las palabras de Dios.
Dios nos ha
dado 613 artículos de la Ley para
enseñarnos que Él es la Verdad, Él es nuestro Dios, cuáles son nuestros pecados
ante Él y para mostrarnos Su Santidad.
Entonces, porque
todos nosotros somos pecadores ante Él, debemos confiar en Jesús
quien fue enviado a nosotros por Dios
debido a Su amor para con nosotros y debemos vivir confiados.
Los
que dejan a un lado sus palabras y los que no confían son pecadores.
Los
que no son capaces de cumplir Sus
palabras son pecadores también.
Pero
es un pecado más grave dejar a un lado Sus palabras.
Ellos
son los que van a entrar directamente en el infierno.
Tenga muy
presente que el No confiar en Él es un pecado ante Él.
Y ¿Cómo sé que no confió en Dios?
Los que no
confían en Dios, son los que no hacen su voluntad.
Son los que
no le son fieles y obedientes.
Son
los que ponen la consejería del mundo primero que la palabra de Dios.
Por eso es
muy importante saber exactamente cuáles son nuestros pecados
Como todos
somos descendientes de Adán, tenemos codicia en nuestro corazón.
Pero, ¿qué nos dice Dios? Él nos dice que no cometamos
adulterio.
Podemos
matar en nuestro corazón, pero ¿qué nos dice
Dios? Él nos prohíbe matar.
Todos
nosotros desafiamos a nuestros padres en nuestro corazón, pero ¿qué nos dice Dios?
Él nos dice
que debemos honrar a nuestros padres.
Debemos
darnos cuenta de que todas Sus Palabras son correctas y buenas y que todos
nosotros tenemos pecados en nuestro corazón.
Entonces
nos preguntamos: ¿Soy justo o no? y ¿qué
debemos hacer ante Dios?
Primero
que todo:
Debemos
admitir que somos masas de pecado.
Que
somos pecadores sin esperanza.
Seguramente
algunos no están de acuerdo con esta verdad.
No es justo
pensar en que fuimos justos ayer porque hicimos una buena acción y hoy
somos pecadores porque cometemos pecados.
Hagamos lo
que hagamos, somos pecadores.
Esta es la
razón por la cual debemos ser redimidos a través del bautismo de Jesús.
No
somos pecadores debido a nuestras acciones: cometer adulterio, homicidio, robos,
etc.
Sino
que somos pecadores porque nacemos pecadores.
Nacimos con
12 tipos de pecados.
Como somos pecadores nacidos a los ojos de Dios,
no podemos ser buenos por nosotros mismos.
Nacimos con
el espíritu lleno de pecados tales como
homicidio, robos, etc.
Entonces, ¿cómo podemos ser
justos?
No podemos
ser justos ante Dios por nosotros mismos.
Si
reclamamos que somos justos, esto es hipocresía.
Jesús llamó
a los fariseos y escribas «escribas y fariseos hipócritas».
Todos los
seres humanos nacen pecadores.
Ellos
cometen pecados ante Dios durante toda su vida.
Si
alguna persona reclama que ella nunca ha peleado, ni golpeado a nadie, ni ha
robado ni siquiera un fideo de alguna persona en toda su vida, está mintiendo
porque los seres humanos nacen pecadores.
Esa persona
que dice tal cosa, es mentirosa, pecadora e hipócrita.
Así es cómo
Dios lo ve, y así será juzgado.
Ustedes
han nacidos pecadores.
Aunque
usted no cometa ninguna acción de pecado, va a ir al infierno.
Aunque usted
generalmente cumpla la Ley y la
mayoría de los mandamientos, continúa siendo pecador destinado a ir al
infierno.
Entonces, ¿qué debemos hacer
ante tal destino?
Debemos
pedir Su compasión y depender de Él aceptando su voluntad en obediencia y
fidelidad, solo así cristo entrara en nosotros para ser salvados de nuestros
pecados.
Si Él no
nos salva, iremos al infierno.
Ese
será el destino de los que desobedecen
su palabra.
Pero
los que aceptan su Palabra y la obedecen sin excusas, ellos serán redimidos.
Porque
los que aceptan Su Palabra en obediencia y fidelidad, son justos aunque antes
ellos fueran pecadores, pues ya no lo son porque cristo esta en ellos.
Y
hacen la voluntad del Padre.
Porque ellos
saben que dejar a un lado la palabra de Dios, es un pecado.
En otras
palabras: Ellos son los verdaderos nacidos de nuevo.
Porque sienten
temor de la palabra de Dios y la obedecen.
Solo
así reciben Su gracia y son los más benditos.
Santiago
1:19-27 leer.
Gracia y
Paz.
Pastor y
Administrador, Rogers Infante.
Que Dios
les bendiga.
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