EN
LA INTIMIDAD Y LA OBEDIENCIA HACIA DIOS
Gracia y Paz para todos
mis hermanos en la obra de Dios Padre y de su Hijo Jesucristo, el cordero
inmolado que hoy se encuentra sentado a la diestra de su Padre, y que al sonar
de la séptima trompeta vendrá a juzgar a este mundo y su maldad.
Gen 12:10 En aquel tiempo, un hambre terrible azotó la tierra de Canaán
y obligó a Abram a descender a Egipto, donde vivió como extranjero.(11) Al
acercarse a la frontera de Egipto, Abram le dijo a su esposa Sarai: «Mira, tú
eres una mujer hermosa. (12) Cuando los egipcios te vean, dirán: “Ella es su
esposa. ¡Matémoslo y entonces podremos tomarla!”. (13) Así que, por favor,
diles que eres mi hermana. Entonces me perdonarán la vida y me tratarán bien
debido al interés que tienen en ti».
En Génesis 12:2 Dios le había prometido a
Abraham, ” Y
haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás
bendición”; sin embargo Abraham
tuvo temor por lo que le pudiera hacer el Faraón.
Este varón de Dios, distrajo su mirada y la
colocó en su mujer, y no en Dios.
Él tenía que tener presente la promesa que
Dios le había dado.
Pero Abraham, no las tuvo en cuenta por temor
a perder su vida y su mujer.
Hoy en día son muchos los
creyentes que tienen su mirada en las cosas del mundo y no en la promesa que
Dios les ha dado.
Si mi vida espiritual es completa ante Dios,
y estoy caminando bajo su obediencia y fidelidad, mi relación con Dios debe ser
íntima y armoniosa.
Si mi vida espiritual es completa, las
relaciones con otras personas van a ser completas.
La situación de Abraham es sorprendente
porque al final Dios es el que le cuida la vida, al final Dios cumple su
promesa y preserva la vida de Abraham.
En
otras palabras: no dependió su vida de Abraham mismo, sino de la promesa
de Dios.
Lo que determina nuestra vida son las
promesas de Dios, no las situaciones actuales que se presenten, así parezcan
difíciles o imposibles, es más real y verdadero lo que Dios promete que lo que
nos esté sucediendo a nuestro alrededor.
Es
decir: Que lo que determina una correcta relación íntima con
Dios, es el nivel de confianza y obediencia que tengas en él.
Tenga presente que todas las promesas de
Dios, primeramente se derivan de su conocimiento y sabiduría.
Es
decir: Que a través de Jesús, es cuando inicio mi relación con Dios.
Y a través del conocimiento de su Palabra, es
cuando tengo claridad de lo que Dios es y lo que quiere de mí.
Porque al confiar profundamente
en lo que Dios me dice, eso me
impulsa a que yo debo llevarlo a la
práctica diariamente.
Y la práctica de sus principios
me consolida y me hacen permanecer constante y bendecido en todos los aspectos
de mi vida.
Mire si usted no confía en Dios, ¿para qué ora?
Si no le eres fiel y obediente, ¿para que buscar su presencia?
Si no he sido transformado, ¿Por qué finjo lo que no soy?
Por eso y más Dios nos da hoy
un ultimátum, en el que nos informa que confiemos hoy más que nunca en la
transformación que produce tomar confiadamente sus promesas, a través de su
Hijo Jesús.
Ore siempre a Dios y dígale:
"Señor, Padre celestial, propongo hoy guardar mi
corazón sólo para ti, guardar mi pensamiento en tu palabra, buscar en cada
decisión de mi vida tu guía, para obedecerte, serte fiel y no fallarte nunca,
Amén"
Si usted no hizo esta oración, o no le dio la
gana, entérese que tienes un problema muy grande entre su “YO” y su intimidad ante Dios.
En otras palabras,
usted no está confiando en Dios.
Busquemos
en la palabra de Dios: Daniel 1:8
Dan 1:8 Sin embargo, Daniel estaba decidido a no contaminarse con la
comida y el vino dados por el rey. Le pidió permiso al jefe del Estado Mayor
para no comer esos alimentos inaceptables.
El Profeta Daniel era un joven que vivió en
la época en que Israel fue arrasado por Babilonia.
Daniel, era un joven
que propuso en su corazón apartarse para Dios.
Es
decir: hacer solo la voluntad de Dios.
El significado de lo que hizo Daniel de no
contaminarse con la comida del Rey representa la decisión de obedecer y hacer
la voluntad de Dios.
El Profeta Daniel obedece a
Dios, apartándose de hacer lo mismo que hacía la gente sin el conocimiento de
Dios.
Esta
gente eran los babilonios.
Babilonia representa el mundo corrupto con
sus vicios y costumbres.
Son personas que viven haciendo
lo que se les da la gana.
En
otras palabras, son personas que viven en su propio “YO”.
Como si no existiera un Dios
todo poderoso.
Estas personas andan dando rienda suelta a
sus propios deseos y pecados.
Pero Daniel se propone vivir para agradar a
Dios guardando su corazón, su mente y su alma.
El libro de proverbios 4:20 declara:
Pro 4:20 Hijo mío, presta atención a lo que te digo. Escucha atentamente mis palabras. (21) No las pierdas de vista. Déjalas llegar hasta lo profundo de tu
corazón, (22) pues traen vida a quienes las encuentran y dan salud a todo
el cuerpo. (23) Sobre todas las cosas
cuida tu corazón, porque éste determina el rumbo de tu vida. (24) Evita toda expresión perversa; aléjate de las palabras corruptas. (25)
Mira hacia adelante y fija los ojos en lo que está frente a ti. (26) Traza un
sendero recto para tus pies; permanece en el camino seguro. (27) No te desvíes,
evita que tus pies sigan el mal.
Amen.
En otras palabras este maravilloso proverbio,
nos está mostrando de una forma, que todo hijo de Dios, debe tener una gran y
segura intimidad con Dios.
Por eso cuando imitamos de una vez y para
siempre el comportamiento de Daniel, debemos apartar nuestro corazón de todo
aquello que nos invite a desobedecer a Dios.
Así mismo, tengamos presente en
nuestra mente que la obediencia y la fidelidad es algo que debemos practicar a
diario, pero que inicia con un corazón que se entrega totalmente a Jesús y se
aparta obedeciendo todo lo que agrada a Dios.
La pregunta que nos debemos hacer es la
siguiente:
¿Hemos entregado verdaderamente
nuestro corazón a Jesús y nos hemos apartado para él? El primer paso es guardar nuestro corazón y
nuestro pensamiento, buscando su Palabra, para obedecerla y serle fiel, para
que nuestra Alma este segura en su presencia.
Iglesia, anhele y sin
excusa, todos los días de su vida, la presencia de Dios.
Dígale: Señor anhelo estar todo el día en tu
presencia, viviendo en integridad de corazón, permíteme estar atento a tus
palabras y acciones, dame la conciencia espiritual para vivir conforme a tus
principios, y así hacer tu santa voluntad. Amén."
Vamos
a Daniel 6:10, 16, 22.
Dan 6:10 Sin embargo, cuando Daniel oyó que se había firmado la ley, fue a su
casa y se arrodilló como de costumbre en la habitación de la planta alta, con
las ventanas abiertas que se orientaban hacia Jerusalén. Oraba tres veces al
día, tal como siempre lo había hecho, dando gracias a su Dios.
Dan 6:16 Entonces, finalmente el rey ordenó que arrestaran a Daniel y lo
arrojaran al foso de los leones. El rey le dijo: «Que tu Dios, a quien sirves
tan fielmente, te rescate».
Dan 6:22 Mi Dios envió a su ángel para cerrarles la boca a los leones, a fin de
que no me hicieran daño, porque fui declarado inocente ante Dios y no he hecho
nada malo en contra de usted, su Majestad.
Hermosa
historia bíblica.
Pero la verdad del asunto es que hoy en día
vivimos en un mundo donde todo se vende y se compra.
Un mundo donde a todo se le ha dado un valor
económico.
Un mundo donde si se quiere algo el factor
para obtenerlo según las costumbres del mundo es el dinero.
Lastimosamente son muchos los
que han cedido sus principios por dinero o influencias.
Los principios de Dios no son negociables.
Daniel prefirió ser devorado que romper sus
principios.
Él estaba seguro de la decisión que tomaba,
porque confiaba en Dios.
En
otras palabras: Daniel nunca perdió la confianza en que Dios lo podía
librar.
¿Cómo está tu confianza en Dios?
Apreciado hermano que me escuchas hoy, Dios ve las intenciones del corazón de cada creyente.
Y cuando Dios las ve, protege íntegramente la
vida y salud de sus hijos fieles.
Esta es la verdadera actitud de
cómo debemos obedecer a Dios.
Aun si la muerte nos asedia por causa de
hacer su voluntad.
Aun en medio del chisme, la difamación, la
calumnia y la oscuridad.
Como hijos de Dios y estudiosos
de su palabra, debemos resistir hasta la última gota de sangre, obedeciendo
fielmente lo que su palabra nos enseña.
Si llegamos a negociar los principios
Bíblicos que hemos adquirido al recibir a Jesús en nuestro corazón, ¿qué somos hoy nosotros verdaderamente?
Recuerde que un verdadero hombre o una mujer
seguidor de Cristo se conocen por sus principios.
Es
decir: su conducta, testimonio y responsabilidad.
Los principios de Dios son eternos,
constantes, perdurables; si tomamos sus principios en nuestra vida, todo lo que
hagamos será reflejo de poner en práctica su consejo.
Los principios y valores que aprendemos a través de la Palabra
de Dios son el verdadero tesoro.
Y en ese tesoro usted encontrara la verdadera
riqueza que nos dará éxito en todo lo que emprendamos, y al mismo tiempo nos
sostendrá en medio de las tribulaciones de la vida según el Salmos 15:2-5.
Sal 15:2 Los que llevan una vida intachable y hacen lo correcto, los que
dicen la verdad con corazón sincero. (3) Los que no se prestan al chisme ni le
hacen daño a su vecino, ni hablan mal de sus amigos. (4) Los que desprecian a
los pecadores descarados, y honran a quienes siguen fielmente al SEÑOR y
mantienen su palabra aunque salgan perjudicados. (5) Los que prestan dinero sin
cobrar intereses y no aceptan sobornos para mentir acerca de un inocente. Esa
gente permanecerá firme para siempre.
Cuando nuestros principios son tentados o
atacados.
Cuando tenemos instantes en que el mundo o
nuestra vieja naturaleza nos impulse a ceder en nuestros principios humanos.
Inmediatamente debemos actuar como Daniel.
Es
decir: Debemos arrodillarnos y clamar a Dios, por medio de
Jesucristo.
Para que sea Dios quien tome
Juicio contra aquellos que nos difaman y planean algún tipo de mal contra
nosotros.
Debemos arrodillarnos
ante Dios, para que nos de
la fortaleza espiritual, y así resistir toda adversidad del enemigo.
Debemos arrodillarnos
para no negociar, ni ceder
un centímetro los principios que nos enseña Dios en su Palabra.
Mire un incrédulo no se puede arrodillar ante
Dios, porque este no ha recibido a Cristo en su corazón y no está caminando en
obediencia.
Pero si lo hace, sin haber recibido a cristo,
sus oraciones no serán escuchadas.
Y si pide que oren por este, Dios impedirá
que algunos de sus siervos lo hagan.
Jeremías 7:16-24 »Jeremías, no ores más por este pueblo. No llores ni
ores por ellos y no me supliques que los ayude, porque no te escucharé. (17)
¿Acaso no ves lo que están haciendo en las ciudades de Judá y en las calles de
Jerusalén? (18) ¡Con razón estoy tan enojado! Mira cómo los hijos juntan leña y
los padres preparan el fuego para el sacrificio. Observa cómo las mujeres
preparan la masa para hacer pasteles y ofrecérselos a la reina del cielo. ¡Y
derraman ofrendas líquidas a sus otros dioses-ídolos! (19) ¿Soy yo al que ellos
perjudican? —pregunta el SEÑOR—. Más que nada se perjudican a sí mismos, para
su propia vergüenza». (20) Así que esto
dice el SEÑOR Soberano: «Derramaré mi terrible furia sobre este lugar. Sus
habitantes, animales, árboles y cosechas serán consumidos con el fuego
insaciable de mi enojo». (21) Esto dice
el SEÑOR de los Ejércitos Celestiales, Dios
de Israel: «¡Tomen sus ofrendas quemadas y los demás sacrificios y
cómanselos ustedes mismos! (22) Cuando saqué a sus antepasados de Egipto no
eran ofrendas quemadas ni sacrificios lo que deseaba de ellos. (23) Esto les
dije: “Obedézcanme, y yo seré su Dios, y
ustedes serán mi pueblo. ¡Hagan todo lo que les diga y les irá bien!”. (24)
»Pero mi pueblo no quiso escucharme. Continuaron haciendo lo que querían,
siguiendo los tercos deseos de su malvado corazón. Retrocedieron en vez de ir
hacia adelante.
Cuando vendemos nuestros principios a Satanás, esta son las
consecuencias.
Primero
su intimidad con Dios, se pierde completamente.
Su
seguridad con Dios, desaparece.
Sus
oraciones no serán escuchadas.
Y su “YO”
prevalecerá reemplazando la presencia de Cristo en su corazón, para darle el
toque final que es la muerte espiritual en usted.
Por eso todas las cosas debemos hacerla a la manera de Dios.
Pídale siempre a Dios, en
oración:
Señor quiero hacer las cosas a tu manera,
como a ti te agrada que las haga, siguiendo tus principios. Enséñame cada día
tu Palabra por tu Santo Espíritu y guíame a comprender tus principios para
aplicarlos en mi vida diaria y así hacer tu santa voluntad fielmente. Amén.
Juan 14:1-2 »No dejen que el corazón se les llene de angustia; confíen
en Dios y confíen también en mí. (2) En el hogar de mi Padre, hay lugar más que
suficiente.* Si no fuera así, ¿acaso les habría dicho que voy a prepararles un
lugar?*
Es claro que todos buscamos paz y felicidad.
Todos trabajamos por
tener éxito y prosperidad en todo lo que hacemos.
La pregunta es con que medio lo estamos
buscando.
Si a la manera del mundo, buscando la
felicidad en las cosas materiales y en los deseos pasajeros de la carne (Propios
deseos pecaminosos), o a la manera de Dios.
El hombre al buscar la felicidad a la manera
del mundo, lo único que halla al final es incertidumbre y un vacío en su
corazón.
Jesús, el hijo de Dios, nos promete que si estamos unidos a él,
tendremos verdadera paz, verdadera felicidad.
Pero debemos tener valor frente a las
dificultades del mundo, ya que la verdadera felicidad no consiste en la
ausencia de problemas y dificultades, si no en enfrentarlos, reconociendo una
gran verdad.
Y esa gran verdad es que Jesús ya venció todos los poderes que
gobiernan este mundo.
Jesús nos promete que en él somos más que vencedores.
Esto es muy práctico en nuestras vidas.
¿Cómo enfrentamos una mala noticia,
un problema económico o una perdida?
¿Cómo lo enfrentas, Unidos a
Cristo o en nuestra fuerza?
Posiblemente muchos son los que lo hacen siguiendo
lo que dice el mundo.
Esto es ¿con su
filosofía de vida, o como lo hace Dios?
Iglesia, No es a nuestra manera, por esto
debemos cambiar nuestra forma de pensar, de hablar y de actuar para hacerlo a
la manera de Dios.
La palabra de Dios dice:
Tito 2:11-14 Pues la gracia de Dios ya ha sido revelada, la cual trae
salvación a todas las personas. (12) Y se nos instruye a que nos apartemos de
la vida mundana y de los placeres pecaminosos. En este mundo maligno, debemos
vivir con sabiduría, justicia y devoción a Dios, (13) mientras anhelamos con
esperanza ese día maravilloso en que se revele la gloria de nuestro gran Dios y
Salvador Jesucristo. (14) Él dio su vida para liberarnos de toda clase de
pecado, para limpiarnos y para hacernos su propio pueblo, totalmente comprometidos
a hacer buenas acciones.
En
otras palabras: La gracia de Dios se ha manifestado para salvación de
nuestras almas, pero también para que podamos vivir de manera correcta.
Esta manera correcta no es vivirla en
nuestras fuerzas, pues nadie puede en sus propias fuerzas obligarse a hacer
algo que no tiene en su interior.
Sin embargo nosotros cuando creímos en Jesús
hemos recibido su Santo Espíritu y la capacidad de vivir en libertad.
Esto ocurre cuando abandonamos los deseos de
la carne, no cumpliendo sus exigencias temporales y alimentando el espíritu a
través de la Palabra y la oración.
Tenga presente que por estas dos prácticas de
vida somos corregidos y llevados a vivir en equilibro, sin fanatismos
religiosos pero también sin libertinajes.
Dicho de otra manera y
para terminar:
Debemos en todo momento Amar a Dios y hacer
su santa voluntad en todo por medio de cristo. Amen.
Gracia y Paz
Pastor y administrador Rogers
Infante
Que sea Dios quien derrame Bendiciones
a mis hermanos en la fe.
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