CUANDO ESCUCHAMOS A JESUS, HAY VIDA, PAZ Y BENDICIÓN.
Romanos 8:5-9 Los que están dominados por la naturaleza pecaminosa
piensan en cosas pecaminosas, pero los que son controlados por el Espíritu
Santo piensan en las cosas que agradan al Espíritu. Por lo tanto, permitir que la naturaleza
pecaminosa les controle la mente lleva a la muerte. Pero permitir que el Espíritu les controle la mente lleva a la vida y a la paz. Pues la naturaleza pecaminosa es enemiga de
Dios siempre. Nunca obedeció las leyes de Dios y jamás lo hará. Por eso, los que todavía viven bajo el dominio de la naturaleza pecaminosa nunca pueden agradar a
Dios. Pero ustedes
no están dominados por su naturaleza pecaminosa.
Son controlados por el Espíritu si el Espíritu de Dios vive en ustedes. (Y
recuerden que los que no tienen al Espíritu de Cristo en ellos, de ninguna
manera pertenecen a él).
Para el creyente hay dos
formas de vivir:
Según su naturaleza
pecaminosa, a lo cual la biblia llama la carne, ó según el poder del Espíritu Santo,
lo cual la Biblia llama, Santidad.
En el Antiguo
testamento se ordenaba una vida de santidad pero el hombre carecía del poder
para llevarla a cabo, por lo tanto, Dios mismo envía a su Hijo como ofrenda por
el pecado.
El pecado fue entonces
vencido completamente por sacrificio que realizó el Hijo de Dios, de modo que
los beneficios de esta victoria los recibe todo aquel que en Él cree y se
entrega en obediencia y fidelidad.
La naturaleza
del hombre caído se considera «crucificada» juntamente con sus pasiones y sus
deseos y el fruto de santificación surge del espíritu redimido y lleno del
Espíritu Santo.
Gálatas 5:24-25 Los que pertenecen a Cristo Jesús han clavado en la cruz las pasiones y los deseos de la naturaleza
pecaminosa y los han crucificado allí. Ya que vivimos por el Espíritu, sigamos la guía del Espíritu
en cada aspecto de nuestra vida.
Ahora, cada quien elige su
manera de vivir, y qué cada uno sepa controlar su mente.
Si en el corazón del
creyente no está Jesús, quiere decir que es un corazón fuera de la presencia de
Dios.
Pero si hemos creído en
Jesucristo como nuestro Salvador, debemos renovar nuestra mente, pues nuestro
comportamiento está determinado por nuestra manera de pensar.
Así mismo
nuestro testimonio está dado por nuestra manera de actuar.
La Biblia dice:
Proverbios
23:7 Porque cuál es su pensamiento en su
corazón, tal es él.
Son nuestros pensamientos,
en última instancia, los que rigen nuestro comportamiento.
Pero una mente bajo el
control del Espíritu Santo produce el fruto del Espíritu.
Gálatas 5:22-24 Pero la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia,
gentileza, bondad, fidelidad, humildad y
control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas! Los que pertenecen a Cristo Jesús han clavado en la cruz las pasiones y los deseos de la naturaleza
pecaminosa y los han crucificado allí.
Por esta razón, el verdadero
cristiano no debe amar al mundo, no debe festejar sus fiestas y mucho menos sus
tradiciones.
En otras palabras: no se debe
comportar con la vanagloria de la vida, ni los deseos de la carne, que los
aleja de Dios.
La Biblia
dice:
1Juan 2:15-17 No amen este mundo ni las cosas que les ofrece porque,
cuando aman al mundo, no tienen el amor del Padre en ustedes. Pues el mundo sólo ofrece un intenso deseo por el placer físico, un deseo insaciable por
todo lo que vemos y el orgullo de nuestros logros y posesiones. Nada de eso
proviene del Padre, sino que viene del mundo; y este mundo se acaba junto con todo lo que la gente
tanto desea. Pero el que hace lo que a Dios le agrada vivirá para siempre.
Iglesia, por eso es muy importante saber escuchar a Jesús, para que
podamos echar la red en su nombre
Lucas 5:1-5 Cierto día, mientras Jesús predicaba en la orilla
del mar de Galilea,* grandes multitudes se abalanzaban sobre él para escuchar
la palabra de Dios. Jesús notó dos barcas vacías en la orilla porque los pescadores las habían
dejado mientras lavaban sus redes. Al subir a una de las barcas, Jesús le pidió a Simón,* el dueño de la barca, que la empujara al agua. Luego
se sentó en la barca y desde allí enseñaba a las multitudes. Cuando terminó de hablar, le dijo a Simón: —Ahora ve a las aguas más profundas y echa
tus redes para pescar. —Maestro —respondió Simón—, hemos trabajado mucho
durante toda la noche y no hemos pescado nada. Pero, si tú lo dices, echaré las
redes nuevamente.
La fe viene cuando se oye la
palabra de Dios, para retenerla y ponerla en práctica.
Solo así podemos tener un
anhelo profundo para oír la voz de Dios.
La Biblia dice
que la gente se amontonaba para oír las enseñanzas de Jesús.
Ellos
anhelaban la palabra del Señor.
El salmista
dice:
Salmos 119:101-104 Me negué a andar por cualquier mal camino, a fin
de permanecer obediente a tu palabra. No me he apartado de tus ordenanzas, porque me has enseñado bien. ¡Qué dulces son a mi paladar tus palabras!; son más dulces que
la miel. Tus
mandamientos me dan entendimiento; ¡con razón detesto cada camino
falso de la vida!
Muchos son los creyentes,
que siguen haciendo lo que su carne desea que hagan.
Son y siguen siendo esclavos
de satanás.
No tienen
fuerzas para decir: NO MÁS, ya que son dominados por la naturaleza carnal.
Estos continúan jugando a
ser cristianos, cuando en realidad son marranos.
Es decir:
cerdos apoderados de espíritus inmundos, listos y preparados para lanzarse al precipicio
del 2020, donde le espera el peñasco para ser destrozado, y tener una vida peor
que la anterior.
Yo no entiendo, porque una
persona que no desea obedecer la palabra de Dios, va a la iglesia.
Cuando en realidad, no
escucha la palabra de Dios, para ponerla en práctica.
Pero si quiere
que otros, de su misma familia, se sometan y asista a la iglesia, cuando estos
ni siquiera cumple la palabra de Dios. ¿A que juegan? Es la pregunta.
El salmista
dijo:
Me negué a andar por cualquier mal camino, a fin de permanecer
obediente a tu palabra.
Genesaret, significa:
“Jardín de riquezas”, “Jardín del príncipe”, y esto es lo que ellos allí
encontrarían: a Jesucristo, el Hijo de Dios, enseñando las riquezas de la
revelación del reino de Dios.
Jesús está
enseñando en todo lugar, en todo momento, en toda circunstancia, a través de
sus sermones y su ejemplo, pero en aquellos días así como hoy, no siempre
estamos dispuestos a aprender.
Fácilmente las
circunstancias adversas nos afligen, y nos perdemos de grandes enseñanzas.
Por eso, muchas veces NO
podemos superar la dificultad.
Y no podemos
porque no aprendemos la enseñanza contenida en la Palabra de Dios, para superar
las prueba.
Jesús por medio de la
palabra nos enseña desde la dificultad.
Su palabra dice:“ellos lavaban
sus redes” y “nada habían pescado”,
Es decir: Había desánimo,
decepción, y fatiga.
Pero Jesús, les
enseñaba desde su lugar de trabajo: la barca.
Así hace con
nosotros.
Nos sigue enseñando, ya que
Él nunca dejará de ser nuestro Maestro; pero debemos tener un corazón dispuesto
a aprender, obedecer, ser manso y humilde.
Tengamos
presente que la fe es una prueba de confianza donde el discípulo deposita su
corazón en las palabras de su Maestro.
El apóstol Pedro, venía de
pescar toda la noche.
Las redes estaban ya lavadas
y Jesús le ordena volver a pescar.
Jesús era
Maestro de las Escrituras y no pescador, sin embargo Pedro le dice: “en tu palabra echaré la red”.
Hermano, la obediencia y la
fidelidad debe imponerse sobre la razón.
Pues el razonamiento
es un obstáculo para los milagros, y así como Pedro en dicha ocasión,
obedezcamos a pesar de las adversidades.
Si realmente desean tener un
cambio positivo en tu vida este año, eso depende de ti mismo.
Gracia y Paz.
Pastor y Administrador, Rogers
infante.
Que Dios te bendiga.
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