QUE SOMOS: ¿VERDADEROS
O FALSOS?
Oremos.
"Señor, haz de mí un
nuevo hombre que evidencie con mi testimonio de vida que soy tuyo y que tu
Espíritu habita en mí. Amén."
Busquemos en
la palabra de Dios.
Romanos 2:13-15 Pues el simple acto de escuchar la ley no nos hace justos
ante Dios. Es obedecer la ley lo que nos hace justos ante sus ojos. Aun los
gentiles, quienes no cuentan con la ley escrita de Dios, muestran que conocen
esa ley cuando, por instinto, la obedecen aunque nunca la hayan oído. Ellos demuestran que tienen la ley de Dios escrita en el corazón, porque su propia conciencia y
sus propios pensamientos o los acusan o les indican que están haciendo lo
correcto.
Romanos 2:28-29 Pues no se es un verdadero judío sólo por
haber nacido de padres judíos ni por haber pasado por la ceremonia de la
circuncisión. No, un
verdadero judío es aquel que tiene el corazón recto a
los ojos de Dios. La verdadera circuncisión no consiste meramente en obedecer
la letra de la ley, sino que es un cambio en el corazón, producido por el
Espíritu de Dios. Y una persona con un corazón transformado busca* la
aprobación de Dios, no la de la gente.
Cuando leemos estos
versículos podemos entender claramente que no nos hace cristianos el pertenecer
a un grupo o denominación determinada.
Por eso al asistir
a un lugar no nos dice que somos justificados ante Dios.
La verdadera
justificación es ser renovados ante Dios.
Es ser
obediente y fiel a sus estatutos y normas establecidas en la palabra de Dios.
Un verdadero cristiano
siempre está atento a congregarse para crecer espiritualmente.
Aunque no debemos dejar de
congregarnos para seguir creciendo, no es el exterior lo que mira el Señor,
sino nuestro corazón.
Hebreos 10:24-29 Pensemos en maneras de motivarnos unos a otros a realizar
actos de amor y buenas acciones. Y no
dejemos de congregarnos, como lo hacen algunos, sino animémonos unos a otros, sobre todo
ahora que el día de su regreso se acerca.
Queridos amigos, si seguimos pecando a propósito después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda
ningún sacrificio que cubra esos pecados. Sólo queda la terrible expectativa del juicio de Dios y el fuego violento
que consumirá a sus enemigos. Pues todo el que rehusaba obedecer la ley
de Moisés era
ejecutado sin compasión por el testimonio de dos o tres testigos. Piensen, pues, cuánto mayor
será el castigo para quienes han pisoteado al Hijo de Dios y han considerado la
sangre del pacto —la cual nos hizo santos —como si fuera algo vulgar e inmundo,
y han insultado y despreciado al Espíritu Santo que nos trae la misericordia de
Dios.
Que maravillosa son estas
palabras que provienen del Dios mismo y que nos motiva a congregarnos y a
seguir sus preceptos.
En otras
palabras, somos salvos porque perseveramos y obedecemos a Dios, a su Palabra y
guardamos sus principios en nuestro corazón.
¿Qué nos hace
salvos y verdaderos cristianos?
La fe en su hijo Jesucristo,
como nos explica claramente Efesios capítulo 2.
¿Qué evidencia
que somos verdaderos cristianos e hijos de Dios?
Nuestra Fidelidad, obediencia
y nuestro amor al prójimo.
Por eso y
mucho más el verdadero cristiano siempre pone a Dios por encima de las
tradiciones y vagabunderías de este mundo.
En pocas palabras: Nunca se
olvida de Dios.
Deuteronomio 8:11- »Sin embargo, ¡ese es el momento
cuando debes tener mucho cuidado! En tu abundancia, ten cuidado de no olvidar
al SEÑOR tu Dios al desobedecer los mandatos, las ordenanzas y los decretos que
te entrego hoy. Pues cuando te
sientas satisfecho y hayas prosperado y edificado casas hermosas donde vivir, cuando
haya aumentado mucho el número de tus rebaños y tu ganado, y se haya
multiplicado tu plata y tu oro junto con todo lo demás, ¡ten mucho cuidado! No te vuelvas orgulloso en esos días y entonces
te olvides del SEÑOR tu Dios, quien te rescató de la esclavitud en la tierra de
Egipto. No olvides que
él te guió por el inmenso y terrible desierto, que estaba lleno de
escorpiones y serpientes venenosas, y que era tan árido y caliente. ¡Él te dio
agua de la roca! En el
desierto, te alimentó con maná, un alimento desconocido para
tus antepasados. Lo hizo para humillarte y para ponerte a prueba por tu propio
bien. Todo esto lo hizo para que nunca se
te ocurriera pensar: “He conseguido toda esta riqueza con mis
propias fuerzas y energías”.
Acuérdate del SEÑOR tu Dios. Él es quien te da
las fuerzas para obtener riquezas, a fin de cumplir el pacto que les confirmó a
tus antepasados mediante un juramento. »Pero una cosa te aseguro: si alguna vez
te olvidas del SEÑOR tu Dios y sigues a otros dioses, y les rindes culto y te
inclinas ante ellos, sin duda serás destruido. Tal como el SEÑOR destruyó a otras naciones en tu paso,
así también tú serás destruido si te niegas a obedecer al SEÑOR tu Dios.
Como podemos ver y palpar, las
situaciones difíciles por las que pasamos son la forma en que es corregido
nuestro corazón, si a la par estamos aferrados a Dios y a su Palabra.
Muchas veces
por medio de situaciones caóticas y complicados Dios prepara nuestro corazón
para recibir una responsabilidad mayor, una bendición o una misión especial.
Si hemos puesto nuestra
confianza en Dios, sabemos que Él actúa aun en medio de la prueba, moldeando
nuestra vida conforme a sus propósitos.
Mateo 6:33 Busquen el reino de Dios* por encima de todo
lo demás y lleven una vida justa, y él les dará todo lo que necesiten.
Por esto debemos agradecer
aún en medio de problemas o necesidades, y siempre con toda oración y ruego
presentar nuestras debilidades y dificultades ante Dios, por medio de
Jesucristo.
Con toda
certeza sabemos que Él está atento a nuestras oraciones por nuestra obediencia
y fidelidad.
Y su mano es
poderosa para sacarnos de cualquier situación por oscura que parezca.
Sabemos que sus promesas son
verdad y Él es nuestro ayudador, pero no nos olvidemos cuando seamos
bendecidos, cuando seamos saciados, que fue gracias a su mano poderosa.
En todo caso por
nuestra obediencia, acordémonos de nuestro Dios no sólo en las dificultades,
sino con más atención en la abundancia, puesto que ésta sólo ha sido posible
gracias a Él.
Por tal razón, cada cristiano
verdadero, debe reparar diariamente el altar de nuestro corazón, ya que cada
día que pasa, el enemigo siempre intentara dañarlo.
2Cr 15:1-8 Luego el Espíritu de Dios vino sobre Azarías, hijo de
Obed, y salió al encuentro
del rey Asa cuando este volvía de la batalla. «¡Escúcheme, Asa! —le gritó—.
¡Escuchen todos ustedes de Judá y de Benjamín! ¡El SEÑOR permanecerá con
ustedes mientras ustedes permanezcan con él! Cada vez que lo busquen, lo
encontrarán; pero si lo abandonan, él los abandonará a ustedes. Por mucho tiempo los israelitas estuvieron sin el
verdadero Dios, sin sacerdote que les enseñara y sin la ley que los instruyera;
pero cada vez que estaban en dificultades y
se volvían al SEÑOR, Dios de Israel, y lo buscaban, lo encontraban. »En esos
tiempos oscuros no se podía viajar con seguridad y los problemas perturbaban a
los habitantes de todos los países. Nación luchaba contra nación, ciudad contra
ciudad, porque Dios las afligía con todo tipo de dificultades; pero en cuanto a ustedes, sean fuertes y valientes porque
su trabajo será recompensado». Cuando Asa oyó este mensaje de Azarías el
profeta,* se armó de valor y quitó todos los ídolos detestables de la tierra de
Judá y de Benjamín, así como de las ciudades que había conquistado en la zona
montañosa de Efraín. Además reparó el altar del SEÑOR que estaba frente a la
antesala del templo del SEÑOR.
Que podemos decir de esto:
En este pasaje se muestra
las consecuencias de no buscar a Dios.
Tribulación, falta de paz,
desasosiego, destrucción y turbación con toda clase de calamidades.
Iglesia, Fuimos
diseñados para depender de nuestro Creador.
Por eso es tan
importante el lugar que le damos a Dios en nuestra vida.
Estará con
nosotros si le buscamos con todo nuestro corazón y seremos hallados por Él.
Quizás como el pueblo de
Judá, llevamos mucho tiempo separado del verdadero Dios, buscando respuesta en
otras personas o cosas que se han vuelto nuestros ídolos.
Los consejos
que hemos oído no son los más adecuados porque nos hemos apartado de la Palabra
de Dios.
Bien dice el Señor
Jesucristo “separados
de mí nada podéis hacer”.
Es una realidad que trae
confusión y caos a nuestra vida espiritual y personal.
Aquí mismo el
Señor nos da la solución para salir de la crisis espiritual y es el ejemplo de
Asa: cobró ánimo y quitó los ídolos abominables que estaban alejando a su
pueblo de Dios.
¿Qué o cual es la
situación o distracción que te está alejando de la presencia de Dios?
Lo primero que debemos hacer es cambiar nuestra actitud y
quitar de nuestro corazón todo aquello que está ocupando el lugar que le
corresponde a Dios.
Lo Segundo: “Reparar el altar de Dios”.
En otras palabras: es
esforzarnos y no desmayar hasta ver restaurada nuestra relación personal con
Dios.
Dios es fiel
con el que le busca genuinamente y traerá bendición y recompensa al que es
firme y constante en sus caminos.
Dios ama a que
le obedece, por eso siempre hará lo indecible para que volvamos nuestro rostro
a Él y abandonemos toda idolatría.
Así mismo, usará su Palabra
o circunstancias para que entendamos la gravedad de vivir sin Él.
Por eso y más, pidamos a
Dios que abra nuestros oídos espirituales como lo hizo Asa y tomemos decisiones
determinantes para darle un vuelco total a nuestra vida.
Convirtámonos
en reformadores de nuestro entorno.
Asa empleó
toda su autoridad real e influencia para ser un reformador.
Erradicó todo
vestigio de idolatría y pecado en su tierra y trajo bendición sobre su pueblo.
La renovación espiritual
debe llevarnos a una nueva dedicación y devoción a Dios, que marque la
diferencia y nos lleve a disfrutar la vida abundante que Jesús nos ofrece.
Mantengamos
contacto con personas llenas del Espíritu Santo que pueden hablar a nuestro
corazón y sigamos el consejo de Dios.
Con regularidad saquemos más
tiempo para orar y meditar la Palabra de Dios.
Recordemos 2 Crónicas 16:9a
y disfrutemos de las bendiciones de ser fieles:
2Cronicas 16:9 Los ojos del SEÑOR recorren
toda la tierra para fortalecer a los que tienen el corazón totalmente
comprometido con él. ¡Qué necio has sido! ¡De ahora en adelante estarás en
guerra!».
Cuando tenemos el corazón totalmente, pero
totalmente entregado a Dios, Él nos fortalece y nos da las provisiones que
necesitamos.
Pero
a los necios, solo les vendrá calamidad y guerra.
2Timoteo 1:9-10 Pues Dios nos salvó y nos llamó
para vivir una vida santa. No lo hizo porque lo mereciéramos, sino porque ése
era su plan desde antes del comienzo del tiempo, para mostrarnos su gracia por
medio de Cristo Jesús. Y ahora todo
esto él nos lo ha hecho evidente mediante la venida de Cristo Jesús, nuestro
Salvador. Destruyó el poder de la muerte e iluminó el camino a la vida y a la
inmortalidad por medio de la Buena Noticia.
No había nadie más que nos
hubiera podido salvar del pecado que nos condenaba, de la esclavitud de
nuestros deseos, de nuestro egoísmo y de nuestra religiosidad enferma.
Sólo Dios con
su propio brazo vino a salvarnos por medio de Jesucristo.
Y así mismo llegó
en el momento propicio para darnos vida eterna.
Él es mi Salvador, mi
verdadero héroe, su poder y su amor no hay quien los iguale.
Entonces: ¿Quién hay que salve a quien está condenado, a quien no
merece por sus obras ser salvado?
Sólo nuestro Señor
Jesucristo nos salvó de una manera asombrosa pero dolorosa.
Él tomó
nuestro lugar, tomó en sí mismo nuestra carga para que nosotros no nos hundiéramos
en el abismo y nos sacó a la orilla, rescatándonos de nuestra vana manera de
vivir.
1Pedro 1:18-19 Pues ustedes saben que Dios pagó un rescate
para salvarlos de la vida vacía que heredaron de sus antepasados. Y el rescate
que él pagó no consistió simplemente en oro o plata sino que fue la preciosa sangre de Cristo, el Cordero de
Dios, que no tiene pecado ni mancha.
Amada Iglesia, para concluir
este mensaje, deseo decir que es el momento de aceptar este llamamiento eterno,
aceptando en nuestra vida al Salvador, que nos salvó a nosotros no por nuestras
obras, sino que el mismo Señor redime el alma de sus siervos fieles y no será
condenado ninguno de los que en Él se refugian verdaderamente y lo ponen de
primero.
Salmos 34:18-22 El SEÑOR está cerca de los que tienen
quebrantado el corazón; él rescata a los de espíritu destrozado. La persona íntegra enfrenta
muchas dificultades, pero el SEÑOR llega al rescate en cada ocasión. Pues el SEÑOR protege los huesos de los justos; ¡ni uno solo es
quebrado! Sin duda, la
calamidad alcanzará a los perversos, y los que odian a los
justos serán castigados. Pero el SEÑOR redimirá a
los que le sirven; ninguno que se refugie en él será
condenado.
Él por lo tanto es nuestro
Salvador y nuestro héroe, y nosotros, los que hacemos su santa voluntad y
caminamos en la obediencia y fidelidad, somos sus redimidos.
Gracia y Paz.
Pastor y Administrador, Rogers Infante.
Que Dios te bendiga.
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