¿DUDAS?
Bendiciones a
todos mis hermanos en este día.
Señor, quita toda duda de mí, toda aquella
mentira que me quiera llevar a perder mi relación de profunda confianza en ti y
en tus promesas.
Descanso en ti hoy, llevando toda ansiedad con
oración y ruego delante de tu presencia.
Señor, coloco en este día todas mis decisiones
en tus manos, confiando plenamente que tú me mostrarás el camino que debo
seguir y descanso en ti, en tu dirección por medio de tu Espíritu.
Padre Eterno y Dios Todopoderoso, siendo tan
grande y sublime, enviaste a tu hijo Jesús, sin pecado, para que pasara por todas nuestras
limitaciones, gracias porque verdaderamente sabes lo que necesitamos ya que
siempre nos sacas de todo dolor y de toda angustia amen.
Busquemos en
la palabra de Dios:
Jeremías 1:17-19 »Levántate y
prepárate para entrar en acción. Ve y diles todo lo que te ordene decir. No les
tengas miedo, sino haré que parezcas un necio delante de ellos. Mira, hoy te he
hecho fuerte, como ciudad fortificada que no se puede conquistar, como columna
de hierro o pared de bronce. Te enfrentarás contra toda esta tierra: contra los
reyes, los funcionarios, los sacerdotes y el pueblo de Judá. Ellos pelearán
contra ti, pero fracasarán, porque yo estoy contigo y te protegeré. ¡Yo, el
SEÑOR, he hablado!
¿Quiénes son los que pelean contra
nosotros?
Uno de esos gigantes que tenemos que vencer es
la duda.
Dudar es definido en los diccionarios de la
lengua española como la “Vacilación o falta de determinación ante varias
posibilidades de elección sobre creencias, noticias o hechos”.
Porque somos seres limitados, no podemos controlar nuestro destino.
Y si
no sabemos controlar nuestro destino, mucho menos vamos a saber cómo nos va a ir en
determinada decisión.
Por
eso muchas
veces nos encontramos en una encrucijada, sin tomar una verdadera y segura
determinación frente a algo.
La incertidumbre puede llevarnos
al desespero, a la depresión y a la incredulidad.
Desconfiar de Dios es algo muy
grave, porque nos lleva a resolver nuestra vida con base en
mentiras, con base a lo que otros dicen que hagamos.
Con
base a lo temporal y pasajero.
Y
peor aún, con base a lo erróneo.
Y no conforme
a la palabra inconmovible del Creador y
Todopoderoso Dios Padre y su Hijo Jesús.
Por esto el Señor en la escritura nos recuerda
lo que Él ha hecho.
Muchas veces el pueblo de Israel fue librado
sobrenaturalmente, pero aún así, seguía desconfiando de Dios, esto lo podemos
ver en el Salmo 106:6-7.
Salmo 106:6-7 Hemos pecado como
nuestros antepasados. ¡Hicimos lo malo y actuamos de manera perversa! Nuestros
antepasados en Egipto no quedaron conmovidos ante las obras milagrosas del
SEÑOR. Pronto olvidaron sus muchos actos de bondad hacia ellos; en cambio se
rebelaron contra él en el mar Rojo.*
Si Dios lo dice, Dios lo hace.
Y si Dios lo hace, entonces
podemos descansar confiadamente en sus promesas.
Podemos descansar confiadamente en
sus enseñanzas.
Y al hacer esto podemos estar
tranquilos porque tenemos seguridad y paz.
Apreciados hermanos, Si usted tiene en este
momento una decisión importante que tomar, aplíquelos
a los
principios bíblicos.
De
esa manera podemos estar seguros de que no fallaremos.
Porque de esa manera hemos tomado
la única opción viable, razonable y cierta para nuestras vidas.
La
palabra de Dios dice:
Isaías 46:3-13 «Escúchenme,
descendientes de Jacob, todos los que permanecen en Israel. Los he protegido
desde que nacieron; así es, los he cuidado desde antes de nacer. Yo seré su
Dios durante toda su vida; hasta que tengan canas por la edad. Yo los hice y
cuidaré de ustedes; yo los sostendré y los salvaré. »¿Con quién me compararán?
¿Quién es igual que yo? Hay quienes derrochan su plata y su oro y contratan a
un artesano para que de estos les haga un dios. Luego, ¡se inclinan y le rinden
culto! Lo llevan sobre los hombros y cuando lo bajan, allí se queda. ¡Ni
siquiera se puede mover! Cuando alguien le dirige una oración, no obtiene
respuesta; no puede rescatar a nadie de sus dificultades. »¡No olviden esto!
¡Ténganlo presente! Recuérdenlo, ustedes los culpables. Recuerden las cosas que
hice en el pasado. ¡Pues sólo yo soy Dios! Yo soy Dios, y no hay otro como yo. Sólo
yo puedo predecir el futuro antes que suceda. Todos mis planes se cumplirán
porque yo hago todo lo que deseo. Llamaré a una veloz ave de rapiña desde el oriente,
a un líder de tierras lejanas, para que venga y haga lo que le ordeno. He dicho
lo que haría, y lo cumpliré. »Escúchame, pueblo terco, que estás tan lejos de
actuar con justicia. Pues estoy listo para rectificar todo, no en un futuro
lejano, ¡sino ahora mismo! Estoy listo para salvar a Jerusalén* y mostrarle mi
gloria a Israel.
Cuando leemos esta clase de versículos bíblicos,
podemos entender claramente y sin duda alguna que sólo Dios puede saber lo que
nos conviene.
Él ve más allá de los hechos
mismos, porque el mira el corazón de cada uno y nos paga según lo que hemos
hecho.
El diablo colocó duda en el corazón de Adán y
Eva, para que dudaran de Dios, tergiversando o torciendo su palabra.
Así mismo hoy en día, los emisarios de satanás,
están queriendo hacer lo mismo.
Estos Anatemas tuercen el evangelio y
se autonombran entre sí, dándose títulos que muy bien saben ellos, que Dios no
se los ha dado.
Lo hacen con el propósito de crear dudas en los
creyentes.
Cuando usted tiene duda, usted desconfía hasta
de su propia madre, hermanos y pastor
Cuando sucede esto, usted no es obediente y
mucho menos fiel a Jesús y su iglesia.
Porque una persona que duda va en contra de la
misma naturaleza de un Dios que permanece constante, fiel, inconmovible y seguro.
¿Cuándo nosotros tenemos algo en
mente, a quién vamos a consultar sobre nuestras decisiones que determinaran nuestro
futuro?
Pues a Dios.
Entonces si mostramos obediencia y fidelidad
ante un Dios Todopoderoso, podemos estar confiados y seguros que Él, responderá
por nosotros.
Pero si no somos obedientes y fieles a sus
mandatos, es porque estamos dudando.
Y esa duda la pone Satanás en el corazón de los
creyentes para que no sean salvos.
Sólo Dios ha anunciado desde el
principio de los tiempos todo lo que iba y va a suceder con siglos de
anticipación.
Solamente Él puede hacerlo con una
precisión asombrosa.
Además, solo Dios conoce lo más profundo de
nuestro corazón y mediante su palabra desnuda sus intenciones.
Entonces, arrodillemos nuestro
corazón, sometámonos fielmente y
confiemos plenamente, en que con ÉL, somos más que vencedores.
Santiago 1:1-8 Yo, Santiago, esclavo de Dios y
del Señor Jesucristo, escribo esta carta a las «doce tribus»: los creyentes
judíos que están dispersos por el mundo. ¡Reciban mis saludos! Amados hermanos,
cuando tengan que enfrentar problemas, considérenlo como un tiempo para
alegrarse mucho porque ustedes saben que, siempre que se pone a prueba la fe,
la constancia tiene una oportunidad para desarrollarse. Así que dejen que
crezca, pues una vez que su constancia se haya desarrollado plenamente, serán
perfectos y completos, y no les faltará nada. Si necesitan sabiduría, pídansela
a nuestro generoso Dios, y él se la dará; no los reprenderá por pedirla. Pero,
cuando se la pidan, asegúrense de que su fe sea solamente en Dios. Y no duden,
porque una persona que duda tiene la lealtad dividida y es tan inestable como
una ola del mar que el viento arrastra y empuja de un lado a otro. Esas
personas no deberían esperar nada del Señor; su lealtad está dividida entre
Dios y el mundo, y son inestables en todo lo que hacen.
Es inevitable tener dudas, pero no por esto
debemos dejar que nos lleven a la incredulidad, al desánimo y a que situaciones
externas nos roben la paz.
Las olas son situaciones que amenazan un
naufragio, que afectan nuestra vida llevándola de un lado para otro.
Por eso nunca estaremos seguros
cuando dudamos, o cuando no tomamos decisiones efectivas, radicales, guiadas
por la mano poderosa de Dios.
La oración es la forma práctica de enfrentar las
dudas y las incertidumbres que trae la vida diaria.
Si usted no Ora, siempre va hacer
presa fácil del Diablo y sus demonios.
Si usted no lee y se fortalece en
la palabra de Dios, usted será una presa fácil de cualquier lobo rapaz.
La Oración y la Palabra de Dios,
nos fortalece y nos anima a seguir adelante, sin temor, sin desanimo, porque el
Espíritu de Dios Padre está con nosotros a todos los lugares que visitemos.
Entre más llevemos a su presencia todas nuestras
preocupaciones, el Señor se encargará de darnos su paz.
Solo en ese momento nos debemos levantar, cuando
entendamos que por nada debemos estar preocupados, sino siempre elevar nuestro
clamor al lugar correcto, al altar celestial, por medio de Cristo.
Y el Señor que es poderoso en misericordia,
guardará nuestro corazón.
Y no solamente lo guardara, sino que lo llenará
de calma.
Cuando estamos en su Paz interior,
Él, guardará también nuestro pensamiento, para poder ver claramente lo que
debemos hacer.
Porque por medio de su Gracia y su Paz, podemos
ser pacientes para recibir su respuesta.
Para eso no debemos dudar nunca de su Poder y
soberanía.
Confiemos en que, al entregarle todas nuestras situaciones,
Él se identificará con ella, la tomará como suya y la resolverá poderosamente.
Para darnos la victoria esperada.
Esa es la capacidad que solo Dios
Padre y su Hijo Jesús tienen.
Ellos al identificarse, tomaran nuestro dolor.
Tomaran nuestra ansiedad.
Tomaran nuestros afanes y a cambio de todo esto,
Ellos nos ofrecerán su mansedumbre.
Nos ofrecerán su humildad.
Y toda su Gracia y su paz.
Para que usted y yo, caminar en la Victoria
esperada.
Gracia y Paz.
Pastor y Administrador, Rogers Infante.
Que Dios les bendiga.
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