La comunión en
la Iglesia
Hechos 6:1-4 Pero, al multiplicarse los creyentes* rápidamente,
hubo muestras de descontento. Los creyentes que hablaban griego se quejaban de
los que hablaban hebreo diciendo que sus viudas eran discriminadas en la
distribución diaria de los alimentos. De manera que los Doce convocaron a todos
los creyentes a una reunión. Dijeron: «Nosotros, los apóstoles, deberíamos
ocupar nuestro tiempo en enseñar la palabra de Dios, y no en dirigir la
distribución de alimento. Por lo tanto, hermanos, escojan a siete hombres que sean
muy respetados, que estén llenos del Espíritu y de sabiduría. A ellos les
daremos esa responsabilidad. Entonces nosotros, los apóstoles, podremos dedicar
nuestro tiempo a la oración y a enseñar la palabra».
Como podemos apreciar
en estos versículos, es que aún en medio de la abundancia pueden llegar las
crisis.
El versículo comienza
diciendo: “Al multiplicarse”, es decir días de crecimiento, de unción y poder,
días de un impresionante respaldo de Dios.
En otras palabras: En éstos días se presenta ésta dificultad en la iglesia, pero puede ser
en la casa, en el trabajo, en la universidad, etc.
Tenga muy
presente que aunque una murmuración sea cierta, su naturaleza es dañina.
Por eso es muy fundamental
tener como prioridad de vida, la comunión con Dios.
Recuerde que Actividad
no es sinónimo de espiritualidad.
A veces pensamos que al
movernos mucho en una congregación, indica vida espiritual.
Aquí vemos que los
apóstoles tienen una prioridad: la oración y la Palabra.
“Entonces nosotros, los apóstoles, podremos dedicar
nuestro tiempo a la oración y a enseñar la palabra”
Los Apóstoles, en ése espacio de comunión con Dios,
recibían:
El poder y la
sabiduría para dirigir la iglesia.
Eran fortalecidos
contra los ataques del enemigo.
Recuerde que un espíritu
fortalecido vencerá las dificultades y tentaciones del día.
Al observar la
Escritura y veremos que toda persona que le es fiel y obediente a Dios, esta es
usada de manera especial.
Todo creyente que
camina en fidelidad y obediencia debe glorificar a Dios con sus vidas.
Estos hombres tenían
una vida devocional fuerte y constante.
El mismo Hijo de Dios
lo hacía, la palabra dice:
Marcos
1:35 A la mañana siguiente, antes del
amanecer, Jesús se levantó y fue a un lugar aislado para orar.
Lucas
5:16 Pero Jesús muchas veces se alejaba
al desierto para orar.
Hoy en día el mundo
ofrece muchas cosas que no agradan a Dios, y nos presenta obstáculos y
tropiezos.
Y solo con la
presencia de Dios en nosotros por medio de Jesús, podemos vencer fortalecidos esos
obstáculos que el día a día nos presenta.
La
comunión con Dios traerá
resultados evidentes a nuestra vida.
Y el crecimiento
integral es manifiesto.
Es
decir: Hay vida espiritual, Corazones arrepentidos y transformados, Crecimiento
en la iglesia y en la labor que desarrollemos.
Por eso es muy importante mantener la comunión con
Dios, porque él se encarga de tus preocupaciones, angustias y hasta de tus enemigos.
La comunión con Dios
te llevará a nuevos niveles y lo sobrenatural comenzará a suceder a través de
ti.
Pero desafortunadamente, en la sociedad en la que
vivimos es muy normal el espíritu individualista, y egocéntrico
Ese espíritu egocéntrico e individualista, afecta tu
relación con Dios y al mismo tiempo tu relación con la Iglesia de Cristo, o sea
a nosotros.
Por eso es muy
fundamental preguntarnos:
¿Cómo está mi relación con Dios?
¿Cómo está mi relación con la Iglesia?
¿Cómo están mis relaciones con esposo o
esposa?
¿Son buenas, o no?
Si no lo son ¿cuál es la razón?, y
también la solución?
¿Podemos mejorar nuestras actitudes para
tener mejor comunión con Dios, la Iglesia y mi esposo(a) o mi entorno?
¿O nuestra comunión ya está bien y no
deseamos mejorarla?
Estas y otras preguntas son las que debemos plantearnos cuando estamos
pensando en un tema tan importante como es la comunión de los hermanos en
Cristo.
Sal 133:1-3 ¡Qué maravilloso y agradable es
cuando los hermanos conviven en armonía! Pues la armonía es tan preciosa como
el aceite de la unción que se derramó sobre la cabeza de Aarón, que corrió por
su barba hasta llegar al borde de su túnica. La armonía es tan refrescante como
el rocío del monte Hermón que cae sobre las montañas de Sión. Y allí el SEÑOR
ha pronunciado su bendición, incluso la vida eterna.
Iglesia la comunión es buena para el cuerpo.
Los creyentes somos como un rompecabezas, cuando
abrimos un juego de estos, solo podemos ver una multitud de piezas sin forma
aparente, y una pieza sola no sirve de nada, y un rompecabezas que le falte una
pieza tampoco sirve.
En fin para que un rompecabezas tenga forma tiene que
estar unido y que no falte ninguna pieza.
Es
decir: Que todas tienen que estar y encajar
en su sitio correspondiente.
De igual manera ocurre con nosotros, tenemos la
dependencia unos de otros para que la unidad del cuerpo sea una realidad.
En
otras palabras: Tenemos todos que estar unidos, y
dependemos unos de otros.
Nada podemos hacer unos aparte de los otros todos nos
necesitamos y todos somos importantes y especiales para formar ese cuerpo unido
que es la Iglesia.
Juan 15:4-7 Permanezcan en mí, y yo permaneceré
en ustedes. Pues una rama no puede producir fruto si la cortan de la vid, y
ustedes tampoco pueden ser fructíferos a menos que permanezcan en mí. »Ciertamente,
yo soy la vid; ustedes son las ramas. Los que permanecen en mí y yo en ellos
producirán mucho fruto porque, separados de mí, no pueden hacer nada. El que no
permanece en mí es desechado como rama inútil y se seca. Todas esas ramas se
juntan en un montón para quemarlas en el fuego. Pero, si ustedes permanecen en
mí y mis palabras permanecen en ustedes, pueden pedir lo que quieran, ¡y les
será concedido!
Es maravilloso y delicioso que los santos y el pueblo
de Dios estemos juntos en armonía.
Cuando nosotros nos esforzamos cada uno en tener más y
mejor comunión unos con los otros, eso es agradable a los ojos de Dios y a los
ojos de los que nos miran.
Por eso dice el salmista:
Qué
maravilloso y agradable es cuando los hermanos conviven en armonía!
Hemos visto que la comunión entre hermanos es Buena y
es Agradable o placentera, y debemos fomentar esa buena comunión entre
nosotros.
Pero también los fundamentos de la comunión que
tenemos con la iglesia de Cristo.
Esto nos ilustra la imagen de una familia que vive, y mora en la misma casa.
Es decir: Así vivir en la misma esfera espiritual de
relación con el Jesús, el Hijo de Dios.
Teniendo un sentido de pertenencia a una familia, como los hermanos de la
primera Iglesia. Hechos 2:42-44 Todos los creyentes se dedicaban a las enseñanzas de los
apóstoles, a la comunión fraternal, a participar juntos en las comidas (entre
ellas la Cena del Señor*), y a la oración. Un profundo temor reverente vino
sobre todos ellos, y los apóstoles realizaban muchas señales milagrosas y
maravillas. Todos los creyentes se reunían en un mismo lugar y compartían todo
lo que tenían.
Tenga muy presente que
en un cuerpo, No debe existir el individualismo, o la
autosuficiencia cristiana.
Porque todos somos y pertenecemos a un mismo cuerpo.
Porque fue en el sacrificio de Jesús ofrecido en
aquella cruz, donde el logro la reconciliación y unidad del cuerpo de Cristo
que es la Iglesia.
El espíritu nos selló y mora en nosotros y él es uno, y esto nos hace ser
uno a todos aquellos que hemos nacido de nuevo en la familia escogida de Dios y
que hoy caminamos en la obediencia y la fidelidad, apartados de toda inmundicia
y tradición mundana.
El Espíritu Santo, el cual es el Poder
de lo Alto, no está dividido, porque siendo el poder de Dios, une a Jesús con
su Padre y nos une a nosotros con Jesús.
En otras palabras Jesús está unido al Padre por el
Poder del Padre.
Y nos une a nosotros con Jesús, porque el Poder de Dios se manifiesta en nosotros.
Cuando esto ocurre, en nuestra vida
aparece la esperanza bendita que todo creyente espera.
Cuando todos los redimidos estemos en la misma
presencia de Cristo.
Todos juntos en armoniosa unidad, abrazaremos la misma
esperanza de la 2ª venida del Señor y su Reino de paz en la tierra.
Esa misma esperanza que nos ayuda a
estar unidos como pueblo.
Esa esperanza que nos fortalece en las
dificultades, a todos los hijos de Dios.
Esa esperanza de que nuestro Salvador
viene en Poder y Gloria, a buscar a Su Iglesia, y nosotros debemos de estar
unidos como pueblo suyo para recibirlo en cualquier momento.
Para poder ser bendecidos por Dios como Iglesia es muy importante tener y
fomentar la comunión genuina entre nosotros. Para poder recibir la paz de Dios.
Esa
paz que sentimos cuando estamos ante la presencia de Dios.
Paz
porque nos sentimos satisfechos con nuestro caminar armonioso.
Una
paz que nos une en obediencia y fidelidad ante Dios Padre y su Hijo Jesús.
Hoy más que nunca debemos estar contentos y felices,
puesto que la comunión nos ayuda a mantener la paz en la Iglesia.
La paz en nuestros hogares.
Cuando no existe la comunión en el hogar,
la paz del creyente en la iglesia, puede verse alterada por los problemas del
hogar.
Por eso la paz en el hogar ayuda a tener
paz en nuestra iglesia.
La iglesia nos da Paz y Fortalecimiento.
Pero de qué sirve esa paz si en su hogar esta la
guerra.
Cuando estamos en comunión con nuestro Padre Celestial
por medio de Jesucristo, Dios derramara la vida abundante a todos a aquellos
que hemos caminado haciendo su santa voluntad.
Es
decir: A los hijos de Dios, que están
viviendo en comunión.
Y cuando estamos caminando en armonía
los hermanos, el Señor envía bendición a Su pueblo.
Hemos visto que la comunión es importante y es necesaria en la vida y el
desarrollo de la Iglesia.
Nuestra
comunión con Dios es fundamental, es vital.
Termino
con este versículo:
1Juan
1:5-10 Éste es el mensaje que oímos de
Jesús* y que ahora les declaramos a ustedes: Dios es luz y en él no hay nada de
oscuridad. Por lo tanto, mentimos si afirmamos que tenemos comunión con Dios
pero seguimos viviendo en oscuridad espiritual; no estamos practicando la
verdad. Pero, si vivimos en la luz, así como Dios está en la luz, entonces
tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesús, su Hijo, nos limpia de
todo pecado. Si afirmamos que no tenemos pecado, lo único que hacemos es
engañarnos a nosotros mismos y no vivimos en la verdad. Pero, si confesamos
nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y
limpiarnos de toda maldad. Si afirmamos que no hemos pecado, llamamos a Dios
mentiroso y demostramos que no hay lugar para su palabra en nuestro corazón.
Gracia
y Paz.
Pastor
y Administrador, Rogers infante.
Que
Dios te bendiga.
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