LUCHANDO POR LA BENDICIÓN
Busquemos en
la Palabra de Dios.
Salmos
73:25-26 ¿A quién tengo en el cielo sino a
ti? Te deseo más que cualquier cosa en la tierra. Puede fallarme la salud y debilitarse mi espíritu, pero Dios sigue siendo la fuerza de mi corazón; él es mío para
siempre. Los que lo abandonen, perecerán, porque tú destruyes a los que
se alejan de ti.
Las tormentas en nuestra
vida las enfrentamos mejor cuando contamos con Dios en todas las áreas de
nuestra vida.
Mientras permanézcanos en
comunión con él, nuestras fuerzas se renuevan y nuestra esperanza permanece
firme cada día.
Por esto, Dios
debe ser nuestra guía en todas nuestras decisiones, y así Dios también nos
concederá los anhelos de nuestro corazón.
Es decir, las bendiciones.
De nada nos sirve tener todo
lo que deseamos en la vida (dinero, títulos, carros, viajes etc.) si no tenemos
a Dios en el corazón, pues es Dios el que verdaderamente nos da lo que
necesitamos.
Tenga muy en cuenta que nuestra
vida será completa cuando Dios ocupe el primer lugar en nuestro corazón.
Porque solo Él,
es la roca de nuestro corazón y nuestra porción para siempre.
Así lo
entendió claramente el salmista David, de que Dios es su mayor necesidad, y si
le tiene a Él, ninguna cosa le faltaría.
Todos deberíamos exclamar a
una sola voz: "Fuera
de ti nada deseo en la tierra"
Esto significa que el Señor
debe ocupar el lugar prioritario en nuestras vidas.
Debemos recordar que mucho
más importante que las bendiciones, es el Señor de las bendiciones.
Debemos
sentirnos gozosos con él, aun en situaciones de escasez material y de
tribulación.
Esto es
evidencia de madurez espiritual.
El Apóstol Pablo podía escribir
desde la prisión en Roma a los filipenses diciéndoles con palabras de gozo.
Filipenses 4:10-13 ¡Cuánto alabo
al Señor de que hayan vuelto a preocuparse por mí! Sé que siempre se han
preocupado por mí, pero no tenían la oportunidad de ayudarme. No que haya pasado necesidad alguna vez, porque he aprendido a estar
contento con lo que tengo. Sé vivir con
casi nada o con todo lo necesario. He aprendido el secreto de vivir en
cualquier situación, sea con el estómago lleno o vacío, con mucho o con poco. Pues todo lo puedo hacer por medio de Cristo,* quien me da las fuerzas.
Con seguridad, todo depende
del propósito de nuestro corazón.
Porque a quién tenemos sino
a Dios que nos ayuda, perdona, levanta y nos sostiene.
Iglesia, nadie jamás podrá
hacernos felices sino solo su Presencia, y el hacer su voluntad.
Por eso hay que luchar por las bendiciones.
Génesis 32:24-29 Entonces Jacob se quedó solo en el
campamento, y llegó un hombre y luchó con él hasta el amanecer. Cuando el hombre vio que no ganaría el combate, tocó la cadera de Jacob y la dislocó. Luego el hombre le dijo: —¡Déjame ir,
pues ya amanece! —No te dejaré ir a menos que me bendigas —le dijo Jacob. —¿Cómo
te llamas? —preguntó el hombre. —Jacob —contestó él. —Tu nombre ya no será
Jacob —le dijo el hombre—. De ahora en adelante, serás llamado Israel,* porque
has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. —Por favor, dime cuál es
tu nombre —le dijo Jacob. —¿Por qué quieres saber mi nombre? —respondió el
hombre. Entonces bendijo a Jacob allí.
Las bendiciones de
Dios están a nuestro alcance, pero muchas veces tendremos que luchar por ellas.
El episodio con Jacob
nos enseña que Dios nos bendecirá, si verdaderamente queremos la bendición, por
tanto tenemos que estar dispuestos a luchar por ella.
Jacob huye
de su hermano Esaú, quien quería matarlo porque le quitó la bendición de la
primogenitura.
Este varón vivió por
un tiempo con su tío Labán y Dios lo prosperó.
Pero
llego el día cuando Dios le dijo que tenía que regresar a su tierra, y en
obediencia a Dios, Jacob regresó a su tierra, y envió un mensaje a Esaú para
informarle que estaba en camino y la respuesta fue alarmante.
Jacob tuvo gran
temor, y se angustió pero esta vez no huyó, porque él confió en la promesa de
Dios.
Jacob clamó a Dios,
reconociendo que no era merecedor de todas las bendiciones que Dios había
derramado sobre él, y solo buscaba la protección de Dios.
La
oración es imprescindible para recibir la bendición, pero muchas veces cuando
oramos pedimos que Él apruebe nuestra voluntad, y se nos olvida someternos a
sus mandamientos.
El ser fiel y
obediente es la clave para que por medio de la oración, Dios pueda bendecirnos.
Por eso la Biblia
dice:
Santiago 4:1-4 ¿Qué es lo que causa las disputas y las peleas entre ustedes? ¿Acaso no
surgen de los malos deseos que combaten en su interior? Desean lo que no tienen, entonces traman y hasta matan
para conseguirlo. Envidian lo que otros tienen, pero no pueden obtenerlo, por
eso luchan y les hacen la guerra para quitárselo. Sin embargo, no tienen lo
que desean porque no se lo piden a Dios. Y, aun cuando se lo piden, tampoco lo reciben porque lo piden con malas
intenciones: desean solamente lo que les dará placer. ¡Adúlteros!* ¿No se dan
cuenta de que la amistad con el mundo los convierte en enemigos de Dios? Lo
repito: si alguien quiere ser amigo del mundo, se hace enemigo de Dios.
Tal fue la bendición
a Jacob que ya no se llamaría “suplantador”, sino “Israel, o sea Dios
prevalece”.
Esto
nos demuestra notoriamente que Dios no mira nuestro pasado.
Dios
mira lo que podemos llegar a ser.
La Palabra de Dios nos dice:
Génesis 33:3-4 Entonces Jacob se adelantó a todos
ellos. Cuando se aproximó a su hermano, se inclinó hasta el suelo siete veces
delante de él. Entonces Esaú corrió a su encuentro y lo abrazó, puso los brazos alrededor de su cuello
y lo besó. Y ambos lloraron.
El encuentro con su
hermano después de 20 años que Jacob tanto temía, no sucedió como él pensó,
sino como Dios había planeado.
Lo que se evidencia
aquí es una verdadera escena de perdón, reconciliación, y restauración de la
familia.
Esto es lo
que Dios busca de su pueblo; que esté dispuesto a perseverar en toda ocasión
con oración y ruego, pues Dios probará nuestra fuerza espiritual.
Hermano en
situaciones difíciles, no podemos desmayar, ni desanimarnos.
Tenemos
que perseverar y reclamar la bendición de Dios.
Cuando le somos fiel
y obedientes a Dios, lo que estamos haciendo es decirle a Dios “No te dejaré,
si no me bendices” y con seguridad recibiremos bendición por nuestra
obediencia.
Por eso es muy importante que vivamos como es digno del evangelio
Efesios 4:1-7 Por lo tanto, yo, prisionero por servir al Señor, les
suplico que lleven una vida digna del llamado que han recibido de Dios, porque
en verdad han sido llamados. Sean siempre
humildes y amables. Sean pacientes unos con otros y tolérense las
faltas por amor. Hagan todo lo
posible por mantenerse unidos en el Espíritu y enlazados mediante la paz. Pues hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, tal
como ustedes fueron llamados a una misma esperanza gloriosa para el futuro. Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo,
y un solo Dios y Padre de todos, quien está sobre todos
y en todos, y vive por medio de todos.
Efe 4:7 No obstante, él nos ha dado a cada uno de
nosotros un don* especial mediante la generosidad de Cristo.
Al recibir a Cristo en el
corazón nos da la potestad de ser hijos de Dios.
A la luz de esta verdad
Pablo nos está haciendo el llamado a tener vidas dignas.
Necesitamos ser testimonio
donde quiera que vayamos para que la gente pueda ver a Cristo resucitado en
nuestras vidas.
Ahora, si
queremos ser usados por el Señor, vivamos diariamente conforme a su llamado.
Es decir: De
una manera que agrade a Dios.
Nuestro Señor dijo que
estábamos en el mundo pero que no pertenecíamos al mundo.
El Apóstol Pablo es "un prisionero en el Señor" y nos ruega que vivamos una vida digna del
evangelio.
En otras
palabras, es un ruego delicado que trata de persuadirnos con amor.
Es decir: Es
un llamado a vivir en un nivel acorde con la posición que tenemos en Cristo.
El apóstol Pablo dijo:
Filipenses 1:27-30 Sobre todo, deben vivir como ciudadanos del cielo,
comportándose de un modo
digno de la Buena Noticia acerca de Cristo. Entonces, sea que vuelva a verlos o
solamente tenga noticias de ustedes, sabré que están firmes y unidos en un
mismo espíritu y propósito, luchando juntos por la fe, es decir la Buena
Noticia. No se dejen intimidar por sus enemigos de
ninguna manera. Eso les será por señal a
ellos de que serán destruidos, mientras que ustedes serán salvos, aun por Dios
mismo. Pues a ustedes se les dio no sólo el privilegio de confiar en
Cristo sino también el privilegio de sufrir por él. Estamos juntos en esta lucha. Ustedes han visto mi lucha en el pasado y
saben que aún no ha
terminado.
Así mismo el apóstol también
escribió:
Colosenses
1:9-14 Así que, desde que supimos de ustedes, no
dejamos de tenerlos presentes en nuestras oraciones. Le pedimos a Dios que les
dé pleno conocimiento de su voluntad y que les conceda sabiduría y comprensión
espiritual. Entonces la
forma en que vivan siempre honrará y agradará al Señor, y sus vidas
producirán toda clase de buenos frutos. Mientras tanto, irán creciendo a medida
que aprendan a conocer a Dios más y más. También pedimos que se fortalezcan con todo el
glorioso poder de Dios para que tengan toda la constancia y la paciencia que
necesitan. Mi deseo es que estén llenos de alegría* y den siempre gracias al Padre. Él los hizo
aptos para que participen de la herencia que pertenece a su pueblo, el cual
vive en la luz. Pues él nos rescató
del reino de la oscuridad y nos trasladó al reino de su Hijo amado, quien compró nuestra libertad* y perdonó nuestros
pecados.
Iglesia, Si queremos vivir
como verdaderos hijos de Dios, tenemos que hacerlo a la luz de la Palabra de
Dios.
Es decir: "con toda humildad y
mansedumbre".
En obediencia y fidelidad.
En otras palabras o dicho de otra manera: Con un
corazón sin altivez.
Jesús se caracterizó por su
humildad, amabilidad, sinceridad y benignidad de carácter.
Recordemos que dijo:
Mateo 11:27-30 »Mi Padre me ha confiado todo. Nadie conoce
verdaderamente al Hijo excepto el Padre, y nadie conoce verdaderamente al Padre
excepto el Hijo y aquellos a quienes el Hijo decide revelarlo». Luego dijo Jesús: «Vengan a mí todos los que
están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso. Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque
yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma. Pues mi yugo es fácil de llevar y la carga que les
doy es liviana».
Hay muchos creyentes en la
actualidad que tienen orgullo por su raza, por su lugar de origen, por su
posición y apariencia, y en realidad hasta están orgullosos de haber sido
salvos por gracia.
Pero a pesar
de esto, necesitamos que el Espíritu Santo controle nuestras vidas, creando en
nosotros una actitud de humildad y de unidad.
Recordemos que el Señor oró
por la unidad diciendo:
Juan 17:21 Te pido que
todos sean uno, así como tú y yo somos uno, es decir, como tú
estás en mí, Padre, y yo estoy en ti. Y que ellos estén en nosotros, para que
el mundo crea que tú me enviaste.
Amada iglesia, Solo el Espíritu de Dios, crea la unidad.
Todos los verdaderos
creyentes en Jesús, somos uno en Cristo.
Es decir: Que
somos un solo cuerpo, un solo Espíritu, una misma esperanza, un solo Señor, una
sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos.
Ya para terminar déjenme
decirles que vivamos como es digno del Señor.
No altivos, ni mucho menos
aparentando lo que no somos.
Vivamos en la verdad, porque
la verdad nos hace libres.
Gracia y Paz.
Pastor y
administrador, Rogers infante H.
Que Dios te bendiga.