MI RELACION CON DIOS.
Cada
mañana de nuestra vida debemos tener una nueva relación efectiva, empresa y
sincera con Dios.
De esa relación depende nuestro nuevo día cada vez que le busquemos y
le seamos fiel y obediente.
Nueva es
cada mañana y nueva debe ser nuestra relación con Dios.
Busquemos
en la palabra de Dios:
Salmos 5:1-6 Oh SEÑOR, óyeme cuando oro; presta atención a mi
gemido. Escucha mi
grito de auxilio, mi Rey y mi Dios, porque sólo a ti dirijo mi oración. SEÑOR, escucha mi voz por la mañana; cada
mañana llevo a ti mis peticiones y quedo a la espera. Oh Dios, la maldad no te agrada; no puedes tolerar los
pecados de los malvados. Por lo tanto, los orgullosos no pueden estar en tu
presencia, porque aborreces a todo el que hace lo malo. Destruirás a los que
dicen mentiras; el SEÑOR detesta a los asesinos y a los engañadores.
La comunicación regular es fundamental en
cualquier relación y ciertamente es necesaria para tener una firme relación con
Dios.
Los hijos de Dios, ciertamente debemos y necesitamos
comunicarnos con Él diariamente.
La pregunta es:
¿Cómo estas invirtiendo tu tiempo?
¿Pasas usted un tiempo regular en
oración y lectura de la Palabra de Dios?
En el Samos que acabamos de leer, David
procura probar que el orden y la perseverancia son necesarios en la oración
diaria.
La repetición de la frase: «de mañana» justifica una alternativa en
la traducción: «de mañana en mañana», significa
que no pasen días sin estar en la presencia de Dios.
En otras palabras: "Mejor es un día en su
presencia, que mil fuera de Él".
Como creyentes debemos presentar nuestras
peticiones a Dios diariamente.
Pero debemos hacerlo estando a paz y salvo
con ÉL.
Iglesia, Es tiempo de
entregarle los desafíos diarios a nuestro Padre Celestial, buscando su gracia,
su ayuda y fortaleza.
No esperemos que las circunstancias nos
alcancen, más bien evitemos que esas momentos de angustias lleguen a nuestra
vida.
Por eso es necesario que buscar su presencia
día a día por medio de la oración.
Recordemos que la mañana es un
milagro que ocurre cada día.
Su palabra dice: "Nueva es
cada mañana, inmutable su fidelidad".
Por eso es necesario que cada mañana aumentemos nuestra fe
Lucas 17:5 Los apóstoles le
dijeron al Señor: —Muéstranos cómo aumentar nuestra fe.
1Reyes 3:5-14 Esa noche, el
SEÑOR se le apareció a Salomón en un sueño y Dios le dijo: —¿Qué es lo que
quieres? ¡Pídeme, y yo te lo daré! Salomón contestó: —Tú mostraste fiel amor hacia
tu siervo David, mi padre, un hombre transparente y leal, quien te fue fiel.
Hoy sigues mostrándole tu fiel amor al darle un hijo que se siente en su trono.
»Ahora pues, SEÑOR mi Dios, tú me has hecho rey en lugar de mi padre David,
pero soy como un niño pequeño que no sabe por dónde ir. Sin embargo, aquí estoy en medio de tu pueblo
escogido, ¡una nación tan grande y numerosa que no se puede contar! Dame un corazón comprensivo para que pueda
gobernar bien a tu pueblo, y sepa la diferencia entre el bien y el mal. Pues,
¿quién puede gobernar por su propia cuenta a este gran pueblo tuyo? Al Señor le agradó que Salomón pidiera
sabiduría. Así que le
respondió: —Como pediste sabiduría para gobernar a mi pueblo con justicia y no
has pedido una larga vida, ni riqueza, ni la muerte de tus enemigos, ¡te
concederé lo que me has pedido! Te daré un corazón sabio y comprensivo, como
nadie nunca ha tenido ni jamás tendrá. Además, te daré lo que no me pediste: riquezas
y fama. Ningún otro rey del mundo se comparará a ti por el resto de tu vida. Y si tú me sigues y obedeces mis decretos y mis
mandatos como lo hizo tu padre David, también te daré una larga vida.
Cuando se le dio la oportunidad de tener lo
que deseara más en el mundo, Salomón pidió sabiduría ("corazón entendido")
para poder guiar bien al pueblo y para tomar decisiones correctas.
Hoy en día, las personas piden
fama, piden ser populares, piden agradar al mundo, piden poder para dañar,
piden lo material para reemplazar a Dios.
Pero note usted que Salomón pidió sabiduría
para llevar a cabo su trabajo y lo mejor de todo es que lo demás, llego por
añadidura.
No pidió a Dios que hiciera el
trabajo por él.
No debemos pedir a Dios que
haga lo que nosotros podemos hacer.
Él siempre hará por nosotros lo que nosotros
no podemos hacer, lo que se sale de nuestras manos.
Allí es donde se manifiesta su
poder sobrenatural.
Pero debemos pedir una fe más
profunda y con oraciones sencillas que toquen su corazón.
A Dios le agrada escucharnos orar.
Dios no exige palabras
elaboradas, ni frases rebuscadas.
Dios quiere hablar de nuestras
necesidades y nuestros deseos.
Una oración sencilla es lo que más importa,
pues Dios desea responder a nuestras peticiones.
Nuestra nueva identidad, es la única diferencia entre el
mundo y los hijos de Dios.
Isaías 43:1-11 Pero ahora, oh Jacob, escucha al SEÑOR, quien te
creó. Oh Israel, el que te formó dice: «No tengas miedo, porque he pagado tu
rescate; te he llamado por tu nombre; eres mío. Cuando pases por aguas profundas, yo estaré contigo. Cuando pases por ríos de
dificultad, no te ahogarás. Cuando pases por el fuego de la opresión, no te
quemarás; las llamas no te consumirán. Pues yo soy el SEÑOR, tu Dios, el Santo de Israel, tu
Salvador. Yo di a Egipto como rescate por tu libertad; en tu lugar di a
Etiopía* y a Seba. Entregué a otros a
cambio de ti. Cambié la vida de ellos por la tuya, porque eres muy precioso
para mí. Recibes honra, y yo te amo. »No tengas miedo, porque yo estoy contigo.
Te reuniré a ti y a tus hijos del oriente y del occidente. Les diré al norte y al sur: “Traigan a mis hijos e
hijas de regreso a Israel desde los rincones más lejanos de la tierra. Traigan a todo el que me reconoce como su Dios, porque yo
los he creado para mi gloria. Fui yo quien los formé”». Saquen a la gente que tiene ojos pero está ciega; que
tiene oídos pero está sorda. ¡Reúnan a las naciones! ¡Convoquen a los pueblos
del mundo! ¿Cuál de sus ídolos acaso predijo cosas semejantes? ¿Cuál de ellos
puede predecir lo que sucederá mañana? ¿Dónde están los testigos de tales
predicciones? ¿Quién puede comprobar que han dicho la verdad? «Pero tú eres mi
testigo, Israel —dice el SEÑOR—, tú eres mi siervo. Tú has sido escogido para
conocerme, para creer en mí y comprender que sólo yo soy Dios. No hay otro
Dios; nunca lo hubo y nunca lo habrá. Yo, sí, yo soy el SEÑOR, y no hay otro Salvador.
Los creyentes
verdaderos somos preciosos a los ojos de Dios; su complacencia está en nosotros
por sobre cualquier persona.
Aunque pasemos por
agua y fuego, mientras tengamos a Dios, no tememos mal alguno; seremos
levantados y sacados.
Dios,
nos creó haciéndonos especiales para Él.
Dios,
nos redimió y llamó por nuestro nombre para que fuéramos de Él.
Dios
protege a sus hijos en tiempos difíciles.
Por eso debemos
comprender que estando en obediencia y fidelidad, somos importantes para Dios.
También nos llama por nombre y nos da su nombre, por eso nunca
debemos hacer nada que le avergüence.
Al pasar por aguas
de tribulación quizás nos ahoguen o nos obliguen a crecer más fuertes.
Pero
si vamos con su fuerza, Él nos protegerá.
Recordemos
que mientras estemos en su presencia, somos la niña de sus ojos.
Su Hijo Jesús, nos amó
sin medida y se entregó por cada uno de nosotros.
Por eso su debe ser diariamente nuestro sustento
Salmos 19:7-14 Las enseñanzas del
SEÑOR son perfectas, reavivan el alma. Los decretos del SEÑOR son confiables,
hacen sabio al sencillo. Los
mandamientos del SEÑOR son rectos, traen alegría al corazón.
Los mandatos del SEÑOR son claros, dan buena percepción para vivir. La reverencia al SEÑOR es pura, permanece para
siempre. Las leyes del SEÑOR son verdaderas, cada una de ellas es imparcial. Son más deseables que el oro, incluso que el oro
más puro. Son más dulces que la miel, incluso que la miel que gotea del panal. Sirven de advertencia para tu siervo, una gran recompensa
para quienes las obedecen. ¿Cómo puedo conocer todos los pecados
escondidos en mi corazón? Límpiame de estas faltas ocultas. ¡Libra a tu siervo
de pecar intencionalmente! No permitas que estos pecados me controlen. Entonces
estaré libre de culpa y seré inocente de grandes pecados. Que las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón
sean de tu agrado, oh SEÑOR, mi roca y mi redentor.
Y en el libro de
Santiago leemos:
Santiago
1:19-25 Mis amados hermanos, quiero que entiendan lo siguiente:
todos ustedes deben ser rápidos para escuchar, lentos para hablar y
lentos para enojarse. El enojo
humano* no produce la rectitud* que Dios desea. Así que quiten
de su vida todo lo malo y lo sucio, y acepten con humildad la palabra que Dios
les ha sembrado en el corazón, porque tiene el poder para salvar su alma. Pero no sólo escuchen la palabra de Dios, tienen que
ponerla en práctica. De lo contrario, solamente se engañan a sí mismos. Pues, si escuchas la palabra pero no la obedeces, sería como ver tu
cara en un espejo. Te ves a ti
mismo, luego te alejas y te olvidas cómo eres. Pero, si miras atentamente en la ley perfecta que te hace
libre y si la pones en práctica y no olvidas lo que escuchaste,
entonces Dios te bendecirá por tu obediencia.
A veces hablamos
demasiado y escuchamos poco.
Dios nos dio solo
una boca para hablar y dos oídos para escuchar.
Con esta actitud
comunicamos a los demás que nuestras ideas son más importantes que las de
ellos.
Igualmente
es cuando hablamos demasiado y no dejamos que Dios nos hable a nosotros a
través de su Palabra.
Dicho de otra
manera: Nos volvemos necios.
Lamentablemente
hoy en día son muchos los llamados cristianos que omiten la palabra de Dios,
para hacer sus propias voluntades.
Eso los convierte en necios.
Termino diciendo lo siguiente:
Es muy importante
lo que la Palabra de Dios nos dice, pero mucho mejor es si la obedecemos.
Para esto tenemos
que abrir nuestros oídos espirituales y permitirle al Espíritu Santo nos de
sabiduría para aplicarla a nuestra vida.
Iglesia, la
salvación no viene de utilizar métodos humanos, sino de ser humildes y amables
aceptando la Palabra implantada, que Dios ha hecho que se arraigue en nuestro
corazón.
Gracia y Paz
Pastor y administrador Rogers
Infante
Que Dios derrame Bendiciones a mis
hermanos en la fe.
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