RESPONSABILIDAD.
Gracia y Paz para todos
mis hermanos en la obra de Dios Padre y de su Hijo Jesucristo, el cordero
inmolado que hoy se encuentra sentado a la diestra de su Padre, y que al sonar
de la séptima trompeta vendrá a juzgar a este mundo y su maldad.
Padre, en el nombre de Jesús, te doy gracias
por todo lo que me has dado, en especial a mis seres queridos, dame la
sabiduría para aportar a sus vidas y ser luz para ellos. Amén"
Mat 25:14-30 »También el
reino del cielo puede ilustrarse mediante la historia de un hombre que tenía
que emprender un largo viaje. Reunió a sus siervos y les confió su dinero
mientras estuviera ausente. (15) Lo dividió en proporción a las capacidades de
cada uno. Al primero le dio cinco bolsas de plata;* al segundo, dos bolsas de
plata; al último, una bolsa de plata. Luego se fue de viaje. (16) »El siervo
que recibió las cinco bolsas de plata comenzó a invertir el dinero y ganó cinco
más. (17) El que tenía las dos bolsas de plata también salió a trabajar y ganó
dos más. (18) Pero el siervo que recibió una sola bolsa de plata cavó un hoyo
en la tierra y allí escondió el dinero de su amo. (19) »Después de mucho
tiempo, el amo regresó de su viaje y los llamó para que rindieran cuentas de
cómo habían usado su dinero. (20) El siervo al cual le había confiado las cinco
bolsas de plata se presentó con cinco más y dijo: “Amo, usted me dio cinco
bolsas de plata para invertir, y he ganado cinco más”. (21) »El amo lo llenó de
elogios. “Bien hecho, mi buen siervo fiel. Has sido fiel en administrar esta
pequeña cantidad, así que ahora te daré muchas más responsabilidades. ¡Ven a
celebrar conmigo!”*. (22) »Se presentó el siervo que había recibido las dos
bolsas de plata y dijo: “Amo, usted me dio dos bolsas de plata para invertir, y
he ganado dos más”. (23) »El amo dijo: “Bien hecho, mi buen siervo fiel. Has
sido fiel en administrar esta pequeña cantidad, así que ahora te daré muchas
más responsabilidades. ¡Ven a celebrar conmigo!”. (24) »Por último se presentó
el siervo que tenía una sola bolsa de plata y dijo: “Amo, yo sabía que usted
era un hombre severo, que cosecha lo que no sembró y recoge las cosechas que no
cultivó. (25) Tenía miedo de perder su dinero, así que lo escondí en la tierra.
Mire, aquí está su dinero de vuelta”. (26) »Pero el amo respondió: “¡Siervo
perverso y perezoso! Si sabías que cosechaba lo que no sembré y recogía lo que
no cultivé, (27) ¿por qué no depositaste mi dinero en el banco? Al menos
hubiera podido obtener algún interés de él”. (28) »Entonces ordenó: “Quítenle
el dinero a este siervo y dénselo al que tiene las diez bolsas de plata. (29) A
los que usan bien lo que se les da, se les dará aún más y tendrán en
abundancia; pero a los que no hacen nada se les quitará aun lo poco que tienen.
(30) Ahora bien, arrojen a este siervo inútil a la oscuridad de afuera, donde
habrá llanto y rechinar de dientes”.
El hombre es un ser responsable moralmente
por todo aquello que hemos recibido de parte de Dios.
En cada decisión que tomamos somos agentes
morales libres de decidir, pero tenemos que tener presente las consecuencias de
nuestra actitud y decisiones para con Dios y el mundo.
Al creernos sabios en nuestra propia opinión
y no tomar la dirección de Dios, fallamos, no porque Dios nos haya enviado un
mal, sino porque no acatamos su advertencia que es para vida.
Dios no quiere que tomemos caminos de muerte,
el desea que le obedezcamos y confiemos en Él, plenamente.
En otras palabras:
el desea que
le seamos fiel en todo.
Aunque desafortunadamente, son muchos los
creyentes que ignoran ser fiel en todo, para no hacer la voluntad de Dios, sino
su propia voluntad.
Y no solo hacer su propia voluntad, sino que
arrastran y enseñan a otros, a que actúen igual que ellos.
En otras palabras se convierten en maestros
fraudulentos y engañadores.
Pero de eso tendremos que dar cuentas en el tribunal de cristo.
Por eso es muy importante para el cristiano
nacido verdaderamente de nuevo, colocar toda decisión, acción y proyectos en
manos de Dios, para que Él también nos de la sabiduría de administrar las
bendiciones que en su misericordia y amor trae a nuestras vidas.
Todos sabemos que las bendiciones
que hoy tenemos, se las debemos a Dios.
Él es el que reparte y Él es
quien recoge.
Al igual que los tres siervos, cada uno de
nosotros tendrá que estar delante de Jesús, en su segunda venida, para rendirle
cuentas de todo lo que hemos hecho hasta el último día de nuestra vida, aquí en
la tierra.
Debemos saber que de todas las bendiciones
que hemos adquirido en esta tierra, necesita de su poder y su Palabra para
actuar sabiamente y no volver a fallar, y mucho menos repetir el error que hizo
este tercer siervo malo.
En la parábola de los talentos, en Mateo 25:14-30,
el Señor entrega talentos de acuerdo a la capacidad de cada quien.
Pero es absolutamente de nuestra responsabilidad,
que cada uno de nosotros debemos entregarle a Dios lo que realmente le
corresponde, no solo es cuidar los que nos confió, sino administrarlos y hacer
crecer lo que Dios nos da.
El día que vayamos a partir de este mundo,
nada nos vamos a llevar.
Y digo nada, porque es allí donde nos damos
cuenta que todo lo que hemos adquirido se queda en esta tierra, porque todo le
pertenece a Dios.
La única diferencia es que cada uno de
nosotros debemos administrar bien y ser buenos mayordomos, para cuando venga
ese día de partir, podamos escuchar de parte de Dios:
“Bien hecho, mi buen siervo
fiel. Has sido fiel en administrar esta pequeña cantidad, así que ahora te daré
muchas más responsabilidades. ¡Ven a celebrar conmigo!”*.
Cuando obedecemos y le somos fiel a la
iglesia, lo que estamos haciendo es edificando a las personas que están en
nuestra vida.
En otras palabras lo que estamos
haciendo es que les enseñamos la Palabra de vida para que den fruto y tengan
éxito.
El éxito se logra
cuando actuamos y obedecemos al pie de la letra lo aprendido.
Así mismo es el Reino de los Cielos, solo los
que obedecen y son fieles, tendrán parte en el Reino de los cielos.
En la palabra de Dios, no hay ni existe una sola frase que diga
que los que hacen las cosas a medias heredaran la gloria.
Solo el enemigo, satanás, es el único que
puede colocar en la mente de las personas que haciendo lo que consideren que es
así, podrán tener la dicha de la gloria de Dios. Eso mi querido hermano es
falso.
Tengamos presente que la parábola no sólo se
aplica a cosas materiales, también a dones y talentos que Dios nos ha dado y
que es nuestra responsabilidad desarrollar y perfeccionar.
Si vamos a ayudar a una persona no creyente o
separada de la iglesia de cristo, lo importante aquí, NO es ayudar
monetariamente, sino decirle que se arrepienta y vuelva a los caminos de Dios.
Si esta no lo hace, es entendible que no le
interesa estar en la presencia de Dios.
Por consiguiente, no debemos ser partícipes
de sus decisiones, que ante el mundo parecen buenas, pero ante Dios, son
perversas y malas.
Lo conveniente de acuerdo a la palabra de Dios,
es advertirle del mal que están haciendo y se arrepientan, si no lo hacen,
debemos nosotros apartarnos de ellos, como lo dice la palabra de Dios.
Ya que el que no está en la presencia de
Dios, es porque está en la presencia del maligno.
Es momento de mostrar que Cristo vive en
nosotros, valorando todo lo que Dios coloca en nuestras vidas y al mismo tiempo
enseñando a otros el verdadero arrepentimiento por medio de la fe en Jesús.
Tito 3:3-11 En otro tiempo
nosotros también éramos necios y desobedientes. Fuimos engañados y nos
convertimos en esclavos de toda clase de pasiones y placeres. Nuestra vida
estaba llena de maldad y envidia, y nos odiábamos unos a otros. (4) Pero:
«Cuando Dios nuestro Salvador dio a conocer su bondad y amor, (5) él nos salvó,
no por las acciones justas que nosotros habíamos hecho, sino por su
misericordia. Nos lavó, quitando nuestros pecados, y nos dio un nuevo
nacimiento y vida nueva por medio del Espíritu Santo.* (6) Él derramó su
Espíritu sobre nosotros en abundancia por medio de Jesucristo nuestro Salvador.
(7) Por su gracia él nos declaró justos y nos dio la seguridad de que vamos a
heredar la vida eterna». (8) Esta declaración es digna de confianza, y quiero
que insistas en estas enseñanzas, para que todos los que confían en Dios se
dediquen a hacer el bien. Estas enseñanzas son buenas y de beneficio para
todos. (9) No te metas en discusiones necias sobre listas de linajes
espirituales* o en riñas y peleas acerca de la obediencia a las leyes judías.
Todo esto es inútil y una pérdida de tiempo. (10) Si entre ustedes hay
individuos que causan divisiones, dales una primera y una segunda advertencia.
Después de eso, no tengas nada más que ver con ellos. (11) Pues personas como
ésas se han apartado de la verdad y sus propios pecados las condenan.
Entonces que volvemos a ver en estos
versículos.
Lo que vemos es claro y que no podemos
ignorar.
Que cada uno de nosotros somos responsables
moralmente por el incumplimiento de la palabra de Dios.
En otras palabras: No podemos culpar a Dios y a los demás por
las cosas que nos suceden pues son consecuencia de nuestras decisiones.
Debemos aceptar nuestras faltas y pecados,
luego debemos arrepentirnos, acudiendo a la misericordia de Dios, que es nueva
cada día y posteriormente convertirnos en buenos mayordomos y siervos fieles
ante Cristo y su Iglesia.
Lamentaciones 3:22-29 ¡el
fiel amor del SEÑOR nunca se acaba!* Sus misericordias jamás terminan. (23)
Grande es su fidelidad; sus misericordias son nuevas cada mañana. (24) Me digo:
«El SEÑOR es mi herencia, por lo tanto, ¡esperaré en él!». (25) El SEÑOR es
bueno con los que dependen de él, con aquellos que lo buscan. (26) Por eso es
bueno esperar en silencio la salvación que proviene del SEÑOR. (27) Y es bueno
que todos se sometan desde temprana edad al yugo de su disciplina: (28) que se
queden solos en silencio bajo las exigencias del SEÑOR. (29) Que se postren
rostro en tierra pues quizá por fin haya esperanza.
En Génesis 3, cuando el hombre desobedece a Dios,
engañado por Satanás, no reconoce su estado si no que se oculta, luego cuando
es confrontado por Dios, se pasan la culpa de uno a otro.
Si leemos detenidamente Génesis 3:12-13.
Génesis 3:12-13 El hombre
contestó: —La mujer que tú me diste fue quien me dio del fruto, y yo lo comí. (13)
Entonces el SEÑOR Dios le preguntó a la mujer: —¿Qué has hecho? —La serpiente
me engañó —contestó ella—. Por eso comí.
Detengámonos un momento a observar cómo se
“auto justifican”, culpándose el uno al otro y luego culpando a Dios con decir "La
serpiente me engañó, y comí.”,
Es cierto que la serpiente utilizó mentiras.
Pero ¿acaso el
hombre no pudo confiar en el mandato de Dios frente a lo que Satanás les
ofrecía?
Hoy en día, se repite esta condición, esta
tendencia a cometer el mismo error.
Cuando Dios nos habla a través de la Biblia
nos dice la verdad.
Y por no obedecer la verdad, nos escondemos
de Dios.
Pero lo peor no es esconderse de Dios, sino
que el hombre sigue obedeciendo a satanás en todo, para no obedecer los
mandatos y obligaciones que Dios tiene estipulado en su palabra.
El mundo obedece al maligno “Satanás”, por eso no le he fiel a
Dios.
En cambio sabiendo lo que han hecho, se
remuerden la conciencia tapándose con la religión, incluso ocultando sus
rostros y prefieren por medio del vicio, la droga, el alcohol, deudas,
parrandas, adulterios, mentiras, fornicaciones, engaños, murmuraciones y
tradiciones, entre otras, obedecer al diablo que someterse a la voluntad de
Dios y recibir bendiciones que son justas y perfectas.
Romanos 1:20 Pues, desde la
creación del mundo, todos han visto los cielos y la tierra. Por medio de todo
lo que Dios hizo, ellos pueden ver a simple vista las cualidades invisibles de
Dios: su poder eterno y su naturaleza divina. Así que no tienen ninguna excusa
para no conocer a Dios.
En otras palabras,
culpan a los demás por lo que están haciendo ellos mismos.
Son mentirosos, fornicarios, cometen
cualquier pecado, y luego vienen inmediatamente a sus mente “fue que él o ella me engaño”.
En otras palabras hacen lo que romanos 1:21
dice:
Romanos 1:21-22 Es cierto,
ellos conocieron a Dios pero no quisieron adorarlo como Dios ni darle gracias.
En cambio, comenzaron a inventar ideas necias sobre Dios. Como resultado, la
mente les quedó en oscuridad y confusión. (22) Afirmaban ser sabios pero se
convirtieron en completos necios.
Iglesia, Tomemos en serio la responsabilidad
por lo que hacemos, actuamos, pensamos o decidimos.
Para esto necesitamos estar siempre en la luz de Cristo.
En Mateo 4, cuando Jesús, se enfrentó a Satanás,
nos mostró el camino.
Jesús, no falló, sino que mediante la palabra
de Dios, ajustado y obedeciendo al mandato escrito, no permitió el engaño de
Satanás ni en su mente, ni mucho menos en su corazón.
Jesús venció por nosotros, luego
en la cruz selló la victoria sobre el pecado.
Es decir: Que
no es en nuestra humana condición o con esfuerzos morales que enfrentamos la
responsabilidad de nuestros actos, sino que debemos acercarnos a la cruz, a
Jesús, con un corazón arrepentido y pedirle un cambio radical en nuestra mente
y nuestro corazón.
Solo así podemos serle fieles en todo.
Cuando tenemos un nuevo nacimiento en Cristo
y un nuevo corazón que no se deje engañar, nuestros pensamientos siempre van a
estar dispuesto a ayudar para crecer y fortalecer la obra de Dios. Amen.
Gracia y Paz
Pastor y administrador Rogers
Infante
Que Dios derrame Bendiciones a mis
hermanos en la fe.
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