COMO SER REDIMIDOS
Para ser
redimidos primero tenemos que saber acerca de nuestros pecados.
La palabra
de Dios dice:
Marcos 7:8-9 »Pues ustedes
pasan por alto la ley de Dios y la reemplazan con su propia tradición. Entonces dijo: —Ustedes
esquivan hábilmente la ley de Dios para aferrarse a su propia tradición.
Marcos 7:1415 Luego Jesús llamó a la
multitud para que se acercara y oyera. «Escuchen, todos ustedes, y traten de
entender. Lo que entra
en el cuerpo no es lo que los contamina; ustedes se contaminan por lo que sale
de su corazón»*.
Marcos 7:20-23 Y entonces agregó: «Es lo que sale de su interior lo que los contamina. Pues de adentro, del corazón de la
persona, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, el robo, el
asesinato, el adulterio, la avaricia, la perversidad,
el engaño, los deseos
sensuales, la envidia, la calumnia, el orgullo y la necedad. Todas esas vilezas provienen de adentro; esas son las que los contaminan».
Primero
quisiera definir el pecado.
Hay pecados
definidos por Dios y hay pecados definidos por los hombres.
La palabra
pecado, en griego, significa «perder la marca».
Esto significa no hacer lo justo.
Dicho de
otra manera, Es no seguir correctamente las órdenes de Dios.
Veamos primero los pecados
definidos por los hombres.
¿Qué es pecado? Desobedecer
las órdenes de Dios.
Medimos
nuestros pecados de acuerdo con nuestro conocimiento.
La medida
humana del pecado depende de su procedencia social, estado mental,
circunstancias y conciencia.
Esto
es juzgado por cada individuo.
Entonces
la acción misma puede ser considerada o no como un pecado dependiendo del
estándar de cada persona.
Por eso
Dios nos ha dado 613 artículos de la Ley para ser usados como un estándar para
el juicio.
Entonces no
debemos establecer nuestro estándar sobre nuestra conciencia.
El pecado
de nuestra conciencia no está de acuerdo con lo que Dios ha definido como
pecado.
Por
eso no debemos escuchar a nuestra conciencia, más bien debemos basar nuestras
acciones en el mandamiento de Dios.
Las
personas de hoy en día, no cumplen la palabra de Dios, por la sencilla razón de
que cada una de las personas tiene una idea propia de qué es el pecado.
Por
consiguiente creen que sus acciones siempre serán correctas, a pesar que viven
equivocadamente en todo.
Algunos lo
consideran como defectos y otros lo consideran como actitudes deformadas.
Pero
la Biblia nos dice bien clarito que el pecado es desobedecer las órdenes de
Dios.
Marcos 7:8-9 »Pues ustedes pasan
por alto la ley de Dios y la reemplazan con su propia tradición. Entonces dijo: —Ustedes
esquivan hábilmente la ley de Dios para aferrarse a su propia tradición.
Usted
puede seguir esquivando la Ley de Dios.
Usted
puede incluso mofarse de la palabra de Dios, para hacer su propia voluntad.
Usted
puede ignorar seguidamente la palabra de Dios, para saciar su apetito sexual.
Pero de
algo si debe tener en cuenta y es que a Dios no le importa cómo la gente ve el
mundo exterior.
Porque ÉL
conoce muy bien el fondo de nuestro corazón.
Y sabe
perfectamente quiénes son los que esquivan su Ley.
Él
sabe, quienes hacen su voluntad.
Él
sabe quiénes son los depravados sexuales.
En
otras palabras, Dios ya sabe a quienes va a condenar.
¿Cuál es el pecado más serio? La blasfemia contra el espíritu santo.
Por otra
parte el no hacer caso de las palabras
de Dios, permítame decir qué es un pecado ante Dios.
Esto
significa fracasar viviendo por su voluntad.
Esto
no es confiar en Sus Palabras.
Dios
dijo que esto es el pecado de vivir como los fariseos que rechazaron el
mandamiento de Dios y pusieron más importancia en su lectura tradicional.
Y Jesús
considera a los fariseos como unos hipócritas y mentirosos.
Dicho de otra manera:
La gente sólo
ve la apariencia exterior y no hace caso de las palabras de Dios.
Esto es un
pecado ante Él.
El pecado
más serio es no hacer caso de Sus palabras.
¿Se
dan cuenta de esto? Esto
es el pecado de todos los pecados.
Nuestras
debilidades son sólo defectos, meras transgresiones.
Los errores
y las culpas que cometemos por nuestra imperfección no son pecados
fundamentales sino son defectos.
Dios distingue entre pecado y
defecto.
Entonces
los que no hacen caso de Sus Palabras son pecadores aunque ellos no tengan
defectos.
Ellos
son grandes pecadores ante Dios.
Por
eso Jesús reprendió a los fariseos.
Iglesia, debemos
obedecer a Dios en todo y sin objeción.
Los
fariseos dejaron a un lado los mandamientos de Dios.
Ellos
pusieron la tradición de los hombres por encima de Sus mandamientos.
Las
palabras de sus mayores tuvieron más importancia que las palabras de Dios.
La
situación era así cuando Jesús nació.
Jesús
se enfadó cuando la gente no hizo caso de las palabras de Dios.
Los que
dejan a un lado sus palabras y los que no confían son pecadores.
Los que no
son capaces de cumplir Sus palabras son pecadores también.
Pero es un
pecado más grave dejar a un lado Sus palabras.
Ellos
son los que van a entrar en el infierno.
No
confiar en Él es un pecado ante Él.
¿Por
qué Dios nos dio la Ley?
Para que nos
diésemos cuenta de nuestros pecados y del castigo por ellos.
Él nos dio
la Ley para salvarnos de los pecados.
Él nos dio
la Ley y envió a Jesús para salvarnos.
Él envió Su
propio Hijo para quitar nuestros pecados a través de Su bautismo.
Y podemos
ser salvos al confiar en Él, plenamente.
Debemos darnos cuenta de que somos
pecadores sin esperanza y debemos confiar en Jesús, entonces podemos ser libres
de pecado, ser Sus hijos y volver a la gloria de Dios.
Pero para eso hay que arrepentirse
verdaderamente.
Somos
pecadores sin remedio que debemos creer en Jesús para ser salvados del pecado, convertirse
en Sus hijos y volver a la gloria de Dios, en obediencia y fidelidad.
Debemos
entender Su Palabra.
Todos
los principios son de Él.
Debemos
pensar y juzgar mediante Su Palabra.
Esto es la fe
justa y verdadera.
Para
eso debemos saber qué es lo hay en el corazón de un hombre?
¿Qué
debemos hacer ante Dios?
Debemos
admitir nuestros pecados y rogar la salvación de Dios.
La fe debe
iniciarse con Sus palabras y debemos confiar en Dios a través de Sus palabras.
Si no,
vamos a caer en la falacia.
Esto sería
la fe falsa.
La Palabra
nos dice que cualquier cosa que entre en una persona desde el mundo exterior no
puede contaminarla porque esto va a entrar en su estómago y no en su corazón y
posteriormente sale.
Como se
dice en Marcos 7, 20-23:
Marcos 7:20-23 Y entonces agregó: «Es lo que sale de su interior lo que los contamina. Pues de adentro, del corazón de la
persona, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, el robo, el
asesinato, el adulterio, la avaricia, la perversidad,
el engaño, los deseos
sensuales, la envidia, la calumnia, el orgullo y la necedad. Todas esas vilezas provienen de adentro; esas son las que los contaminan».
¿Entienden
qué significa esto?
Todos somos
descendientes de Adán.
No podemos
ver la verdad, pues no aceptamos ni confiamos en todas Sus palabras.
¿Qué
hay en el corazón del hombre?
Vamos a ver
Marcos 7, 21-22:
Marcos 7:21-23 Pues de adentro, del corazón de la persona, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, el
robo, el asesinato, el adulterio, la avaricia, la perversidad,
el engaño, los deseos
sensuales, la envidia, la calumnia, el orgullo y la necedad. Todas esas vilezas provienen de adentro; esas son las que los contaminan».
Esto
está escrito en Salmos:
Sal
8:3-4 Cuando miro el cielo de noche y veo la obra de tus dedos
—la luna y las estrellas que
pusiste en su lugar—, me pregunto: ¿qué son los seres humanos para que pienses
en ellos, los simples mortales para que de ellos te ocupes?*
¿Por
qué Él nos visita?
Él nos
visita porque Él nos ama.
Él nos
creó, nos amó y tuvo misericordia de nuestros pecados.
Él quitó
todos nuestros pecados y nos hizo Su pueblo, para que caminemos en obediencia y
fidelidad.
El
Rey David cantó en el Antiguo Testamento cuando él se dio cuenta de que Dios
sería el Salvador de los pecadores.
Y
en el Nuevo Testamento, el Apóstol Pablo dijo lo mismo.
Esto es una
cosa asombrosa que nosotros, creaciones de Dios, podamos ser Sus hijos.
Esto puede
solo puede cumplirse a través de Su compasión por nosotros.
Este es el
amor de Dios.
Tratar de
vivir de manera completa, desobedeciendo a Dios, es desafiarlo.
Y esto acarrea
maldiciones generacionales.
La palabra
de Dios dice bien clarito que Dios entrego a esos desobedientes a pasiones
vergonzosas.
Romanos 1:21- Es cierto, ellos
conocieron a Dios pero no quisieron adorarlo como Dios ni darle gracias. En
cambio, comenzaron a inventar ideas necias sobre Dios. Como resultado, la mente
les quedó en oscuridad y confusión.
Afirmaban
ser sabios pero se convirtieron en completos necios. Y, en lugar de adorar al
Dios inmortal y glorioso, rindieron culto a ídolos que ellos mismos se hicieron con forma de simples
mortales, de aves, de animales de cuatro patas y de reptiles. Entonces Dios los abandonó para que
hicieran todas las cosas vergonzosas que deseaban en su corazón. Como resultado, usaron sus cuerpos para hacerse cosas
viles y degradantes entre sí. Cambiaron la verdad acerca de Dios por una mentira. Y así rindieron culto y sirvieron a las cosas que Dios creó
pero no al Creador mismo, ¡quien es digno de eterna alabanza! Amén. Por esa razón, Dios los abandonó a sus
pasiones vergonzosas. Aun las mujeres
se rebelaron contra la forma natural de tener relaciones sexuales y, en cambio,
dieron rienda suelta al sexo unas con otras. Los hombres, por su parte, en lugar
de tener relaciones sexuales normales, con la mujer, ardieron en pasiones unos
con otros. Los hombres hicieron cosas vergonzosas con otros hombres y, como
consecuencia de ese pecado, sufrieron dentro de sí el castigo que merecían. Por pensar que era una tontería reconocer a
Dios, él los abandonó a sus tontos razonamientos y dejó que hicieran cosas que
jamás deberían hacerse. Se llenaron de
toda clase de perversiones, pecados, avaricia, odio, envidia, homicidios,
peleas, engaños, conductas
maliciosas y chismes. Son traidores, insolentes, arrogantes, fanfarrones y
gente que odia a Dios. Inventan nuevas formas de pecar y desobedecen a sus
padres. No quieren entrar en razón, no cumplen lo
que prometen, son crueles y no tienen compasión. Saben bien que la justicia de Dios exige que los que
hacen esas cosas merecen morir; pero ellos igual las hacen. Peor aún, incitan a otros a que también las hagan.
Todo esto,
mis queridos hermanos, es por desobediencia.
Algunos
pensaran que esas profesiones degradantes y perversas que acabamos de
mencionar, no los ha tocado todavía, pues esperen y verán.
Tal vez tu
castigo sea peor que el de otros.
Por
eso y más, no es justo vivir fuera de Su amor.
Esta
es la voluntad de Dios, que debemos darnos cuenta de que somos pecadores a
través de la Ley y confiamos en la redención por el agua y la sangre.
Jesús dijo
que lo que sale del hombre, de los pecadores, contamina al hombre.
La comida
que Dios nos da no puede contaminar al hombre.
Todas las creaciones son limpias,
pero solo las cosas que salen de dentro del hombre sin cristo, es pecados y contaminan.
Todos somos
descendientes de Adán.
¿Entonces,
cómo nacimos?
Salmos 51:3-5 Pues reconozco mis
rebeliones; día y noche me
persiguen. Contra ti y sólo contra ti he pecado; he hecho lo que es malo ante tus ojos.
Quedará demostrado que tienes razón en lo que dices y que tu juicio contra mí
es justo.* Pues soy pecador de nacimiento, así es, desde el momento en que me concibió mi madre.
Otra
pregunta: ¿Podemos vivir sin pecados?
Iglesia, vamos
a continuar cometiendo pecados, si no tenemos a Jesús, el Hijo de Dios,
verdaderamente en nuestro corazón y caminar en obediencia y fidelidad.
¿Podemos
dejar de cometer pecados?
Si tenemos
a Cristo verdaderamente y estudiamos la palabra de Dios, seremos fuerte para
resistir al pecado.
Por
esa razón, debemos darnos cuenta de nuestra limitación y abandonar los apetitos
desenfrenados de la carne.
Cuando
reconocemos nuestras limitaciones, que no podemos ser justos por nosotros
mismos y vamos al infierno por nuestros pecados, debemos contar con la
redención de Jesús.
Entonces
podemos ser liberados.
Debemos
saber que no se puede actuar bien ante Dios por nosotros mismos.
Por eso
debemos admitir ante Dios que somos pecadores y que estamos destinados a ir al
infierno y podemos rogar por Su compasión.
Sal 51:4 Contra ti y sólo contra ti he pecado; he hecho lo que es malo ante
tus ojos. Quedará demostrado que tienes razón en lo que dices y que tu juicio
contra mí es justo.*
Si sus
acciones son desobediencia, usted es un pecador.
Si hace lo
injusto, Dios lo enviara al infierno.
Pero
si eres justo ante los ojos de Dios, Él te considerara justo.
Esta
es la fe correcta.
Este
es el camino para ser salvos.
Esto
muestra cómo debemos ser si esperamos estar listos para confiar en la redención
de Jesús.
Entonces ¿Cuál es la razón por la cual Dios nos da su palabra?
Para darnos
cuenta de nuestros pecados y para volver a Sus Brazos.
Por ello
sabemos que la razón por la cual Dios nos da su palabra, es para obligarnos a
vivir en esta.
Entonces, ¿qué nos enseñan la palabra de Dios?
Nos enseña nuestros
defectos y nuestra incapacidad.
Nos
damos cuenta de que nosotros, creación de Dios, somos seres impotentes.
Reconocemos
que somos pecadores ante Él, y debemos entrar en el infierno de acuerdo con Su
Ley.
Cuando nos
damos cuenta de nuestros pecados y también nuestra impotencia, ¿qué hacemos?
¿Tratamos
de hacernos seres completos? No.
Lo que
tenemos que hacer es admitir que somos pecadores, confiar en Jesús, ser
redimidos a través de Su salvación, darle gracias a Él y caminar en obediencia
y fidelidad.
La
razón por la cual Él nos dio su palabra, es para hacernos reconocer nuestros
pecados y el castigo por estos pecados.
Además, no
podríamos ser salvados del infierno, sin Jesús.
Si
confiamos en Jesús como nuestro Salvador, vamos a ser redimidos.
Él nos trajo
la palabra de Dios, para salvarnos. Amen.
Gracia y Paz.
Pastor y Administrador, Rogers
Infante.
Que Dios te bendiga.
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