LLENOS POR ESPÍRITU SANTO
Busquemos en la palabra de Dios.
Hechos 2:1-4 El día de Pentecostés,* todos los creyentes estaban reunidos en un mismo lugar.
De repente, se oyó un ruido desde el cielo parecido al estruendo de un viento fuerte e
impetuoso que llenó la casa donde estaban sentados. Luego, algo parecido a unas llamas o lenguas de fuego aparecieron y se
posaron sobre cada uno de ellos. Y todos los presentes fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar
en otros idiomas,* conforme el Espíritu Santo les daba esa capacidad.
Había
llegado la fiesta de Pentecostés y ya había pasado la pascua que era la ocasión
donde el pueblo hebreo recordaba al cordero sacrificado en Egipto que les había
permitido salir de la esclavitud.
Fueron también los días cuando Jesús, simbolizado por el
cordero, había derramado su sangre para dar perdón de pecados y vida eterna.
Cincuenta días después
de la fiesta de la Pascua, era tradición que cada judío trajera a Jerusalén las
primicias (era la primera cosecha o los primeros frutos que los traían como
ofrenda a Dios en el templo).
Esta
era la fiesta de Pentecostés.
La
gente viajaba con animales y con lo primero que había obtenido de su trabajo.
Por su parte, los discípulos estaban juntos esperando la promesa
que había anunciado Jesús en cuanto a que otro vendría en su lugar, pero no ya
para vivir con ellos sino en ellos.
De
repente un fuerte viento conmovió la casa y todos fueron llenos del Espíritu
Santo.
La
promesa se había cumplido.
A
partir de ese momento ya la voluntad de Dios no estaría escrita en tablas de
piedra, sino en sus corazones.
La historia de la iglesia comenzó con la llenura del Espíritu
Santo.
Los mismos que días atrás estaban llenos de inseguridades y
dudas, ahora estaban comenzando a experimentar una plenitud de santidad, gozo,
victoria y liberación.
La
Palabra de Dios, nos afirma que esta llenura no fue solo para los apóstoles de
nuestro Señor Jesús, sino también para nosotros que creemos, cuando dijo:
Hechos 2:39 Esta promesa es para ustedes, para sus hijos e incluso para los
gentiles,* es decir, para todos los que han sido llamados por el Señor nuestro Dios.
Dios
te ha llamado a ti y me ha llamado a mí.
Lo único que debes hacer es creer en ÉL, sin dudar.
Abrir tu corazón para que ÉL lo restaure y te guie.
Obedecer y ser fiel en toda su palabra.
Cuando actuamos de esa forma, somos
controlados por el Poder de Dios, su Espíritu Santo.
Juan 14:15-17 »Si me aman,
obedezcan* mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro
Abogado Defensor,* quien estará con ustedes para siempre. Me refiero al Espíritu Santo,
quien guía a toda la verdad. El mundo no puede recibirlo porque no lo busca ni
lo reconoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque ahora él vive con ustedes y
después estará en ustedes.*
Y
en el libro de Gálatas leemos:
Gálatas 5:22-26 Pero la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia,
gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas
cosas! Los que pertenecen a Cristo Jesús han clavado en la cruz las
pasiones y los deseos de la naturaleza pecaminosa y los han crucificado allí. Ya que vivimos por el Espíritu, sigamos
la guía del Espíritu en cada aspecto de nuestra vida. No nos hagamos vanidosos ni nos provoquemos unos a otros ni tengamos
envidia unos de otros.
La
Escritura nos enseña que nuestra relación con el Espíritu Santo no se basa en
lo que sintamos.
Cada
creyente nacido de nuevo, tiene al Espíritu Santo morando en él.
Jesús
nos dijo que cuando el Consolador viniera, Él estaría con nosotros y en
nosotros.
En otras palabras, Jesús está hablando del Poder de su Padre, el
Espíritu Santo.
El cual solo estará en aquellos creyentes que por su obediencia
y fidelidad hacen la voluntad de Dios.
El
verdadero creyente es habitado por el Espíritu Santo, pero no cada creyente es “controlado”
por el Espíritu Santo.
En
esto debemos ser muy claro.
Ya que existen personas que por su forma de actuar y testimonio,
dan clara evidencias que el Poder de Dios, el Espíritu Santo, no está en ellos.
Esa es la diferencia.
Cuando
andamos según nuestra naturaleza pecaminosa, no estamos bajo el control del
Espíritu Santo, aun cuando sigamos siendo su morada.
El
Apóstol Pablo nos habla sobre esta verdad, y él usa una ilustración que nos
ayuda a entenderlo.
Efesios 5:17-21 No actúen sin
pensar, más bien procuren entender lo que el Señor quiere que hagan. No se emborrachen con vino, porque eso les arruinará la vida. En cambio, sean llenos
del Espíritu Santo cantando salmos e himnos y canciones
espirituales entre ustedes, y haciendo música al Señor en el corazón. Y den gracias por todo a Dios el
Padre en el nombre de nuestro Señor
Jesucristo. Es más, sométanse unos a otros por reverencia a Cristo.
El
Apóstol Pablo no está hablando contra el vino.
Sin embargo, el contexto de este pasaje es sobre el caminar y el
luchar del creyente que está lleno del Espíritu.
Por
lo tanto, hay algo más aquí que sólo una advertencia acerca de tomar mucho
vino.
Cuando
la gente está embriagada con mucho vino, exhibe ciertas características.
Esta
se tambalea.
Su
hablar se entorpece, y pierde el juicio.
Por eso el Apóstol Pablo establece aquí una comparación.
Así como hay ciertas características que nos permiten percibir
que alguien está controlado por la embriaguez del vino, también debe haber
ciertas características que nos permitan ver que alguien está siendo controlado
por el Espíritu Santo de Dios.
Es
evidente el “fruto” del Espíritu en los creyentes nacidos de nuevo que caminan
bajo el control del Espíritu Santo.
Ya que estos en todo momento, por
sus acciones y testimonios, muestran que son cristianos obedientes y fieles a
la palabra de Dios.
Es claro entonces,
que no debemos en ningún caso, darle espacio a la carnalidad, ya que esto
ocasionaría en nuestro cuerpo, contaminación espiritual.
Dicho de otra manera, no hay que
contaminarse con el mundo.
Daniel 1:8-9 Sin embargo, Daniel estaba decidido a no contaminarse con la comida y el
vino dados por el rey. Le pidió permiso al
jefe del Estado Mayor para no comer esos alimentos inaceptables. Ahora bien, Dios había hecho que
el jefe del Estado Mayor le tuviera respeto y afecto a Daniel,
Ahora
de acuerdo a no contaminarme, me pregunto:
¿Cómo conservar mi testimonio como Hijo de Dios en un mundo tan
trastornado?
¿Cuáles son los parámetros que deben regir mi vida en medio de un
mundo moderno?
¿Hasta qué punto estoy dispuesto a mostrar una diferencia?
¿Cuánto del mundo he permitido que se impregne en mi vida?
¿Soy realmente un cristiano o francamente solo intento esconder mi
verdadera identidad mundana en este mundo moderno?
Estas
son realmente algunas de las muchas preguntas que debemos contestar con
sinceridad.
Como
Hijos del Rey debemos ser conocidos como tales y ser reales lumbreras en un
mundo en oscuridad.
La Biblia dice que Daniel y los otros muchachos fueron llevados cautivos a
Babilonia y allí enfrentó las tentaciones de asimilarse a esa cultura.
El rey de Babilonia: Nabucodonosor buscó personas
especiales, con una preparación diferente y que fueran destacados, entre los
que estaba Daniel y los muchachos, para que se moldearan a sus enseñanzas y
filosofías.
Pretendió cambiarles sus principios, haciéndolos partícipes de
la comida del rey en contra de las ordenanzas judías.
También
de participar de la mesa del rey, era cambiarles sus amistades y adquirir un
compromiso con ellos.
Cambiarle
su adoración a Dios por la de ellos.
Hasta
cambiarles sus nombres para que se identifiquen con las creencias paganas de
los babilónicos.
¿No intenta el mundo hacer lo mismo con nosotros?
¿Cambiar nuestra forma de hablar, de vestirnos, de comportarnos?
¿Cambiar nuestra adoración, nuestras prioridades y principios?
¿Cambiar nuestra identidad como Hijos de Dios?
Daniel
propuso en su corazón vivir una vida de “integridad”, bajo los parámetros de
Dios y la mano poderosa de Él estuvo con ellos.
Iglesia, déjeme terminar diciéndoles:
Hagamos la diferencia, vivamos vidas de acuerdo al modelo de
Dios y no del mundo que nos rodea.
Seamos lumbreras por donde quiera que vayamos y Dios nos rodeará
de su favor.
Recuerden que fuimos cambiados de nuestra manera errónea de
vivir.
Los cristianos podríamos
sencillamente copiar las decisiones de la gente del mundo.
Pero no hacemos eso.
¿Por qué no?
Por dos razones.
Primero, porque los seres humanos somos imperfectos y
no somos capaces de tomar siempre las mejores decisiones.
Proverbios
28:26 Los que confían en su propia inteligencia son necios,
pero el que camina con sabiduría está a salvo.
Jeremías 10:23-24 Yo sé, SEÑOR, que
nuestra vida no nos pertenece; no somos capaces de planear nuestro propio
destino. Así que
corrígeme, SEÑOR, pero por favor sé tierno; no me corrijas con enojo porque
moriría.
La Biblia dice que a
veces tomamos una decisión pensando que es la correcta, pero luego descubrimos
que hemos cometido un grave error (Proverbios
16:25).
Pro 16:25 Delante de cada persona hay un camino que
parece correcto, pero termina en muerte.
Y segundo, porque Satanás es “el dios de este sistema de
cosas”.
Él controla lo que la gente cree que es bueno o malo y todo lo que se
hace popular en el mundo.
2Corintios 4:4 Satanás, quien es
el dios de este mundo, ha cegado la mente de los que no creen. Son incapaces de
ver la gloriosa luz de la Buena Noticia. No entienden este mensaje acerca de la
gloria de Cristo, quien es la imagen exacta de Dios.
1Juan 5:18-20 Sabemos que
los hijos de Dios no se caracterizan por practicar el pecado, porque el Hijo de
Dios los mantiene protegidos, y el maligno no puede tocarlos. Sabemos que somos
hijos de Dios y que el mundo que nos rodea está controlado por el maligno. Y sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado
entendimiento, para que podamos conocer al Dios verdadero.* Y ahora vivimos en
comunión con el Dios verdadero porque vivimos en comunión con su Hijo,
Jesucristo. Él es el único Dios verdadero y él es la vida eterna.
Apreciada Iglesia, Si queremos
que Jehová esté contento con nosotros y nos bendiga, debemos obedecer lo que
leemos en Romanos
12:2
Romanos 12:2 No imiten las conductas ni las costumbres de
este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en
personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a
conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y
perfecta.
Gracia y Paz
Pastor y administrador Rogers Infante
Que Dios derrame Bendiciones en mi vida, mi familia y a
mis hermanos en la fe.