El Amor Especial y Eterno
"Padre Nuestro, que privilegio poder acercarme a ti
confiadamente, sabiendo que tienes tus brazos abiertos para sostenerme, tus
oídos atentos para escucharme, tu dulce voz repitiéndome que me amas con amor
eterno, que soy especial tesoro para ti.
Gracias Señor porque mis pecados los has echado a lo
profundo del mar y nunca más te vuelves a acordar de ellos; esto me muestra tu
gran misericordia y tu puro amor.
Hoy me sacio en esa fuente inagotable de amor que solo tú
me das. Amen"
Busquemos en la palabra de Dios:
1Co 13:4-8 El amor es paciente y bondadoso. El amor no es celoso ni fanfarrón ni
orgulloso ni ofensivo. No exige que las cosas se hagan a su manera. No se
irrita ni lleva un registro de las ofensas recibidas. No se alegra de la
injusticia sino que se alegra cuando la verdad triunfa. El amor nunca se da por
vencido, jamás pierde la fe, siempre tiene esperanzas y se mantiene firme en
toda circunstancia. La profecía, el hablar en idiomas desconocidos*, y el
conocimiento especial se volverán inútiles. ¡Pero el amor durará para siempre!
Cuando leemos esta porción bíblica, estamos
hablando del amor ágape.
Y ese amor ágape, existe en aquel que cree y
tiene a cristo en su corazón.
En otras palabras: Estamos hablando
del amor de Dios.
Toda persona puede amar con un amor ágape, pero
solo se puede hacer y manifestar, cuando primeramente tengo a Cristo en mi
corazón y dejo que Él manifieste el verdadero amor a través de mí.
El Amor ágape es un acto de la voluntad de
Dios en aquel que tiene al Hijo.
No tiene que ver con nuestras emociones, sino
con nuestra voluntad, puesta en las manos de Dios.
Dicho de otra manera:
El Amor Ágape, es un amor que ha sufrido y
que se hace más fuerte.
El Amor Ágape, tiene paciencia hacia los que
lo ofenden.
El Amor Ágape, es un amor que no tiene
envidias.
El Amor Ágape, se manifiesta cuando el
triunfo de tu semejante, será tu triunfo.
Es decir: Que el amor ágape, nunca
compites con los que le rodean.
¿Por qué no compite?
Porque es un amor verdadero y humilde.
Ese amor, No actúa con orgullo, ni soberbia,
ni arrogancia.
Porque es un amor que No hace nada indebido.
Cuando un cristiano tiene ese verdadero amor
dentro de su ser, este tiene la particularidad de actuar de una forma que
agrada al Señor, en todo aspecto.
Es decir: que esta persona
llena de ese amor ágape, hace la voluntad de Dios.
Y por ende camina en fidelidad y obediencia,
respetando así los conceptos, estatutos y mandatos que están en la palabra de
Dios.
Por eso el amor ágape, no trata de satisfacer
sus propios deseos, sino busca el bienestar del otro, principalmente
obedeciendo los mandatos que Dios Padre anuncio para la Iglesia de cristo.
En otras palabras: El amor ágape es
igual a un amor dispuesto al servicio de Dios.
¿Por qué? Porque es un amor
que no espera nada a cambio, ya que la recompensa viene directamente de Dios
Padre.
Y el amor del padre a sus hijos es un amor
apacible.
Es decir: un amor amable.
Por eso nosotros como cristianos que vivimos
en Cristo, debemos tener ese amor.
Y que podamos olvidar las ofensas del pasado.
No es que nos humillemos ante los demás, NO.
Es simplemente sacar de nuestro ser todo
egoísmo, ira, rabia y todo aquello negativo que daña el cuerpo.
Es vivir en la paz del Señor.
Apartados de toda inmundicia, murmuración,
detracción, etc. etc. etc.
La palabra de Dios dice:
Jeremías 31:3 Hace tiempo el SEÑOR le dijo a Israel: «Yo te he amado,
pueblo mío, con un amor eterno. Con amor inagotable te acerqué a mí.
Iglesia cuando nos acercamos al Dios Eterno,
entonces tenemos un amor sin dobles.
Tenemos el verdadero amor.
El cual es transparente y que siempre busca
la verdad.
Como cristianos verdaderos, debemos demostrar amor.
Y darle gracias al Dios Eterno, por su
infinito amor hacia nosotros.
En este mundo no existe un amor más grande y
bondadoso como el amor de Dios Padre y de su Hijo Jesús.
Por eso Jesús, el Hijo de Dios, demostró ese
amor por la humanidad una sola vez.
Y si nosotros no aceptamos ese amor de Jesús,
nos hacemos malditos y automáticamente estamos destituidos de la gloria de
Dios.
Juan 3:16-21 »Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el
que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él. »No
hay condenación para todo el que cree en él, pero todo el que no cree en él ya
ha sido condenado por no haber creído en el único Hijo de Dios. Y esta
condenación se basa en el siguiente hecho: la luz de Dios llegó al mundo, pero
la gente amó más la oscuridad que la luz, porque sus acciones eran malvadas. Todos
los que hacen el mal odian la luz y se niegan a acercarse a ella porque temen
que sus pecados queden al descubierto. Pero los que hacen lo correcto se
acercan a la luz, para que otros puedan ver que están haciendo lo que Dios
quiere.*
Todo cristiano que lee la palabra de Dios y
la guarda en su corazón, ha oído acerca del amor de Dios, pero en realidad
muchos de nosotros no hemos creído en él, y mucho menos hemos experimentado en
nuestra vida, ese gran amor de Dios.
Ese amor fue el que llevó a Jesús a dar su
vida por nosotros y a sentir los dolores y las debilidades que nosotros
sentimos.
Ese es el amor que nos dice: “Ven a mí y recibe
lo que necesites.
Hoy yo les digo a ustedes: Acércate con
confianza al trono de la gracia para que alcances misericordia y encuentres
gracia para el oportuno socorro.
1Jn 4:15-18 Todos los que confiesan que Jesús es el Hijo de Dios, Dios vive en
ellos y ellos en Dios. Nosotros sabemos cuánto nos ama Dios y hemos puesto
nuestra confianza en su amor. Dios es amor, y todos los que viven en amor viven
en Dios y Dios vive en ellos. Y, al vivir en Dios, nuestro amor crece hasta
hacerse perfecto. Por lo tanto, no tendremos temor en el día del juicio, sino
que podremos estar ante Dios con confianza, porque vivimos como vivió Jesús en
este mundo. En esa clase de amor no hay temor, porque el amor perfecto expulsa
todo temor. Si tenemos miedo es por temor al castigo, y esto muestra que no
hemos experimentado plenamente el perfecto amor de Dios.
Iglesia, Recuerde que Dios le ama tanto, que
además le ha dado: la sanidad, la sabiduría, las riquezas y toda la fuerza que
pueda necesitar.
Él nos ha limpiado del pasado y ha quitado todo
nuestros pecados.
Lo único que tiene que hacer ahora, es creer
y recibir su amor.
Ese amor que se manifestó en Jesús, regalándonos
la salvación como dadiva; y no por obras nuestras para que nadie se glorié, como
lo manifiesta el Apóstol Pablo.
Efesios 2:7-9 De modo que, en los tiempos futuros, Dios puede ponernos como ejemplos
de la increíble riqueza de la gracia y la bondad que nos tuvo, como se ve en
todo lo que ha hecho por nosotros, que estamos unidos a Cristo Jesús. Dios los
salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es
un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas buenas que
hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo.
Cuando leemos estos versículos, debemos como
cristianos meditar seriamente la manera como nos estamos llevando.
Porque una vez que ese amor ágape penetre en
su corazón, usted jamás será el mismo, o la misma.
En otras palabras: todo su ser
cambiará para bien.
Hoy
en día, muchos creyentes han abandonado el amor ágape y se han entregado al
amor del mundo.
En el libro del Apocalipsis encontramos:
Apocalipsis 2:4-5 »Pero tengo
una queja en tu contra. ¡No me amas a mí ni se aman entre ustedes como al
principio!* ¡Mira hasta dónde has caído! Vuélvete a mí y haz las obras que
hacías al principio. Si no te arrepientes, vendré y quitaré tu candelabro de su
lugar entre las iglesias.
Lo que estas palabras quieren decir es que si
abandonamos el amor ágape, nuestro nombre será borrado del libro de la vida.
La Biblia, que es la palabra de Dios, y nos
enseña que entre Cristo y la Iglesia debe existir una relación de esposos.
En otras palabras:
Debe
existir un profundo y eterno enamoramiento.
Debe existir una verdadera comunión en los hermanos.
Debe haber una intimidad como también una gran fidelidad y
obediencia ante la iglesia.
Pero, desafortunadamente entre muchos
creyentes, con el tiempo esto se descuida y se deteriora. ¿Por qué?
La respuesta la encontramos en la palabra de
Dios.
Apocalipsis 2:4 »Pero tengo una queja en tu contra. ¡No me amas a mí ni
se aman entre ustedes como al principio!*
En otras palabras no hay una genuina
adoración a Dios Padre.
Muchos son los que se congregan por hábito.
Incluso muchos son los que llegan a la
iglesia tarde por costumbre.
Otros les encantan murmurar.
Y hasta critican el servicio cuando este toca
sus intereses o sensibilidad.
Ya para terminar quiero agregar que una
persona enamorada, sólo habla de su amor.
Pero una iglesia enamorada de Jesús hablará
de él.
Pero tenga muy en cuenta que al
perder ese amor ágape, la persona ya pierde interés en compartir las buenas
nuevas.
Si has perdido tu primer amor hacia el Señor,
te corresponde restaurarlo.
Y mi función como pastor es ayudarte a
encontrar nuevamente ese amor ágape.
Ese amor donde puedas sentir verdaderamente
el amor de Dios.
Iglesia, El primer amor nos lleva
a lugares de privilegio y comunión con Dios.
Recuerde que Dios es el amor, sin Él no habría amor de parte de
nadie, ya que este es uno de los atributos comunicables de Dios.
El poco amor que nosotros tenemos es solo un eco o reflejo del
amor de Dios.
La pregunta es: ¿Estarías usted dispuesto a recibir a Jesús
como tu Señor y salvador?
Te invito a que lo recibas hoy como tu Señor y Salvador personal.
Recuerde que la condenación del hombre no es
por un decreto de predestinación, que Dios haya emitido.
Es por el rechazo voluntario y consciente de
la obra de Cristo en la Cruz.
Romanos 2:4-6 ¿No te das cuenta de lo bondadoso, tolerante y paciente que es Dios
contigo? ¿Acaso eso no significa nada para ti? ¿No vez que la bondad de Dios es
para guiarte a que te arrepientas y abandones tu pecado? Pero eres terco y te
niegas a arrepentirte y abandonar tu pecado, por eso vas acumulando un castigo
terrible para ti mismo. Pues se acerca el día de la ira, en el cual se
manifestará el justo juicio de Dios. Él juzgará a cada uno según lo que haya
hecho.
Por esta causa Dios manda a que todos los
hombres se arrepientan.
Hechos
17:30-31 »En la antigüedad Dios pasó por alto la ignorancia de la gente acerca
de estas cosas, pero ahora él manda que todo el mundo en todas partes se
arrepienta de sus pecados y vuelva a él. Pues él ha fijado un día para juzgar
al mundo con justicia por el hombre que él ha designado, y les demostró a todos
quién es ese hombre al levantarlo de los muertos».
Apreciados hermanos, recuerda todo esto y
nunca permitas que las cosas del mundo, suplanten el amor de Dios Padre.
Gracia y Paz
Pastor y administrador Rogers Infante
Que Dios derrame Bendiciones a mis
hermanos en la fe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario