LLENOS DE LA
PALABRA DE DIOS PARA ENFRENTAR LAS DIFICULTADES
Hechos 4:24-31 Cuando los creyentes oyeron las noticias, todos juntos
alzaron sus voces en oración a Dios: «Oh
Soberano Señor, Creador del cielo y de la tierra, del mar y de todo lo que hay
en ellos, hace mucho tiempo tú hablaste por el Espíritu Santo
mediante nuestro antepasado David, tu siervo, y dijiste: “¿Por qué estaban tan
enojadas las naciones? ¿Por qué perdieron el tiempo en planes inútiles? Los reyes de la tierra se prepararon para la batalla, los gobernantes se
reunieron en contra del SEÑOR y en
contra de su Mesías* »De hecho, ¡eso ha ocurrido aquí en esta misma ciudad!
Pues Herodes Antipas, el gobernador Poncio Pilato, los gentiles* y el pueblo de
Israel estaban todos unidos en contra de Jesús, tu santo siervo, a quien tú
ungiste. Sin embargo, todo lo que hicieron ya estaba
determinado de antemano de acuerdo con tu voluntad. Y ahora, oh Señor, escucha sus amenazas y danos a
nosotros, tus siervos, mucho valor al predicar tu palabra. Extiende tu mano con poder sanador; que se hagan señales milagrosas y maravillas por
medio del nombre de tu santo siervo Jesús». Después de esta oración, el lugar donde
estaban reunidos tembló y todos fueron llenos del Espíritu Santo. Y predicaban
con valentía la palabra de Dios.
Después del milagro hecho
por Pedro y Juan al sanar a un cojo, viene una gran controversia para los
apóstoles, se les prohíbe predicar en el nombre de Jesús.
En esta
situación difícil convocaron a toda la iglesia a orar, para fortalecer su fe y
para no desanimarse por la oposición que algunas personas pretendían actuar
contra al evangelio.
La respuesta a
esta oración no se hizo esperar por parte del Señor, los ungió con el poder del
Espíritu Santo para que siguieran testificando de su Palabra, con más denuedo,
fuerza y valentía.
A partir de ese momento se
manifestó con más contundencia el poder de Dios en medio de su iglesia
naciente.
Fueron llenos del Espíritu
Santo y experimentaron su plenitud, se volvieron más intrépidos para proclamar
la Palabra de Dios, fortalecieron su unidad, se dice que eran “de un solo corazón y un alma”.
En otras
palabras: Hubo una sumisión sobrenatural al Señor, se volvieron más productivos
ya que obtuvieron más frutos en la obra de Dios, fueron más generosos para
entregar sus vidas, su tiempo y sus recursos en favor del evangelio.
¿Cuándo nos
hallamos ante pruebas que debilitan nuestra fe?
¿Qué actitud están
tomando las personas que no se quieren someter a la palabra de Dios?
Podemos estar temerosos e
inseguros y vacilar en nuestra fe, o por el contrario, buscamos con más ahínco
el rostro del Señor para que nos revista de su Espíritu y poder para enfrentar
cualquier situación.
Pero la
realidad es que sólo la oración del verdadero cristiano puede darnos la
victoria sobre cualquier problema.
Hay muchas cosas que se
oponen a nuestra fe, entre ellas esta:
El mundo y sus deseos.
Nuestra débil carne y el
enemigo que siempre pondrá personas y situaciones difíciles, para hacernos caer
en desánimo.
Por eso
mientras que los verdaderos cristianos obedecemos primeramente a Dios, nuestras
convicciones deben prevalecer frente a todo lo que se levante en contra de Dios
y en contra de nosotros.
Lo que sí es seguro es que
de la manera como oremos entregados a Dios y haciendo su voluntad, así mismo Él,
nos garantiza la victoria.
Hoy más que
nunca los cristianos verdaderos, debemos reunirnos para orar y contra restar a
los falsos creyentes que entran encubiertamente a la iglesia con el fin de
destruirla, no teniendo en cuenta que la destrucción de ellos ya inicio en sus
casas.
Y así prevalecerá la iglesia
de cristo.
Isaías 40:7-8 La hierba se seca y las flores se marchitan
bajo el aliento del SEÑOR. Y así sucede también con los seres
humanos. La hierba se
seca y las flores se marchitan, pero la palabra de nuestro Dios permanece para
siempre».
Lo lindo de todo esto, es
que mientras algunos vuelven al mundo, los verdaderos cristianos seguimos
pidiendo sabiduría y fortaleza para llevar su mensaje a nuestras familias y
conocidos.
Solo así nos llenamos de valor
para enfrentar nuestros temores frente a las dificultades.
Proverbios 11:8-11 Los justos son rescatados de
dificultades, y éstas caen sobre los perversos. Los que no tienen a Dios destruyen a sus amigos con sus
palabras, pero el conocimiento rescatará a los justos. Toda la ciudad festeja cuando el justo triunfa; grita de
alegría cuando el perverso muere. Los ciudadanos
íntegros son de beneficio para la ciudad y la hacen prosperar, pero las
palabras de los perversos la destruyen.
¿Qué tan importante son las palabras que salen de
nuestra boca?
Jesús lo dijo claramente en
Mateo 15:11,18-19
Mateo 15:11 Lo que entra por la boca no es lo que los
contamina; ustedes se contaminan por las palabras que salen de la boca».
Mateo 15:18-19 Pero las palabras que ustedes dicen
provienen del corazón; eso es lo que los contamina. Pues del corazón salen los malos pensamientos, el
asesinato, el adulterio, toda inmoralidad sexual, el robo, la mentira y la
calumnia.
Las palabras pueden usarse
como herramientas o como armas.
Con ella podemos edificar y
edificarnos, y también podemos construir relaciones verdaderas.
Pero también
se puede herir a los demás, porque los murmuradores y detractores saben que son
hijos de satanás.
La Escritura hoy nos exhorta
a ser rectos en nuestra manera de hablar, edificando con nuestras palabras.
2Timoteo 4:1-5 En presencia de Dios y de Cristo Jesús —quien un día juzgará a los
vivos y a los muertos cuando venga para establecer su reino —te pido
encarecidamente: predica la
palabra de Dios. Mantente preparado, sea o no el tiempo oportuno. Corrige,
reprende y anima a tu gente con paciencia y buena enseñanza. Pues llegará el tiempo en que la gente no escuchará
más la sólida y sana enseñanza. Seguirán sus propios deseos y buscarán maestros
que les digan lo que sus oídos se mueren por oír. Rechazarán la verdad e irán tras de mitos. Pero tú debes mantener la mente clara en toda
situación. No tengas miedo de sufrir por el Señor. Ocúpate en decirles a otros
la Buena Noticia y lleva a cabo todo el ministerio que Dios te dio.
Cuando leemos unas palabras
como estas, podemos entender que la bendición de los rectos se expresa
mostrando el carácter de Cristo e influenciando nuestro entorno con su Palabra,
por eso dice que con la bendición y el bien de los rectos la ciudad se alegra y
se engrandece.
Contrario con
los impíos, que por la perversidad de su corazón expresan palabras de mentira,
rebelión, contención, pecado, destruyendo y trastornando todo a su paso.
Lo que si es
cierto y nunca podrán cambiar es que el fruto de sus labios trae ruina, ira,
hambre, falta de esperanza, violencia, temor y muerte para sí mismos.
Tengamos cuidado al hablar
porque las palabras nos distinguen.
Dice la Biblia que tenemos
el poder de dar vida o de destruir.
Por eso un consejo de Pablo
es que andemos como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en
toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios.
Colosenses 1:9-10 Así que, desde que supimos de
ustedes, no dejamos de tenerlos presentes en nuestras oraciones. Le pedimos a
Dios que les dé pleno conocimiento de su voluntad y que les conceda sabiduría y
comprensión espiritual. Entonces la
forma en que vivan siempre honrará y agradará al Señor, y sus vidas
producirán toda clase de buenos frutos. Mientras tanto, irán creciendo a medida
que aprendan a conocer a Dios más y más.
Cuando la Palabra de Dios
abunda en nuestro corazón, el cristiano camina expresamente en la obediencia y
la fidelidad.
Cuando esto
sucede, saldrán palabras sabias, valiosas y edificantes que sólo traerán
bendición a nuestro ser, familia y entorno.
Esto sucede porque es la
palabra de Dios, la que transforma para bien.
Por eso le doy gracias a
Dios, que lo que el mundo no puede hacer por mi esposa e hijos, la palabra de
Dios lo ha hecho.
Hoy somos un hogar
compenetrado en obediencia y fidelidad ante Dios y eso es bendición para
nuestra vida.
¿Cómo está tu
familia en estos momentos?
¿Realmente da
testimonio que cristo está en ti?
¿Cómo es tu
caminar, tu pensar y tu actuar dentro y fuera de la iglesia?
1Juan 1:5-7 Éste es el mensaje que oímos de
Jesús* y que ahora les declaramos a ustedes: Dios es luz y en él no hay nada de
oscuridad. Por lo tanto,
mentimos si afirmamos que tenemos comunión con Dios pero seguimos viviendo
en oscuridad espiritual; no estamos practicando la verdad. Pero, si vivimos en la luz, así como Dios
está en la luz, entonces tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesús,
su Hijo, nos limpia de todo pecado.
La perfección de la
naturaleza de Dios es absoluta, es luz, es bondad, no hay tinieblas, ni nada
imperfecto en Él.
Dios es la
bondad misma, revelada en la creación.
No sólo del
hombre sino de todas sus criaturas.
Su primera manifestación de
bondad fue en la creación.
Cada cosa que hizo fue
buena, lo expresa Génesis 1:31
Génesis 1:31 Entonces Dios miró todo lo que había hecho, ¡y vio que era
muy bueno! Y pasó la tarde y llegó la mañana, así se cumplió el sexto día.
Cuanto más nos contemplamos
a nosotros mismos por nuestra fidelidad y obediencia ante la iglesia de cristo,
vemos más claramente la bondad de Dios en nosotros.
Somos su creación más
sublime.
Nos hizo a su semejanza.
Por eso el
verdadero cristiano posee un cuerpo que manifiesta la bondad de Dios en todas y
cada una de nuestras partes.
Y finalmente
nuestro cuerpo al ser lleno de la presencia de Jesús, este tiene un propósito y
es que funciona de manera espiritualmente extraordinaria.
Fuimos diseñados para ser
perfectos.
La bondad debería entonces
estar presente en nuestro carácter, sin embargo no es así.
Ya que el pecado nos separó
de nuestra fuente de bondad y por eso muchos están llenos de maldad.
La Biblia dice
que bueno no hay ni uno solo.
La bondad de
Dios está presente en todas las cosas creadas tales como:
La naturaleza, La fauna, La
flora, Los ríos, que son cosas que deleitan nuestros sentidos y que nos llevan
a reconocer su grandeza.
Salmos 145:5-7 Meditaré* en la gloria y la majestad de tu
esplendor, y en tus maravillosos milagros. Tus obras imponentes estarán en boca de todos; proclamaré tu
grandeza. Todos contarán la historia
de tu maravillosa bondad; cantarán de alegría acerca de tu justicia.
Por su bondad no hemos sido
consumidos.
Por amor a la humanidad,
envió a su Hijo a morir por todos los hombres, sin importar raza, tribu, lengua
o nación.
Jesucristo es la bondad
manifestada de Dios.
Tito 2:11-13 Pues la gracia de Dios ya ha sido revelada, la cual trae salvación a todas las
personas. Y se nos
instruye a que nos apartemos de la vida mundana y de los placeres pecaminosos.
En este mundo maligno, debemos vivir con sabiduría, justicia y devoción a Dios, mientras anhelamos con esperanza ese día maravilloso
en que se revele la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.
Desde el mismo momento en
que recibimos a Cristo en nuestro corazón empezamos a disfrutar la infinita
bondad del Dios de Amor y Justicia.
El Espíritu Santo nos va
dando a conocer los cambios y las transformaciones que se opera en nosotros,
producto del amor incondicional de aquel que vino a darnos vida en abundancia.
La gratitud
debe ser nuestra respuesta a la bondad de Dios.
Su bondad es
la esencia de nuestra confianza en Él, ya que permanece para siempre.
Él renueva su
misericordia todos los días, su bondad nos hace vivir confiados.
Su misericordia debe significar
paz y seguridad para nosotros, pero debemos recordar que Dios también es fuego
consumidor y no pasará por inocente al culpable, en su infinito amor quiere que
todos los hombres se arrepientan y se acojan a su misericordia.
Gracia y Paz.
Pastor y
Administrador, Rogers Infante H.
Que Dios te bendiga.
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